Actualizado el jueves, 6 junio, 2024
Es cierto que muchas personas sienten que los perros los miran de una manera que sugiere un deseo de comunicarse con ellos. Esta sensación es común entre aquellos que comparten su vida con estos animales. Además, está bien documentado que los perros son capaces de percibir nuestras emociones y reaccionar ante ellas, brindándonos consuelo en momentos de tristeza y compartiendo nuestra alegría. Es por eso que a menudo les hablamos como si pudieran entendernos y respondiéramos a sus posibles mensajes no verbales.
Hablar a tu mascota
Las personas que tenemos perros (os presento al mío) no sólo les damos indicaciones sino que mantenemos conversaciones con ellos y cuando alguien nos pregunta si tenemos hijos, solemos responder “tengo perro”. Esta forma de actuar hace que la gente de nuestro entorno piensen que estamos locos y, en el mejor de los casos, que somos unos exagerados por tratar a los perros como si fuese un miembro de nuestra familia. Sin embargo “la ciencia nos da la razón”.
Para quienes no tienen experiencia conviviendo con perros, el hecho de hablarles como si fueran parte de una conversación puede parecer absurdo, ya que se asume que los perros no nos entienden. Sin embargo, hay estudios que sugieren que hablar con tu perro demuestra una forma de inteligencia.
Este fenómeno se llama «antropomorfismo», que es el acto de atribuir características humanas a objetos y animales. Nicholas Epley, profesor de Ciencias del Comportamiento en la Universidad de Chicago, ha investigado sobre este tema y argumenta que el antropomorfismo es una característica distintiva de la inteligencia humana, en lugar de ser un acto tonto o infantil.
El antropomorfismo está vinculado a la empatía, una habilidad que el cerebro humano posee en gran medida. Esta empatía nos permite interpretar las emociones y deseos de otros, lo que a su vez nos ayuda a distinguir entre amigos y posibles amenazas. Es esta tendencia natural a empatizar lo que nos lleva a tratar a los animales, incluyendo a los perros, como si tuvieran una mente similar a la nuestra.
El amor que sentimos por nuestros perros también influye en cómo los tratamos. Queremos establecer una conexión significativa con ellos, incluso si no pueden hablar en el sentido humano. Atribuirles una mente y hablarles es una manifestación de esta conexión y no es un signo de inmadurez, sino más bien de una mente evolucionada.
Los perros, por su parte, también han evolucionado para comprender ciertos aspectos de nuestro habla. Pueden reconocer palabras, gestos y tonos de voz, lo que les permite procesar información similar a cómo lo haríamos con otros humanos. Si bien no se sabe exactamente cuánto entienden, los perros pueden percibir varias partes de una conversación.
En resumen, hablar con tu perro no es irracional. Es un signo de empatía, inteligencia y amor tanto por parte de los humanos como de los perros. Es una forma de establecer conexiones significativas y compartir momentos juntos.
Antropomorfismo: Más Allá de las Atribuciones Humanas a Objetos y Animales
En el fascinante mundo de la psicología y el comportamiento humano, nos encontramos con un fenómeno intrigante conocido como «antropomorfismo». Este acto, que implica atribuir características humanas a objetos y animales, ha sido objeto de un profundo análisis por parte del distinguido profesor de Ciencias del Comportamiento en la Universidad de Chicago, Nicholas Epley. Acompáñenos en este viaje para explorar el antropomorfismo y comprender por qué Epley considera que es mucho más que un simple acto tonto o infantil.
¿Qué es el Antropomorfismo?
El antropomorfismo va más allá de la simple atribución de características humanas a lo no humano. Se trata de un fenómeno psicológico complejo que revela la capacidad distintiva de la inteligencia humana. Según Epley, este acto refleja nuestra predisposición innata a buscar patrones y reconocer rostros incluso en objetos inanimados.
El Estudio de Nicholas Epley
Nicholas Epley ha llevado a cabo una investigación exhaustiva sobre el antropomorfismo, sus misterios y destacando su importancia en la percepción humana. Sus hallazgos desafían la noción común de que el antropomorfismo es simplemente una manifestación caprichosa, demostrando que es un componente fundamental de nuestra inteligencia.
La Importancia del Antropomorfismo
Conexión Emocional
Uno de los aspectos más intrigantes del antropomorfismo es su capacidad para crear una conexión emocional entre los seres humanos y el mundo que los rodea. Cuando atribuimos características humanas a objetos y animales, estamos, de hecho, buscando una forma de relacionarnos emocionalmente con nuestro entorno.
