Actualizado el jueves, 16 mayo, 2024
El legado político de Julio Anguita es amplio y significativo, dejando una huella profunda en la historia política de España. A lo largo de su trayectoria, Anguita se destacó por su compromiso con los ideales de justicia social, igualdad y defensa de los derechos de los trabajadores.
Una de las contribuciones más importantes de Anguita fue su papel en la transformación del Partido Comunista de España (PCE) en Izquierda Unida (IU). Como secretario general del PCE y posteriormente como coordinador general de IU, Anguita impulsó la unión de diferentes fuerzas de izquierda, consolidando una alternativa política sólida y coherente. Gracias a su liderazgo, IU se convirtió en una fuerza política relevante, capaz de plantear propuestas progresistas y de representar los intereses de amplios sectores de la sociedad.
Anguita también se destacó por su postura crítica hacia la corrupción y los privilegios de la clase política. Su lucha incansable contra estos fenómenos y su defensa de la transparencia y la ética en la gestión pública le granjearon un gran respaldo popular. Anguita se convirtió en un referente de integridad y honestidad política, inspirando a nuevas generaciones de militantes y ciudadanos comprometidos.
En cuanto a su visión política, Anguita abogó por la construcción de una sociedad más justa y solidaria. Propuso la reducción de la jornada laboral para fomentar el empleo y la conciliación familiar, así como la defensa de los derechos sociales y laborales. Además, cuestionó la participación de España en la OTAN y planteó una visión crítica de la integración europea, enfatizando la necesidad de salvaguardar la soberanía nacional y los intereses de la clase trabajadora.
El legado de Julio Anguita se mantiene vivo en la memoria colectiva de España. Su figura sigue siendo un referente para la izquierda política, y su pensamiento continúa siendo objeto de análisis y debate en la actualidad. Anguita dejó un importante legado de compromiso político, defensa de los derechos sociales y lucha por una sociedad más justa, que sigue inspirando a quienes buscan transformar la realidad política y social de España.
Frases del legado político de Julio Anguita
“Malditas sean las guerras y los canallas que las hacen”.
Anguita, en 2003, al conocer la muerte de su hijo, un periodista de guerra de 32 años
Julio Anguita es un político español y líder del partido político Izquierda Unida. Ha estado al frente de la lucha por la justicia social en España desde la década de 1970 y ha tenido una gran influencia en la política española. Anguita es conocido por su fuerte compromiso con los valores progresistas, incluidos los derechos humanos, las libertades civiles y la igualdad social. También es conocido por su apoyo a los derechos de los trabajadores y la protección del medio ambiente. Su legado como líder político continúa inspirando a la gente en España hoy.
Hoy es considerado uno de los políticos españoles de mayor calado.
Perdió a su hijo mayor cuando éste contaba solo con 32 años de edad, un periodista corresponsal de guerra, el 7 de abril de 2003, en Bagdad.
Julio Anguita peleó por defender sus ideas, un político de casta que defendió con fuerza y pasión sus convicciones comunistas y una España republicana y federal.
«La crisis climática y las nuevas pandemias pondrán en marcha un nuevo fascismo para gestionar la escasez»
Julio Anguita en su entrevista para Carne Cruda
Julio Anguita reflexionando sobre esta generación de «sueños rotos». Comenta que somos la primera generación que vive peor que sus padres, y que como no estamos acostumbrados a la lucha, pues que estamos perdidos, a no ser que cambiemos nosotros mismos.
«Yo también pienso, Rafael, que la política debe tener una cierta concepción poética. Si la política se transforma en gestión, en pura administración, si no tiene un contenido propio de la creatividad, con un hacer histórico-cultural, si la política no tiene impulso poético, me parece que no hay verdadero mensaje que dar».
