Actualizado el domingo, 27 octubre, 2024
El capitalismo mas salvaje da una vuelta de tuerca a todo y convierte la pobreza en algo estético y cool. Balenciaga es la nueva polémica surgida en el corazón de la moda pero la glamourización de la pobreza lleva años entre nosotros como un curioso fenómeno digno de estudio
Dolce & Gabbana también ha protagonizado el retorno del denominado «gueto chic» o del «embellecimiento» y la glorificación de una estética de pobreza.
Dolce & Gabanna no son los únicos que sacan partido a la pobreza
Todo comenzó este verano en Milán, cuando el empresario boliviano Guido Fuentes, dueño de Guido Models, subió al escenario para Dolce & Gabanna a modelos de la «villa miseria» más céntrica de Buenos Aires, la zona más empobrecida del centro de la capital argentina. El revuelo mediático fue inmediato: había detractores y seguidores; y, por eso, la marca italiana no dudó en desmentir su vinculación con Guido Models.
Por su parte, Guido Fuentes asegura que su empresa tan solo intenta darle una segunda oportunidad a las jóvenes del barrio —muchas de ellas no han tenido ni siquiera una primera oportunidad— para que se desarrollen profesionalmente lejos de las drogas, los robos u otros tipos de estigmatización a la que se ven sometidos los jóvenes de esta zona tan empobrecida. Solo hay que tener en cuenta que el 70% de los estudiantes abandonan sus estudios.
Balenciaga y su culto a la glamourización de la pobreza
Gueto chic
Otras firmas y diseñadores han explotado hasta la saciedad el «gueto chic». Por ejemplo, llama la atención la estilista Miyako Bellizzi, que utiliza a amas de casa del gueto con más delincuencia y pobreza de Los Ángeles como inspiración.
Otra campaña impactante es la de Calvin Klein y Aoko Su, en la que las modelos aparecen vestidas de presidiarias amenazándose con navajas.
También se han puesto de moda los «modelos» sin techo, como Cheng Guorong, conocido como Brother Sharp, o Slavik, al que el fotógrafo Yurkov Dyachyshyn ha llegado a definir como «el vagabundo más estiloso del mundo» por cambiarse varias veces al día y no escarbar en la basura ni llevar bolsas.
La modelo Erin Wasson o la diseñadora Vivienne Westwood también han reconocido haberse inspirado en el look «sin techo». Pero el colmo de la frialdad está en el monedero de George Skelcher llamado Lucky Beggar o mendigo afortunado.
¿Qué opinas tú de estas polémicas prendas?
Una respuesta a «El capitalismo salvaje que convierte en «cool» la pobreza»