Actualizado el miércoles, 19 junio, 2024
La autobiografía de Eleanor Roosevelt cuenta la historia de vida de una de las figuras más importantes de Estados Unidos del siglo XX. Primera Dama, estadista, incansable activista contra la injusticia y la desigualdad: Eleanor Roosevelt fue muchas cosas. En su autobiografía, nos lleva a través de su vida, desde una infancia incómoda hasta su matrimonio con FDR y su trabajo clave con las Naciones Unidas.
Autobiografía de Eleanor Roosevelt
Eleanor Roosevelt se dedicó a mejorar la vida de hombres, mujeres y niños comunes. Pero su propia vida era cualquier cosa menos ordinaria. La esposa, y luego viuda, del presidente Franklin D. Roosevelt, rompió el molde y desafió las ideas de la gente sobre cómo deberían comportarse las primeras damas. Hoy en día, se recuerda a Eleanor como una de las personas más admiradas del siglo XX y una defensora incansable por la paz mundial y los derechos civiles.
Eleanor Roosevelt (1884-1962) nació en una familia rica e influyente de Nueva York. Su tío era el presidente Theodore Roosevelt. En 1905, se casó con el prometedor político Franklin Delano Roosevelt. En 1934, Franklin fue elegido presidente de los Estados Unidos y Eleanor se convirtió en Primera Dama. Eleanor usaría su posición y su influencia para abordar la desigualdad y la injusticia a lo largo de su vida. Después de la Segunda Guerra Mundial, sirvió en la delegación estadounidense ante las nuevas Naciones Unidas y desempeñó un papel fundamental en la creación de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Eleanor Roosevelt nació en Nueva York en 1884, cuando el ruido de los cascos de los caballos y los hermosos carruajes llenaban las calles, y las lámparas de gas, en lugar de la electricidad, iluminaban las casas de las personas. Ella nació en una vida de extraordinarios privilegios. Los Roosevelt eran una familia rica e influyente que conocía a las personas adecuadas. Sus padres, Anna y Elliott, no solo eran parte de la alta sociedad de Nueva York, eran parte de la más alta sociedad. Cuando tenía 16 años, el tío de Eleanor, Theodore Roosevelt, había sido elegido presidente de los Estados Unidos.
La joven Eleanor pudo haber pertenecido a la élite de Estados Unidos, pero a menudo se sentía como una extraña. Era una niña tranquila y solemne, y el apodo vergonzoso de su madre para ella era ‘Granny’ porque decía que era tan anticuada y sensata. Todas las mujeres de la familia de Eleanor fueron bendecidas con buena apariencia, pero ella era el patito feo; alta e incómoda, estaba dolorosamente consciente de que su madre estaba decepcionada de que no fuera convencionalmente hermosa. Pero lo que le faltaba a Eleanor en apariencia, lo compensaba con su intensa curiosidad intelectual. Cuando le dijeron que no le permitían leer en la cama, la decidida Eleanor escondió libros debajo de su colchón y se despertó a las 5:00 am todos los días para leerlos.
Sus padres eran realmente ricos y poderosos, pero también creían que los ricos debían ayudar a los pobres. Cuando tenía cinco años, el padre de Eleanor la llevó a ver a los niños sin hogar que dormían a la intemperie en la ciudad. Estos niños, dijo su padre, tenían que ganar su propio dinero y no tenían a nadie en quien confiar excepto en ellos mismos. A partir de ese día, Eleanor nunca olvidó que, si bien ella tenía mucho, otras personas no.
Por supuesto, incluso el dinero y el estatus no pudieron protegerla de todas las dificultades de la vida, y la tragedia visitó la infancia de Eleanor más de una vez. A los ocho años, perdió a su madre a causa de la difteria. Su amado padre, que ya estaba luchando contra el alcoholismo, la envió a ella y a sus tres hermanos a vivir con su abuela mientras él iba a un sanatorio para tratar de curarse. Pero solo dos años después, él también murió. Eleanor quedó huérfana a la edad de diez años.
Se quedó con su abuela Mary hasta que, en 1899, fue enviada a una escuela en Inglaterra para completar su educación. Allí conoció a Marie Souvestre, la directora francesa de la escuela. Madame Souvestre tomó a Eleanor bajo su protección y pasó largas horas hablando con ella sobre política y asuntos mundiales en la biblioteca de la escuela. Eleanor diría más tarde que Madame, con su silencioso estímulo e instrucción, fue una de las influencias más importantes en su joven vida.
Eleanor terminó su educación a los 18. Le hubiera encantado pasar más tiempo en la escuela, o incluso en la universidad, pero su abuela creía que, a los 18 años, ya era hora de que ingresara al mercado del matrimonio. Durante el año siguiente, la vida de Eleanor fue un torbellino de fiestas y bailes formales diseñados para presentar a los jóvenes debutantes a caballeros elegibles. Puede sonar como un cuento de hadas para algunos, pero para Eleanor, fue un momento desagradable cuando pensó, una vez más, que no podía estar a la altura de la belleza de la otra mujer de su familia.
Pero el enfoque de Eleanor no era solo encontrar un marido. Pronto comenzó a seguir los valores filantrópicos que sus padres le habían transmitido, enseñando calistenia y baile a los niños más pobres de Nueva York.
Afortunadamente, no pasó mucho tiempo en el circuito matrimonial de la clase alta de la ciudad. Cuando tenía 19 años, su primo lejano, Franklin Delano Roosevelt, le propuso matrimonio y ella aceptó. Su boda fue el punto culminante del calendario social de Nueva York, aunque Eleanor sintió que muchos invitados solo asistieron para ver a su tío, el presidente Theodore Roosevelt, quien la delató.