Comprendiendo el Mundo
Epley sostiene que el antropomorfismo no es simplemente una extravagancia cognitiva, sino una herramienta que utilizamos para entender mejor el mundo que nos rodea. Al personificar elementos no humanos, creamos un puente entre lo desconocido y nuestra comprensión innata del comportamiento humano.
Desmitificando Conceptos Erróneos
Más Allá de lo Tonto o Infantil
Contrariamente a la creencia popular, el antropomorfismo no es un acto tonto o infantil. Epley destaca que esta tendencia a atribuir cualidades humanas es una manifestación de nuestra inteligencia evolucionada. En lugar de menospreciarlo, deberíamos reconocerlo como una expresión de nuestra complejidad cognitiva.
Un Fenómeno Universal
Otro aspecto importante a considerar es que el antropomorfismo no se limita a ciertos grupos demográficos o culturas. Es un fenómeno universal que trasciende fronteras, revelando la naturaleza de nuestra conexión con el mundo que habitamos.
El antropomorfismo emerge como un fenómeno fascinante que va más allá de la simple atribución de características humanas. Nicholas Epley, a través de su investigación en la Universidad de Chicago, nos ha brindado una visión profunda de este acto, destacando su importancia en la comprensión humana del mundo.
Si deseas profundizar en cómo el antropomorfismo impacta nuestra percepción y comprensión del entorno, te invitamos a explorar más artículos en nuestro sitio web. Descubre las complejidades de la mente humana y su relación única con el fenómeno del antropomorfismo.
Amar a tu perro como si fuera de la familia
De acuerdo con un estudio realizado por el Massachusetts General Hospital y publicado por PLOSONE, cuando las mujeres miran a sus perros se activan casi las mismas áreas del cerebro que cuando observan a sus propios hijos.
Para realizar el estudio, los investigadores del Hospital General de Massachusetts analizaron la actividad cerebral por resonancia magnética funcional para estudiar las reacciones que tenían 14 mujeres mientras veían las fotos de sus hijos pequeños, las fotos de sus perros, y fotos de niños y perros desconocidos.
El resultado fue muy interesante: muchas de las áreas cerebrales que se activan cuando una mujer ve a su hijo también se activan cuando ve a su perro. Sin embargo, hay un par de áreas en el cerebro, la sustancia negra y el área tegmental ventral, que únicamente se iluminaron al ver a sus hijos, pero no al ver a sus perros. Curiosamente, estas áreas están repletas de dopamina, oxitocina y arginina vasopresina, hormonas relacionadas con los sentimientos de recompensa y de unión con otros.
Conclusión del estudio:
«Las madres reportaron calificaciones emocionales similares para sus hijos y el perro, lo que provocó mayores respuestas emocionales positivas que en los niños y perros desconocidos.
Mientras que la red cerebral común relacionada con la gratificación, la emoción, y la afiliación se activa cuando las madres vieron imágenes de su hijo y el perro, la activación en el cerebro medio (VTA / SNI), una región clave del cerebro involucrada en la recompensa y la afiliación, que se caracteriza por la respuesta de las madres a las imágenes de sus hijos y no se observó en respuesta a imágenes de su propio perro.
Las madres también tuvieron una mayor activación en la circunvolución fusiforme al ver a su propio perro en comparación con el hecho de ver a su propio hijo.
Estos resultados demuestran que hay aspectos compartidos en el vínculo madre-hijo y madre-perro en la experiencia emocional y los patrones de la función cerebral, pero también hay diferencias cerebro-conducta que pueden reflejar el fundamento evolutivo distinto de estas relaciones»
Patterns of Brain Activation when Mothers View Their Own Child and Dog: An fMRI Study
La relación entre las madres y sus hijos siempre ha sido un testimonio de la incomparable fortaleza de los vínculos maternos. Sin embargo, una revelación intrigante ha salido a la luz: las respuestas emocionales de las madres hacia sus compañeros peludos, los perros, son tan intensas y positivas como las que tienen hacia su propia descendencia. Este fenómeno único se ha estudiado minuciosamente a través de la neurociencia, desvelando los patrones fascinantes de activación cerebral que subyacen a estas conexiones emocionales. Este artículo se adentra en la exploración del estudio titulado «Patrones de Activación Cerebral cuando las Madres Observan a su Propio Hijo y Perro», arrojando luz sobre las notables similitudes y las diferencias intrigantes que moldean el vínculo maternal.
