Actualizado el lunes, 11 octubre, 2021
A todos nos sucede. Hay días que estamos más agotados y estresados que de costumbre, días en los que las preocupaciones y las tensiones nos llevan al límite. En esas jornadas, la perspectiva de ir a trabajar parece una misión imposible y sabemos que, aunque vayamos a la oficina, no rendiremos nada. Fue precisamente eso lo que le ocurrió a Madalyn Parker, una desarrolladora web de Olark.
Parker, quien había sufrido problemas de ansiedad y depresión en el pasado, siempre había abordado con naturalidad sus dificultades emocionales, por lo que escribió un mensaje a su equipo de trabajo para avisarles de que necesitaba tomarse unos días libres para cuidar de su salud mental.
“Hola equipo, me tomaré el día de hoy y mañana para centrarme en mí. Espero volver la próxima semana con la mente fresca y al 100%. Gracias”.
El director ejecutivo de Olark, Ben Congleton, le respondió de la siguiente manera: “Quería agradecerte personalmente que me hayas enviado el aviso. Tómate todo el tiempo que necesites, me has recordado la importancia de tomarse unos días de ‘descanso mental’. No puedo creer que no sea una práctica habitual en las empresas. Eres un ejemplo para todos nosotros, contribuyes a eliminar el estigma de manera que podamos trabajar en plenas facultades”.
Por desgracia, la mayoría de los jefes no reaccionan de la misma forma.
Más tarde, Parker compartió esos mensajes intercambiados con su jefe en su cuenta de Twitter, de manera que la historia se volvió viral y ha ocupado la portada de medios como Business Insider. A raíz de ello, muchas personas se animaron a compartir sus experiencias relacionadas con el agotamiento mental y la sobrecarga emocional, así como lo difícil que resulta que los demás comprendan que también es necesario tomarse unos días de descanso mental.
El estigma que pesa sobre la salud mental
En muchos países europeos no se establece una diferencia legal entre los días de enfermedades físicas y emocionales, pero, en la práctica, la salud mental sigue soportando el peso del estigma. Las personas que luchan cada día contra la ansiedad, una fobia, la depresión y otros problemas emocionales, a menudo se sienten aisladas e incomprendidas.
Si tenemos un resfriado que nos impide levantarnos de la cama podemos tomarnos el día libre. Si nuestros compañeros de trabajo saben que tenemos la gripe, no nos llamarán “débiles”, sino que se mostrarán empáticos y nos enviarán sus mejores deseos de recuperación. Sin embargo, es raro que la salud mental reciba esa misma actitud respetuosa. Las personas presuponen que cualquier problema emocional es un signo de debilidad, lo cual se deja entrever en frases típicas como: “tienes que superarlo”, “sé fuerte” o “es cuestión de fuerza de voluntad”.
Por eso, muchas de las personas que sufren dificultades emocionales tienen miedo de que reconocerlas abiertamente pueda afectar sus carreras profesionales, generando un juicio negativo sobre su valía. Por eso, aunque la ley no establece distinciones, muchos trabajadores reconocen que no se toman el descanso que necesitan o se sienten obligados a mentir para esconder una dificultad emocional.
El 40% de la población española sufre ansiedad o depresión y al menos una de cada cinco personas consume algún tipo de psicofármaco.
No obstante, solo 1 de cada 10 recibe tratamiento psicológico, cuando se ha comprobado que el índice de recuperación que se alcanza con la terapia psicológica es del 70%, en comparación con el raquítico 30% que reporta la medicación. Debemos tener claro que si no resolvemos los problemas emocionales no podremos rendir al máximo, igual que cuando tenemos la gripe. Además, los problemas emocionales no resueltos terminan causando trastornos más complejos y difíciles de tratar.
¿Cuándo necesitas tomarte unos días de descanso mental?
1. Cuando necesitas solucionar un problema que te preocupa tanto que te impide concentrarte
La atención es una de las funciones cognitivas que más se afecta cuando estamos preocupados. En esos casos, cometemos errores, olvidamos lo que debemos hacer y nuestro rendimiento cae en picado. Por eso, lo mejor es tomarse unos días para solucionar el problema que nos preocupa y luego regresar al trabajo para centrarnos al 100%.
2. Cuando te has descuidado durante mucho tiempo
Si en los últimos meses has estado demasiado absorto en un gran proyecto profesional que ha consumido tu energía y te sientes al límite es conveniente que tomes un descanso. Desconectar del trabajo te permitirá regresar con nuevas ideas y ser mucho más productivo. Lo mismo vale si has pasado por una situación personal muy difícil: un pequeño descanso mental te ayudará a recargar las pilas.
3. Cuando sientes que tus emociones se están descontrolando
El estrés y la tensión mantenidos a lo largo del tiempo pueden terminar causando problemas psicológicos más complejos, por lo que es fundamental que aprendas a detectar las señales de agotamiento emocional y te tomes un tiempo para reflexionar, descansar y mimarte antes de que llegues al punto de no retorno.
4. Cuando necesitas acudir a tus citas con el psicólogo o psiquiatra
Las citas con los profesionales de la salud mental son tan importantes como las citas con el médico. En vez de reprogramarlas constantemente porque no tienes tiempo sería mejor que te tomes media jornada libre para abordar tus problemas con el psicoterapeuta.
¿Qué hacer en esos días de descanso mental para sacarles el máximo partido?
Las vacaciones sirven para desconectar y relajarse, pero normalmente se dedican a la familia o a viajar. Los días de descanso mental, al contrario, están centrados en la persona, son jornadas solo para ti, para que te cuides y te mimes. De hecho, cada vez son más los especialistas en recursos humanos que abogan por esta fórmula, conocedores de que uno o dos días de descanso mental suelen transformarse en dos semanas de plena productividad.
Esos días de descanso mental no son para quedarse en la cama lamentándonos de lo mal que nos sentimos sino para hacer algo relajante que nos ayude a distanciarnos de los problemas y preocupaciones. Elige un plan diferente que te aleje lo más posible de tu rutina diaria, de manera que no termines dedicando ese día libre a las tareas del hogar. Da un paseo por el parque, pasa una tarde en el cine, date un masaje relajante, dedícate a algo creativo…
La clave para que un día de descanso mental sea fructífero consiste en desconectar de verdad, pero no solo del trabajo sino también de la cotidianidad. Y será mejor que te lo tomes antes de que el estrés te lleve al límite.
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