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Los Grandes Modelos Mentales: Sistemas y Matemáticas

05/03/2022 by María Hidalgo

Mere­ce ser compartido:

Actua­li­za­do el Sun­day, 6 March, 2022

La inte­gra­ción de mode­los men­ta­les de sis­te­mas y mate­má­ti­cas pue­de ayu­dar­lo a supe­rar los pun­tos cie­gos en su pen­sa­mien­to. Desa­fía tu pers­pec­ti­va del mun­do refle­xio­nan­do sobre él a tra­vés de la len­te de la teo­ría de sis­te­mas. Los mode­los de las mate­má­ti­cas tam­bién pue­den ayu­dar­lo a ser más tole­ran­te y mejo­rar sus capa­ci­da­des crea­ti­vas. Al inte­grar mode­los de estas dis­ci­pli­nas tan­to como sea posi­ble, se ase­gu­ra­rá de mejo­rar sus habi­li­da­des para resol­ver pro­ble­mas y tomar decisiones.

The Great Men­tal Models Volu­me: Sys­tems and Mathe­ma­tics (por Rhian­non Beau­bien y Rosie Leiz­ro­wi­ce) es el ter­cer libro de una serie que mues­tra cómo se pue­den apli­car mode­los men­ta­les de varias dis­ci­pli­nas para rea­li­zar cam­bios posi­ti­vos en su vida. Este volu­men se cen­tra en mode­los men­ta­les de sis­te­mas y mate­má­ti­cas. Demues­tra cómo pue­de usar herra­mien­tas cog­ni­ti­vas para mejo­rar todo, des­de la toma de deci­sio­nes y las rela­cio­nes has­ta la ali­men­ta­ción salu­da­ble y la pro­duc­ti­vi­dad personal.

__ ¿Qué des­cu­bri­rás en este post? __

  • Ser mejor para abor­dar, resol­ver y pre­ve­nir pro­ble­mas en la vida cotidiana
  • Cuan­tos más mode­los men­ta­les pue­da com­pren­der, mejo­res serán sus habi­li­da­des para resol­ver problemas
  • Iden­ti­fi­que los bucles de retro­ali­men­ta­ción correc­tos para ajus­tar su pro­pio éxi­to, así como el de los demás
  • Impul­se sus capa­ci­da­des de inno­va­ción al pre­ve­nir y apro­ve­char los cue­llos de botella
  • Reduz­ca el ries­go y pre­ven­ga desas­tres sabien­do cuán­do incor­po­rar un mar­gen de seguridad
  • Cons­tru­ya algo­rit­mos con­fia­bles en su men­te para mejo­rar sus posi­bi­li­da­des de éxito
  • Adop­te la alea­to­rie­dad para mejo­rar su creatividad
  • Cose­che ganan­cias expo­nen­cia­les al rein­ver­tir en expe­rien­cias que se combinan
  • Amplíe su com­pren­sión del mun­do a tra­vés del poder del muestreo
  • Pon en prác­ti­ca tus mode­los mentales

Ser mejor para abordar, resolver y prevenir problemas en la vida cotidiana

Si algu­na vez con­du­jo un auto­mó­vil, sabe acer­ca de los pun­tos cie­gos: las par­tes de la carre­te­ra que no pue­de ver a tra­vés del para­bri­sas. Para tener una idea com­ple­ta de su entorno, debe mirar por los espe­jos retro­vi­so­res y late­ra­les, así como por enci­ma del hombro.

De mane­ra simi­lar, para obte­ner una com­pren­sión más com­ple­ta del mun­do, debe mirar­lo de más de una mane­ra. Al cul­ti­var una varie­dad de mode­los men­ta­les, redu­ci­rá los pun­tos cie­gos en su pensamiento.

Un mode­lo men­tal es un mar­co con­fia­ble de cómo fun­cio­na algo. Ya usas mode­los men­ta­les para pro­ce­sar cog­ni­ti­va­men­te el mun­do que te rodea. Pero al incor­po­rar mode­los men­ta­les más fuer­tes y diver­sos de varias dis­ci­pli­nas, pue­de nave­gar por el mun­do de mane­ra aún más efec­ti­va. En los siguien­tes con­se­jos cien­tí­fi­cos, des­cu­bri­rá sie­te de los mode­los men­ta­les bási­cos de dos dis­ci­pli­nas: el pen­sa­mien­to sis­té­mi­co y las mate­má­ti­cas. Verá cómo pue­de apli­car estos mode­los para mejo­rar su capa­ci­dad tan­to para resol­ver pro­ble­mas como para pre­ve­nir­los en pri­mer lugar.

