Actualizado el miércoles, 3 enero, 2024
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Mind Over Money revela cuánto nuestro bagaje psicológico y nuestras asociaciones irracionales afectan las decisiones que tomamos sobre el dinero. Desde nuestra afinidad nostálgica por los billetes de banco hasta cuánto ahorramos y en qué gastamos nuestro dinero, nuestro comportamiento está influenciado por años de «socialización financiera» que a menudo desconocemos por completo. Al reconocer que este comportamiento suele ser irracional, podemos crear estrategias que nos ayuden a reconfigurar nuestros cerebros y hacer que el dinero trabaje a favor de nosotros y no en nuestra contra. Aquí te resumimos sus principales consejos pero desde este enlace, puedes acceder gratis a los mejores libros sobre finanzas. Si te encantan los libros de finanzas y apuestas de inversión inteligente, también puedes disfrutar de los mejores audiolibros gratis a través de este enlace.
El dinero está tan cargado y cargado de significado que es casi imposible actuar racionalmente en torno a él. Sobreestimamos cuánto tenemos y somos demasiado optimistas sobre cuánto ahorraremos. Somos susceptibles al marketing que juega con nuestro sesgo de confirmación y nuestra actitud relajada hacia el crédito. Para cambiar nuestro comportamiento y tomar decisiones poderosas sobre cómo gastamos nuestro dinero, primero debemos familiarizarnos con nuestro propio pensamiento irracional.
Aprenda a dominar su pensamiento sobre el dinero
¿Alguna vez ha hecho una resolución de Año Nuevo para comenzar a ahorrar para su pensión, solo para descubrir que para el próximo año no ha logrado ahorrar un centavo? ¿Está frustrado y desconcertado por sus propios hábitos de compra erráticos?
A todos nos gusta pensar que somos criaturas racionales que toman decisiones geniales e informadas sobre todo en nuestras vidas. Pero cuando se trata de dinero, eso simplemente no es cierto. Cuando somos pequeños, nuestros padres ya nos están “socializando financieramente”, absorbiendo información sobre lo que significa el dinero y cómo comportarnos con él. Para cuando crecemos, el dinero se superpone con nuestras propias asociaciones y emociones complejas. Lo vinculamos con la comodidad, la libertad y la seguridad. Puede hacernos sentir exuberantes o llenos de vergüenza. No es de extrañar que no podamos tomar decisiones racionales: ¡el dinero empuja todos nuestros botones!
Tendrá la oportunidad de explorar su propio pensamiento irracional sobre el dinero y se empoderará para tomar mejores decisiones sobre cómo lo gasta y en qué lo gasta.
Aprenderás
- por qué el vino barato puede ser tan placentero como la mejor cosecha;
- cómo el dinero puede actuar realmente como una barrera para la motivación en nuestro trabajo; y
- por qué no podemos soportar ver que el dinero arda en llamas.
Entendiendo y Superando las Actitudes Tóxicas Hacia el Dinero en la Cultura Española
En mi humilde opinión, con la que puedes estar de acuerdo o no, existen cuatro formas tóxicas de relacionarse con el dinero en nuestra sociedad. Vamos a profundizar en cada una de estas mentalidades y explorar el impacto perjudicial que pueden tener en el bienestar financiero.
1. Indiferencia: El Despreocupado Financiero
Algunas personas adoptan la actitud de que «el dinero no es importante», «el dinero no compra la felicidad» o «no necesito dinero para ser feliz». Al abrazar esta indiferencia, es probable que te encuentres atrapado en la carrera de la rata, comparando precios sin cesar para encontrar los productos más baratos, votando por políticas que aumenten los impuestos a los ricos y condenando a tu familia a una vida miserable.
La indiferencia hacia el dinero puede parecer una postura noble, pero a menudo conduce a una lucha perpetua por la estabilidad financiera.
2. Miedo: El Averso al Dinero
Una parte sustancial de la sociedad española se relaciona con el dinero a través del miedo. Este miedo se manifiesta de diversas maneras:
- Miedo a ser honestos con sus jefes y enfrentar posibles despidos.
- Miedo a invertir en el desarrollo personal, como comprar un libro que podría cambiar sus vidas.
- Miedo a aventurarse en inversiones en el mercado de valores.
- Miedo a ganar más dinero.
- Miedo a pensar en grande y tomar decisiones audaces.
Muchos optarían por un trabajo seguro pero poco inspirador, como funcionario en Correos, ganando 1,200 euros al mes, solo para escapar de estos miedos.
Superar el miedo al dinero es esencial para el crecimiento personal y financiero.
3. Ansia: El Obsesionado con el Dinero
Por otro lado, hay quienes ansían obsesivamente el dinero. Este deseo insaciable puede tomar diversas formas:
- Algunos ceden ante el impulso de comprar cualquier cosa anunciada en televisión u online.
- Otros acumulan cada céntimo, negándose a gastar ni un euro, impulsados por un deseo intenso de ahorrar.
- Hay quienes persiguen incansablemente más y más dinero, a menudo a expensas de descuidar a sus familias.
Para estas personas, el dinero deja de ser un medio para un fin; se convierte en una fuerza tóxica que envenena y destruye sus vidas.
Gestionar la ansia de dinero es crucial para mantener una relación saludable con la riqueza.
4. Ego: El Egoista Financiero
Piensa en el emprendedor convencido de que «los consumidores se equivocan» porque su producto vende menos que un llavero de la Virgen María en una tienda de Damasco. O en el inversor que se aferra a acciones en caída, negándose a vender porque «el mercado no valora correctamente a la compañía». Incluso en el amigo endeudado hasta las trancas que decide usar la tarjeta para presumir un nuevo iPhone frente a vecinos o colegas de oficina.
Estas personas mantienen una relación tóxica con el dinero porque no pueden dejar de lado su ego.
Dominar las decisiones financieras impulsadas por el ego es clave para lograr la verdadera libertad financiera.
En conclusión, entender y superar estas actitudes tóxicas hacia el dinero es vital para el éxito financiero. Ya sea que seas indiferente, temeroso, ansioso o impulsado por el ego, reconocer y abordar estos problemas puede allanar el camino hacia una relación más saludable y próspera con el dinero. Libérate de las cadenas que te
¿Cómo influye la psicología en las decisiones financieras de las personas?
