Actualizado el sábado, 13 enero, 2024
Los astronautas de la Estación Espacial Internacional (EEI), cuya actividad se puede ver en directo ocasionalmente, están fotografiando nuestro planeta de noche, y las imágenes resultantes nos revelan un importante problema.
El proyecto científico ciudadano “Cities at Night” (“Ciudades de Noche”), encabezado por un grupo de astrofísicos de la Universidad Complutense de Madrid, que pretende crear un mapamundi lumínico a partir de las fotografías de la EEI, ha revelado una realidad preocupante: las luces LED, pese al ahorro energético que suponen, están empeorando la contaminación lumínica. Los cambios experimentados por algunas ciudades son tan importantes que el personal de la estación espacial puede distinguirlos a simple vista.
La contaminación lumínica conlleva una serie de peligros que no podemos obviar. Empezando por la pérdida de la esencia de la oscuridad nocturna, es decir, la incapacidad de observar la luz de las estrellas y el resto de astros, varios estudios han demostrado que la exposición lumínica de noche puede afectar negativamente a los ciclos de sueño y está directamente relacionada con el riesgo de contraer varios tipos de cáncer.
Esta tendencia nos plantea un inquietante problema de prioridades medioambientales: reducir el gasto energético o aumentar la contaminación lumínica.
A través de una serie de GIFS que mostramos a continuación, podemos observar de un vistazo el dramático cambio a nivel de alumbrado que han experimentado algunas de las principales ciudades del mundo en el transcurso de unos pocos años.
Milán: 2012 y 2015
Antes de su transición al uso de luces LED, las afueras de la ciudad italiana presentaban un nivel de contaminación lumínica similar al del centro. Como podemos er en las imágenes, esta situación ha cambiado de manera drástica en apenas 3 años:
Madrid: 2011 y 2015
El cambio que podemos observar en Madrid también ha sido espectacular en un corto periodo de tiempo:
Los Ángeles: 2010 y 2012
Ciudad de México: 2003 y 2011
Seúl: 2011 y 2014
Londres: 2008 y 2012
Estas no son las únicas ciudades que sufren este problema. En líneas generales, las mayores ciudades del mundo siguen esta preocupante tendencia. Por ejemplo, en el barrio neoyorquino de Brooklyn han aparecido voces en contra de la utilización de luces LED en las áreas residenciales ya que afecta negativamente al descanso de sus habitantes. Los efectos negativos de esta forma de ahorro energético, no sólo afecta al reloj biológico de las personas, también al de los animales, alterando sus ciclos nocturnos y creando confusión en sus hábitos de caza, migración e incluso en su fisiología interna.
¿Existe una solución intermedia?
Por supuesto. Actualmente contamos con los conocimientos y la tecnología suficiente para prevenir la emisión de luz en lugares o momentos en los que no es necesaria. Existen numerosos sistemas que regulan automáticamente la cantidad de luz emitida en edificios y espacios públicos en función de las necesidades, lo cual a su vez revierte en un uso más eficiente y un ahorro considerable de energía.
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