Palabras de Julio Anguita a Rafael Alberti
Ideas permanentes en su militancia en el Partido Comunista de España (PCE) y posteriormente Izquierda Unida (IU) que quedan ahora plasmadas en frases como éstas:
«Una vez pase la pandemia esto no puede seguir igual que antes: está en marcha el colapso de una civilización. Pensábamos que vivíamos bien privatizando la Sanidad, que las pandemias son cosas lejanas de gentes en pateras, y de repente nos hemos dado cuenta de que somos vulnerables. La crisis climática y las nuevas pandemias pondrán en marcha un nuevo fascismo para gestionar la escasez«
Julio Anguita sobre la Pandemia del Covid-19
“Quien vota a los corruptos los legitima, los justifica y es tan responsable como ellos”
Julio Anguita sobre la responsabilidad del voto
«Un alfil blanco y otro negro se diferencian por el color, pero en el tablero… son lo mismo»
Julio Anguita sobre entender las diferencias de clase
«Hay que dar respuestas a lo que llamo crisis de civilización, que no es sólo económica y financiera, sino medioambiental, alimentaria, ética, política, total»
Julio Anguita sobre la transversalidad de las ideologías
- «El que al perder el coche oficial sienta que ha perdido su vida, es tonto químicamente puro. Un indigente moral y, si se me permite la palabra, un gilipollas».
- «La gente que vuelve a votar a ladrones es responsable de lo que está pasando».
- «España es un país que se pone delante de un toro, pero ve un libro y sale corriendo».
- «¡Yo soy rojo! Soy partidario de la revolución, de negar lo existente. Yo no asumo los valores del sistema. Soy un antisistema».
- «Pedir más democracia dentro del capitalismo es como pedirle a un tigre que se haga vegetariano».
- «Las religiones son uno de los peores ingredientes que las humanidades han ido produciendo».
- «Alguien dijo que la Guerra Civil la ganaron los curas y la perdieron los maestros. Acertaron plenamente con el aforismo».
- «En España sobra el dinero, pero hay que ir a por él. Está en cuentas de Suiza».
- «La política es la ciencia y el arte de proponer un modelo a la sociedad como ella quiere».
Julio Anguita sobre la crisis sanitaria
El hoy y el mañana: razones para nuestro compromiso
“Nos enfrentamos a una de las situaciones más graves de nuestra Historia. Padecemos una pandemia enraizada en última instancia en el cambio climático que la civilización del crecimiento sostenido y depredador de la naturaleza ha originado. La epidemia ha acelerado y agravado aún más la crisis sistémica ya anunciada por científicos, economistas y analistas. España está ante una recesión económica sin precedentes. Y ello sitúa al Gobierno -a cualquier Gobierno- y a la sociedad en su conjunto, ante un problema de extrema complejidad. Se necesitan recursos cada vez más abundantes y perentorios para gastos sanitarios de urgencia y para atender las consecuencias del obligado parón productivo: cierre de empresas, incremento exponencial del paro, precariedad y la exclusión social existentes desde hace décadas. Sin obviar, sobre todo en estos momentos, las imprescindibles inversiones en investigación.
Por exigencias derivadas de la Justicia, los Derechos Humanos y el mandato constitucional, ni los poderes públicos ni la sociedad pueden olvidar que en pleno siglo XXI, cada español y cada española tiene derecho a una vivienda digna, a un régimen público de Seguridad Social, a la Enseñanza, a la Sanidad, a pensiones suficientes, a la atención a la dependencia, al disfrute de un medio ambiente adecuado y a la percepción de un subsidio personal cuando ésta se haya visto afectada por la “pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad”, tal y como dice el artículo 25 de los DDHH y recoge también el artículo 41 de nuestra Constitución.