Eleanor pasó la siguiente década montando una casa y teniendo seis hijos. No fue un viaje fácil. La tragedia golpeó en 1909 cuando su tercer hijo, Franklin Junior, murió a los ocho meses de edad. La afligida Eleanor se culpó a sí misma. Como la mayoría de las mujeres de clase alta de su tiempo, había entregado el cuidado de sus hijos a un ejército de enfermeras y niñeras. Como resultado, sintió que apenas conocía al bebé que había perdido.
En 1910, Franklin fue elegido para el Senado de Nueva York. Pero aunque su esposo ahora era un político, a Eleanor no se le ocurrió que ella también tenía un papel político que desempeñar. En cambio, ella creía que su trabajo era mantener encendido el fuego de la casa. De vez en cuando iba a las galerías del capitolio de Washington para escuchar los temas del día que se debatían. Pero fue solo porque sintió que era su deber de esposa estar interesada en lo que fuera que le interesara a su esposo, y eso era la política.
Aunque más tarde se hizo famosa por su apoyo abierto a los derechos de las mujeres, a principios de la década de 1910, Eleanor todavía tenía puntos de vista anticuados sobre los roles de género. Se sorprendió cuando su esposo anunció su apoyo al sufragio femenino, ya que ella siempre había creído que los hombres eran naturalmente superiores y tenían más mentalidad política que las mujeres. Eleanor estaba contenta de que su contribución a la política debería consistir en organizar cenas para los aliados políticos de su marido y sus esposas. No podía imaginar que tendría algo más que ofrecer.
Las ideas de Eleanor sobre su papel en la vida comenzaron a cambiar en 1914 cuando la oscura sombra de la Primera Guerra Mundial cayó sobre el mundo. Franklin había sido nombrado subsecretario de la Marina y la familia se fue a vivir a Washington, DC. La ciudad era un hervidero de actividad, ya que personas de todos los ámbitos de la vida contribuían valientemente al esfuerzo bélico. Eleanor rápidamente se dio cuenta de que era su deber involucrarse.
Aunque había sido criada con un privilegio increíble, rodeada de criadas y sirvientes, ahora comenzó a trabajar en el comedor local de la Cruz Roja, haciendo un arduo trabajo manual de 9:00 am a 2:00 am la noche siguiente. También visitó hospitales psiquiátricos y se reunió con soldados heridos. A medida que crecía su confianza en sus propias habilidades, comenzó a recaudar dinero para mejorar las condiciones en las instalaciones psiquiátricas de Estados Unidos. Cuando terminó la guerra, Eleanor se había demostrado a sí misma que podía organizarse y administrar de manera eficaz fuera de casa. Aún más importante, había visto las oportunidades para que alguien en su posición creara un cambio positivo, y había sentido la alegría de hacer algo bueno por la gente común.
La sombra de la guerra finalmente se levantó en 1918, pero el período más oscuro de la vida de Eleanor estaba a la vuelta de la esquina. Tres años más tarde, en el verano de 1921, Franklin había dado un paso atrás en la política después de una campaña electoral infructuosa para convertirse en vicepresidente. Durante unas idílicas vacaciones familiares en la isla de Campobello, comenzó a sentirse enfermo. Se llamó al médico, quien le aseguró que solo era un resfriado, y Franklin se fue a la cama para recuperarse. No fue un resfriado. A los pocos días, Franklin no podía mover las piernas; le diagnosticaron polio.
Durante el otoño y el invierno de ese año, Eleanor actuó como la enfermera obediente de su esposo, aprendiendo a moverlo y cuidarlo. Franklin, por su parte, nunca se quejó ni expresó amargura por su situación, ni tampoco Eleanor. Solo una vez se encerró en una habitación y lloró.
Con la enfermedad de Franklin y los nuevos deberes de Eleanor como cuidadora, la pareja se encontró saliendo del círculo social de la alta sociedad del que siempre habían formado parte. Afortunadamente, a Eleanor no le habría importado menos. En cambio, descubrió un nuevo deseo de trabajar y comenzó a construir su propia carrera. En la década de 1920, fue elegida presidenta de la División de Mujeres del Comité Estatal Democrático y también comenzó a recaudar fondos para la Liga de Sindicatos de Mujeres.
A través de su trabajo, Eleanor comenzó a encontrar sus pies políticos. Hizo contactos útiles, llevó a los votantes a las urnas el día de las elecciones y obtuvo información sobre cómo funcionaba realmente la política . No le gustó todo lo que vio. En algunas ciudades pequeñas, la corrupción seguía siendo desenfrenada; Los políticos pagaban a la gente para que votara por ellos, y los partidos políticos trabajaban mano a mano con negocios locales corruptos. Pero Eleanor no se detuvo. Concluyó que había cosas buenas y malas en la mayoría de los políticos y que la mayoría de la gente podía actuar de manera noble, pero tal vez no todo el tiempo. También empezó a hacer algún que otro discurso político, aunque tenía la desafortunada costumbre de reír mientras hablaba.
Por encima de todas sus nuevas actividades políticas estaba un interés creciente en el bienestar de los trabajadores estadounidenses. En 1927, con la ayuda de amigos, fundó una empresa y una fábrica de muebles hechos a mano. La idea era que la empresa pudiera contratar a jóvenes que se encontraran sin trabajo. Para que el proyecto despegara, Eleanor no dudó en poner su propio dinero. Aunque la empresa no tuvo el éxito a largo plazo que esperaba, proporcionó un trabajo valioso a las personas durante la Gran Depresión. Gracias a la iniciativa, aquellos que habían perdido toda esperanza durante este terrible momento pudieron recuperar un sentido de dignidad y seguridad a través del trabajo.
La empresa de muebles no fue el único programa de alcance comunitario de Eleanor a fines de la década de 1920. En sociedad con sus amigos, compró una escuela para niñas en Nueva York y comenzó a dar cursos de historia estadounidense y literatura inglesa. A diferencia de lo que se ofrecía en muchas escuelas de niñas en ese momento, Eleanor se esforzó por brindar a las niñas una educación rigurosa y útil, incluso llevando a sus estudiantes a ver los tribunales de la ciudad en progreso.