Los Grandes Modelos Mentales: Sistemas y Matemáticas 1

Cuantos más modelos mentales pueda comprender, mejores serán sus habilidades para resolver problemas

Ima­gi­na que tie­nes una caja de herra­mien­tas, pero solo tie­ne un mar­ti­llo. Eso será útil cuan­do nece­si­tes cla­var un cla­vo. Pero, ¿qué pasa cuan­do nece­si­tas apre­tar un tor­ni­llo? Un mar­ti­llo no ser­vi­rá de mucho; en esa situa­ción, lo que nece­si­tas es una lla­ve inglesa. 

Su caja de herra­mien­tas de cono­ci­mien­to fun­cio­na de la mis­ma mane­ra. Todo el mun­do uti­li­za un con­jun­to de herra­mien­tas men­ta­les, tam­bién cono­ci­das como mode­los men­ta­les , para com­pren­der el mun­do. Pero cada mode­lo es útil para dife­ren­tes pro­ble­mas y situa­cio­nes. La mejor mane­ra de mejo­rar la cali­dad de su pen­sa­mien­to es ampliar su reper­to­rio de mode­los mentales. 

El mun­do es increí­ble­men­te com­ple­jo. Cons­tan­te­men­te pre­sen­ta a la men­te huma­na can­ti­da­des abru­ma­do­ras de infor­ma­ción. Los mode­los men­ta­les son herra­mien­tas para sim­pli­fi­car todos esos datos en por­cio­nes orga­ni­za­das que pue­des dige­rir mentalmente.

La mayo­ría de las per­so­nas se adhie­ren a un con­jun­to espe­cí­fi­co de mode­los men­ta­les, gene­ral­men­te de su dis­ci­pli­na dada. Si eres psi­có­lo­go, pro­ba­ble­men­te pen­sa­rás en tér­mi­nos de incen­ti­vos. Si eres bió­lo­go, pen­sa­rás en tér­mi­nos de evo­lu­ción. Si eres inge­nie­ro, pen­sa­rás en tér­mi­nos de sis­te­mas. Todos estos mode­los son úti­les por­que son repre­sen­ta­cio­nes dura­de­ras de cómo fun­cio­na el mun­do; nun­ca cambiarán. 

Pero, como hemos vis­to, no todas las herra­mien­tas sir­ven para todos los pro­ble­mas. Solo median­te la com­bi­na­ción de mode­los pue­de ampliar su pers­pec­ti­va y obser­var un pro­ble­ma des­de múl­ti­ples ángu­los. De esta mane­ra, serás más hábil para tomar deci­sio­nes que pue­dan gene­rar cam­bios positivos. 

En los siguien­tes con­se­jos cien­tí­fi­cos, nos basa­re­mos en la sabi­du­ría de los mode­los de pen­sa­mien­to sis­té­mi­co y las mate­má­ti­cas en par­ti­cu­lar. Los sis­te­mas exis­ten en todo el mun­do y jue­gan un papel impor­tan­te en su vida coti­dia­na. Las mate­má­ti­cas tam­bién sir­ven para expli­car gran par­te de cómo fun­cio­na el mun­do, uti­li­zan­do patro­nes de lógi­ca. Las dos dis­ci­pli­nas están en gran medi­da inter­co­nec­ta­das, al igual que los pro­pios modelos.

Estas dis­ci­pli­nas pue­den sonar abs­trac­tas al prin­ci­pio. Pero al des­glo­sar cada uno, verá que los mode­los tie­nen apli­ca­cio­nes prác­ti­cas, así como meta­fó­ri­cas, en los com­por­ta­mien­tos e inter­ac­cio­nes dia­rios. Mien­tras tan­to, cuan­to más refle­xio­ne sobre su uso de mode­los men­ta­les indi­vi­dua­les, mejor podrá iden­ti­fi­car cuá­les son los mejo­res para una situa­ción determinada.

Sumer­já­mo­nos.

Infografia de Sesgos Cognitivos Basicos

Identifique los bucles de retroalimentación correctos para ajustar su propio éxito, así como el de los demás

Diga­mos que estás cami­nan­do por la calle cuan­do te encuen­tras con un ami­go. ¿A qué te dedi­cas? Pro­ba­ble­men­te no lo igno­res y sigas ade­lan­te. Esta­rías en todo tu dere­cho de hacer­lo, pero enton­ces tu ami­go se moles­ta­ría. Enton­ces, para evi­tar reac­cio­nes nega­ti­vas, es más pro­ba­ble que te ciñas a las nor­mas socia­les como decir hola. 

