Actualizado el lunes, 24 junio, 2024
Al principio, utilizábamos las toallitas húmedas, sobre todo, a la hora de cambiar los pañales de los bebés. Pero poco a poco hemos ido extendiendo su uso y ahora nos sirven para desmaquillarnos, lavarnos las manos cuando no tenemos agua cerca o incluso darle una limpieza rápida a la guantera del coche. Sin embargo, y aunque lo ponga en el envase, NO son desechables ni biodegradables.
Este producto se ha convertido en un auténtico dolor de cabeza para los responsables de los sistemas de alcantarillado urbano. Al estar diseñadas específicamente para ser duraderas, las fibras de las toallitas no se desintegran una vez se han tirado al váter, lo que acaba provocando bloqueos en la red de drenaje y en las depuradoras. Y, aún más peligroso, en muchos casos acaban yendo a parar a mares y ríos, contaminando el agua y poniendo en peligro a peces y otros organismos.
Según recoge el diario El País, se estima que la ciudad de Nueva York ha gastado 18 millones de dólares (16,5 millones de euros) en los últimos cinco años por este motivo. En Europa, la asociación que agrupa a las empresas de abastecimiento y saneamiento de 27 países (EurEau) sostiene que las toallitas generan un gasto de entre 500 y 1.000 millones de euros anuales. Por su parte, la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamientos confirma que cada español consume más de 15 kg de toallitas húmeda al año, por encima de la media europea.
Otro punto polémico es que muchas empresas fabricantes incluyen información engañosa o confusa en sus envases. Por ello, diversas campañas abogan por una normativa restrictiva a la hora de etiquetar o, las más drásticos, por la prohibición de este tipo de artículos de higiene.
Así que no lo olvides: tal y como repite este vídeo realizado por la compañía británica United Utilites, Can’t flush this!; es decir: ¡Esto no se elimina!
https://www.youtube.com/watch?v=X-FB46km7bo
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.