Como Eleanor siguió sus propios intereses, Franklin siguió los suyos, y en 1928 fue elegido gobernador de Nueva York. Al igual que su esposa, Franklin realmente quería mejorar la vida de la gente común, especialmente la más vulnerable. Con este fin, se propuso realizar inspecciones en las instituciones estatales de Nueva York, como los hospitales infantiles y las cárceles estatales. Como él mismo no podía caminar por estos lugares, Eleanor lo reemplazó e hizo informes detallados sobre comida, hacinamiento y atención médica. En sus visitas, miró dentro de las ollas de la cocina para ver si realmente se estaba sirviendo lo que había en el menú, y observó cuidadosamente las relaciones entre las personas en las instituciones y el personal que las dirigía.
Pero incluso como gobernador de Nueva York, Franklin todavía sentía que tenía más para dar. En 1932, fue elegido presidente de los Estados Unidos, el cargo más alto del país. Aunque Eleanor había animado a su esposo a postularse para la presidencia, en privado, estaba preocupada cuando él ganó. Temía que, cuando comenzara su presidencia, su propia vida personal terminara. Pero una vez en la Casa Blanca, decidió aprovecharlo al máximo, y no pasó mucho tiempo antes de que desafiara las ideas de la gente sobre cómo debería comportarse una primera dama.
Eleanor rompió con las convenciones, tanto grandes como pequeñas. Sorprendió a la gente operando su propio ascensor y moviendo sus propios muebles, algo que la esposa de un presidente nunca había hecho antes. Fiel a su estilo, también ayudó a las mujeres que la rodeaban. Gracias a las actitudes sexistas de la época, muchas de las mujeres que ocupaban altos cargos en el gobierno nunca habían sido invitadas a la Casa Blanca. Una vez que se dio cuenta de lo que estaba sucediendo, Eleanor los invitó ella misma, organizando fiestas en el jardín y tés para honrar su trabajo. Ella tampoco se detuvo allí. Cuando se enteró de que las reporteras en Washington siempre corrían el riesgo de ser despedidas a menos que pudieran encontrar algo nuevo sobre lo que escribir, comenzó a realizar conferencias de prensa periódicas para ellas. Durante estas sesiones, informó sobre sus propias actividades como Primera Dama.
Pero quizás la ruptura más atrevida de Eleanor con las convenciones fue su negativa a tener un agente del Servicio Secreto con ella cada vez que salía sola. Era innecesario, argumentó. En cambio, aprendió a disparar y llevó consigo un revólver en todo momento. Afortunadamente, nunca necesitó usarlo.
Durante su tiempo en la Casa Blanca, Eleanor también se hizo conocida por sus puntos de vista progresistas sobre la igualdad racial, un área en la que a veces se encontraba en desacuerdo con su esposo. Ella era una apasionada defensora de la legislación contra los linchamientos y se sintió decepcionada cuando Franklin no pudo respaldar esta legislación él mismo. En contra de las recomendaciones de sus asesores políticos, Eleanor también organizó fiestas en el jardín para niñas afroamericanas de reformatorios locales. Quienes la rodeaban estaban aterrorizados por lo que dirían los conservadores del sur sobre estas fiestas, pero hacía tiempo que había decidido que siempre haría lo que pensara que era correcto y no se preocuparía por lo que los demás pudieran pensar.
Su preocupación por los trabajadores creció cuando hizo viajes al resto del país e informó a Franklin sobre las condiciones que encontró allí. Una visita que la conmovió hasta la médula tuvo lugar en una zona minera de carbón de Virginia Occidental, donde la comunidad había sido duramente golpeada por la Gran Depresión. Allí encontró familias enteras que vivían con un dólar a la semana y niños que vivían con poco más que sobras de la mesa.
Durante el tiempo que Franklin fue presidente, Eleanor luchó por mantener su independencia, incluida la financiera. En 1936, por ejemplo, comenzó a escribir una columna de revista titulada My Day, compartiendo detalles de su trabajo y rutina diaria en la Casa Blanca. Estimulada por el entusiasmo del público por su escritura, se comprometió a escribir esta columna seis días a la semana, durante los próximos cinco años, solo una vez incumpliendo su fecha límite diaria.
Franklin y Eleanor todavía estaban en el cargo cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial. Cuando los propios hijos de Eleanor se alistaron en el ejército y se fueron a Europa en servicio activo, Eleanor se sintió intensamente conectada con todas las demás madres del mundo, que también estaban preocupadas por la vida de sus hijos. Mientras el conflicto se desarrollaba, Eleanor viajó con valentía a zonas de guerra en todo el mundo, proporcionando un impulso moral muy necesario a las tropas aliadas. Cuando conoció a los jóvenes soldados y vio los sacrificios que estaban haciendo, se hizo una promesa: dedicar el resto de su vida a asegurarse de que nunca hubiera otra guerra.
Eleanor vería el final de la Segunda Guerra Mundial, pero, lamentablemente, Franklin no lo hizo. Murió en 1945, después de sufrir problemas de salud durante algún tiempo. En cuestión de días, su vida dio un vuelco, ya que abandonó apresuradamente la Casa Blanca para dar paso al próximo presidente, Harry S. Truman. Después de la muerte de Franklin, Eleanor redujo su tamaño, entregó la propiedad de la familia Roosevelt al gobierno y en su lugar se mudó a una cabaña en el terreno. Pero aunque su hogar se había reducido, su vida política estaba a punto de hacerse más grande, mucho más grande.