Los cir­cui­tos de retro­ali­men­ta­ción, inclui­das cosas como la des­apro­ba­ción social, son un com­po­nen­te común de muchos sis­te­mas en la vida dia­ria. De hecho, los cir­cui­tos de retro­ali­men­ta­ción sir­ven como base para toda civi­li­za­ción. Una vez que comien­ces a bus­car­los, apa­re­ce­rán en todas par­tes. Sin­to­ni­zar cómo fun­cio­nan como un mode­lo men­tal pue­de ayu­dar­lo a modi­fi­car su com­por­ta­mien­to para tener más éxito.

Es útil enten­der que hay dos tipos de bucles de retro­ali­men­ta­ción en la teo­ría de sis­te­mas: equi­li­brio y refuer­zo. 

Por un lado, equi­li­brar la retro­ali­men­ta­ción con­du­ce al equi­li­brio. Pien­sa en cómo fun­cio­na un ter­mos­ta­to. Pri­me­ro, ingre­sa la tem­pe­ra­tu­ra que desea. Para man­te­ner­se en línea con su con­fi­gu­ra­ción, el ter­mos­ta­to usa con­ti­nua­men­te infor­ma­ción sobre la tem­pe­ra­tu­ra ambien­te para ajus­tar la sali­da de su horno. La retro­ali­men­ta­ción de equi­li­brio sue­le ser más útil en sis­te­mas que no fluc­túan demasiado. 

Por otro lado, los bucles de retro­ali­men­ta­ción de refuer­zo con­du­cen a un cam­bio con­ti­nuo en una direc­ción. Esto se pue­de ver en el ciclo de la pobre­za, que se refuer­za a sí mis­mo en res­pues­ta a las limi­ta­das opor­tu­ni­da­des de movi­li­dad social. Es impor­tan­te iden­ti­fi­car los bucles de refuer­zo; salir de ellas sue­le reque­rir la intro­duc­ción de con­di­cio­nes com­ple­ta­men­te nue­vas en lugar de un refuer­zo con­ti­nuo de las mismas.

La apli­ca­ción más prác­ti­ca de los bucles de retro­ali­men­ta­ción es la pro­duc­ti­vi­dad del apren­di­za­je. Tu pri­mer inten­to en cual­quier cosa, ya sea un nue­vo idio­ma o un ins­tru­men­to, no será muy bueno. Pero con cada inten­to, obtie­nes más comen­ta­rios. Si pres­ta aten­ción a esa retro­ali­men­ta­ción y la incor­po­ra a su com­por­ta­mien­to en eta­pas incre­men­ta­les, se vuel­ve más capaz. 

Solo recuer­da que la retro­ali­men­ta­ción inme­dia­ta no es el úni­co tipo al que vale la pena pres­tar­le aten­ción. Par­ti­cu­lar­men­te con sis­te­mas com­ple­jos que tie­nen múl­ti­ples fuen­tes de retro­ali­men­ta­ción, pue­de ser com­pli­ca­do ver que ajus­tar­se a una sola pue­de afec­tar el sis­te­ma en gene­ral. Por ejem­plo, cuan­do comes comi­da cha­ta­rra, hay un gol­pe ins­tan­tá­neo de pla­cer que impli­ca una retro­ali­men­ta­ción posi­ti­va. Pero si repi­te ese com­por­ta­mien­to con el tiem­po, la retro­ali­men­ta­ción podría tener con­se­cuen­cias nega­ti­vas como la dia­be­tes tipo 2. 

Para evi­tar que comien­ce ese ciclo, ase­gú­re­se de que su retro­ali­men­ta­ción ini­cial sea una indi­ca­ción con­fia­ble de los efec­tos a lar­go pla­zo. Para hacer esto, refle­xio­ne sobre los comen­ta­rios que reci­be en la vida coti­dia­na y cómo res­pon­de a ellos. Reco­noz­ca que cuan­to más rápi­do ajus­te su com­por­ta­mien­to de acuer­do con una retro­ali­men­ta­ción con­fia­ble, más efec­ti­vos serán sus esfuerzos.

Infografia de sesgos cognitivos avanzados

Impulse sus capacidades de innovación al prevenir y aprovechar los cuellos de botella

Tal vez haya oído hablar del Ferro­ca­rril Tran­si­be­riano, tam­bién cono­ci­do como el ferro­ca­rril más lar­go del mun­do. Con 9.500 kiló­me­tros, se extien­de por toda Rusia, des­de San Peters­bur­go has­ta el este de Corea del Nor­te. Enton­ces, como pue­de ima­gi­nar, cuan­do el esta­do ruso comen­zó a cons­truir­lo a fines del siglo XIX, el alcan­ce del pro­yec­to era tan gran­de que los retra­sos eran inevitables. 

