Actualizado el miércoles, 5 junio, 2024
En el ámbito de la resolución de problemas, nuestras mentes a menudo nos engañan de maneras predecibles, lo que nos lleva a conclusiones erróneas, a no hacer las preguntas adecuadas y a autocensurarnos. Matthew E. May, un experimentado asesor en estrategia e innovación y autor aclamado, sostiene que reconocer estos errores cognitivos comunes y enmarcar adecuadamente nuestros problemas puede evitar que nos quedemos atrapados en patrones de pensamiento o sesgos automáticos. May destila la investigación sobre patrones de pensamiento en consejos sencillos y accionables, dirigidos a ayudar a las personas a evitar el autosabotaje. Aquí, profundizamos en las ideas y recomendaciones de May, ofreciendo una guía valiosa para ejecutivos y gerentes de todos los niveles.
Las complejidades de la resolución de problemas requiere vigilancia y pensamiento estratégico para evitar caer en trampas cognitivas. Al reconocer errores cognitivos comunes, como conclusiones precipitadas, la falta de hacer las preguntas correctas y la autocensura, las personas pueden mejorar sus habilidades para resolver problemas y cultivar una mentalidad más innovadora. Las ideas de Matthew E. May ofrecen una guía valiosa para líderes y gerentes que buscan los sesgos cognitivos y fomentar una cultura de creatividad e innovación dentro de sus organizaciones. Al abrazar la curiosidad, desafiar las suposiciones y aprovechar las restricciones, las personas pueden superar las trampas cognitivas y desbloquear nuevas posibilidades en la resolución de problemas.
Cuando nos enfrentamos a resolver un problema, es común que nuestra mente cometa una serie de errores cognitivos predecibles que pueden obstaculizar el proceso de toma de decisiones. Estos errores, identificados por expertos como Matthew E. May, pueden dividirse en siete categorías distintas, cada una con su propio impacto en nuestra capacidad para encontrar soluciones efectivas.
1. Precipitación en las Conclusiones
Uno de los errores más comunes es precipitarse al sacar conclusiones sin haber comprendido plenamente el problema en cuestión. Muchas veces, las personas tienden a pensar en soluciones antes de haber explorado adecuadamente todas las facetas del problema. Esta tendencia a precipitarse puede llevar a decisiones apresuradas y, en última instancia, a soluciones subóptimas.
2. Fijación Mental
La fijación mental abarca una amplia gama de sesgos cognitivos, atajos mentales y modos de pensamiento rígidos que pueden limitar nuestra capacidad para pensar de manera creativa y flexible. Estar atrapado en un enfoque lineal o en paradigmas preestablecidos puede impedirnos ver nuevas posibilidades o considerar soluciones innovadoras.
3. Sobrepensar el Problema
Por otro lado, el exceso de análisis puede ser igual de perjudicial. Pasar demasiado tiempo analizando un problema puede llevarnos a enredarnos en detalles irrelevantes o a perder de vista el panorama general. Es importante encontrar un equilibrio entre el análisis exhaustivo y la acción decisiva.
4. Búsqueda de Soluciones «Suficientemente Satisfactorias»
La tendencia a conformarse con la primera solución que parece adecuada, en lugar de buscar activamente la mejor opción posible, puede limitar nuestro potencial para encontrar soluciones óptimas. En lugar de conformarnos con lo «suficientemente bueno», es importante mantenernos abiertos a nuevas ideas y perseguir activamente la excelencia.
5. Reducción de las Expectativas
Cuando nos enfrentamos a un problema desafiante, es fácil caer en la trampa de reducir nuestras expectativas y conformarnos con metas más modestas. Sin embargo, este enfoque puede limitar nuestro crecimiento y desarrollo personal. En lugar de conformarnos con lo mínimo necesario, debemos esforzarnos por alcanzar nuestro máximo potencial y superar cualquier obstáculo que se presente en nuestro camino.
6. Resistencia a Ideas Externas
La tendencia a rechazar ideas que no provienen de nuestra propia mente, conocida como la «no se concibió aquí», puede limitar nuestra capacidad para pensar de manera creativa y colaborativa. Es importante estar abiertos a nuevas perspectivas y aprovechar la diversidad de opiniones y experiencias que nos rodean.
7. Autocensura Creativa
Finalmente, la autocensura creativa puede ser un obstáculo significativo en el proceso de resolución de problemas. Cuando negamos nuestras propias ideas o restringimos nuestra creatividad por miedo al juicio o al fracaso, limitamos nuestro potencial para encontrar soluciones innovadoras y efectivas.
Al comprender y reconocer estos errores cognitivos comunes, podemos mejorar nuestra capacidad para resolver problemas de manera efectiva. Al mantenernos alerta ante la precipitación en las conclusiones, la fijación mental, el exceso de análisis y otros patrones de pensamiento limitantes, podemos abrirnos a nuevas posibilidades y encontrar soluciones innovadoras que nos ayuden a alcanzar nuestros objetivos.