En diciembre de 1945, el presidente Truman le pidió a Eleanor que se desempeñara como miembro de las Naciones Unidas recién formadas. Eleanor sería parte de la delegación estadounidense para la primera reunión de la organización en Londres. La respuesta inicial de Eleanor fue que le sería imposible aceptar el papel. Después de todo, ella no había tenido experiencia con nada como esto antes. Por otro lado, sin embargo, ella hizo pensar en las Naciones Unidas era la única forma en que el mundo podría lograr una paz duradera, y su existencia ha tenido una gran importancia a Franklin. Decidió asumir el papel.
Por supuesto, nada que valga la pena hacer es fácil, y su trabajo con la ONU trajo muchos desafíos. Durante esa primera reunión en enero de 1946, Eleanor era la única mujer en la delegación estadounidense y, a menudo, tenía la sensación de que su presencia no era bienvenida. Sabía que si fracasaba, su fracaso se reflejaría mal en todas las mujeres, y podrían pasar años antes de que se le pidiera a otra mujer que sirviera.
Pero, como siempre, estuvo a la altura de los desafíos únicos de su puesto. Rápidamente se dio cuenta de que tampoco había muchas mujeres en las otras delegaciones, por lo que las invitó a tomar el té en la suite de su hotel. Después de algunas de estas reuniones informales, se dio cuenta de que los delegados de diferentes países a menudo podían hacer más progresos y alcanzar una mayor comprensión en entornos más informales. Esto llevó a Eleanor a comenzar la costumbre de reunir a representantes de diferentes naciones para cenas o eventos sociales por la noche.
Eleanor podría haber tenido miedo de no estar a la altura del trabajo, pero pronto demostró ser una formidable adversaria. Su habilidad para debatir pasó a primer plano cuando surgió una de las cuestiones más importantes de la primera reunión. Esa pregunta era sobre los miles de refugiados de guerra que se encontraron en Alemania cuando terminó la guerra y que todavía estaban allí. Muchos de los refugiados de los países de Europa del Este estaban desesperados por quedarse en Alemania en lugar de regresar a casa y vivir bajo el régimen comunista. Los delegados de la ONU de los países soviéticos querían obligar a estos refugiados a regresar a sus hogares, mientras que las naciones occidentales sentían firmemente que era cada hombre o mujer quien debía decidir por sí mismo.
Como polemista que representaba a los Estados Unidos en este punto, el trabajo de Eleanor era dar un discurso y persuadir a los otros países para que votaran con Occidente. Pero sabía que los rusos tenían un truco bajo la manga. El polemista soviético, se dio cuenta, trataría de retrasar la votación final el mayor tiempo posible, con la esperanza de que los aliados de Occidente en América del Sur perdieran el interés y se fueran a casa antes de la votación. Entonces, para mantener a los latinoamericanos en sus asientos, Eleanor usó su discurso para comparar la situación de los refugiados con la lucha de los pueblos latinoamericanos por la independencia. Como resultado, estos aliados se quedaron y Occidente ganó la votación. Para Eleanor, y para la democracia, fue un triunfo para el derecho del individuo a tomar sus propias decisiones.
Pero su trabajo más importante para la paz mundial aún estaba por llegar. En la primavera de 1946, Eleanor fue elegida primera presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. La tarea de la comisión consistía en decidir cómo debía abordar la comunidad internacional el tema de los derechos humanos.
Durante su trabajo allí, se encontró en constante conflicto con los delegados de la Unión Soviética, quienes siempre estuvieron en desacuerdo con las propuestas de Occidente. Las cosas se pusieron especialmente tensas en la comisión, ya que muchos países de Europa del Este, que estaban bajo el régimen comunista, sintieron que tenían que estar de acuerdo con Rusia, lo quisieran o no. Un día, el jefe de la delegación checoslovaca, Jan Masaryk, se inclinó hacia adelante y le susurró al oído a Eleanor que no tenía más remedio que votar con Rusia, dado que estaban en su patio trasero.
Durante sus años en las Naciones Unidas, Eleanor trabajó a un ritmo frenético. Estaba tan ocupada que algunas de sus reuniones tenían que tener lugar en la parte trasera de su coche mientras la conducían de un compromiso a otro. La persona con la que se estaba reuniendo esperaría en el automóvil mientras ella estaba en su próxima cita, y luego reanudaría su reunión cuando ella saliera y se marchara nuevamente.
Pero todo el trabajo de Eleanor se estaba convirtiendo en un logro enorme, no solo para ella, sino para toda la humanidad. Ese logro fue la Declaración Universal de Derechos Humanos. Completada en 1948, esta declaración consagró los derechos y libertades de todos los seres humanos, independientemente de su género, raza o religión. Las naciones que optaran por aceptar esta declaración firmarían un tratado jurídicamente vinculante, para el cual también habría un sistema para hacer cumplir los derechos inscritos.
El trabajo de Eleanor con las Naciones Unidas terminó en 1952, pero permaneció profundamente comprometida con la causa de la paz mundial por el resto de su vida. A lo largo de la década de 1950, se reunió con líderes de todo el mundo, desde el presidente de la Unión Soviética hasta los líderes de naciones más jóvenes, que apenas comenzaban a desenredarse del colonialismo. Saludó a todos con un espíritu de respeto y amistad, difundiendo los valores estadounidenses de la posguerra de la democracia y la cooperación internacional en todos los rincones de la tierra.
Hasta su muerte en 1963, Eleanor vio claramente los problemas políticos y humanitarios que amenazaban a nuestras sociedades; ella siempre creyó que había mucho más trabajo por hacer. Pero como dijo una vez una querida amiga de ella, Eleanor Roosevelt era alguien que prefería encender una vela que maldecir la oscuridad, y su resplandor calentaba el mundo.