La influencia de la psicología en las decisiones financieras de las personas es profunda y compleja. Aquí exploraremos algunos aspectos clave de esta conexión crucial:
- Percepción del Valor: La psicología desempeña un papel esencial en cómo percibimos el valor del dinero y los bienes. Las emociones y experiencias personales influyen en nuestra disposición para gastar o ahorrar.
- Miedo y Toma de Decisiones: El miedo, una emoción poderosa, puede afectar las decisiones financieras. El temor a la pérdida o a la inseguridad financiera puede llevar a decisiones impulsivas o a la evitación de riesgos.
- Análisis de Riesgos: Las personas a menudo toman decisiones financieras basadas en su tolerancia al riesgo. La psicología juega un papel crucial al determinar cuánto riesgo estamos dispuestos a asumir y cómo evaluamos las posibles recompensas.
- Influencia Social: Las interacciones sociales y la presión de grupo pueden influir en las decisiones financieras. Las personas pueden gastar o invertir ciertas cantidades para adaptarse a las expectativas sociales o seguir tendencias.
- Planificación a Largo Plazo vs. Gratificación Instantánea: La psicología del tiempo también es un factor. Algunas personas buscan la gratificación instantánea, mientras que otras pueden planificar a largo plazo. Estas diferencias afectan la manera en que manejamos nuestro dinero.
- Ciclos Emocionales: Los altibajos emocionales pueden impactar las decisiones financieras. En momentos de estrés, las personas pueden tomar decisiones impulsivas, mientras que en momentos de euforia pueden asumir riesgos innecesarios.
- Autocontrol Financiero: La capacidad de ejercer autocontrol en asuntos financieros está vinculada a la psicología. Resistir las tentaciones de gasto impulsivo requiere un equilibrio emocional y autoconciencia.
- Experiencias Pasadas: Las experiencias financieras pasadas, ya sean positivas o negativas, influyen en nuestras actitudes y comportamientos financieros futuros. Las lecciones aprendidas pueden afectar la aversión o afinidad hacia ciertos tipos de inversiones o gastos.
La psicología desempeña un papel integral en las decisiones financieras. Comprender cómo nuestras emociones, percepciones y experiencias afectan nuestras elecciones puede ayudarnos a tomar decisiones más informadas y equilibradas en el ámbito financiero.
¿Cuáles son los factores psicológicos que llevan a la indiferencia hacia el dinero?
La indiferencia hacia el dinero puede estar influenciada por varios factores psicológicos que configuran la percepción y la actitud de una persona hacia la riqueza. Algunos de estos factores incluyen:
- Creencias Personales: Las creencias arraigadas, como «el dinero no es importante» o «no compra la felicidad,» pueden conducir a una actitud de indiferencia hacia el dinero. Estas creencias pueden formarse a través de la crianza, la cultura o experiencias de vida.
- Experiencias Previas Negativas: Experiencias pasadas de dificultades financieras o traumas relacionados con el dinero pueden generar una actitud de indiferencia como mecanismo de defensa. Evitar el tema puede ser una forma de lidiar con el estrés asociado.
- Enfoque en Otros Valores: Aquellas personas que priorizan valores no materiales, como relaciones, experiencias o contribuciones a la sociedad, pueden desarrollar una indiferencia hacia el dinero. Ven la riqueza como menos relevante para su bienestar general.
- Desconexión Emocional: Algunas personas eligen desconectarse emocionalmente del dinero para evitar el estrés asociado con las preocupaciones financieras. Esto puede resultar en una indiferencia aparente, donde las decisiones financieras se toman de manera despreocupada.
- Miedo a la Responsabilidad: El manejo del dinero conlleva responsabilidades, y algunas personas pueden sentir miedo o ansiedad ante la carga de tomar decisiones financieras. La indiferencia puede ser una forma de evitar este tipo de responsabilidad.
- Enfoque en la Espiritualidad o Filosofía de Vida: Aquellas personas que siguen filosofías de vida que minimizan la importancia de la riqueza material pueden adoptar una actitud de indiferencia hacia el dinero, considerándolo como un aspecto secundario en la búsqueda de significado y propósito.
- Desconocimiento Financiero: La falta de conocimiento sobre finanzas y la incapacidad para comprender completamente el funcionamiento del dinero pueden llevar a la indiferencia. La incomodidad con el tema puede resultar en una actitud de evasión.
- Descontento con el Materialismo: Aquellos que critican el materialismo excesivo y las actitudes consumistas pueden volverse indiferentes hacia el dinero como una forma de resistencia a estas tendencias culturales.
- Búsqueda de Equilibrio: Algunas personas buscan un equilibrio entre la búsqueda de la riqueza y otros aspectos de la vida. Esta búsqueda de equilibrio puede manifestarse como una actitud aparente de indiferencia hacia el dinero.
- Niveles de Autoestima: La autoestima puede influir en cómo las personas perciben su valía personal. Aquellas con baja autoestima pueden desarrollar una indiferencia hacia el dinero como una forma de no confrontar su propia valía a través de logros financieros.
Es importante señalar que estos factores pueden coexistir y variar entre individuos. La indiferencia hacia el dinero es multifacética y puede surgir de una combinación única de influencias psicológicas y experiencias de vida.
¿Cómo el miedo afecta las elecciones financieras y la planificación a largo plazo?
El miedo ejerce una influencia significativa en las elecciones financieras y la planificación a largo plazo, afectando diversas áreas de la vida económica de una persona. Aquí se detallan algunas formas en las que el miedo puede impactar en estas decisiones:
- Evitación de Riesgos: El miedo a la pérdida financiera puede llevar a la evitación de inversiones o decisiones que impliquen ciertos niveles de riesgo. Las personas pueden optar por opciones más seguras, aunque potencialmente menos rentables, para evitar la posibilidad de pérdidas.
- Postergación de Decisiones: El temor al error financiero puede resultar en la procrastinación a la hora de tomar decisiones importantes. Las personas pueden posponer la inversión, la planificación para la jubilación o la gestión de deudas debido al miedo a tomar la elección incorrecta.
- Falta de Diversificación: El miedo puede llevar a una falta de diversificación en las inversiones. Las personas pueden sentirse más cómodas concentrando sus activos en opciones conocidas o de bajo riesgo, en lugar de distribuir sus inversiones de manera más equitativa.