Había una con­ti­nua esca­sez de mate­ria­les de cons­truc­ción. Tan pron­to como se arre­gló, los retra­sos afec­ta­dos por el cli­ma se afian­za­ron. Una vez que mejo­ró el cli­ma, sur­gió una barre­ra físi­ca: había un enor­me lago en medio del ferro­ca­rril pla­ni­fi­ca­do que reque­ri­ría un redi­se­ño total de la ruta. De hecho, la pri­me­ra vía tran­si­be­ria­na que­dó casi inu­ti­li­za­ble y Rusia tuvo que recons­truir el ferro­ca­rril varias veces. 

Estos pro­ble­mas son ejem­plos de un cue­llo de bote­lla o la par­te más len­ta de un sis­te­ma. Y repa­rar los cue­llos de bote­lla con solu­cio­nes a cor­to pla­zo solo les per­mi­te mul­ti­pli­car­se y mover­se por un sis­te­ma, lo que lle­va a con­se­cuen­cias de lar­go alcance. 

En lugar de abor­dar cada cue­llo de bote­lla tal como apa­re­ce, con­si­de­re el pri­me­ro que encuen­tre como una indi­ca­ción de cue­llos de bote­lla futu­ros. De esta mane­ra, no corre­rá el ries­go de sim­ple­men­te trans­fe­rir el pro­ble­ma a un lugar más adelante.

Cada vez que encuen­tre un cue­llo de bote­lla, pre­gun­te cómo se podría dise­ñar el sis­te­ma para evi­tar ese pro­ble­ma en pri­mer lugar. Aquí es don­de deja de ser un incon­ve­nien­te y se pue­de apro­ve­char para impul­sar la innovación. 

Por ejem­plo, duran­te la Pri­me­ra Gue­rra Mun­dial, muchas per­so­nas, inclui­dos los niños, sufrie­ron des­nu­tri­ción debi­do a la fre­cuen­te fal­ta de dis­po­ni­bi­li­dad de ali­men­tos. Esto lle­vó a un médi­co ale­mán, Kurt Hulds­chinsky, a inves­ti­gar for­mas alter­na­ti­vas de satis­fa­cer las nece­si­da­des nutri­cio­na­les de las per­so­nas. A tra­vés de su inves­ti­ga­ción, des­cu­brió que los nive­les de vita­mi­na D de los niños aumen­ta­ban des­pués de sen­tar­los fren­te a una lám­pa­ra solar. 

Fue un cue­llo de bote­lla, la fal­ta de recur­sos ali­men­ta­rios, lo que lo lle­vó a inno­var una nue­va for­ma de abor­dar el pro­ble­ma de la des­nu­tri­ción. Hoy en día, las lám­pa­ras sola­res se uti­li­zan para tra­tar afec­cio­nes der­ma­to­ló­gi­cas y psi­co­ló­gi­cas por igual. 

Esto demues­tra que los cue­llos de bote­lla no son del todo malos. De hecho, cuan­do no hay cue­llos de bote­lla gra­ves, no hay moti­va­ción para inno­var. Pero cuan­do se enfren­ta a la fal­ta de recur­sos, se ve obli­ga­do a ser más crea­ti­vo, y eso lo deja mejor a lar­go plazo.

Los Grandes Modelos Mentales: Sistemas y Matemáticas 2

Reduzca el riesgo y prevenga desastres sabiendo cuándo incorporar un margen de seguridad

Ima­gí­ne­se que aca­ba de obte­ner una rece­ta médi­ca de su médi­co. Tie­ne dos com­po­nen­tes prin­ci­pa­les: el medi­ca­men­to que se supo­ne que debe tomar y la can­ti­dad que nece­si­ta para tra­tar su dolencia.

Para deter­mi­nar la dosis correc­ta para su tra­ta­mien­to, los far­ma­có­lo­gos tie­nen que hacer dos cálcu­los. Pri­me­ro, cal­cu­lan la can­ti­dad más baja posi­ble de un medi­ca­men­to que pue­de lograr un bene­fi­cio sig­ni­fi­ca­ti­vo. Lue­go, cal­cu­lan la can­ti­dad más gran­de que el pacien­te pro­me­dio podría tomar sin sufrir daño. 

Estos cálcu­los se cono­cen colec­ti­va­men­te como un mar­gen de segu­ri­dad , uno de los mode­los men­ta­les cla­ve en la teo­ría de sistemas. 

Un mar­gen de segu­ri­dad es el espa­cio entre lo que se requie­re que mane­je un sis­te­ma y lo que real­men­te es capaz de mane­jar. Pue­de con­si­de­rar­lo como un amor­ti­gua­dor con­tra lo ines­pe­ra­do, que le deja espa­cio para adap­tar­se cuan­do algo sale mal. 