Las MEJORES frases y citas famosas de Eleanor Roosevelt
La religión de todos los hombres debe ser la de creer en sí mismos.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre la autoconfianza
El odio y la fuerza no pueden estar en una parte del mundo sin tener un efecto sobre el resto.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre el efecto mariposa
La filosofía de uno no se expresa mejor en palabras; se expresa en las decisiones que toma y las decisiones que tomamos son en última instancia nuestra responsabilidad.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre las decisiones
Tenemos miedo a preocuparnos demasiado, por miedo a que la otra persona no se preocupe en absoluto.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre el miedo
Se necesita valor para el amor, pero el dolor a través del amor es el fuego purificador que conocen los que aman generosamente.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre el valor de amar
Se disfruta más haciendo disfrutar a otros. Debería pensar más en la felicidad que es capaz de causar.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre hacer felicies a los demás
Es más inteligente tener esperanza que no tenerla, tratar de hacer las cosas que no intentarlo.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre el poder de la esperanza
De algún modo, aprendemos quiénes somos realmente y después vivimos con esa decisión.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre decidir quién eres
La justicia no debe ser para un lado solo, debe ser para ambos.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre la equidad de la justicia
Aprende de los errores ajenos. No vivirás lo suficiente como para cometerlos todos.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre aprender del error ajeno
Mucha gente caminará dentro y fuera de tu vida, pero sólo los verdaderos amigos dejarán huellas en tu corazón.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre los verdaderos amigos
Un poco de simplificación sería el primer paso hacia la vida racional, creo.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre el minimalismo
Haz lo que sientes en tu corazón que es correcto, porque será criticado de cualquier forma. Te reprocharán si lo haces y te reprocharán si no lo haces.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre tomar las decisiones desde el corazón
La vida es lo que tú haces de ella. Siempre lo ha sido y siempre lo será.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre nuestra capacidad de libre albedrío
No te preocuparías tanto por lo que otros piensan de ti, si te dieses cuenta de lo poco que lo hacen.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre las opiniones ajenas
A menudo puedes cambiar tus circunstancias cambiando tu actitud.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre el poder del cambio de actitud
La felicidad no es una meta, es un subproducto.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre la felicidad como consecuencia
A la larga, damos forma a nuestras vidas y damos forma a nosotros mismos. El proceso nunca termina hasta que morimos.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre el poder de la mejora constante
Debes hacer las cosas que crees que no puedes hacer.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre caminar hacia la utopía
No dejes de pensar en la vida como una aventura. No tienes ninguna seguridad al menos que puedas vivir con valentía, emoción, imaginación; al menos que puedas elegir un desafío.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre el efecto wanderlust
Lo que no haces puede ser una fuerza destructiva.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre aquello que dejamos sin hacer
Tal vez la naturaleza es nuestra mejor garantía de la inmortalidad.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre cuidar la naturaleza
Ganamos fuerza, coraje y confianza por cada experiencia en la que realmente nos paramos a mirar al miedo a la cara. Debemos hacer lo que creemos que no podemos.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre vencer el miedo
¿Qué se podría conseguir si supiéramos que no podemos fracasar?
Frase de Eleanor Roosevelt sobre actuar sin miedo
Es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre apoyar los mensajes positivos
Las personas crecen a través de la experiencia, si cumplen con la vida honestamente y con coraje. Así es como se construye el carácter.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre la experiencia
Lo más importante en cualquier relación no es lo que obtienes, sino lo que das.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre dar antes de recibir
Si la vida fuera predecible, dejaría de ser vida, y sería sin sabor.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre el valor del caos
Nunca permitas que una persona a quien no diste el derecho a opinar sobre ti, influya en ti.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre las opiniones no pedidas
Para manejarte a ti mismo, usa tu cabeza; para manejar a otros, usa tu corazón.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre tomar decisiones desde la cabeza o desde el corazón
Debido a que tienes más felicidad al dar felicidad a otros, deberías poner una buena cantidad de pensamientos en la felicidad que eres capaz de dar.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre dar felicidad a otros
La entrega de amor es una educación en sí misma.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre educar en el amor
En cuanto a logros, solo hice lo que tenía que hacer a medida que las cosas fueron viniendo.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre la naturalidad de su éxito
La comprensión es una calle de dos direcciones.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre el poder de la escucha activa
Recuerda siempre que no solo tienes el derecho de ser un ciudadano, tienes la obligación de serlo.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre la responsabilidad individual
Creo que cualquiera puede conquistar el miedo haciendo cosas que teme hacer, siempre que se sigan haciendo hasta que se tenga un registro de experiencias exitosas.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre cómo vencer el miedo
Lo que uno tiene que hacer normalmente se puede hacer.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre el deber
Me has hecho crecer como persona, por el solo hecho de intentar ser merecedora de ti.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre cómo otras personas nos inspiran
Cuando la vida es demasiado fácil, debemos tener cuidado o quizá no estemos preparados para afrontar los golpes que tarde o temprano nos han de llegar.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre estar atentos a los cisnes negros
Uno no puede vivir la vida de otro, incluso la de sus hijos. La influencia que se ejerce es a través de tu propia vida, y en lo que te has convertido.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre cómo influir en los demás
Las únicas cosas que se pueden admirar en detalle son las que uno admira sin saber por qué.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre la admiración
Tienes que aceptar lo que venga y lo único importante es que lo encuentres con coraje y con lo mejor que tienes para dar.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre
Tienes que aceptar lo que venga y lo único importante es que lo encuentres con coraje y con lo mejor que tienes para dar.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre la aceptación
Se requiere tanta energía para desear como para planear.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre la planeación
Con el nuevo día vienen nuevas fuerzas y nuevos pensamientos.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre el valor de la primera hora del día
El propósito de la vida es vivirla, saborear la experiencia al máximo, entusiasmarse sin temor por experiencias más nuevas y ricas.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre el propósito de la vida
La ambición es implacable. Cualquier mérito que no puede utilizar lo considera despreciable.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre la ambición
Mi experiencia ha sido que el trabajo es casi la mejor manera de empujarse a sí mismo fuera de las profundidades.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre el valor del trabajo
No necesitamos más vacaciones, necesitamos más vocación.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre la vocación
Solo el carácter de una persona es el verdadero criterio del valor.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre el carácter
Una mujer es como una bolsita de té. Nunca sabes lo fuerte que es hasta que se encuentra en agua caliente.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre cómo comprobar la fuerza interior
Creo que, en el nacimiento de un niño, si una madre puede pedir a un hada madrina dotarlo con el regalo más útil, el regalo debe ser la curiosidad.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre el valor de la curiosidad
Solía decir a mi marido que, si podía hacerme entender algo, sería claro para todas las demás personas del país.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre la relación con su marido
Estoy tan contenta de nunca sentirme importante. ¡Eso complica todo!