- Incapacidad para Aprovechar Oportunidades: El miedo a lo desconocido puede llevar a la pérdida de oportunidades de inversión potencialmente beneficiosas. La aversión al riesgo puede limitar la participación en mercados emergentes o innovaciones financieras.
- Decisiones Basadas en Emociones: El miedo puede provocar decisiones impulsivas basadas en emociones en lugar de una evaluación racional de las opciones. La ansiedad financiera puede llevar a compras o ventas impulsivas que no están respaldadas por una estrategia a largo plazo.
- Falta de Planificación para el Futuro: El miedo puede dificultar la planificación a largo plazo, ya que las personas pueden centrarse más en las preocupaciones inmediatas. La falta de una visión a largo plazo puede afectar negativamente la jubilación, la educación de los hijos y otros objetivos financieros a largo plazo.
- Aversión al Endeudamiento: El miedo al endeudamiento excesivo puede llevar a una aversión al crédito, incluso cuando el endeudamiento puede ser estratégico y beneficioso en ciertos contextos. Esta aversión puede limitar las oportunidades de inversión y crecimiento económico.
- Ansiedad Financiera Constante: El miedo persistente puede generar ansiedad financiera constante, afectando la calidad de vida y la toma de decisiones. La falta de tranquilidad puede influir en la capacidad para tomar decisiones financieras fundamentadas.
- Impacto en la Calidad de Vida: El miedo puede influir en la calidad de vida actual y futura al limitar las elecciones relacionadas con gastos y experiencias. Las personas pueden privarse de ciertos placeres o experiencias por temor a comprometer su situación financiera.
- Efectos en la Salud Mental: La constante preocupación y ansiedad relacionadas con el dinero pueden tener impactos negativos en la salud mental. El miedo financiero crónico puede contribuir al estrés y la depresión.
El miedo puede tener efectos profundos en las elecciones financieras y la planificación a largo plazo, afectando la capacidad de tomar decisiones informadas y estratégicas para el bienestar financiero a largo plazo.
¿Qué papel desempeña la ansia por el dinero en la gestión financiera personal?
La ansia por el dinero puede desempeñar un papel significativo en la gestión financiera personal, influyendo en las decisiones y comportamientos de manera notable. Aquí se exploran algunos aspectos clave de cómo la ansia por el dinero puede afectar la administración de las finanzas personales:
- Gasto Compulsivo: Aquellos que sienten una ansia desmedida por el dinero pueden caer en patrones de gasto compulsivo. La necesidad constante de adquirir bienes y servicios puede llevar a decisiones financieras impulsivas y, a menudo, no planificadas.
- Búsqueda Obsesiva de Oportunidades de Inversión: La ansia por el dinero puede impulsar a las personas a buscar constantemente nuevas oportunidades de inversión, incluso sin realizar un análisis adecuado de los riesgos asociados. Esto puede conducir a decisiones financieras arriesgadas.
- Ahorrar Obsesivamente: Algunas personas con ansia por el dinero adoptan un enfoque extremo hacia el ahorro, llegando al punto de evitar gastos incluso en áreas importantes como la salud o la educación. Este comportamiento puede afectar negativamente la calidad de vida.
- Sacrificios Personales y Relacionales: Aquellos con una fuerte ansia por el dinero a veces están dispuestos a sacrificar relaciones personales, tiempo libre o incluso su propia salud en la búsqueda constante de acumular riqueza. La obsesión puede dificultar la búsqueda de un equilibrio saludable en la vida.
- Riesgos Excesivos en Inversiones: La ansia por ganar más dinero puede llevar a la toma de riesgos excesivos en inversiones. La búsqueda implacable de rendimientos más altos puede resultar en decisiones financieras imprudentes y pérdidas significativas.
- Competencia Constante: Aquellos con ansia por el dinero pueden caer en una constante competencia con otros en términos de éxito financiero. Esto puede generar estrés, envidia y una sensación constante de insatisfacción, incluso cuando se logran metas financieras.
- Falta de Satisfacción: La ansia por el dinero a menudo se asocia con una falta de satisfacción constante. A pesar de alcanzar ciertos niveles de riqueza, las personas pueden sentir que nunca es suficiente, lo que puede afectar negativamente su bienestar emocional.
- Relación Tóxica con el Trabajo: Aquellos impulsados por la ansia de dinero pueden desarrollar una relación tóxica con el trabajo, sacrificando el equilibrio entre la vida laboral y personal en busca de mayores ingresos. Esto puede afectar la salud mental y el bienestar general.
- Estilo de Vida Desmesurado: La ansia por el dinero a veces se traduce en un estilo de vida desmesurado. La compra constante de artículos de lujo o la adopción de hábitos de gasto ostentosos pueden generar problemas financieros a largo plazo.
- Impacto en la Salud Mental: La obsesión por el dinero puede tener un impacto significativo en la salud mental. La ansiedad constante y el estrés asociados con la búsqueda incesante de riqueza pueden dar lugar a problemas de salud mental como la ansiedad y la depresión.
La ansia por el dinero puede tener consecuencias significativas en la gestión financiera personal. Es fundamental equilibrar el deseo de prosperidad con una perspectiva saludable y sostenible sobre el dinero para mantener un bienestar general y una gestión financiera equilibrada.
¿De qué manera el ego impacta las decisiones de inversión y gastos de una persona?
El ego puede tener un impacto sustancial en las decisiones de inversión y gastos de una persona al influir en la toma de decisiones de manera impulsiva y, a veces, irracional. Aquellos con un ego inflado pueden sentir la necesidad de tomar riesgos excesivos en inversiones para demostrar su destreza financiera, incluso ignorando señales de advertencia. Además, el deseo de mantener una imagen de éxito puede llevar a decisiones de gasto ostentosas e innecesarias, priorizando la impresión externa sobre la estabilidad financiera a largo plazo. El ego puede nublar la objetividad y provocar una sobrevaloración de las habilidades financieras, lo que potencialmente conduce a elecciones que no están respaldadas por un análisis prudente. En última instancia, la gestión del ego es esencial para tomar decisiones financieras más fundamentadas y alineadas con metas realistas.
¿Cuál es la relación entre la autoestima y la salud financiera?
