Actualizado el jueves, 29 diciembre, 2022
Descargo de responsabilidad.
Este es un artículo con enlaces de marketing patrocinados. Recuerda que debes apostar con responsabilidad y solo si eres mayor de edad. Si apostar te genera estrés financiero, ansiedad, depresión o afecta a tu vida de manera negativa, entonces no es responsable. El juego con apuestas económicas puede ser peligroso para tu salud emocional y tu situación económica. Cuenta lo que te sucede a una persona de confianza y solicita ayuda profesional para tu problema de adicción.
Todo ser humano disfruta de los juegos, y es por eso que nos acompañan durante toda nuestra vida. Sea por puro entretenimiento o por aprendizaje, son un interesante recurso que aporta una emoción y un objetivo. El objetivo principal de cualquier juego es ganar, sea a un oponente, superar un desafío o batir nuestra propia marca. Ganar es lo que provoca una emoción agradable, pero el procedimiento desde que se inicia el juego hasta que termina también está lleno de emociones. Es esto lo que lo convierte en esa herramienta tan eficaz.
Pero ganar en un juego, ¿depende enteramente de nuestra destreza? Ciertamente no, la suerte es una gran responsable del resultado. Aunque existen juegos catalogados como de suerte o azar (todos los de casino y el poker, por otro lado), en realidad en todos ellos interviene un componente aleatorio, algo que no podemos controlar sólo con nuestras aptitudes. Sea un dado, el barajeo de tarjetas o incluso la climatología, todo afectará al resultado. En realidad, llegar al objetivo de ganar podría depender sobre todo de nuestras habilidades para sortear los handicaps que la suerte pone en nuestro progreso. A fin de cuentas, algo muy parecido a la vida diaria. Y nuevamente encontramos el motivo para considerar el juego como vehículo de aprendizaje.
Algo que preocupa a la mayoría de los adultos es su propia economía. Nunca se ha tratado sólo de conseguir un empleo y cobrar cada mes; en realidad, nuestra salud financiera no depende tanto de cuánto o cuándo percibamos un salario, sino de cómo lo organizamos. Es decir, saber vivir con lo que se tiene, tener en cuenta hasta dónde debemos ahorrar y cuándo gastar es la mejor opción. También debemos saber cuándo gastar e invertir significan lo mismo y cuándo no es así. Incluso sabemos que el dinero atrae al dinero, y que a veces la percepción que se tiene de nosotros puede ser un interesante catalizador para atraer las buenas oportunidades. El poker, como juego, supone un entrenamiento muy eficaz para aprender a gestionar nuestro capital. Sea jugado con o sin dinero real, exige que los jugadores tengan mucho autocontrol y mucha capacidad de planificación a medio y largo plazo. Podría ser, junto con el Monopoly, el juego en el que mejor podríamos demostrar nuestras dotes financieras.
Aunque, efectivamente, el poker cuenta con un componente de azar, se aleja sensiblemente de los juegos categorizados como tales porque tiene un fuerte componente estratégico también, que actúa en mayor proporción que la suerte. Cualquiera con unos conocimientos un poco más avanzados del famoso juego de naipes sabe que sin sacrificio no hay gloria, y que a veces unas cuantas rondas malas son la antesala del éxito. Igualmente, empezar con buena racha no garantiza su permanencia. En definitiva, el comienzo no determina el final, y hay que tener una visión global y una planificación que incluirán el controlar la apuesta, sabiendo que pocas veces podremos “ir con todo”, que siempre debe reservarse, y que en ocasiones deberemos echar mano de la discreción para proteger nuestras mejores bazas. No hablamos sólo de la famosa “poker face”, sino de elaboradas estrategias como las de la variante del juego el mentiroso, no apto para todo tipo de jugadores.
Economizar en el poker no se trata sólo de apostar más o menos, sino de reservar cartas para jugadas posteriores o saber eliminar lo superfluo, aquello que de ninguna manera nos resolverá, ni en la mano actual ni en las venideras. “Ir” o “no ir” en una ronda, también son decisiones que se puedan fácilmente extrapolar a la vida diaria. La toma de decisiones responsables en el juego del poker es una estrategia tan implícita que en ocasiones se ha utilizado este juego como prueba para decidir a qué trabajador se ascendía en una empresa de éxito. De hecho, es un recurso habitual en el mundo ejecutivo porque también revela la capacidad de las personas para trabajar dentro de un equipo y expone el rol que cada uno podría ejercer. El poker puede revelar, o revelarnos a nosotros mismos, mucha información sobre nuestra capacidad de reacción. Incluso las emociones se pueden educar a través de este juego: la gestión del estrés ante un revés se puede entrenar gracias al poker para, en una posible futura situación de inseguridad financiera, ser capaces de regular esta emoción, la ansiedad o la impulsividad entre otras sensaciones, para poder tomar decisiones con raciocinio.
Estas aptitudes son fácilmente entrenables a través del juego, y se encuentran a la mano de cualquier tipo de jugador. Eso sí, los jugadores profesionales van mucho más allá, pues no sólo aprenden a planificar a medio plazo para un torneo en concreto, sino que tienen en cuenta todos los torneos y campeonatos en los que van a participar a lo largo de un año. Saben que es una profesión en la que no existe un salario fijo a menos que se forme parte de un “team”, por lo que deben estar alerta para que siempre su balance sea positivo, y controlar cuánto se jugarán en cada caso, para que, a pesar de las derrotas, siempre exista ganancia. Por tanto, llegar a este punto requeriría tener la lección bien aprendida. No hay duda de que en el poker, un jugador profesional es sinónimo de buen economista, y como ejemplo, el famoso caso del profesor de economía que dejó la docencia para dedicarse de manera profesional a este juego. No es el único ni el último: las matemáticas, la economía y el poker siempre irán de la mano.
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