En Cher: The Memoir (2024), la legendaria cantante y actriz se abre como nunca antes sobre su extraordinario viaje a través de la fama, el amor y la transformación personal. Es una historia real de superación, desde una infancia marcada por la pobreza hasta convertirse en la estrella de uno de los programas de televisión más populares del país. Entre altibajos, relaciones complicadas y momentos inolvidables, Cher nos revela, con honestidad brutal y un toque de humor, quién es realmente la mujer detrás del ícono.
El año 1956 marcó un antes y un después para una niña llamada Cheryl Sarkisian. Con solo diez años, pasó un verano pegada al televisor, hipnotizada. Un día, con un sándwich de mantequilla de maní y mermelada olvidado en su regazo, vio a Ray Charles interpretar Georgia en American Bandstand. Las lágrimas corrieron por su rostro: sentía una conexión indescriptible con la música.
Un par de meses después, acompañó a su madre a ver a Elvis Presley en el Pan-Pacific Auditorium de Los Ángeles. Mientras la multitud gritaba eufórica, ella lo supo con certeza: su destino estaba sobre un escenario, bajo los reflectores.
Esta es la historia de cómo ese sueño se hizo realidad. De cómo una niña con una infancia errante desafió las probabilidades y ascendió hasta la fama internacional. Esta primera parte del relato de Cher nos lleva hasta la década de 1980, justo antes de que decidiera enfocar su talento en la actuación.
Los primeros años de Cher: un comienzo lleno de desafíos
Esta historia comienza con una imagen conmovedora: una fotografía de 1947 en la que un diminuto bebé se aferra a los barrotes de su cuna en un hogar infantil católico. Ese bebé era Cher, y la foto fue tomada por su madre, Jackie Jean, una joven de 20 años que más tarde sería conocida como Georgia Holt.
Jackie nació en plena Gran Depresión, en un entorno de pobreza y dificultades. Pero incluso en la adversidad, su talento para el canto se hizo evidente. A los cinco años, ya actuaba en bares clandestinos, acumulando monedas de níquel en sus bolsillos como pago por sus canciones.
A los 19 años, se casó con Johnnie Sarkisian, un apostador armenio. La relación fue un torbellino de inestabilidad, marcado por viajes constantes hasta que Johnnie, de un día para otro, abandonó a Jackie y a su pequeña hija, Cher, en Scranton, Pensilvania. Desesperada y sin recursos, Jackie no tuvo otra opción que dejar a su bebé en un hogar infantil mientras trabajaba como camarera en un restaurante. La visitaba siempre que podía, pero pasaron meses de sacrificio hasta que, con esfuerzo, dinero y la ayuda de un generoso cliente del restaurante, logró recuperar a su hija. Años después, la emoción de aquella victoria se reflejaría en la conmovedora canción de Cher, Sisters of Mercy.
Sin embargo, la estabilidad seguía siendo esquiva. Jackie y Cher se mudaron una y otra vez, primero a Twin Falls, Idaho, y luego a Los Ángeles, donde la pequeña Cher quedó al cuidado de varias niñeras mientras su madre intentaba labrarse un futuro mejor.
El destino le sonrió a Jackie cuando ganó inesperadamente un concurso de belleza local. Fue el primer paso de su transformación en Georgia Holt, una mujer decidida a escapar de la pobreza y a triunfar en Hollywood. Con su belleza y talento, consiguió pequeños papeles en televisión, pero tuvo que enfrentar un mundo dominado por el acoso y los abusos del cine de la época.
A pesar de los altibajos de su madre, Cher encontraba consuelo en los pequeños placeres de la vida: ver la televisión juntas o escuchar los rumores de Hollywood que su madre susurraba al llegar a casa.
Por un tiempo, la familia experimentó un breve respiro con el matrimonio de Georgia y el actor John Southall, con quien tuvo otra hija, Georganne (o «Gee», como la llamaban). John fue el único padre que Cher reconoció como tal, un hombre cariñoso que le brindó momentos de felicidad. Sin embargo, su batalla contra el alcoholismo sumió al hogar en una espiral de conflictos que terminó en divorcio.
Tras la súbita partida de John, Cher, su hermana y su madre se vieron nuevamente sin un hogar estable, saltando de un lugar a otro en busca de una vida mejor. A pesar de la incertidumbre, el sueño de Cher seguía intacto: algún día, ella también encontraría su lugar bajo los reflectores.