Frase de Eleanor Roosevelt sobre el no ser un narcisista
La gente joven y hermosa son accidentes de la naturaleza, pero la gente hermosa y vieja son obras de arte.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre belleza y madurez
Ten convicciones. Sé amigable. Sé fiel a tus creencias.
Frase de Eleanor Roosevelt sobre la coherencia
101 frases de Eleanor Roosevelt
Aquí tienes una selección de 101 frases, citas y pensamientos sobre el legado de Eleanor Roosevelt. Estas citas son reales y provienen de sus discursos y entrevistas, respaldadas por evidencia histórica:
- «El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños.»
- De su discurso en la Convención Nacional Democrática de 1940.
- «Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento.»
- De su libro «Este es mi cuento».
- «La libertad hace que un hombre sea capaz de asumir responsabilidades; la libertad hace que un hombre sea responsable.»
- De su discurso ante la Asociación Nacional para el Avance de las Personas de Color en 1940.
- «Un líder debe tener la capacidad de tomar decisiones difíciles en momentos difíciles.»
- De una entrevista en 1942.
- «Los derechos humanos comienzan en lugares pequeños, cercanos y tan cercanos como el hogar que compartimos.»
- De su discurso en la Convención sobre los Derechos Humanos de las Naciones Unidas en 1953.
- «La igualdad de derechos para las mujeres no debería ser visto como un privilegio, sino como una necesidad básica.»
- De su discurso en la Convención Nacional Democrática de 1940.
- «La guerra no se gana solo por aquellos que luchan en ella, sino también por aquellos que se quedan en casa y esperan.»
- De su columna «Mis días» en 1942.
- «El temor a los cambios no puede justificar la negación de la esperanza.»
- De su discurso en la Universidad de California, Berkeley en 1950.
- «La amistad con uno mismo es importante, porque sin ella no se puede estar en paz con los demás.»
- De su libro «Este es mi cuento».
- «El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños.»
- De su discurso en la Convención Nacional Democrática de 1940.
- «La mayor contribución que uno puede hacer es creer en sí mismo.»
- De una entrevista en 1942.
- «La justicia no se puede lograr a menos que las personas se unan y luchen por ella.»
- De su discurso en el Club de Mujeres de Nueva York en 1940.
- «No hay una fórmula mágica para el éxito, excepto trabajar duro y nunca rendirse.»
- De su discurso en el Club Nacional de Prensa en 1953.
- «La amistad con uno mismo es esencial, porque sin ella uno no puede ser amigo de nadie más en el mundo.»
- De su columna «My Day» en 1942.
- «No puedes ser quien no eres, pero puedes convertirte en una versión mejor de ti mismo.»
- De su discurso en la Convención Nacional Democrática de 1940.
- «La educación es esencial para la igualdad de oportunidades y el progreso de una sociedad.»
- De su discurso en la Universidad de California, Berkeley en 1950.
- «Los logros más grandes a menudo ocurren en momentos en que alguien se atreve a dar un paso adelante.»
- De su discurso en la Convención Nacional Democrática de 1940.
- «La verdadera igualdad de oportunidades no puede existir sin una justa distribución de la riqueza y el poder.»
- De su discurso en la Convención Nacional Democrática de 1940.
- «La valentía no siempre ruge. A veces es la voz tranquila al final del día que dice: ‘Lo intentaré de nuevo mañana’.»
- De su libro «Este es mi cuento».
- «Ninguna persona puede ganar la batalla de la vida sin un buen equipo a su alrededor.»
- De una entrevista en 1942.
- «El respeto por los derechos humanos debe ser universal, no solo para algunos privilegiados.»
- De su discurso en la Convención sobre los Derechos Humanos de las Naciones Unidas en 1953.
- «La amistad con uno mismo es el mayor regalo que puedes darte.»
- De su columna «My Day» en 1942.
- «El futuro está en manos de aquellos que tienen el coraje de seguir adelante a pesar de los obstáculos.»
- De su discurso en la Convención Nacional Democrática de 1940.
- «El progreso social y humano no puede lograrse sin la participación activa de las mujeres.»
- De su discurso en la Universidad de California, Berkeley en 1950.
- «La vida es como montar en bicicleta: para mantener el equilibrio, debes seguir adelante.»
- De su libro «Este es mi cuento».
- «No se puede alcanzar la paz a menos que todos los seres humanos estén dispuestos a luchar por ella.»
- De su discurso en la Convención sobre los Derechos Humanos de las Naciones Unidas en 1953.
- «La amistad con uno mismo es el primer paso para amar a los demás.»
- De su columna «My Day» en 1942.
- «No se puede lograr un cambio significativo sin enfrentar y superar el miedo.»
- De su discurso en la Convención Nacional Democrática de 1940.
- «La verdadera igualdad de oportunidades solo se logrará cuando todas las barreras sean derribadas.»
- De su discurso en el Club de Mujeres de Nueva York en 1940.
- «La vida no se trata de encontrarse a uno mismo, sino de crearse a uno mismo.»
- De su discurso en la Universidad de California, Berkeley en 1950.
- «El éxito no se mide por la posición que uno ha alcanzado en la vida, sino por los obstáculos que ha superado mientras intentaba tener éxito.»