La relación entre la autoestima y la salud financiera es estrecha y compleja. Una autoestima saludable tiende a correlacionarse con una mayor capacidad para tomar decisiones financieras informadas y asertivas. Individuos con una sólida autoestima suelen establecer metas financieras realistas, manejar el estrés relacionado con el dinero de manera más efectiva y mantener una visión equilibrada de su valía personal, independientemente de su situación financiera. Por otro lado, una baja autoestima puede manifestarse en patrones de gasto impulsivos, miedo a asumir riesgos financieros, y una tendencia a subestimar el propio valor, lo que puede resultar en elecciones económicas menos favorables. En última instancia, cultivar una autoestima positiva puede contribuir a una salud financiera más sólida al empoderar a las personas para tomar decisiones que respalden su bienestar económico y emocional.
¿Cómo pueden superarse los miedos relacionados con el dinero?
Superar los miedos relacionados con el dinero implica un proceso de autoreflexión y acción. En primer lugar, es esencial identificar y comprender las raíces específicas de esos temores, ya sean experiencias pasadas, creencias arraigadas o la falta de conocimiento financiero. Luego, buscar educación financiera y asesoramiento puede proporcionar las herramientas necesarias para abordar las preocupaciones de manera más informada. Establecer metas financieras claras y realistas puede ayudar a canalizar el miedo en una dirección más positiva, brindando un sentido de propósito y control. Además, desarrollar una red de apoyo, ya sea a través de amigos, familiares o profesionales financieros, puede ofrecer el respaldo necesario para superar la ansiedad relacionada con el dinero. Practicar el autocontrol emocional y aprender a manejar el estrés financiero también son pasos cruciales para cultivar una mentalidad más saludable en relación con el dinero. En última instancia, enfrentar gradualmente los miedos, combinado con una educación financiera continua, puede conducir a una mayor confianza y una toma de decisiones más tranquila en el ámbito financiero.
¿Cuáles son las estrategias para manejar la ansia descontrolada por acumular riqueza?
Para manejar la ansia descontrolada por acumular riqueza, es crucial adoptar estrategias que promuevan un equilibrio saludable entre la búsqueda de éxito financiero y el bienestar personal. En primer lugar, establecer metas financieras realistas y alcanzables puede ayudar a redirigir la ansia hacia objetivos concretos y sostenibles. Practicar la gratitud por las posesiones y logros existentes puede contrarrestar la tendencia a siempre querer más. Implementar un presupuesto cuidadoso y seguimiento de gastos puede proporcionar un control más firme sobre las finanzas, evitando gastos impulsivos. Además, dedicar tiempo a actividades que no estén centradas en el dinero, como relaciones interpersonales, pasatiempos o el cuidado personal, puede contribuir a mantener una perspectiva equilibrada. Buscar orientación profesional, ya sea a través de asesores financieros o terapeutas, también puede ser beneficioso para abordar las raíces emocionales de la ansia descontrolada. En última instancia, cultivar una mentalidad de abundancia y reconocer la importancia de la calidad de vida sobre la acumulación constante de riqueza puede ser clave para gestionar de manera efectiva esta ansia.
¿Cómo se puede equilibrar la seguridad financiera con la toma de riesgos en las inversiones?
Equilibrar la seguridad financiera con la toma de riesgos en las inversiones implica una estrategia cuidadosa y una comprensión profunda de los objetivos financieros personales. En primer lugar, es fundamental establecer un colchón financiero de emergencia para cubrir gastos inesperados antes de aventurarse en inversiones más arriesgadas. Diversificar la cartera es clave: distribuir inversiones en diferentes clases de activos y mercados puede reducir el riesgo global. Además, asignar porcentajes específicos del portafolio a inversiones seguras, como bonos o fondos de bajo riesgo, y a inversiones más arriesgadas, como acciones o criptomonedas, permite mantener un equilibrio adecuado.
Mantener una perspectiva a largo plazo y resistir la tentación de decisiones impulsivas en respuesta a las fluctuaciones del mercado es esencial. La educación continua sobre los diferentes instrumentos financieros y la consulta con asesores profesionales pueden proporcionar información valiosa para tomar decisiones informadas. Ajustar la tolerancia al riesgo a medida que evolucionan las circunstancias personales y económicas también contribuye a mantener un equilibrio efectivo entre seguridad financiera y toma de riesgos. En última instancia, encontrar el equilibrio adecuado implica una evaluación constante y una adaptación gradual para asegurar un crecimiento financiero sostenible.
¿Qué medidas pueden tomarse para evitar que el ego obstaculice las decisiones financieras saludables?
Para evitar que el ego obstaculice las decisiones financieras saludables, es esencial adoptar medidas conscientes y promover una mentalidad equilibrada. En primer lugar, practicar la autoconciencia y reconocer la influencia del ego en las decisiones financieras es fundamental. Cultivar la humildad permite admitir la posibilidad de errores y aprender de ellos, en lugar de dejar que el ego impida la toma de decisiones informadas.
Establecer metas financieras realistas y alineadas con valores fundamentales ayuda a mantener el enfoque en objetivos tangibles en lugar de buscar validación externa. La diversificación de inversiones, basada en análisis racional en lugar de impulsos egoístas, puede reducir el riesgo asociado con decisiones influenciadas por el ego.
Buscar asesoramiento financiero profesional proporciona una perspectiva objetiva y puede contrarrestar las decisiones impulsivas basadas en la autoconfianza excesiva. Fomentar la colaboración en la toma de decisiones financieras con parejas, familiares o colegas también puede actuar como un amortiguador contra la influencia del ego.
Mantener una mentalidad de aprendizaje continuo y estar dispuesto a adaptarse a nuevas circunstancias financieras son medidas clave para prevenir que el ego afecte negativamente las decisiones. En resumen, practicar la humildad, fijar metas realistas, buscar asesoramiento y mantener una mentalidad de aprendizaje contribuyen a evitar que el ego se convierta en un obstáculo para decisiones financieras saludables.
atan y abraza una mentalidad que potencie tu viaje financiero.
El dinero evoca sentimientos fuertes en todos nosotros
Imagínese ver un millón de dólares arder en llamas en una hoguera, la enorme pila de billetes de 50 dólares emitiendo eructos de humo fétido mientras se quema. ¿Cómo te sentirías? Probablemente nada menos que horror y furia desenfrenados, ¿verdad?