Cuan­to mayor sea la ame­na­za de falla del sis­te­ma, más impor­tan­te es pla­ni­fi­car para lo peor. Jac­ques Jau­jard, el direc­tor de los Museos Nacio­na­les fran­ce­ses duran­te la Segun­da Gue­rra Mun­dial, lo enten­dió bien. Antes de que comen­za­ra la gue­rra, mucha gen­te esta­ba opti­mis­ta de que los nazis no inva­di­rían París y saquea­rían sus teso­ros artís­ti­cos. Pero Jau­jard tenía menos espe­ran­zas. Anti­ci­pán­do­se al peor de los casos, orde­nó vaciar el Museo del Lou­vre en París.

Por supues­to, no podía estar segu­ro de que los nazis inva­die­ran. Pero la ame­na­za era dema­sia­do gran­de para dejar las cosas al azar. Enton­ces, por extre­ma pru­den­cia, dis­per­só las obras de arte en múl­ti­ples luga­res e inclu­so pidió a los cura­do­res que dur­mie­ran jun­to a las pie­zas más importantes. 

Al final de la gue­rra, los nazis habían saquea­do alre­de­dor de cin­co millo­nes de obras de arte de dife­ren­tes paí­ses. Y, sin embar­go, gra­cias al mar­gen de segu­ri­dad de Jau­jard, la colec­ción del Lou­vre sobrevivió.

Ade­más de pla­ni­fi­car para lo peor, tam­bién pue­de crear copias de segu­ri­dad para hacer que un sis­te­ma sea resis­ten­te en situa­cio­nes de alto ries­go. Si va a hacer un via­je de sen­de­ris­mo en soli­ta­rio en medio de la nada, por ejem­plo, pro­ba­ble­men­te que­rrá lle­var su telé­fono inte­li­gen­te. Pero tam­bién que­rrás herra­mien­tas de comu­ni­ca­ción de res­pal­do, como una radio o un dis­po­si­ti­vo de ras­treo, en caso de que tu telé­fono se que­de sin bate­ría o pier­das la cone­xión a la red.

Des­pués de todo, todos los sis­te­mas fallan en algún momen­to. ​​Si no tie­ne en cuen­ta los már­ge­nes de segu­ri­dad y pre­pa­ra copias de segu­ri­dad, su sis­te­ma está des­ti­na­do a fallar. La cla­ve es anti­ci­par lo peor y planificarlo.

Construya algoritmos confiables en su mente para mejorar sus posibilidades de éxito

Diga­mos que alguien le pide que pre­sio­ne “enter” en su tecla­do cada minu­to, duran­te ocho horas al día. No sue­na como una for­ma terri­ble­men­te emo­cio­nan­te de pasar el tiem­po, ¿ver­dad? Para la mayo­ría de las per­so­nas, par­ti­ci­par en accio­nes repe­ti­ti­vas una y otra vez se vuel­ve abu­rri­do rápidamente. 

Es por eso que codi­fi­ca­mos máqui­nas para que hagan tareas por noso­tros. Para decir­le a esas máqui­nas qué hacer, como pre­sio­nar un botón cada minu­to, usa­mos uno de los mode­los más impor­tan­tes de la civi­li­za­ción huma­na: el algo­rit­mo. 

De hecho, todos los sis­te­mas, no solo las compu­tado­ras, nece­si­tan algo­rit­mos para funcionar. 

Los algo­rit­mos se desa­rro­llan para pro­du­cir una deter­mi­na­da sali­da en res­pues­ta a una entra­da deter­mi­na­da. Pue­de pen­sar en ello como un pro­ce­so si-enton­ces que es con­sis­ten­te­men­te repetible. 

Un algo­rit­mo pue­de ser sim­ple, como un con­jun­to cla­ro de ins­truc­cio­nes para una rece­ta. Jun­tas los ingre­dien­tes, los pasas por un pro­ce­so y, al final, obtie­nes un pas­tel. Un algo­rit­mo tam­bién pue­de ser com­pli­ca­do, como un algo­rit­mo infor­má­ti­co dise­ña­do para pre­de­cir futu­ras ubi­ca­cio­nes de delitos. 

Para tener la mejor opor­tu­ni­dad de lograr un resul­ta­do pre­de­ci­ble, todas las par­tes de un algo­rit­mo deben estar ali­nea­das hacia el mis­mo obje­ti­vo. La pre­gun­ta es, ¿cómo sabe qué entra­das darán como resul­ta­do las sali­das deseadas? 

Bueno, en reali­dad pue­de usar el “pen­sa­mien­to algo­rít­mi­co” para ayu­dar­lo a deci­dir qué entra­das ali­men­tar a su sis­te­ma en pri­mer lugar. 