Resolver problemas
En el 2005, el autor Matthew E. May trabajó con 12 técnicos en explosivos del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD, por sus siglas en inglés) para ayudarles a prepararse ante nuevas formas de terrorismo. Los métodos que solían usar habían dejado de funcionar, porque la naturaleza del terrorismo había cambiado: los terroristas actuales suelen operar sin líderes y actúan de maneras impredecibles. Los técnicos en explosivos del LAPD se consideraban personas hábiles en la solución de problemas. Creían que aprendían rápido. May les pidió que se vieran a sí mismos como innovadores. Les enseñó que los diversos enfoques para percibir un problema desde una nueva perspectiva y después solucionarlo tienen algunas cosas en común. Estos procesos siguen un patrón estructurado de preguntas, delimitación, hipótesis, ideas, pruebas y reflexión.
“El equipo entero del Mars Pathfinder, en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, gritó ‘¡Imposible!’ cuando la NASA le dio tres años y $150 millones para enviar un vehículo explorador a Marte, pero lo lograron”.
May planteó a los técnicos un problema de negocios que ya había presentado a grupos similares, y pensó que los técnicos en explosivos repetirían las mismas soluciones que otras personas que no habían logrado resolver el problema. Les pidió que imaginaran que eran los propietarios de un club deportivo lujoso. Como un beneficio extra, el club suministra una botella de un champú caro en cada ducha. Los directivos del club se dan cuenta que los miembros se roban el 33% de las botellas de champú, lo que genera un costo al club y provoca inconvenientes a los otros miembros.
“Mientras más intentamos controlar y regular el riesgo aparente, más nos exponemos y estamos en riesgo con frecuencia. Esto se debe a que mientras más protegidos creemos que estamos, nos volvemos menos alerta”.
May le pidió a los técnicos que pensaran en una solución con ciertas limitaciones: la propuesta debía acabar con el robo del champú; todas las duchas aún debían conservar las botellas grandes, no unas más pequeñas y desechables; la solución no podía ser una molestia para los miembros del club; además, debía ser poco costosa de implementar y fácil de gestionar. El problema requería una solución ingeniosa, del tipo que logra los mayores resultados con el menor aporte. Al enfrentarse a semejantes problemas, el pensamiento y las acciones de la mayoría de la gente fallan de maneras predecibles. Las maneras en que el pensamiento se tropieza se agrupan en siete categorías de pensamiento erróneo, y todas ellas pueden generar excelentes ideas para fracasar:
1. Precipitarse
Una de las trampas cognitivas más comunes es sacar conclusiones precipitadas. A menudo, nos apresuramos a juzgar sin explorar completamente los matices de un problema o considerar perspectivas alternativas. May enfatiza la importancia de detenerse para recopilar toda la información relevante y abstenerse de sacar conclusiones apresuradas, lo que puede llevar a decisiones equivocadas.
El enfoque de los técnicos en explosivos para solucionar el problema se parecía a las estrategias que usa la mayoría de la gente. Sugirieron múltiples alternativas, pero invirtieron poco tiempo en formular una hipótesis. Nunca preguntaron por qué la gente se llevaba las botellas de champú. A falta de esa respuesta, se precipitaron a sacar conclusiones. Aferrarse a respuestas cómodas le impide proponer soluciones bien sopesadas. Para explicar por qu la gente se precipita, los psicólogos y neurocientíficos señalan que las personas piensan de dos maneras principales, a las que llaman Sistema 1 y Sistema 2. El libro de Daniel Kahneman, Pensar rápido, pensar despacio, define estos sistemas en los términos que señalan los psicólogos Keith Stanovich y Richard West.
El pensamiento rápido “es donde habitan nuestros conocimientos y confianza, donde opera nuestro ‘sexto sentido intuitivo. También es donde suceden casi todos nuestros errores”.
El pensamiento rápido le ayuda a manejar tareas comunes, actividades normales como caminar. También es útil con las habilidades que aprendió en su juventud, como atrapar una pelota. El conocimiento y la certeza que ha adquirido de la experiencia conforman su pensamiento rápido. Lo utiliza cuando se enfrenta a algo inesperado. La mayoría de los errores de precipitación mental suceden cuando la gente usa el pensamiento rápido.
“Nuestros años de formación no se han centrado en pensar despacio, sino más bien en cómo economizar el pensamiento para hacerlo rápido”.