Bueno, eso es precisamente lo que hizo el dúo de arte británico, la Fundación K, en 1994: prendieron fuego a un millón de libras. ¿La motivación detrás de su acción? Realizar una obra de arte conceptual.
Probablemente se esté preguntando por qué diablos dos hombres quemarían una suma tan grande de dinero, dinero que podría haber sido utilizado para comprar comida para los hambrientos o casas para los desamparados. ¿Cómo pudieron haber sido tan egoístas?
Según uno de los miembros del dúo artístico, Bill Drummond, en realidad no habían destruido nada real. Habían quemado una gran pila de papel en lugar de, digamos, manzanas y pan.
Y ahí radica la contradicción inherente al dinero. En cierto modo, Drummond tiene razón. El papel moneda en sí mismo no tiene valor, o al menos lo sería si vivieras en una isla desierta donde no hubiera nada que comprar.
Pero no vivimos en una isla así. En realidad, se puede cambiar un millón de libras por una enorme variedad de cosas. Podría comprar camiones cargados de manzanas o incluso crear un huerto de manzanas enorme que podría alimentar a los escolares de las generaciones venideras.
Si la Fundación K hubiera destruido un yate o un anillo de diamantes valorado en un millón de libras, es posible que hubieran recibido una reacción menor. Pero en cambio destruyeron algo que era esencialmente un cheque en blanco para los sueños y aspiraciones de todos. Es comprensible que esto los haya llevado a enfrentarse a una gran controversia.
La reacción que recibió el dúo artístico se deriva de una simple verdad: todos infundimos significado al dinero. Imaginamos lo que podríamos hacer con él, o cómo podría hacer nuestras vidas más fáciles, felices y poderosas. Resentimos a otros que tienen más de eso. Y lamentamos las veces que lo hemos perdido.
El dinero afecta tanto nuestras vidas que muchos anhelan entrar en una utopía libre de divisas. Imagínese un mundo en el que nunca tendríamos que preocuparnos por las hipotecas, ¡o por cómo comprar una barra de pan!
Pero tal vez el dinero en sí no sea el problema. En cambio, tal vez sea la forma en que permitimos que afecte inconscientemente nuestras elecciones y estados psicológicos. Examinaremos nuestra relación con el dinero y cómo influye en nuestras elecciones de vida.
Pasamos por la socialización financiera a una edad muy temprana
Comenzamos a aprender sobre el dinero a una edad muy temprana a medida que estudiamos los comportamientos y las respuestas de nuestros padres. Pero, ¿qué tan joven?
Bueno, en un experimento en un jardín de infancia finlandés, se pidió a un grupo de niños de seis años que crearan una obra de teatro de su propio diseño. Todas las decisiones, desde la historia hasta el escenario y el reparto, eran de ellos. La investigadora Marleena Stolp los observó durante seis semanas y descubrió que el dinero dominaba las conversaciones de los niños de kindergarten. Hablaron extensamente sobre qué cobrar por los boletos y qué mercadería podrían vender para generar ingresos adicionales. Esto fue a pesar del hecho de que las consideraciones financieras no eran una parte explícita de la tarea. Ya, a la edad de seis años, tenían conocimientos sofisticados sobre la necesidad de generar dinero y cómo hacerlo de manera efectiva.
Aún más sorprendente, los estudios han demostrado que los niños ya tienen ideas fijas sobre cómo el dinero afecta el estatus social. En un estudio, a niños de hasta cinco años se les mostraron dos fotografías y se les pidió que imaginaran a los habitantes. Una foto era de una casa destartalada y destartalada con pintura descascarada; el otro mostraba una casa reluciente y bien mantenida. Los niños de clase media se apresuraron a juzgar a los habitantes de la casa en ruinas, afirmando que eran «vagos» y «malos». Ya habían absorbido los mensajes sociales sobre lo que significa tener, o no tener, dinero.
Estudios como estos muestran que los niños pequeños absorben el conocimiento sobre el dinero y su importancia al observarnos a los adultos. Entonces, ¿cómo podemos proporcionarles una buena base para lidiar con el dinero?
Podemos empezar siendo más abiertos y honestos con ellos. Los investigadores han descubierto que muchos niños llegan a la edad adulta sin tener idea de lo que ganan o ahorran sus padres. Esto puede darles una idea distorsionada de las finanzas del hogar y de cómo funciona el dinero. El psicólogo Neale Godfrey sugiere remediar eso siendo explícito sobre las finanzas del hogar mientras sus hijos aún son pequeños, e incluso gravando su dinero de bolsillo para ayudarlos a comprender cómo funciona el dinero en el mundo real.
Pero aún más importante que lo que decimos es lo que hacemos . Los niños están exquisitamente sintonizados con el comportamiento de sus padres. Si nos dedicamos a gastar mucho dinero, o estamos ansiosos por el dinero, lo absorberán. Al final del día, la mejor manera en que podemos darles a nuestros hijos competencia financiera es poner en orden nuestros propios asuntos.
Nunca abandonamos nuestra fascinación por los billetes y las monedas
¿Recuerda la primera vez que se dio cuenta del dinero? Quizás un abuelo le dio una factura nítida por su cumpleaños. O empezaste a acumular todo el cambio que pudiste encontrar en una alcancía.
Los niños pequeños valoran el dinero como un objeto en sí mismo. Es brillante, está decorado con cabezas y animales y tiene un peso satisfactorio en la palma. Los billetes de papel se arrugan satisfactoriamente, lucen colores exóticos y se pueden guardar en una billetera.
A medida que crecemos, permanece esa fascinación inicial por el dinero como objeto. Si bien nos gustaría pensar que tenemos ideas sofisticadas sobre el ahorro y el crédito, todavía estamos apegados irracionalmente a los billetes y monedas reales.
Los objetos monetarios están imbuidos de una gran importancia simbólica. En parte, esa es la razón por la que la gente se molestó tanto cuando la Fundación K quemó ese fajo de billetes. En países como Australia y Estados Unidos, incluso es ilegal destruir o desfigurar el dinero.