Un hogar, una pasión y el encuentro con Sonny
De todos los lugares en los que vivió durante su infancia, el favorito de Cher siempre fue un acogedor bungalow de madera roja en Beeman Avenue, en el Valle de San Fernando. Con albaricoqueros y melocotoneros en el jardín, aquel refugio se convirtió en su primer verdadero hogar tras el divorcio de su madre. Allí fue donde descubrió su pasión por la actuación, participando en obras escolares. Sin embargo, el colegio nunca fue fácil para ella: una dislexia no diagnosticada hacía que leer y resolver problemas matemáticos fuera todo un desafío.
La paz del bungalow de Beeman no duró mucho. La carrera de Georgia se estancó y pronto no pudo pagar el alquiler. Cher y su hermana tuvieron que mudarse con sus abuelos, lo que marcó uno de los momentos más duros de su infancia. Ir a la escuela con zapatos remendados con cartón y gomas elásticas era humillante, pero su madre no se rendía en su lucha por encontrar estabilidad. Intentó lograrlo a través del matrimonio: primero con Joe Collins, un magnate inmobiliario, y más tarde con Johnnie Sarkisian, el padre biológico de Cher. Pero ambos matrimonios terminaron en nuevos divorcios.
Cuando Cher tenía 14 años, la familia se trasladó a Nueva York, junto a su nuevo padrastro, Gilbert LaPeire. Para Cher, la idea de vivir en la ciudad de West Side Story era un sueño hecho realidad. Su 15º cumpleaños marcó un antes y un después: asistió a un concierto de Eartha Kitt, una experiencia que reavivó su deseo de estar bajo los reflectores. Sin embargo, la magia de Nueva York se desvaneció pronto. Su madre no era feliz, y la familia regresó a Los Ángeles.
Aquel breve tiempo en Nueva York despertó en Cher una nueva independencia. De vuelta en Los Ángeles, ansiaba libertad, sobre todo cuando su madre, siempre protectora, limitaba su vida social. La escuela seguía siendo un problema, así que ideó un plan: dejar los estudios y dedicarse a la actuación. Se inscribió en un taller de teatro con Jeff Corey, un maestro que había formado a actores como James Dean y Jane Fonda. Aunque era la estudiante más joven del grupo, Cher se convirtió en una de sus alumnas favoritas. Su consejo sobre escuchar realmente en una escena marcaría su futura carrera como actriz.
Después de cumplir 16 años, y con el permiso de sus padres, Cher se mudó sola a un apartamento en Beverly Hills. Fue su primer gran paso hacia la independencia, pero no tardó en descubrir lo dura que era la vida adulta. Los trabajos esporádicos apenas le alcanzaban para pagar el alquiler, y la realidad de vivir sola se volvió insoportable.
Entonces, en noviembre de 1962, su destino cambió en Aldo’s Coffee Shop. Allí conoció a Sonny Bono, un carismático músico que buscaba hacerse un hueco en la industria. Al principio, su relación fue simplemente una amistad peculiar, basada en su admiración mutua. Pero cuando Cher se quedó sin un lugar donde vivir, Sonny, recién divorciado, le ofreció su casa. Lo que comenzó como una extraña convivencia—con Cher en el papel de ama de llaves y confidente—pronto se convertiría en una de las sociedades más icónicas del mundo del espectáculo.
El ascenso de Sonny & Cher: del estudio al estrellato
Poco después de que Cher se mudara con Sonny, su vida cambió radicalmente. Su carrera dio un salto cuando consiguió un trabajo en Gold Star Recording Studios, el corazón de la escena musical de Phil Spector. Como siempre, Cher lo acompañaba a todas partes, fascinada por la magia del estudio y el talento del legendario Wrecking Crew, cuyos miembros incluían a Tommy Tedesco, Carole Kaye y Leon Russell.
Pero lo que comenzó como una amistad tomó un giro inesperado una noche tranquila. Un beso, sencillo pero electrizante, cambió su relación para siempre. No era un romance de cuento de hadas, pero era amor, y el inicio de una historia increíble.
Sonny, convencido del talento de Cher, logró que hiciera coros para Darlene Love. Al principio, ella estaba aterrada, cantando junto a gigantes como las Ronettes. Sin embargo, su voz, aún sin pulir, aportó un toque de «funk» que encantó a Phil Spector.