En la déca­da de 1920, Bayer, una empre­sa far­ma­céu­ti­ca ale­ma­na, ejem­pli­fi­có el poder del pen­sa­mien­to algo­rít­mi­co mien­tras bus­ca­ba una cura para las prin­ci­pa­les infec­cio­nes bac­te­ria­nas, inclui­das la tubercu­losis y la E. coli. Has­ta enton­ces, casi no se habían des­cu­bier­to com­pues­tos anti­bac­te­ria­nos. Así que los cien­tí­fi­cos de Bayer deci­die­ron que pro­ba­rían cada uno de los com­pues­tos quí­mi­cos con­tra las bac­te­rias más letales.

Duran­te la inves­ti­ga­ción, murie­ron miles de rato­nes. Pero a pesar de los resul­ta­dos nega­ti­vos, los cien­tí­fi­cos de Bayer no cam­bia­ron su méto­do. Con­ti­nua­ron pro­ban­do cada quí­mi­co, man­te­nien­do regis­tros cui­da­do­sos de cada prue­ba. Final­men­te, en 1932, la meto­do­lo­gía valió la pena cuan­do Bayer creó el pri­mer anti­bió­ti­co de amplio espec­tro del mundo. 

Esto demues­tra que mien­tras su pro­ce­so algo­rít­mi­co sea pre­ci­so, even­tual­men­te pro­du­ci­rá resul­ta­dos que lo ayu­da­rán a refi­nar sus entradas. 

En otras pala­bras, no nece­si­ta saber las res­pues­tas, solo nece­si­ta un buen algo­rit­mo para encontrarlas.

Adopte la aleatoriedad para mejorar su creatividad

¿Algu­na vez has teni­do uno de esos días en los que todo pare­ce salir mal? En el lap­so de unas pocas horas, pier­de su telé­fono, se gol­pea el dedo del pie, reci­be una mul­ta de esta­cio­na­mien­to y deja caer sus com­pras en un char­co. Sería fácil pen­sar que el mun­do quie­re atraparte. 

Pero esto es solo una ilusión. 

Des­de una pers­pec­ti­va mate­má­ti­ca, su serie de des­gra­cias fue pura alea­to­rie­dad en juego. 

Pue­de pen­sar en la alea­to­rie­dad como, para citar a los auto­res, “lo opues­to a la pre­vi­si­bi­li­dad y el orden”. Mate­má­ti­ca­men­te hablan­do, la vida es aleatoria. 

Pero dado que la men­te huma­na está dise­ña­da para crear orden don­de no lo hay, la ver­da­de­ra alea­to­rie­dad pue­de ser un con­cep­to difí­cil de entender. 

Cuan­do abres un libro de his­to­ria, nota­rás que tie­ne un prin­ci­pio, un medio y un final. Pero este sen­ti­do de orden solo emer­ge en retros­pec­ti­va. En reali­dad, lo que suce­dió en el pasa­do fue alea­to­rio, al igual que los mate­ria­les uti­li­za­dos en el pro­ce­so de escri­tu­ra de la his­to­ria son alea­to­rios. Por ejem­plo, muchos regis­tros his­tó­ri­cos no sobre­vi­ven o son igno­ra­dos. Y, sin embar­go, cuan­do mira­mos hacia atrás en la his­to­ria, ten­de­mos a dige­rir­la como una narra­ti­va estruc­tu­ra­da y con­fia­mos en ella para com­pren­der el mundo.

Es como si la vida te pre­sen­ta­ra un con­jun­to de pun­tos y tu men­te estu­vie­ra cons­tan­te­men­te dibu­jan­do cone­xio­nes entre ellos, inclu­so si no hay nin­guno. Esta lucha por com­pren­der la alea­to­rie­dad sig­ni­fi­ca que, por lo gene­ral, nos com­por­ta­mos de mane­ra más pre­de­ci­ble de lo que pen­sa­mos. Y cuan­do se nos pide que haga­mos una elec­ción al azar, ten­de­mos a caer en cier­tos patro­nes pre­de­ci­bles. Esto es espe­cial­men­te cier­to cuan­do esta­mos bajo presión.

Diga­mos que alguien le pide que eli­ja un núme­ro alea­to­rio entre uno y cin­co. El men­ta­lis­ta y mago cono­ci­do como Bana­chek des­cu­brió que la mayo­ría de la gen­te eli­ge tres. Cuan­do se les pide que nom­bren una for­ma, la mayo­ría de las per­so­nas opta­rán por un cua­dra­do. Para una flor, gene­ral­men­te dirán una rosa.

