Actualizado el martes, 22 noviembre, 2016
El poliestireno es un material que se fabrica con pequeñas esferas del polímero poliestireno que se mezclan, usando calor, con productos químicos que las expanden hasta que aumentan 50 veces su volumen original. Uno de los derivados del poliestireno más conocidos es el poliestireno expandido (EPS), conocido popularmente como Porexpán (en España), Unicel (en México), Telgopores (en Argentina) y Isopor (en Brasil). Se trata de un material plástico espumado, utilizado en el sector del envase y la construcción.
Una de sus principales virtudes, y a la vez inconveniente, es su durabilidad. Este material tiene un importante impacto ambiental ya que, cuando se arroja a los océanos, no se degrada. Muchos animales pueden ingerirlo y perder la vida, al igual que sucede con el plástico. Este material ha sido hallado en el estómago de muchos animales.
Pero una chica brasileña de 17 años ha encontrado una alternativa biodegradable al poliestireno. Se trata de Sayuri Magnabosco quien, consiciente de que este tipo de material tarda entre 100 a 300 años en descomponerse en la naturaleza, quiso encontrar una solución. Su idea fue crear bandejas a partir del bagazo, material que se obtiene como sobrante luego de extraer el jugo de la caña de azúcar.
Tal y como relatan en la Bioguía, con ayuda de su madre y sus maestros, Sayuri logró que su idea se vuelva realidad. En solo un año logró desarrollar un método óptimo para reutilizar ese desperdicio y obtener bandejas biodegradables. En respuesta a su trabajo ya ha sido galardonada con varios premios internacionales.
Sayuri Magnabosco comenzó reutilizando el residuo de caña que un vendedor de jugo de su ciudad desechaba. Licuando el residuo en una procesadora común, logró obtener un polvo que luego mezcló con engrudo de harina a base de trigo y agua. Luego, lo secó en el horno. De este modo, obtuvo sus primeras bandejas.
Ahora, Sayuri trabaja con el objetivo de construir un horno solar para que el proceso sea aun más respetuoso con el ambiente, y sigue pensando cómo hacer más grande el impacto de su proyecto. La bandeja creada se degrada en pocas semanas y está totalmente libre de tóxicos: incluso podría comerse, y por ello no le sucedería nada mala a los animales que por equivocación decieran ingerirlo.
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