Cher continuó haciendo coros en el estudio y, en 1964, el año en que cumplió 18 años, su relación con Sonny se profundizó aún más. En un acto tan impulsivo como simbólico, se «casaron» en el baño de su casa, intercambiando anillos de plata hechos a mano. No era una boda convencional, pero para Cher, era real.
Ese año, el trabajo lo consumía todo. Decididos a forjar su propio camino en la industria, experimentaron sus primeros fracasos, pero también grandes oportunidades. En medio de esta vorágine, conocieron a los Rolling Stones durante su primera gira por EE.UU., lo que inspiró a Sonny a escribir “Baby Don’t Go”, una canción profundamente personal basada en la vida de Cher. Ese sería su primer gran éxito.
Aprovechando una época de cambios culturales y agitación política, crearon su propia imagen, con Cher vistiendo a Sonny con atuendos llamativos y eclécticos que pronto se convirtieron en su sello distintivo. Pero entonces llegó la canción que lo cambió todo:
“I Got You Babe”.
Sonny la escribió una noche, inspirado, pero Cher no estaba convencida al principio. Sin embargo, la canción capturaba la esencia de su relación, y cuando la grabaron, se convirtió en un himno generacional, catapultándolos al estrellato.
Cuando viajaron a Londres, un giro inesperado los convirtió en sensación internacional. Fueron rechazados en un hotel por su apariencia, y cuando la prensa se hizo eco del incidente, su imagen apareció en todas las portadas. De repente, estaban actuando en televisión, codeándose con Mick Jagger, John Lennon y Dusty Springfield. Londres fue mágico, un sueño hecho realidad para dos jóvenes que habían luchado por su lugar en la música.
Para cuando dejaron el Reino Unido, tenían cinco canciones en el Top 20, un logro que hasta entonces solo habían alcanzado Elvis y los Beatles.
Crisis, control y el renacimiento de Sonny & Cher
Tras el éxito de su primer álbum, los ejecutivos discográficos insistieron en que se casaran oficialmente, esta vez en una discreta ceremonia en México. Meses después, en 1965, Cher tuvo la oportunidad de su vida: una sesión de fotos para Vogue con el legendario Richard Avedon.
El impacto fue inmediato. Por primera vez, Cher se vio a sí misma como una mujer hermosa. Pero no todos estaban contentos. Sonny desaprobaba sus atuendos atrevidos y, poco a poco, su lado controlador empezó a salir a la luz.
Cher no podía usar perfume, escuchar música ni salir sola, excepto para hacer compras. Mientras tanto, Sonny se empeñaba en mantener su éxito a cualquier costo, sometiéndolos a un ritmo de trabajo extenuante.
Inspirados por los Beatles y su incursión en el cine, decidieron probar suerte en la gran pantalla con Good Times. Aunque algunas críticas fueron positivas, la película fracasó en taquilla, dejándolos en deuda. Pero Sonny no se rindió. Su siguiente apuesta fue Chastity, un filme que, según él, estaba inspirado en la fortaleza de Cher. Sin embargo, el rodaje fue un desastre: el guion era débil, y los celos de Sonny por el coprotagonista de Cher lo hacían todo aún más difícil. El resultado fue otro fracaso, que empeoró su crisis financiera.
En medio de estos problemas, Cher descubrió que estaba embarazada. La tensión entre su necesidad de descanso y la obsesión de Sonny por seguir trabajando solo aumentó la fractura en su relación. En marzo de 1969, nació su hija Chastity, pero la felicidad del momento se vio empañada por un peligroso episodio de salud.
La primera noche en casa, Cher sufrió una grave hemorragia, desplomándose en el suelo del baño. Sonny no estaba allí. Cuando finalmente regresó, llamó al médico y pasó los siguientes días cuidándola a ella y a la bebé. Pero ¿dónde había estado esa noche?
Semanas después, llegó otro golpe: estaban en bancarrota. Para empeorar la situación, Sonny se convirtió en el rostro de campañas contra la marihuana, justo cuando la contracultura estaba en auge. De la noche a la mañana, Sonny & Cher habían pasado de ser ídolos a ser completamente «anticuados».