Esta ten­den­cia hacia la seu­do­alea­to­rie­dad pue­de ser impro­duc­ti­va, par­ti­cu­lar­men­te con esfuer­zos artís­ti­cos. Diga­mos que estás escri­bien­do una nove­la. En lugar de plan­tar­te fren­te a una compu­tado­ra todos los días espe­ran­do que sur­ja la magia, reco­no­ce que las ideas son aleatorias. 

En otras pala­bras, no pro­vie­nen de sen­tar­se en un escri­to­rio. Pue­den venir cuan­do cam­bia un pañal, lava los pla­tos o en su via­je matu­tino. Si apro­ve­cha la alea­to­rie­dad de su pro­ce­so, se per­mi­te ser más crea­ti­vo y se le ocu­rri­rán ideas menos predecibles.

Coseche ganancias exponenciales al reinvertir en experiencias que se combinan

Tal vez usted tie­ne una cuen­ta de aho­rros. Sabes que cuan­to más tiem­po dejes ese dine­ro intac­to, más aho­rros ten­drás. Esto es gra­cias al con­cep­to de inte­rés compuesto. 

La capi­ta­li­za­ción es un mode­lo men­tal cen­tral de los sis­te­mas finan­cie­ros. Indi­ca que cuan­to más tiem­po per­mi­ta que sus ganan­cias se capi­ta­li­cen, más dra­má­ti­ca­men­te aumentarán. 

Pero no es sólo el dine­ro lo que com­po­ne. Todo, des­de el cono­ci­mien­to has­ta las rela­cio­nes, tie­ne una capa­ci­dad de cre­ci­mien­to expo­nen­cial si rea­li­za inver­sio­nes continuas.

Cuan­do el dine­ro que depo­si­ta en su cuen­ta de aho­rros gene­ra intere­ses, por lo gene­ral no lo saca y lo gas­ta de inme­dia­to. El pun­to es con­ti­nuar depo­si­tan­do más dine­ro en su cuen­ta para aumen­tar la can­ti­dad de fon­dos que ganan intereses. 

De la mis­ma mane­ra, para obte­ner ganan­cias cons­tan­tes en su vida coti­dia­na, debe rein­ver­tir con­ti­nua­men­te en su cono­ci­mien­to y expe­rien­cia. A dife­ren­cia del dine­ro, la capi­ta­li­za­ción como mode­lo men­tal no se pue­de apli­car lite­ral­men­te aquí. Des­pués de todo, el cono­ci­mien­to y las rela­cio­nes en reali­dad no se pue­den medir de mane­ra cuan­ti­fi­ca­ble. Pero sigue sien­do una metá­fo­ra increí­ble­men­te útil que pue­de ayu­dar­lo a obte­ner bene­fi­cios a lar­go plazo.

Por un lado, la capi­ta­li­za­ción nos ayu­da a acu­mu­lar más cono­ci­mien­to como socie­dad. Por ejem­plo, duran­te el siglo I EC, los judíos eran en su mayo­ría agri­cul­to­res. Pero su cul­tu­ra tam­bién era la úni­ca que reque­ría que los padres edu­ca­ran for­mal­men­te a sus hijos, a par­tir de los seis años. Duran­te el pró­xi­mo mile­nio, la inver­sión en estas nor­mas de edu­ca­ción tem­pra­na se agra­vó. A medi­da que los cam­bios en la eco­no­mía mun­dial comen­za­ron a valo­rar a los tra­ba­ja­do­res con una com­pren­sión de las pala­bras y los núme­ros, los judíos pudie­ron pasar cons­tan­te­men­te a pro­fe­sio­nes finan­cie­ra­men­te más gra­ti­fi­can­tes a tasas com­pa­ra­ti­va­men­te más altas que las per­so­nas de otros orígenes.

Pero la capi­ta­li­za­ción tam­bién es útil a nivel indi­vi­dual. Tome­mos el ejem­plo de Mire­ya Mayor, corres­pon­sal de vida sil­ves­tre de Natio­nal Geo­graphic . En una peli­gro­sa expe­di­ción a Tan­za­nia, enfren­tó enfer­me­da­des, barro has­ta la cin­tu­ra, ser­pien­tes y coco­dri­los, y ropa insu­fi­cien­te. En su rela­to de la expe­di­ción, recuer­da cómo la sopor­tó basán­do­se en una expe­rien­cia de la escue­la secun­da­ria. Como ani­ma­do­ra, tuvo que bai­lar fren­te a 75.000 faná­ti­cos bajo un calor abra­sa­dor des­pués de tor­cer­se un tobi­llo, todo mien­tras sonreía. 

Sea­mos rea­lis­tas: la mayor par­te del éxi­to es el resul­ta­do de la capi­ta­li­za­ción. Si reco­no­ce eso cada día, será más pro­ba­ble que eli­ja expe­rien­cias que lo lle­ven al éxi­to futuro.