Una Vía Neurológica Compartida de Alegría
En el momento en que una madre posa la mirada en el rostro de su hijo o su adorado perro, se desencadena una cascada de emociones. El sistema de recompensas del cerebro se enciende, abrazando los dominios de la gratificación, la emoción y la afiliación. Una red neural compartida se ilumina, abarcando las emociones jubilosas desencadenadas tanto por los niños como por los perros. Aquí es donde comienza a surgir la similitud conmovedora, ya que las madres muestran calificaciones emocionales similares tanto para sus pequeños como para sus compañeros peludos. La base de esta conexión radica en la activación de las regiones cerebrales responsables de experimentar la felicidad y la resonancia emocional.
La Misteriosa Activación del VTA/SNI
La región media del cerebro, el Área Tegmental Ventral (VTA) y la Sustancia Negra pars compacta (SNI), asumen un papel central en los dominios de la recompensa y la afiliación. Sorprendentemente, esta región se activa profundamente cuando las madres ven imágenes de sus hijos, pero permanece notablemente inactiva en respuesta a imágenes de sus propios perros. Esta respuesta neural distintiva es una señal pivotal que indica la naturaleza única de la relación maternal-infantil y las diferencias intrigantes que la acompañan.
El Giro Fusiforme: Revelando Preferencias Sorprendentes
Las complejidades del cerebro nunca dejan de sorprender, y este viaje a través de las emociones maternales no es una excepción. A medida que las madres posan sus ojos en sus mascotas queridas, un fenómeno fascinante se despliega en la circunvolución fusiforme, una región asociada con el reconocimiento facial. Asombrosamente, esta región exhibe una activación aumentada cuando las madres observan a sus perros en comparación con sus hijos, revelando preferencias únicas en las conexiones emocionales.
Sin embargo, a medida que los investigadores desglosan las capas, emerge otra capa de complejidad. Aunque las similitudes abundan, la relación con cada entidad lleva características únicas que reflejan fundamentos evolutivos distintos. Las experiencias emocionales y los patrones de función cerebral compartidos son testigos del profundo afecto que las madres sienten tanto por sus hijos como por sus perros. Sin embargo, las variaciones matizadas también resaltan la interacción entre la evolución y la emoción.
¿Las respuestas emocionales de las madres hacia sus hijos y perros son similares?
Sí, las madres experimentan respuestas emocionales similares hacia sus hijos y perros, a menudo generando reacciones emocionales positivas.
¿Qué regiones cerebrales se activan cuando las madres observan a sus hijos y perros?
La red neural común del cerebro asociada con la gratificación, la emoción y la afiliación se activa cuando las madres ven imágenes de sus hijos y perros.
¿Hay una diferencia en la activación cerebral entre los niños y los perros?
Sí, el Área Tegmental Ventral (VTA) y la Sustancia Negra pars compacta (SNI) muestran patrones de activación distintos. Estas regiones responden profundamente a los niños, pero permanecen menos activas al ver a los perros.
¿Cómo contribuye el giro fusiforme a las emociones maternales?
El giro fusiforme, relacionado con el reconocimiento facial, demuestra una activación aumentada cuando las madres observan a sus perros en comparación con sus hijos, revelando preferencias únicas en las conexiones emocionales.
¿Qué implican los hallazgos sobre el vínculo maternal?
El estudio subraya tanto las experiencias emocionales compartidas como las variaciones en la función cerebral, reflejando orígenes evolutivos distintos del vínculo maternal con hijos y perros.
¿Cómo remodelan estos descubrimientos nuestra comprensión de las emociones maternales?
El estudio profundiza nuestra comprensión de las emociones maternales al mostrar tanto las similitudes como las diferencias que moldean estas relaciones, iluminando la complejidad de la experiencia humana.
El encantador mundo de las emociones maternales ha ampliado sus fronteras para incluir a los perros en su abrazo, revelando un vínculo profundo que rivaliza con la intensidad del lazo maternal-infantil. A través de la neurociencia, hemos vislumbrado los patrones de activación cerebral que impulsan estas conexiones, forjando caminos de felicidad y cariño. Esta revelación subraya la naturaleza compleja y matizada de las emociones humanas, pintando un retrato de amor maternal que trasciende las barreras de especies. A medida que nos adentramos en las complejidades del corazón y la mente, descubrimos que nuestra capacidad para amar no tiene límites, abarcando tanto a nuestros hijos de carne y hueso como a nuestros leales compañeros de cuatro patas.
Fuente: “The Dog Mom´s Brain” de Virginia Hughes, en National Geographic
Patterns of Brain Activation when Mothers View Their Own Child and Dog: An fMRI Study: PlosONE.org
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