Sin otra opción, salieron de gira para intentar recuperar su economía. Pero los tiempos habían cambiado. Tocaban en locales casi vacíos, de segunda categoría.
Sin embargo, en medio de la adversidad, ocurrió algo inesperado. Cher comenzó a soltarse en el escenario. En lugar de seguir el guion tradicional, bromeaba con el público y se burlaba de Sonny, quien, para sorpresa de todos, respondía con igual ingenio.
Lo que comenzó como un desafío espontáneo se convirtió en su nueva fórmula ganadora. Pronto, los rumores sobre su espectáculo empezaron a atraer nuevamente al público.
Fue entonces cuando CBS llamó a su puerta. El ejecutivo Fred Silverman los invitó a The Merv Griffin Show, y su química explosiva conquistó a la audiencia. Aquella actuación llevó a algo aún más grande: el estreno de The Sonny & Cher Comedy Hour, un programa que los convirtió nuevamente en una sensación nacional.
El fin de Sonny & Cher y el renacer de una estrella
A principios de los años 70, The Sonny & Cher Comedy Hour era un fenómeno televisivo, y la pareja disfrutaba del lujo y la fama, un contraste abrumador con sus años de lucha. Sin embargo, Cher empezó a notar un cambio inquietante en Sonny.
El compañero juguetón que había conocido ahora era un hombre de negocios obsesionado con el éxito. Sonny, fumando puros y sumido en contratos y acuerdos, controlaba cada aspecto de su vida. Cher seguía sin poder ver a sus amigos ni tomar clases de tenis. Lo que alguna vez fue una conexión profunda se estaba desvaneciendo.
En el escenario, su química seguía intacta, pero tras bambalinas, la relación estaba rota. Entonces apareció Bill, un joven guitarrista de su banda. Su amabilidad y genuino interés por Cher eran un contraste absoluto con el distante y controlador Sonny.
Una noche, Cher tomó una decisión drástica: le dijo a Sonny que quería estar a solas con Bill. En su mente, la única otra opción era saltar desde el balcón del hotel.
Sonny aceptó… pero también le quitó el anillo de casada. En ese instante, todo quedó en duda.
Increíblemente, solo unos días después, volvieron al escenario en CBS, entregando una actuación electrizante. Aunque los rumores sobre su ruptura llenaban los tabloides, su complicidad en el escenario era innegable y desafiaba cualquier especulación.
Pero Cher pronto descubrió la magnitud de la traición de Sonny. Él había sido infiel durante toda su relación y, peor aún, había redactado su contrato de tal manera que Cher no tenía ningún control financiero. Ni siquiera tenía acceso a su propia cuenta bancaria.
Cuando Cher lo enfrentó y exigió igualdad en su sociedad, la respuesta de Sonny fue fría y tajante. En ese momento, ella supo que no había vuelta atrás.
A pesar del caos personal y profesional, la carrera de Cher despegó. Logró un nuevo número uno con “Half-Breed” y encontró un aliado clave en David Geffen, un influyente ejecutivo discográfico que la ayudó a liberarse del contrato abusivo de Sonny.
Después de la última grabación de The Sonny & Cher Comedy Hour, David también impulsó su primer programa en solitario, simplemente titulado Cher.
En el episodio debut, Cher se subió al escenario sola por primera vez en su vida, deslumbrando con un vestido de cristales y una presencia arrolladora. Elton John y Bette Midler la acompañaron como invitados, asegurando que su lanzamiento fuera un éxito rotundo y consolidándola como una superestrella en solitario.
Sin embargo, su vida personal seguía siendo un torbellino. Aunque David Geffen había sido clave en su independencia, Cher rompió su compromiso con él, sintiéndose incapaz de casarse tan pronto después de Sonny.
Lo que no sabía era que, muy pronto, un nuevo matrimonio la esperaba en el horizonte.
Amor, desafíos y el regreso a su primer sueño
El destino parecía alinearse cuando Cher invitó a su amiga Paulette a mudarse con ella. Ambas abrazaron su independencia, disfrutando de compras y noches de baile desenfrenado, como dos adolescentes sin preocupaciones. Fue Paulette, fascinada por los Allman Brothers, quien llevó a Cher a un concierto de la banda en el pequeño Troubadour de Los Ángeles.
