Actualizado el martes, 5 diciembre, 2017
Si durante los últimos años Loterías y Apuestas del Estado había optado por la emotividad en sus anuncios, el de la Lotería de Navidad 2016 es quizás el mejor de todos. La protagonista es Carmina, una mujer que cree que le ha tocado el Gordo cuando en realidad no es así. La mujer, profesora jubilada en un pequeño pueblo, confunde la fecha del sorteo y cree haber sido agraciada con el Gordo premio de 4 millones de euros.
Todo el pueblo se alía para no romper la ilusión de Carmina hasta que por fin, su hijo se acerca a ella para desvelarle la cruda realidad. Lo que ocurre a continuación hace, casi imposible, no emocionarse.
https://www.youtube.com/watch?v=hknVVMfMzPo
En un año que nos ha hecho duda del valor de las comunidades, la solidaridad, el respeto y la hermandad entre ciudadanos, anuncios así nos recuerdan lo que las noticias nos hacen olvidar a diario.
Siempre he sido muy crítica con las nuevas campañas de Lotería Nacional basadas en «no tenemos sueños baratos». Siempre he creído que era una burla a los propios sueños ponerles precio. Campañas que nos mostraban a personas soñando con una casa con más habitaciones de las necesarias, conducir coches con más potencia de la que jamás usarán, montar a caballo o incluso realizarse alguna operación estética. Eran realmente lamentables:
He de reconocer el mérito del nuevo anuncio del Sorteo de Navidad de la Lotería Nacional de este año.
En 2013, reímos más que lloramos con aquel aquel anuncio en el que David Bustamante, Raphael, Montserrat Caballé, Marta Sánchez y Niña Pastori interpretaban «la canción de la Navidad», una versión del «Always On My Mind» de Elvis Presley, dirigida por Pablo Berger. Los memes se cebaron con esa versión dorada de la navidad que recordaba más a los anuncios de bombones.
Gracias a las críticas recibidas, decidieron cambiar su propuesta y en 2014, en un anuncio también dirigió Zannou, se nos encogió el corazón por primera vez con las lágrimas de Manuel cuando descubre que Antonio, el dueño del bar donde siempre toma el café, le ha guardado un décimo premiado. Con un argumento muy similar repitieron en 2015, aunque esta vez con una versión animada donde Justino, el guardia de seguridad de una fábrica de maniquíes, fue el que nos emocionó recordándonos el valor que en su día a día aportan quienes más merecen ganar este premio.
¿Cuál es tu favorito?