Actualizado el jueves, 26 agosto, 2021
El budismo se caracteriza por el uso de la parábola y el kōan. Los maestros zen recurren a menudo al kōan, un problema aparentemente absurdo, ilógico o banal que solo se puede resolver cuando nos desligamos de las palabras y el pensamiento racional.
De hecho, en el budismo se le brinda una importancia trascendental a la comprensión intuitiva, aquella que se produce con todo el ser y que demanda un aumento del nivel de conciencia. Se trata de un momento en el que la mente se abre y la respuesta simplemente aparece, de manera que todo cobra sentido. Para lograr ese insight, los maestros budistas también utilizan las parábolas, pequeñas historias que suelen encerrar verdades espirituales a las que la persona debe arribar por sí sola.
La parábola de La flecha envenenada es una de las más interesantes y forma parte del Majjhima Nikaya, una colección de textos atribuidos a Buda que se encuentran en el Canon Pali.
La parábola de la flecha envenenada
Gautama Buda le contó esta historia a un discípulo que estaba impaciente porque su maestro le desvelara la solución a las famosas “14 preguntas sin respuesta”:
«Hubo una vez un hombre que fue herido por una flecha envenenada.
»Sus familiares y amigos querían llamar a un médico, pero el enfermo se negaba, alegando que antes quería saber el nombre del hombre que lo había herido, la casta a la que pertenecía y su lugar de origen. También quería saber si ese hombre era alto y fuerte, si tenía la tez clara u oscura.
»Además, deseaba que le dijeran con qué tipo de arco le había disparado y si la cuerda del arco estaba hecha de cáñamo, bambú o seda. Decía que no permitiría que le viera el médico hasta que no supiera si la pluma de la flecha provenía de un halcón, un buitre o un pavo real…
»Así, preguntándose si el arco que habían usado para dispararle era un arco común, un modelo curvo o uno de adelfa; el hombre murió sin saber las respuestas».
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.