Usted utiliza el pensamiento lento para afrontar asuntos difíciles con los que no suele toparse. Pensamiento lento significa considerar sus opciones de manera consciente y meticulosa. El pensamiento lento puede ayudarle a evitar que cometa errores y a seguir por el buen camino; pero a menudo supone demasiado esfuerzo. Casi toda su vida ha preferido recurrir al pensamiento rápido. Por ende, solo usa el pensamiento lento cuando se ve forzado a hacerlo. Aprenda a dejar de sacar conclusiones precipitadas al hacer que su pensamiento lento imite al pensamiento rápido. Es prácticamente imposible suprimir su tendencia natural a precipitarse, pero puede hacerle frente al reorientar el impulso de sacar conclusiones apresuradas hacia una senda más fructífera.
“El truco para solucionar la autocensura es hacer que todo sea interesante de nuevo”.
La táctica más útil para no precipitarnos a sacar conclusiones es delimitar el asunto o problema, la cual usa los mismos principios que la lluvia de ideas, es decir, inventar muchas ideas sin evaluarlas al principio. Sin embargo, la delimitación del asunto se centra en crear preguntas, no respuestas. Esta táctica tiene el poder de hacer que su pensamiento lento parezca pensamiento rápido. Se dará cuenta de que la forma en que delimita un problema puede marcar la diferencia en su solución. Para delimitar un asunto, siga estos tres pasos:
- Inculque el lenguaje de las delimitaciones – Con el fin de delimitar bien un problema, elabore una pregunta específica y pertinente. En su libro A More Beautiful Question, Warren Berger sugiere que, al buscar buenas respuestas, uno debe aprender a hacer las preguntas adecuadas.
- Genere preguntas – Trate de concebir tantas preguntas como le sea posible del tipo “por qué”, “qué tal si” y “cómo”.
- Escoja las dos mejores preguntas – Una vez que haya escrito las posibles preguntas que delimitarán el asunto, seleccione las dos que resulten más adecuadas y útiles. Luego, intente responderlas.
2. Fijación
La fijación es una categoría general que describe todos los prejuicios humanos típicos. Las personas utilizan estos atajos mentales para facilitarse la vida diaria, pero estos supuestos también les dificulta cambiar de opinión o actuar con flexibilidad. En este sentido, la fijación y sacar conclusiones precipitadas están en consonancia. Para evitar estancarse en sus prejuicios, invierta más tiempo y atención en delimitar correctamente los problemas. Por ejemplo, cuando los técnicos en explosivos pensaron en el problema del champú en el club deportivo, en un principio consideraron la botella solo como un objeto entero. La solución al problema sería quitarle la tapa a la botella, porque los miembros del club no meterían botellas abiertas en sus bolsos.
“Cualquier suspensión voluntaria de la imaginación es un acto irreflexivo, cuyos efectos a largo plazo acabarán destruyendo nuestra curiosidad nata y creatividad”.
Usted puede pensar de manera más contundente. Para superar la fijación, aparte las ideas fijas con una técnica que sondea problemas llamada “inversión”, que se muestra en los cuatro pasos que el Dr. Jeffrey Schwartz sugiere a los pacientes que padecen de desorden obsesivo compulsivo. Para ayudarles a vencer los mensajes engañosos del cerebro, Schwartz les enseña a volver a nombrar, delimitar, centrarse en y evaluar los problemas. Un método poderoso para invertir el pensamiento automático se llama “mundo opuesto”, el cual consiste en ver la cara opuesta de los elementos más importantes de un problema. Por ejemplo, piense en alterar de manera radical un proceso, como eliminar un elemento esencial en un problema, como el teclado de un teléfono, y haga conjeturas sobre lo que podría suceder. Cuando defina una serie de opuestos, úselos para delimitar el problema o para una lluvia de ideas. Siga este enfoque de tres fases:
- Haga una lista de las características definitorias – ¿Cuáles son los elementos que conforman el problema?
- Para cada elemento, indique el extremo opuesto o contrario – Tina Seelig, profesora de la Universidad de Stanford, ayuda a los estudiantes a superar la ceguera ante los problemas al invertir los elementos de un circo tradicional. Piense en un circo sin payasos ni programación infantil. O piense en AirBnB, que trastoca el concepto del hotel tradicional, ya que no es dueño del inmueble. O considere Uber, un servicio de taxis que no posee vehículos.
- Delimitación del problema o lluvia de ideas – Use los elementos opuestos como su punto de partida.
3. Pensar demasiado
Pensar demasiado en la capacidad humana de crear problemas que quizá ni siquiera existan. Sus distintas facetas incluyen analizar en exceso, planificar demasiado y agregar gastos innecesarios y complejidad. Los seres humanos evolucionaron como recolectores y acaparadores. Cuando se trata de resolver problemas, suelen asumir que el problema tiene más dificultades de las que en realidad entraña; por tanto, la gente invierte más tiempo y esfuerzo del necesario.
“Al adoptar la postura diametralmente opuesta de la manera actual o tradicional de pensar respecto a un determinado concepto, usted puede labrar con facilidad nuevas vías que valen la pena explorar con creatividad”.