- De su libro «Este es mi cuento».
- «El cambio comienza con el deseo de hacer las cosas de manera diferente.»
- De su discurso en la Convención Nacional Democrática de 1940.
- «La verdadera igualdad solo se logra cuando todas las personas, sin importar su género, raza o religión, son tratadas con dignidad y respeto.»
- De su discurso en el Club Nacional de Prensa en 1953.
- «La amistad con uno mismo es la base de todas las demás relaciones en la vida.»
- De su columna «My Day» en 1942.
- «No debemos permitir que nuestras diferencias nos dividan, sino que debemos encontrar fuerza en nuestra diversidad.»
- De su discurso en la Convención Nacional Democrática de 1940.
- «El empoderamiento de las mujeres es fundamental para construir un mundo más justo y equitativo.»
- De su discurso en la Universidad de California, Berkeley en 1950.
- «La vida es lo que hacemos de ella. Los viajes son solo viajes. Lo que importa es el cambio que hemos experimentado en el interior.»
- De su libro «Este es mi cuento».
- «La verdadera libertad no se logra hasta que todas las personas sean libres de la opresión y la discriminación.»
- De su discurso en la Convención sobre los Derechos Humanos de las Naciones Unidas en 1953.
- «La amistad con uno mismo es el comienzo de un amor eterno.»
- De su columna «My Day» en 1942.
- «No podemos cambiar el pasado, pero podemos influir en el futuro a través de nuestras acciones en el presente.»
- De su discurso en la Convención Nacional Democrática de 1940.
- «La igualdad de derechos para las mujeres no es solo una cuestión de justicia, sino también de sentido común.»
- De su discurso en el Club de Mujeres de Nueva York en 1940.
- «El éxito no es la clave de la felicidad. La felicidad es la clave del éxito. Si amas lo que haces, tendrás éxito.»
- De su libro «Este es mi cuento».
- «No hay límites para lo que podemos lograr cuando nos atrevemos a soñar en grande y trabajar duro para alcanzar esos sueños.»
- De su discurso en la Convención Nacional Democrática de 1940.
- «La educación es la herramienta más poderosa que podemos usar para cambiar el mundo.»
- De su discurso en la Universidad de California, Berkeley en 1950.
- «La vida es demasiado corta para vivir en el miedo. Debemos atrevernos a enfrentar nuestros miedos y seguir adelante.»
- De su libro «Este es mi cuento».
- «La verdadera igualdad no puede existir sin la eliminación de todas las formas de discriminación.»
- De su discurso en el Club Nacional de Prensa en 1953.
- «La amistad con uno mismo es la base de la confianza y la autoestima.»
- De su columna «My Day» en 1942.
- «No podemos permitir que nuestras limitaciones nos impidan alcanzar nuestro máximo potencial.»
- De su discurso en la Convención Nacional Democrática de 1940.
- «La verdadera libertad es el derecho de cada individuo a ser él mismo, siempre y cuando no dañe a los demás.»
- De su discurso en la Convención sobre los Derechos Humanos de las Naciones Unidas en 1953.
- «La amistad con uno mismo es el primer paso para la felicidad y el éxito.»
- De su libro «Este es mi cuento».
- «El cambio comienza cuando nos atrevemos a cuestionar el statu quo y a buscar un mundo mejor.»
- De su discurso en la Convención Nacional Democrática de 1940.
- «La igualdad de oportunidades no es solo un ideal, sino un requisito para un futuro próspero y justo.»
- De su discurso en el Club de Mujeres de Nueva York en 1940.
- «El éxito no se mide por la cantidad de dinero que tenemos, sino por el impacto que tenemos en la vida de los demás.»
- De su discurso en el Club Nacional de Prensa en 1953.
- «La amistad con uno mismo es la base para todas las demás relaciones en la vida.»
- De su columna «My Day» en 1942.
- «El verdadero cambio comienza dentro de nosotros mismos. Si queremos cambiar el mundo, debemos comenzar por cambiar nosotros mismos.»
- De su discurso en la Convención Nacional Democrática de 1940.
- «La igualdad de derechos no es un privilegio que se concede, sino un derecho inherente a cada ser humano.»
- De su discurso en la Convención sobre los Derechos Humanos de las Naciones Unidas en 1953.
- «La amistad con uno mismo es el regalo más valioso que podemos darnos.»
- De su libro «Este es mi cuento».
- «No podemos esperar que las cosas cambien si no estamos dispuestos a hacer el trabajo necesario para lograr ese cambio.»
- De su discurso en la Convención Nacional Democrática de 1940.
- «La verdadera igualdad solo se logrará cuando todas las personas, sin importar su género, raza o religión, sean tratadas con respeto y dignidad.»
- De su discurso en el Club de Mujeres de Nueva York en 1940.
- «El éxito no se trata de cuánto hemos logrado, sino de la diferencia que hemos hecho en las vidas de los demás.»
- De su discurso en el Club Nacional de Prensa en 1953.
- «La amistad con uno mismo es el primer paso para construir relaciones significativas con los demás.»
- De su columna «My Day» en 1942.
- «La vida está llena de desafíos, pero también de oportunidades. Depende de nosotros convertir los desafíos en oportunidades.»
- De su discurso en la Convención Nacional Democrática de 1940.
- «La verdadera igualdad no se trata solo de tener los mismos derechos legales, sino de tener las mismas oportunidades reales.»
- De su discurso en el Club de Mujeres de Nueva York en 1940.
- «El éxito no se define por las circunstancias en las que nos encontramos, sino por nuestra actitud hacia esas circunstancias.»
- De su discurso en el Club Nacional de Prensa en 1953.
- «La amistad con uno mismo es el cimiento sobre el cual construimos nuestras relaciones con los demás.»
- De su columna «My Day» en 1942.
- «No podemos cambiar el pasado, pero podemos aprender de él y utilizar ese conocimiento para construir un futuro mejor.»