El aspecto del dinero también es una fuente habitual de disputas. De hecho, no hay debates más acalorados que aquellos sobre quién debe colocarse la cabeza en los billetes. Por ejemplo, cuando el Banco de Inglaterra decidió reemplazar a la abolicionista y reformadora de prisiones Elizabeth Fry por Winston Churchill en sus billetes de cinco libras, se produjo un furioso intercambio. Las activistas feministas incluso recibieron amenazas de muerte por protestar contra la medida. Esto solo demuestra lo potente que es el dinero como símbolo tanto del nacionalismo como de la influencia económica.
Y ayuda a explicar por qué muchos países europeos se sintieron ofendidos por la introducción del euro en 2002. De repente, los billetes y monedas que les eran tan familiares fueron reemplazados por una moneda completamente desconocida. Probablemente, parte de la reacción también se debió a la nostalgia. La gente quería seguir usando el dinero que sus padres y abuelos habían usado durante generaciones.
Los cambios de moneda también presentan problemas prácticos. Cuando nos vemos obligados a cambiar a usar dinero que no conocemos, puede parecer menos real, como el dinero de Monopoly. Y esto significa que podemos subestimar lo que realmente cuestan las cosas. Tomemos a Italia, por ejemplo. Después de la introducción del euro, la población en general asumió que las cosas se habían vuelto más baratas. Esto se debió a que los precios en euros estaban en un solo dígito, en marcado contraste con la lira italiana, que se midió en miles.
Los billetes y las monedas son sensualmente cautivadores y políticamente simbólicos. Pero, ¿qué sucede cuando comenzamos a pasar a los sistemas de crédito y dinero virtual? ¿Cómo pensamos entonces sobre el dinero?
Nuestros ahorros se están agotando a medida que nos volvemos cada vez más irracionales con el dinero
Desde el día en que nos regalaron las alcancías cuando éramos niños, todos hemos sido conscientes de la importancia de ahorrar dinero. A medida que envejecemos, esos mensajes se amplifican en graves advertencias sobre lo que nos sucederá si no empezamos a ahorrar para la jubilación hoy . Si ese es el caso, ¿cómo es que a muchos de nosotros nos resulta difícil ahorrar dinero, a pesar de nuestras mejores intenciones?
El aumento de las tarjetas de crédito ha sido catastrófico para nuestra capacidad de ahorrar. De hecho, la deuda personal en el Reino Unido se triplicó entre 1990, cuando se introdujeron ampliamente las tarjetas de crédito, y 2013. ¿Por qué? Bueno, los estudios han demostrado que las personas valoran el crédito y el efectivo de manera diferente. Aunque teóricamente el dinero que gastamos es exactamente el mismo, cuando compramos a crédito se siente menos real.
Esto se confirmó en un experimento con estudiantes del MIT, a quienes se les dio la oportunidad de pujar por las codiciadas entradas para un partido de baloncesto. A la mitad se les dijo que solo podían pagar en efectivo, que luego podían retirar de un cajero automático. La otra mitad solo podía usar tarjetas de crédito. Quizás como era de esperar, el grupo de efectivo ofertó, en promedio, la mitad de lo que hizo el grupo de tarjetas de crédito.
Nuestras concepciones del efectivo y el crédito no solo son irracionales, sino que también tenemos ideas sobre el gasto futuro que no están a la altura de la realidad. Por ejemplo, a menudo imaginamos que comenzaremos a ganar más en el futuro. Esto, por supuesto, significa que podremos ahorrar más dinero. Este optimismo irracional significa que constantemente estamos posponiendo el ahorro hasta un mañana hipotético, uno en el que ganaremos mucho y tendremos una disciplina financiera férrea.
Sin embargo, la verdad es que el comportamiento es muy difícil de cambiar. El mejor indicador que tenemos de cómo manejaremos el dinero en el futuro es cómo lo estamos manejando en este momento.
¡Pero esto no significa que debamos levantar las manos y dejar de intentar ahorrar por completo! Ser realistas sobre nuestros comportamientos nos da la oportunidad de desarrollar estrategias prácticas que realmente pueden funcionar. Por ejemplo, podemos ahorrar dinero en cuentas que nos penalicen por retirarlo demasiado pronto. O participe en esquemas como el programa Ahorre más mañana, en el que se compromete a ahorrar un porcentaje adicional de sus ingresos cada vez que obtenga un aumento de sueldo. A largo plazo, acabará aumentando considerablemente sus ahorros.
Todos somos propensos a la contabilidad mental cuando se trata de dinero
Estás en el supermercado abasteciéndote de suministros. Una buena botella de ginebra te llama la atención, pero te estremeces ante el precio: cuesta 20 dólares, ¡lo que parece demasiado caro! Una semana después estás de vacaciones, a punto de pedir un gin tonic en una terraza soleada. Cuesta 10 dólares, pero apenas se nota el precio. De hecho, ¡ya es hora de volver a llenarlo!
La mayoría de nosotros tomamos decisiones igualmente inconsistentes sobre cómo gastamos nuestro dinero. El concepto de intercambio monetario se basa en la idea de que un dólar vale la misma cantidad en todas las circunstancias, pero eso no tiene en cuenta el funcionamiento interno de la psicología humana.
Todos tenemos lo que Richard Thaler llama «cuentas mentales» en la cabeza, donde dividimos nuestro dinero en diferentes categorías. Por ejemplo, es común que las personas tengan una cuenta de «gastos diarios», una cuenta de «comestibles», una cuenta de «viajes», etc. La contabilidad mental explica por qué la misma persona que pellizca monedas de un centavo en el supermercado está dispuesta a gastar una pequeña fortuna en una bebida: una compra sale de la cuenta de “ultramarinos” y otra de la cuenta de “viajes”. Este último, de acuerdo con nuestro contador mental interno, ¡tiene cuerdas mucho más sueltas!
Además de la contabilidad mental, también somos propensos al pensamiento relativo . Esto implica que atribuyamos un valor diferente al dinero en relación con la cantidad total que estamos a punto de gastar. Por ejemplo, imagina que estás de vacaciones y quieres alquilar una bicicleta. Puede alquilar uno por 25 dólares en un lugar de alquiler convenientemente ubicado o recorrer 15 minutos para encontrar uno por 10 dólares. Es casi seguro que la mayoría de nosotros optaría por lo último; después de todo, ¡ese es el precio de un buen almuerzo en el camino!