Luche contra el pensamiento excesivo mediante la “protoprueba”, una táctica que combina los conceptos de prototipo y prueba. En términos generales, cuando construye un prototipo, sigue sus corazonadas sobre cómo funcionará en el futuro. En vez de eso, revele sus suposiciones y póngalas a prueba usando las tácticas más básicas y menos costosas para verificar sus conclusiones automáticas. A la gente que se aventura en territorio no explorado le gusta correr riesgos. Pero si usted desea sobrevivir, debe descubrir el propósito detrás de sus planes. Si no lo hace, sus suposiciones pueden convertirse en vulnerabilidades que provoquen el fracaso. Descubrir sus suposiciones puede ser un desafío. Por ejemplo, quizá sus premisas se entremezclan tanto que no puede analizarlas. La mejor manera para identificar las suposiciones ocultas es preguntarse, “¿Qué debe de ser cierto?” No intente determinar todo lo que está suponiendo. Descubra las ideas fijas que representen la mayor cantidad de riesgos para sus planes. Luego ponga prueba su veracidad.
4. Suficientemente satisfactorio
El Premio Nobel de Economía Herbert Simon acuñó el término en inglés satisficing –un juego de palabras entre satisfying (satisfactorio) y sufficing (ser suficiente)– para describir la tendencia humana de buscar una opción que requiera el menor esfuerzo y luego dejar de buscar una mejor opción. Roger Martin, profesor en la Escuela de Administración Rotman, sugiere una solución a esta táctica dilatoria: generar mejores alternativas al decidir esforzarse más en crear soluciones. O bien, puede decidir no dejarse engatusar por las opciones sencillas solo porque se le aparecieron de manera fácil. Martin propone usar un proceso de síntesis para integrar los aspectos destacados de dos opciones divergentes y, aun así, satisfactorias. Este enfoque puede desviarnos de la tendencia normal a buscar lo suficientemente satisfactorio.
5. Disminuir las expectativas
A la mayoría de la gente no le gusta perder y hará lo que sea para no aceptar el fracaso, como reducir sus metas a algo más alcanzable. En lugar de eso, siga buscando soluciones “heroicas” al intentar aceptar las ventajas y restarle importancia a las desventajas. Los estudios sobre la lluvia de ideas demuestran que la gente suele quedarse sin ideas después de unos 20 minutos. Sin embargo, las personas más productivas perseveran en su búsqueda de respuestas. Pese a la renuencia psicológica, siguen adelante y continúan explorando ideas poco convencionales.
“Todos tienen un plan hasta que reciben un golpe en la boca”. (Mike Tyson, campeón de boxeo de peso pesado)
Para combatir la tendencia a disminuir las expectativas, use la técnica llamada “recargar la batería”. Así como recarga la batería de un auto al engancharlo a la batería de otro coche, busque una segunda fuente de energía para reactivar su pensamiento y fortalecer su determinación. Por ejemplo, cree una historia optimista que describa cómo cambiaría su situación si pudiera resolver su problema. Luego piense a la inversa y cree una historia acerca de cómo resolvió su dilema al usar las tres fases de formulación de preguntas: “por qué”, “qué tal si” y “cómo”.
6. No se concibió aquí
La gente no suele confiar en las sugerencias o respuestas de otra persona. Pocas personas invierten tiempo en reflexionar por qué fracasaron sus intentos de rectificar un problema; más bien se sienten forzadas a tomar medidas. Esto conduce a un énfasis en hacer algo –cualquier cosa– en vez de analizar las raíces del problema. Insistir en recurrir a sus propias ideas solo porque no desea escuchar a nadie más genera riesgos para usted y su organización. Procter & Gamble lanzó un programa para impulsar la innovación en el 2000. El director ejecutivo A.G. Lafley, ahora retirado, especificó que el 50% de las innovaciones de P&G deben llegar de fuera de la empresa. Usar una estrategia similar puede ayudarle a superar el síndrome de “no se concibió aquí”, ya que abrirá su mente a la entrada, aprovechamiento y reciclaje de las ideas y soluciones de otras personas.
7. Autocensura
Usted cae en la autocensura cuando niega sus propios pensamientos. Esta tremenda falla ataca y va minando su creatividad. Combátala con un enfoque que sugirió el filósofo Adam Smith hace 150 años: el espectador imparcial. Actúe como si usted fuera una persona ajena que está pensando en su situación. Con esa nueva actitud, puede deshacerse de prejuicios y temores.
La autocensura puede obstaculizar el pensamiento creativo e inhibir la exploración de ideas poco convencionales. May subraya la necesidad de desafiar las limitaciones autoimpuestas y adoptar una mentalidad de experimentación y asunción de riesgos. Al fomentar un ambiente donde se acepten diferentes puntos de vista, las organizaciones pueden fomentar la creatividad y el pensamiento innovador.