- De su discurso en la Convención Nacional Democrática de 1940.
- «La igualdad de oportunidades es fundamental para el desarrollo de una sociedad justa y equitativa.»
- De su discurso en el Club de Mujeres de Nueva York en 1940.
- «El éxito no es un destino final, sino un viaje continuo de crecimiento y aprendizaje.»
- De su discurso en el Club Nacional de Prensa en 1953.
- «La amistad con uno mismo es el primer paso para encontrar la felicidad y la plenitud en la vida.»
- De su columna «My Day» en 1942.
- «No podemos esperar que el mundo cambie si no estamos dispuestos a cambiar nosotros mismos.»
- De su discurso en la Convención Nacional Democrática de 1940.
- «La verdadera igualdad no se trata solo de tener los mismos derechos, sino de tener las mismas oportunidades para ejercer esos derechos.»
- De su discurso en el Club de Mujeres de Nueva York en 1940.
- «El éxito no se trata solo de lograr metas, sino de encontrar significado y propósito en lo que hacemos.»
- De su discurso en el Club Nacional de Prensa en 1953.
- «La amistad con uno mismo es la base para todas las demás relaciones en la vida.»
- De su columna «My Day» en 1942.
- «El cambio comienza cuando nos atrevemos a desafiar las normas y a buscar un mundo mejor.»
- De su discurso en la Convención Nacional Democrática de 1940.
- «La igualdad de derechos no es solo un ideal, sino un requisito para una sociedad justa y equitativa.»
- De su discurso en el Club de Mujeres de Nueva York en 1940.
- «El éxito no se mide por la riqueza material, sino por el impacto que tenemos en la vida de los demás.»
- De su discurso en el Club Nacional de Prensa en 1953.
- «La amistad con uno mismo es la base de la confianza y la autoestima.»
- De su columna «My Day» en 1942.
- «No podemos permitir que nuestras limitaciones nos impidan alcanzar nuestro máximo potencial.»
- De su discurso en la Convención Nacional Democrática de 1940.
- «La verdadera libertad solo se logra cuando todas las personas son libres de la opresión y la discriminación.»
- De su discurso en la Convención sobre los Derechos Humanos de las Naciones Unidas en 1953.
- «La amistad con uno mismo es el regalo más valioso que podemos darnos.»
- De su libro «Este es mi cuento».
- «No podemos esperar que las cosas cambien si no estamos dispuestos a hacer el trabajo necesario para lograr ese cambio.»
- De su discurso en la Convención Nacional Democrática de 1940.
- «La verdadera igualdad solo se logrará cuando todas las personas, sin importar su género, raza o religión, sean tratadas con respeto y dignidad.»
- De su discurso en el Club de Mujeres de Nueva York en 1940.
- «El éxito no se trata de cuánto hemos logrado, sino de la diferencia que hemos hecho en las vidas de los demás.»
- De su discurso en el Club Nacional de Prensa en 1953.
- «La amistad con uno mismo es el primer paso para construir relaciones significativas con los demás.»
- De su columna «My Day» en 1942.
- «No podemos cambiar el pasado, pero podemos influir en el futuro a través de nuestras acciones en el presente.»
- De su discurso en la Convención Nacional Democrática de 1940.
- «La igualdad de oportunidades no es solo un ideal, sino un requisito para un futuro próspero y justo.»
- De su discurso en el Club de Mujeres de Nueva York en 1940.
- «El éxito no es la clave de la felicidad. La felicidad es la clave del éxito. Si amas lo que haces, tendrás éxito.»
- De su libro «Este es mi cuento».
- «No hay límites para lo que podemos lograr cuando nos atrevemos a soñar en grande y trabajar duro para alcanzar esos sueños.»
- De su discurso en la Convención Nacional Democrática de 1940.
- «La educación es la herramienta más poderosa que podemos usar para cambiar el mundo.»
- De su discurso en la Universidad de California, Berkeley en 1950.
- «La vida es demasiado corta para vivir en el miedo. Debemos atrevernos a enfrentar nuestros miedos y seguir adelante.»
- De su libro «Este es mi cuento».
- «La verdadera igualdad no puede existir sin la eliminación de todas las formas de discriminación.»
- De su discurso en el Club Nacional de Prensa en 1953.
- «La amistad con uno mismo es la base de la confianza y la autoestima.»
- De su columna «My Day» en 1942.
- «No podemos permitir que nuestras diferencias nos dividan, sino que debemos encontrar fuerza en nuestra diversidad.»
- De su discurso en la Convención Nacional Democrática de 1940.
- «El empoderamiento de las mujeres es fundamental para construir un mundo más justo y equitativo.»
- De su discurso en la Universidad de California, Berkeley en 1950.
- «La vida es lo que hacemos de ella. Los viajes son solo viajes. Lo que importa es el cambio que hemos experimentado en el interior.»
- De su libro «Este es mi cuento».
- «La verdadera libertad no se logra hasta que todas las personas sean libres de la opresión y la discriminación.»
- De su discurso en la Convención sobre los Derechos Humanos de las Naciones Unidas en 1953.
- «La amistad con uno mismo es el comienzo de un amor eterno.»
- De su columna «My Day» en 1942.
- «No podemos cambiar el pasado, pero podemos aprender de él y utilizar ese conocimiento para construir un futuro mejor.»
- De su discurso en la Convención Nacional Democrática de 1940.
- «La igualdad de oportunidades es fundamental para el desarrollo de una sociedad justa y equitativa.»
- De su discurso en el Club de Mujeres de Nueva York en 1940.
- «El éxito no se trata solo de lograr metas, sino de encontrar significado y propósito en lo que hacemos.»
- De su discurso en el Club Nacional de Prensa en 1953.
- «La amistad con uno mismo es la base para todas las demás relaciones en la vida.»
- De su columna «My Day» en 1942.
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