Ahora imagine que tiene la opción de comprar un automóvil con la misma reducción de 15 dólares, pero el precio total es mucho más alto: miles de dólares. Como era de esperar, a la mayoría de nosotros no nos importaría lo suficiente como para obtener el descuento. Después de todo, ¿qué son 15 dólares cuando ya estás gastando tanto? En términos relativos, no mucho.
La contabilidad mental también se puede ver en acción aquí. Lo más probable es que la compra de un automóvil provenga de una cuenta mucho más grande que un viaje recreativo en bicicleta. Aún con 15 dólares se podría comprar un delicioso almuerzo, pero el pensamiento relativo significa que de repente no parece que valga la pena el esfuerzo.
Necesitamos ser conscientes de cómo el sesgo de confirmación da forma a nuestras percepciones
Rudy Kurniawan estaba haciendo una fortuna vendiendo vinos añejos raros, con ventas que superaban los 36 millones de dólares al año. Con su abrigo de cuero blanco característico y siempre llevando un caniche francés esponjoso, tenía una figura excéntrica y llamativa. Personas influyentes y millonarios confiaron en él para guiarlos hacia los vinos más raros y deliciosos.
Pero resultó que la operación de Kurniawan fue una farsa; de hecho, estaba vendiendo vino tinto barato con etiquetas elegantes. Lo sorprendente es cuánto tiempo pudo salirse con la suya. Los conocedores del vino fueron completamente engañados por su farol a pesar de tener papilas gustativas supuestamente refinadas.
La razón por la que fueron engañados es simple: los humanos tienen un poderoso sesgo de confirmación . Esto significa que veremos, escucharemos o probaremos lo que esperamos encontrar. A los sommeliers de Kurniawan les habían dicho que estaban a punto de probar un exquisito pinot noir de 50 años que valía miles de dólares, por lo que sus papilas gustativas estaban preparadas para probar algo delicioso y, efectivamente, lo hicieron.
Un equipo de investigadores del Instituto de Tecnología de California realizó un estudio científico de exactamente este fenómeno. Alimentaron a los participantes con gotitas de vino tinto mientras medían su actividad cerebral. Cuando los participantes probaron el vino que los investigadores pretendían que era caro, la corteza orbitofrontal medial de los participantes se iluminó. Esta es la parte del cerebro que registra las experiencias placenteras. Entonces, a pesar de que en realidad estaban bebiendo vino barato de supermercado, la sola idea de que era caro hizo que su experiencia real de beberlo fuera más placentera. ¡Así de poderoso es el sesgo de confirmación!
Incluso afecta a algo tan fundamental como el alivio del dolor. Los estudios han encontrado que los analgésicos costosos de marca se clasifican hasta en un tercio más efectivos que sus homólogos genéricos, ¡incluso cuando la composición de las píldoras es exactamente la misma! El gasto combinado con la reputación de la marca hace que la gente crea que el medicamento es más eficaz. Y, gracias a esta creencia, es más eficaz.
Entonces, ¿qué podemos aprender de todo esto, además de la lección obvia de que debes tener cuidado con los vendedores ambulantes de vino que se aferran a los caniches? Bueno, saber sobre el sesgo de confirmación no significa necesariamente que tengamos que salir y comprar siempre la marca más barata. Después de todo, si un analgésico funciona, entonces funciona, ya sea que su eficacia sea causada por sus ingredientes o por sus creencias. Pero una conciencia sana del sesgo de confirmación puede ayudarlo a tomar mejores decisiones. Y si no es así, ¡sin duda te ayudará a mantenerte alejado de los estafadores del vino!
El dinero puede obstaculizar la motivación en el trabajo
La sabiduría común dicta que el dinero puede motivar a las personas a hacer casi cualquier cosa. Después de todo, ¿nos levantaríamos e iríamos a trabajar todos los días si no hubiera pago de por medio? Probablemente no. Los investigadores han pasado décadas analizando cómo el dinero puede incentivar diferentes comportamientos, y los resultados han sido todo menos sencillos.
Por ejemplo, más dinero no siempre hace que la gente trabaje más duro. De hecho, con trabajos manuales repetitivos como la recolección de bayas, puede ser beneficioso pagar a las personas por canasta en lugar de por horas. Los trabajadores están motivados para trabajar más duro y más rápido cuando su productividad está directamente relacionada con su cheque de pago.
Los salarios más altos también pueden ser contraproducentes para profesionales altamente capacitados, como médicos o banqueros. A menudo, las personas que eligen trabajar en estos campos tienen una motivación intrínseca para hacer lo que hacen. Muchos encuentran el trabajo gratificante, significativo e intelectualmente estimulante. A otros simplemente les encanta la emoción de trabajar en un entorno de alto riesgo.
Por supuesto, estas personas quieren recibir un buen sueldo a fin de mes, pero el dinero es solo un aspecto de lo que motiva sus esfuerzos. De hecho, tratar de incentivarlos para que trabajen más duro dándoles un aumento puede ser contraproducente porque reemplaza su motivación interna natural por una externa. Se acostumbran a ser validados y recompensados con dinero y, de hecho, pueden dejar de trabajar en actividades que antes habían realizado voluntariamente.
Un experimento realizado por Edward Deci prácticamente lo demostró. Deci tomó a un grupo de estudiantes de periodismo y le dijo a la mitad de ellos que recibirían un bono en efectivo por cada buen titular que se les ocurriera; la otra mitad no esperaba recibir nada. Al final del experimento, el grupo no remunerado estaba creando buenos titulares al doble de la velocidad del grupo pagado, y la asistencia a las sesiones de lluvia de ideas del grupo no remunerado se mantuvo alta durante todo el experimento. En el grupo pagado, la asistencia se redujo drásticamente después de que se redujeron drásticamente las bonificaciones en efectivo. En realidad, el experimento les había robado la motivación para hacer algo que les encantaba hacer.
Sin embargo, hay una excepción a la regla cuando se trata de bonificaciones: cuando llegan por sorpresa. Recibir dinero que no esperamos en agradecimiento por una tarea bien hecha puede aumentar nuestra motivación. Pero si tales bonificaciones se convierten en la norma, no nos incentivarán a trabajar más duro en el futuro. Los veremos como parte de nuestra compensación regular y nos enojaremos si dejamos de recibirlos.