En el escenario, Cher quedó hipnotizada por la presencia magnética de Gregg Allman. La atracción fue mutua: un asistente del grupo le pasó en secreto el número de teléfono de Gregg. Aunque su primera cita fue un desastre, en su segundo encuentro, entre risas y baile, Cher descubrió un lado dulce y auténtico en él.
A medida que su relación crecía, Gregg le hizo una confesión desgarradora: era adicto a la heroína. A pesar de las advertencias de sus amigos y la prensa, Cher decidió quedarse a su lado, creyendo que su amor podía ayudarlo a cambiar. Pero la presión del público y la lucha de Gregg por recuperarse hicieron que la relación se volviera cada vez más inestable.
Su historia de amor, marcada por el caos, culminó en una impulsiva boda en Las Vegas. Sin embargo, los desafíos no tardaron en aparecer: sus demandantes carreras pusieron a prueba su frágil vínculo. Y entonces, Cher descubrió que estaba embarazada de nuevo.
Su vida se convirtió en un acto de malabarismo entre la televisión, la música y el difícil proceso de rehabilitación de Gregg. Mientras tanto, su programa en solitario perdió audiencia en su segunda temporada, siendo superado por The Six Million Dollar Man. Agobiada por la presión, Cher buscó ayuda en Sonny, quien, con su entusiasmo de siempre, orquestó el regreso de The Sonny & Cher Show.
El nuevo show fue un éxito inmediato. La química entre ellos seguía intacta, y sus intercambios cómicos eran más afilados que nunca.
Mientras tanto, su relación con Gregg pendía de un hilo. En un viaje a Hawái, Cher entró inesperadamente en trabajo de parto. En medio del estrés, Gregg mostró una ternura que le hizo enamorarse de él otra vez. Cuando nació su hijo, Elijah Skye Blue, todo pareció estar en su lugar, aunque solo por un instante.
Pero la calma no duró. Gregg volvió a la carretera con su banda, y en 1977, tanto su matrimonio como The Sonny & Cher Show llegaron a su fin. La ruptura con Gregg fue especialmente dura: Cher temió por su seguridad y decidió poner fin al matrimonio.
Después de lanzar su álbum disco Take Me Home en 1979, Cher tuvo una revelación: lo que realmente quería era volver a actuar. Sin embargo, los productores no la tomaban en serio.
Decidida a demostrar su talento, lanzó un show en Las Vegas. Rompió récords de asistencia y creó un espectáculo inolvidable, que luego llevó de gira por todo el mundo. Pero aún así, el deseo de actuar persistía.
En 1980, un encuentro con Francis Ford Coppola cambió todo. El director, amigo de toda la vida de Sonny, le lanzó un desafío:
“Lo peor que puede pasar es que fracases. Pero al menos lo habrás intentado”.
Sus palabras resonaron con el consejo que años antes le había dado la actriz Shelley Winters: «Si de verdad quieres actuar, múdate a Nueva York y hazlo».
Coppola sonrió y le preguntó:
“¿Entonces, qué estás esperando?”
Desafortunadamente, aquí termina la historia… por ahora. Para conocer cómo Cher ganó un Oscar y se reinventó una vez más, habrá que esperar la segunda parte de sus memorias.
Una historia de lucha, amor y transformación
La historia de Cher es una de lucha constante. Desde su infancia, marcada por la pobreza, su madre luchó por abrirse camino en Hollywood, lo que llevó a Cher a una vida de mudanzas constantes entre California, Las Vegas y Nueva York.
Fue en Los Ángeles, aún adolescente, donde conoció a Sonny Bono, el hombre que le abrió las puertas de la música, pero también la atrapó en un matrimonio controlado y desigual. Aun así, lograron éxitos históricos juntos, hasta que Cher rompió las cadenas y se convirtió en una estrella por derecho propio.
Su matrimonio con Gregg Allman fue otra montaña rusa emocional, marcada por la drogadicción y la presión de la fama. A pesar de ello, formaron una familia con su hijo, Elijah, aunque la relación no pudo sobrevivir a la turbulencia de sus vidas.
Cuando nadie creyó en ella como actriz, Cher apostó por sí misma, conquistando Las Vegas y luego el mundo con su espectacular show. Y aunque el cine le cerró las puertas al principio, ella estaba lista para derribarlas.
El capítulo final de su historia aún no se ha contado… pero Cher apenas estaba comenzando.