Amplíe su comprensión del mundo a través del poder del muestreo

Ima­gi­na que quie­res inves­ti­gar el color de las pobla­cio­nes de cis­nes. Si va a los estan­ques de su vecin­da­rio para reco­pi­lar datos, podría con­cluir que todas las pobla­cio­nes de cis­nes son blan­cas. Pero si amplia­ra su mues­tra de inves­ti­ga­ción y estu­dia­ra una mayor can­ti­dad de cis­nes de todo el país, des­cu­bri­ría que algu­nos son en reali­dad negros. 

Cuan­do desea obte­ner infor­ma­ción repre­sen­ta­ti­va sobre una pobla­ción, gene­ral­men­te nece­si­ta obser­var una mues­tra , es decir, una par­te de esa pobla­ción. Pero si esa mues­tra no es ver­da­de­ra­men­te repre­sen­ta­ti­va, corre el ries­go de ser engañado.

El mues­treo es una medi­da par­ti­cu­lar­men­te común en los estu­dios cien­tí­fi­cos de per­so­nas, espe­cial­men­te en esta­dís­ti­cas. En muchas socie­da­des, las esta­dís­ti­cas sue­len deter­mi­nar cómo se asig­nan los recur­sos. Eso es lo que hace que sea tan impor­tan­te que las medi­das sean precisas.

Pen­sar en el tama­ño de la mues­tra mues­tra cómo las mues­tras pue­den con­tra­rres­tar algu­nas for­mas de ses­go. Por ejem­plo, si te mudas a una gran ciu­dad don­de estás expues­to a una gran can­ti­dad de per­so­nas diver­sas, es posi­ble que ter­mi­nes con menos pre­jui­cios. Del mis­mo modo, si lee libros de varias dis­ci­pli­nas, pue­de tener una men­te más abierta. 

Pero reu­nir mues­tras repre­sen­ta­ti­vas requie­re esfuer­zo. De hecho, el mues­treo pue­de refor­zar el ses­go si se rea­li­za al azar.

El pri­mer fac­tor a tener en cuen­ta es el tama­ño de la mues­tra. Cuan­to mayor sea el núme­ro de par­ti­ci­pan­tes en un estu­dio, menor será el mar­gen de error y más pro­ba­ble es que el estu­dio gene­ra­li­ce con pre­ci­sión a toda la población.

Es impor­tan­te reco­no­cer que una medi­da no es sufi­cien­te. Por ejem­plo, la mayo­ría de la gen­te tien­de a basar­se en anéc­do­tas para tener una idea del mun­do. Pero olvi­dan que una anéc­do­ta es solo una mues­tra de una , por lo que no pue­de ser una repre­sen­ta­ción confiable. 

Ade­más de ser gran­des, las mues­tras deben ser alea­to­rias para que sean repre­sen­ta­ti­vas de una pobla­ción varia­da. Esto sig­ni­fi­ca que todos los suje­tos den­tro de la pobla­ción debe­rían tener las mis­mas posi­bi­li­da­des de ter­mi­nar en la mues­tra. No se pue­de estu­diar el com­por­ta­mien­to de los niños de tres años en Cali­for­nia y lue­go hacer deduc­cio­nes uni­ver­sa­les sobre los niños. Más bien, debe ampliar la varie­dad de su muestra. 

Lo mis­mo se apli­ca en su vida per­so­nal. Recuer­de exa­mi­nar la cali­dad de sus mues­tras, inclui­das sus gene­ra­li­za­cio­nes sobre el mun­do. Cuan­do sus deci­sio­nes afec­ten a otros, ase­gú­re­se de estar equi­pa­do con infor­ma­ción que sea real­men­te repre­sen­ta­ti­va de esas per­so­nas. De esta mane­ra, mini­mi­za­rá el ries­go y maxi­mi­za­rá la recompensa.

Pon en práctica tus modelos mentales

El pri­mer paso para apren­der es expo­ner­se a nue­va infor­ma­ción. Pero si desea bene­fi­ciar­se del cono­ci­mien­to de for­ma prác­ti­ca, tam­bién debe poner a prue­ba los con­cep­tos apren­di­dos. Cada sema­na, eli­ge un mode­lo men­tal y empie­za a mirar tu vida en ese con­tex­to. ¿Que ves? ¿Qué pare­ce nue­vo o dife­ren­te? Ano­ta tus obser­va­cio­nes. Al tomar­se el tiem­po para refle­xio­nar sobre sus expe­rien­cias a tra­vés de cada con­jun­to de ideas, podrá apli­car esa sabi­du­ría más fácilmente.


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