Actualizado el sábado, 17 diciembre, 2022
El olivo más viejo de España tiene 1.701 años y está en Ulldecona y se habría plantado, por lo tanto, en el 314, en el mandato del emperador Constantino I (306-337 dC.). Un tesoro natural e histórico que muchas veces por desconocimiento, no protegemos ni cuidamos. Muchos olivos milenarios han sido arrancados de sus tierras para malvivir entre cristales, para decorar un edificio de oficinas o jardines particulares en España, Europa o incluso China.
«¿Qué estamos haciendo con los olivos milenarios? ¿Nos hemos vuelto locos?» Estas dos preguntas son las que se grabaron a fuego en la mente de Iciar Bollaín cuando a través de proyectos como Apadrina un Olivo, conoció la realidad cortoplacista que estaba «asesinando» a miles de olivos milenarios.
Como directora de cine, entendió que lo que mejor podía hacer para aportar su granito de arena a esta terrible situación era crear un filme contra el inconformismo y en favor de la esperanza de que no todo está muerto y acabado. No es una denuncia, ni un drama social tradicional sino que tiene tono de cuento.
“Es un cuento sobre lo que ha pasado en este país y lo que nos gustaría que pasara a partir de ahora. No tiene el tono agresivo de la denuncia porque está contado desde un lugar muy emotivo y, además con mucho humor. Las emociones salen desde la risa y el absurdo. Suena un poco religioso pero habla de creer, porque parece absurdo ir a la búsqueda de un olivo, a miles de kilómetros de tu pueblo, si uno no tiene la seguridad de que lo va a conseguir.” Bollaín.
Es la visión y los ritmos de la naturaleza frente a la urgencia de la ambición humana. Y eso está muy bien contado en El Olivo, porque frente a las laderas apacibles de olivos, Bollaín ha retratado ese otro paisaje de la burbuja inmobiliaria, las prisas y la corrupción -que además de corrupta es hortera- de la franja española mediterránea, simbolizada en esa mansión con piscina vacía ornamentada con una réplica de la Estatua de la Libertad.
Fotograma de la película ‘El Olivo’ de Iciar Bollaín. Foto: José Haro.
“Es que este árbol no es nuestro. No nos pertenece. Es de la historia, de la vida, de la tierra, de nuestros abuelos y bisabuelos y tatarabuelos. No es nuestro”. Es una de las escenas y de las frases más impactantes de la película. Es el alegato que hace un agricultor frente a sus hijos, que quieren vender un olivo milenario para obtener un dinero que les viene muy bien para tapar agujeros de sus maltrechas economías.
Fotograma de la película ‘El Olivo’ de Iciar Bollaín. Foto: José Haro.
Ésa es también la frase de la película que se le ha quedado grabada a José Alfredo Martín, co-fundador de Apadrina Un Olivo, proyecto con epicentro en el pueblo turolense de Oliete; llevan dos años dando visibilidad al abandono de los olivares de la comarca. “Desde luego que la película de Iciar nos va a ayudar a dar más proyección a nuestro empeño. La película te toca, y eso por supuesto que ayuda a concienciar sobre el problema”.
La película El Olivo y el proyecto Apadrina Un Olivo coinciden en algo fundamental: Soñar con un ideal. Perseguir lo que puede parecer una utopía dentro de este rígido orden neoliberal mundial.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.