El cumplimiento de estas obligaciones legales y morales por parte de los poderes públicos necesita, aparte del consenso y apoyo de la mayoría social, un acopio de recursos sin precedentes. Y estos recursos no tienen otra fuente y origen que el contribuyente, bien por ser asalariado, bien por ser autónomo o empresario, o bien por poseer rentas y recursos de toda índole. Pero es el caso que el cierre de empresas, los Ertes y el desplome del sector turístico, conducen a una bajada prevista del PIB del 9,2% Y a ello se le suma el aumento, también previsto, del déficit público desde el 2,8% a finales del 2019, al 10% del PIB para Diciembre del 2020. Es decir, más gastos ineludibles, menos ingresos y, además, más deuda pública. Y todo esto en el marco de una pandemia que sigue generando contagios, personas hospitalizadas y muertes, sin que todavía haya vacuna que la erradique.
Este es el hoy de España. De cómo lo abordemos dependerá el mañana. Y en el mañana van a vivir nuestros hijos, nuestros nietos y las generaciones venideras de españoles y españolas. Es una cuestión de responsabilidad colectiva: optar entre un futuro para la inmensa mayoría o un desastre, también para la inmensa mayoría. Porque constituiría un inmenso error retornar -como si nada hubiese pasado- a la salida de la crisis del 2008, haciendo recaer, otra vez, sacrificios y penurias sobre trabajadores, asalariados y sectores populares en vez de buscar una nueva salida en la que prime la Solidaridad y el no dejar a nadie atrás. Tanto los Gobiernos de turno como la sociedad deberemos estar a la altura del reto, asumiendo que nos llevará tiempo. Construir el mañana supone priorizar objetivos, potenciar mecanismos e instrumentos de intervención en la realidad y sustentar todo el proceso en parámetros éticos y de conductas de moral pública consecuentes con ellos.
A nuestro parecer, los objetivos a conseguir son tres: la concreción en la práctica de los Derechos y Deberes contemplados en el Título Primero de la Constitución, la creación de un tejido productivo que ligue la economía al territorio, a las necesidades materiales de la mayoría social y lo haga menos vulnerable a crisis como ésta y, en tercer lugar, políticas medioambientales que combatan el cambio climático y a las que toda la actividad productiva y de consumo superfluo se supediten. En resumen: pleno empleo, democracia económica y calidad ambiental.
El hoy y el mañana necesitan, además, de un Estado fuerte y de una sociedad civil igualmente fuerte. Un Estado que en el caso español está formado por tres Administraciones: la central, la autonómica y la local. Y una sociedad civil que, de manera consciente y cohesionada, sea capaz de confrontar con el Gobierno de turno sí éste se aleja de los objetivos constitucionales de justicia social a los que se debe. Una sociedad civil que igualmente asuma su imprescindible parte de protagonismo en la salida de estos momentos críticos y en la construcción del porvenir. Que comprenda el ciudadano y la ciudadana que el recurso de mirar hacia otro lado, obviando su participación, afectará negativamente a su vida y a sus libertades.
Corresponde a los poderes públicos arbitrar las políticas y los mecanismos eficaces para disponer de las infraestructuras pertinentes y acopiar los recursos económicos y financieros necesarios. Y desde luego, tres de ellos son inaplazables: una fiscalidad justa tal y como se desprende del artículo 31.1 de la Constitución, el acogerse al punto 4 del artículo 135 de la Carta Magna y por último, desarrollar consecuentemente los artículos 128, 129, 130, 131 y 132 del citado texto.
Ética y Política no son, en absoluto, dos conceptos antitéticos o contrapuestos. Muy al contrario, una es la ciencia de la moral y la otra la ética de lo(s) colectivo(s). El Estado Social y Democrático de Derecho que la Constitución propugna, no es otra cosa que la institucionalización de los principios éticos de libertad, justicia, igualdad y pluralismo político. En la antigua Roma se decía que un político ético era el que actuaba con “decorum”, es decir con honestidad, honradez, discreción y justicia.
