Actualizado el viernes, 23 febrero, 2018
Lo primero que nos dice en The Times es que hay que «aprender el idioma, ponerse moreno y saber diferenciar las tapas de los pintxos».
Por supuesto, si quieres ser español, ¡olvídate de ser educado!
«Primero, olvídate de las nociones de educación, discreción y corrección anglosajonas. Ser español significa entrar en un bar, empezar a besar y a abrazar a extraños, gritarle ‘oye’ al camarero y tirar al suelo todo lo que no puedas comer o beber. Menos los vasos. Eso es demasiado. Pero puedes tirar los ‘por favor’ y los ‘gracias’. Son muy innecesarios».
Y, cuidado, que no ha terminado: «También tienes que desbloquear esa boca sucia. El español hablado, o más bien gritado, está lleno de obscenidades de asombrosa inventiva y conciencia anatómica, y no importa a quien le estés hablando».
¿Tardones y vagos?
Además, parece que no sabe que la mayoría de los españoles llegamos antes de la hora, y que aquí se trabaja igual (o seguramente más) que en su país: «Llegar 30 minutos tarde a cualquier lado está considerado, de hecho, bastante pronto y grosero».
«Tienes que aprender a cómo comer. Empezar el día desayunando una tostada de sobrasada y un cortado, y no pedir mantequilla. Este es el país del aceite de oliva. Deja cualquier cosa que estés haciendo a las once de la mañana y tomate una cerveza y un bocadillo. Eso te debería bastar hasta la hora de comer, a las 14h. Vas a tomarte un menú del día de tres platos y te llevará entre dos y tres horas. Luego échate una siesta«.
«Siguiente: tapas. Siempre podrás identificar a los británicos. Ellos son los que entran a un abarrotado bar de tapas y no pueden creerse que haya mesas libres. Eso es porque los españoles ven con desagrado las mesas. Las tapas se comen en la barra, mientras gritas al camarero y lanzas cosas al suelo. Menos los vasos no lo olvides».
Sobre la cena, Haslam afirma que «la hora de cenar es a las diez de la noche. Empieza con una cerveza o un vino tinto helado, porque los cócteles son para después de cenar, y asegúrate de comerte todo lo que pides. No te pases con las propinas, estate indeciso sobre los toros y, finalmente, lleva siempre tu teléfono al cuarto de baño. Esto es para: a) revisar los mensajes de tu amante; b) porque todos los sensores de luz de los baños de la Península Ibérica se apagan a los cuatro segundos».
Por supuesto, los españoles tienen todos amantes y cenan a las 10 de la noche, porque como dormimos la siesta, no tenemos ni sueño ni hambre hasta esa hora.
Vamos, que más ridículo no se puede ser. Pero oye, yo me he reído un rato. Tengo curiosidad por ver qué dirá The Times sobre todos esos los británicos que vienen a España a destrozar todo aquello que se cruza en su camino y que se beben hasta el agua de los floreros.
No más estereotipos, por favor
En España hay gente muy educada y muy maleducada, que cena a las 10 y a las 7, que no tira nada al suelo o que tira hasta las colillas del cenicero del coche, que duerme la siesta o que cae rendida a las 10 de la noche en la cama después de no haber parado un segundo durante todo el día. A todo esto cabe aclarar que la siesta de toda la vida es de unos 30 minutos, un descanso reponedor, y ¡no de dos horas como se creen muchos fuera de nuestras fronteras!
Así que ya vale de tópicos. Aquí, en Gran Bretaña y en cualquier parte, hay gente para todos los gustos y colores. Si Chris Haslam y los responsables de The Times fueran un poco más cultivados, lo sabrían.
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