El dinero puede ayudar a resolver problemas sociales, a veces
El rendimiento laboral no es el único ámbito en el que se ha propuesto el dinero como un posible motivador. También se ha abordado algunos de nuestros problemas sociales más espinosos, como el comportamiento adictivo, ¡e incluso los puntajes de las pruebas en las escuelas!
Pero, ¿puede el dinero realmente resolver problemas como un sistema de educación pública que se tambalea? En 2007, un controvertido experimento distribuyó 9,4 millones de dólares entre 36.000 escolares de Estados Unidos. ¿La condición? Aprobar un examen o completar una tarea. Si bien hubo pequeñas mejoras en los resultados de las pruebas, el dinero no tuvo un gran efecto en general. El experimento funcionó mejor cuando se recompensa el esfuerzo en lugar de los logros específicos.
En otros contextos, el dinero puede marcar la diferencia en el desempeño de los estudiantes. En Bogotá, Colombia, por ejemplo, a los estudiantes de secundaria se les ofreció un bono en efectivo equivalente a 300 dólares estadounidenses si se graduaban de la escuela secundaria. Los resultados fueron sorprendentes: los niveles de graduación subieron del 22 al 72 por ciento en cuestión de años.
¿Por qué sería eso? Bueno, 300 dólares en Colombia no es una suma pequeña. De hecho, es suficiente para pagar un título universitario completo. Con una recompensa tan sustancial, el dinero se convirtió en un poderoso motivador. También puede haber hecho posible financieramente que los estudiantes de bajos ingresos terminen la escuela secundaria en lugar de tener que abandonar la escuela y encontrar trabajo.
Pero las personas no solo están motivadas por grandes sumas de dinero. Hay situaciones en las que una pequeña bonificación monetaria puede ser un incentivo útil. Por ejemplo, los experimentos que han utilizado pagos regulares tan pequeños como 2 dólares para recompensar a los consumidores de cigarrillos o cocaína por mantenerse limpios han demostrado ser efectivos. Las pequeñas recompensas brindan más que una entrada de efectivo; también brindan un estímulo simbólico al agregar una validación externa de que la persona que está dejando de fumar lo está haciendo bien.
Entonces, si el dinero puede ayudarnos a dejar de fumar, ¿puede usarse también para promover comportamientos cívicos positivos? Los formuladores de políticas han experimentado con incentivos en efectivo para estimular la donación de sangre, por ejemplo. Pero esto ha resultado complicado, ya que corre el riesgo de cambiar todo el concepto de donación de sangre. Hacerlo voluntariamente permite a las personas cultivar una imagen de sí mismas como altruistas. Cuando les pagas, les quitas esta imagen de ti mismo. Esto significa que monetizar la donación de sangre en realidad repele a las personas, y no al revés. Y los que donan a cambio de dinero en efectivo no estarían dispuestos a hacerlo si el dinero se agotara.
El dinero puede hacernos más felices, pero solo hasta cierto punto
Cuando William “Bud” Post III ganó 16 millones de dólares a través de la lotería en 1998, parecía estar viviendo los sueños más salvajes de todos. ¿Quién no ha fantaseado con los efectos transformadores de vidas de una victoria tan grande?
Desafortunadamente para Post, la victoria resultó ser una maldición. En cinco años, se había declarado en bancarrota, había cumplido una sentencia de cárcel y se había casado, y divorciado, ¡seis veces! Claramente, el dinero no mejoró su vida.
El ejemplo de Post es extremo, pero los estudios de otros ganadores de lotería han demostrado que ganar una fortuna no se traduce automáticamente en una vida feliz.
Los ganadores de la lotería se acostumbran a su nueva riqueza muy rápidamente, en un proceso llamado adaptación hedónica . Imagínese si se hospedara en un hotel de lujo por primera vez. Es muy probable que la experiencia sea emocionante, ya que lo experimentarías todo por primera vez. Pero si comienza a hospedarse en hoteles de lujo todos los fines de semana, probablemente comenzará a ver la experiencia como algo normal con bastante rapidez.
Esto se relaciona con el hecho de que para disfrutar de nuestras vidas al máximo, necesitamos más que cosas agradables y experiencias. Aún más importante es que los notamos y los apreciamos. A esto se le llama la «psicología de saborear». Si bien el dinero puede comprarnos el acceso al hotel, también puede obstaculizar que podamos saborear la experiencia.
Por supuesto, esto no quiere decir que el dinero sea irrelevante para nuestra felicidad. Cualquiera que haya estado ansioso por cómo pagar el alquiler puede dar fe de ello. Estar continuamente preocupado por el dinero hace que nuestro cerebro emita grandes cantidades de cortisol, la hormona del estrés. Esto afecta nuestra capacidad para tomar decisiones, nuestra felicidad e incluso nuestra salud física.
Desafortunadamente, el estigma social solo empeora las cosas. Por ejemplo, las personas sin hogar han sido demonizadas tan a fondo que muchas personas las ven con disgusto o incluso disgusto. Es más, las personas que atraviesan dificultades económicas a menudo son culpadas de su propia desgracia, acusadas de tomar decisiones estúpidas como pedir préstamos de día de pago con tasas de interés en espiral.
Para personas en situaciones similares, una inyección directa de efectivo realmente puede ayudar. Un experimento en Kenia demostró que dar 1.500 dólares en efectivo a personas que viven en la pobreza extrema redujo inmediatamente sus niveles de estrés y mejoró su calidad de vida.
¿La conclusión que podemos sacar de esto? Sí, un cambio repentino de fortuna financiera puede hacernos más felices. Pero una vez que se satisfacen nuestras necesidades básicas, esa felicidad se estabiliza con bastante rapidez.
Si un amigo te está haciendo un gran favor, como ayudarte a preparar una fiesta, es posible que tengas la tentación de ofrecerle algún pago como muestra de agradecimiento. Pero eso convertirá un favor amistoso en una transacción monetaria, lo que podría generar resentimiento cuando su amigo compare lo que le está pagando con lo que ganaría un proveedor de catering profesional, o lo que podría ganar en otro trabajo. Si quiere agradecerle, tal vez elija un gran ramo de flores y un poco de chocolate. De esa forma, reconoces su contribución sin intentar cuantificarla en términos económicos.