De la misma manera que la Ética y sus principios morales deben ser inherentes a la función pública, la ética cívica es el fundamento de una sociedad civil fuerte. La defensa de los derechos, la aceptación de los deberes, los hábitos democráticos en la cotidianeidad, la tolerancia como convivencia, la participación en los asuntos públicos y el ejercicio consecuente de la crítica y la movilización, hacen una ciudadanía inmune a la tiranía, la opresión, las presiones de los poderes fácticos y las atmósferas de odio fundamentadas en bulos, manipulaciones informáticas y el pillaje político.
La salida a la crisis que propugnamos y de la cual hemos esbozado anteriormente objetivos, instrumentos y sujetos políticos y sociales, se fundamenta en tres pilares a nuestro parecer inobjetables: la aplicación, desarrollo y ampliación de los DDHH, poner freno al proceso de cambio climático y la regulación de una nueva relación entre el ser humano y la Naturaleza. Pero tal propuesta, a nuestro juicio la que responde a las necesidades y exigencias de momento, necesita del ejercicio de la austeridad. La austeridad no es recorte en bienes y servicios públicos necesarios. La austeridad significa Administraciones Públicas que eliminen gastos superfluos, innecesarios e inútiles (la lista sería extensa). La austeridad como valor público y como corresponsabilidad social con la defensa del medio ambiente, significa vivir bien, pero con otros parámetros de vida.
Salir de esta situación, sin que la totalidad de la ciudadanía tenga que pagar el peaje de carencias en lo que la Constitución denomina Derechos y deberes fundamentales, va a significar un período de “apretarse el cinturón” generalizado. Entendemos que durante un período transitorio esto deba ser así; pero con dos condiciones: que no afecte a los que nada tienen y que los esfuerzos colectivos sean directamente proporcionales al estatus económico y social de cada uno y de cada una.
Somos conscientes de que salir de la crisis en positivo, es decir cara a un mañana prometedor, más justo y más seguro, necesitará de procesos permanentes de reflexión, debate, crítica, lucha y acuerdo. Sin embargo, un proceso enmarcado en ámbitos de serenidad, seriedad y concreción temática, necesita erradicar la crispación. La pugna política -que nunca puede ni debe desaparecer- debe servir para comparar criterios, propuestas y valores. Y más aún en circunstancias como las actuales.
Esta pandemia que el mundo sufre, ha hecho florecer en nuestro país junto con la entrega, el altruismo y sentido de la responsabilidad de la mayoría social, una peculiaridad hispana en forma de enfermedad política oportunista: el discurso de odio guerracivilista generado por los responsables máximos de las organizaciones de Derechas. Para desgracia de nuestra Patria no es cosa nueva. Encarna el odio atávico a las clases populares, al movimiento obrero y al pensamiento libre. Y todo ello ha tenido como expresión la imposición de un patriarcado anulador de los derechos de la mujer, el clericalismo más rancio y el llamado “franquismo sociológico”, magma ideológico-social muy anterior al dictador, pero que se materializó en torno a su persona. La injuria zafia, la simpleza de sus propuestas y los bulos, en cuya difusión siguen a rajatabla las tesis del aparato de propaganda nazi. Sus objetivos son crear confusión, potenciar los prejuicios contra el “otro”, el “rojo”, “el homosexual”, “la mujer “ o “el inmigrante”. Pero sobre todo, el objetivo máximo es perpetuar los privilegios sociales y económicos del estatus que los dirige.
Muchas y muchos de los abajo firmantes -en plena situación de confinamiento- estamos intentando desenmascarar y combatir esa superchería a la par que procuramos ayudar a reflexionar y generar actitudes de conciencia cívica en línea con lo que desarrollamos en este documento. Pero esta actividad de combatientes solitarios no es suficiente por mucho uso que individualmente hagamos de la red o enviemos artículos para la prensa escrita.
Por ello consideramos imprescindible que desde el mundo político, social y cultural que aglutina a militantes y simpatizantes de fuerzas como Unidas Podemos, Mareas, Comunes, Confluencias,sindicatos, colectivos de defensa de los derechos sociales, feministas, ecologistas, ateneos, fundaciones, etc., debe darse un paso más y organizar colegiadamente el combate político – cultural y la entente programática. Y en tal sentido les hacemos un llamamiento. Si pretendemos crear hegemonía social y cultural para construir algo nuevo, dado el fiasco de lo existente y de lo vivido por seguir los dictados del neoliberalismo, debemos impedir que quienes se consideran dueños de un Poder sempiterno reconstruyan la realidad a su imagen y semejanza”.
Al final de la legislatura de 1996 dejó su vida institucional por sus problemas de salud y, como explicó, por el retroceso de sus posiciones políticas. Lo hizo para volver a dar clase al Instituto Blas Infante de Córdoba, donde se jubiló, aunque nunca dejó de participar en la vida pública activamente: puso en marcha el Colectivo Prometeo en Córdoba, lanzó iniciativas por la Tercera República, participó en el surgimiento del Frente Cívico-Somos Mayoría, junto algunos de los que luego impulsaron Podemos, y se implicó en las Marchas de las Dignidad, que lograron su mayor éxito en marzo de 2014. (Obituario completo).
Biografía Resumida de Julio Anguita
Julio Anguita fue un destacado político español nacido el 21 de noviembre de 1941 en Fuengirola, Málaga. A lo largo de su vida, se convirtió en una figura emblemática dentro del ámbito político y en una de las voces más influyentes de la izquierda en España.
Anguita estudió Magisterio en la Escuela Normal de Córdoba y posteriormente se licenció en Derecho en la Universidad de Granada. Comenzó su carrera profesional como profesor de enseñanza primaria y secundaria, pero su compromiso con los problemas sociales y políticos lo llevó a involucrarse activamente en la política.
En 1979, Anguita se unió al Partido Comunista de España (PCE) y se convirtió en alcalde de Córdoba en 1979, cargo que ocupó durante cuatro legislaturas consecutivas hasta 1999. Durante su mandato como alcalde, impulsó importantes proyectos de desarrollo urbano y social, convirtiendo a Córdoba en un referente en la gestión municipal.
En 1989, Julio Anguita fue elegido secretario general del PCE y, posteriormente, lideró la transformación del partido en Izquierda Unida (IU), una coalición de partidos de izquierda. Anguita se convirtió en el coordinador general de IU y desempeñó un papel fundamental en la consolidación de esta formación política como una alternativa progresista en el panorama español.
Durante su liderazgo en IU, Anguita defendió una serie de propuestas políticas que incluían la reducción de la jornada laboral, la lucha contra la corrupción, la defensa de los derechos sociales y laborales, así como una postura crítica hacia la participación de España en la OTAN y la integración europea.
Julio Anguita se destacó por su oratoria brillante y su capacidad para conectar con la ciudadanía. Su estilo directo y cercano le valió el reconocimiento y el apoyo de numerosos seguidores. Además, se convirtió en un referente para la juventud y una voz crítica en la política española.
Tras su retirada de la primera línea política en 2000, Anguita continuó participando activamente en debates y conferencias sobre temas sociales y políticos. También se dedicó a la escritura, publicando varios libros en los que reflexionaba sobre la situación política y social de España.
Julio Anguita falleció el 16 de mayo de 2020 en Córdoba, dejando un legado de compromiso político y defensa de los derechos sociales. Su figura sigue siendo recordada como un referente de la izquierda española y su pensamiento político continúa influyendo en el debate público del país.
✅ Si te gustan las frases inspiradoras, no te pierdas estas recomendaciones:
- 101 frases raras de Mario Benedetti
- 112 frases cortas de Eduardo Galeano
- 20 frases sabias de Voltaire
- 101 frases feministas de Simone de Beauvoir
- 101 frases del filósofo Séneca
- 50 mejores citas de José Saramago
- 101 frases de Lao-Tse sobre el Tao
- 10 mejores frases de Bertrand Russel
- 10 mejores frases de Borges
- 15 frases esenciales de Spinoza