Actualizado el martes, 24 enero, 2023
Los problemas forman parte de la vida. Pueden tratarse de etapas particularmente difíciles, personas complicadas o pérdidas que no sabemos cómo superar. A menudo esos obstáculos no solo son duros, sino que también los percibimos como injustos.
En este punto tenemos dos opciones: nos desmoronamos bajo la presión y nos dejamos consumir por la angustia, regodeándonos en un ciclo de quejas infinitas, o enfrentamos la tragedia y salimos fortalecidos.
“El mundo rompe a todos y, después, algunos son fuertes en los lugares rotos”.
Ernest Hemingway
Convertir los problemas en oportunidades
En este punto la pregunta es: ¿cómo desarrollar una actitud resiliente en vez que quedarnos atrapados en los problemas? Podemos encontrar algunas pistas en este maravilloso corto titulado Verstaubt, que ha sido creado por jóvenes de la universidad alemana Hochschule der Medien.
Grandes enseñanzas para enfrentar los momentos difíciles de la vida
1. El miedo y la confusión son normales
Los problemas representan un desafío a nivel cognitivo y emocional, por lo que es normal que en un primer momento nos sintamos confundidos, desorientados y hasta tengamos miedo. Esas reacciones no significan que seamos más débiles ni que seremos incapaces de hacerle frente a la situación, sino tan solo que necesitamos cierto periodo de tiempo para reestructurar nuestro campo de acción.
La clave radica en no derrumbarse ni dejarse llevar por el pánico. Toma nota de tus sensaciones, emociones y pensamientos. Respira profundamente y acéptalos. Cuando no luchas contra tus sentimientos y los asumes como un estado transitorio, terminarán desvaneciéndose.
2. Cuando lo convencional no funciona, arriésgate y cambia la perspectiva
Vemos el mundo a través de un cristal. Ese cristal está compuesto por nuestras experiencias pasadas, expectativas, creencias, valores, ilusiones, desencantos, etc. Esto significa que, en realidad, no vemos el mundo tal cual es, sino que tan solo percibimos nuestra verdad. Y cuando esa verdad ya no nos sirve, llega el momento de adoptar una perspectiva diferente.
Un pequeño cambio de perspectiva puede cambiarlo todo y, a menudo, es un acto extremadamente liberador porque amplía considerablemente nuestros horizontes. Si lo que has hecho hasta ahora no ha funcionado y te ha conducido a ese problema, quizá ha llegado la hora de arriesgarte y probar nuevas soluciones.
Toma nota del personaje de la historia y no te rindas si las cosas no salen bien a la primera. Cambia el cristal a través del cual ves el mundo y explora soluciones alternativas.
“La mayor gloria no está en no caer nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos”. —Confucio
3. Confía en ti, siempre
Los problemas nos asustan porque debilitan nuestros recursos psicológicos. No nos gusta lidiar con la incertidumbre y no saber qué hacer. Sin embargo, si existe una característica que define a las personas resilientes es la confianza en sí mismas. Estas personas saben que pueden superar el problema, y eso les da la fuerza que necesitan para seguir adelante.
Un estudio publicado en el Journal of Personality and Social Psychology analizó cómo unas mujeres diagnosticadas con cáncer de mama lidiaban con su enfermedad. Los investigadores descubrieron que cuando las condiciones clínicas iniciales eran similares, quienes se enfrentaban la enfermedad con fatalismo, desesperación e impotencia tenían un curso peor que quienes adoptaban una actitud resiliente y un espíritu combativo.
También descubrieron que quienes han sufrido grandes traumas y han logrado superarlos con éxito tienen mayores probabilidades de solucionar cualquier problema, porque el sufrimiento del pasado les ha dado la confianza necesaria y alimenta la esperanza de salir adelante.
“No sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es la única opción que te queda”.
Bob Marley
4. Céntrate en lo que puedes hacer
Los problemas y las crisis suelen generar cierta dosis de caos, por lo que es normal que al inicio no sepas muy bien qué hacer. Si ese contratiempo te ha tomado por sorpresa, también es posible que te sientas decepcionado, defraudado o frustrado. Si miras el mundo a través de ese cristal, es fácil que te focalices únicamente en lo que no puedes hacer.
Sin embargo, considera que cualquier tipo de situación encierra numerosos obstáculos y caminos que no podrás tomar. Fijarte exclusivamente en ellos solo servirá para desanimarte. En su lugar, intenta descubrir qué puedes hacer. Valora tus recursos y potencialidades y diseña un plan de acción viable que te ayude a salir poco a poco de esa situación. No se trata de abrazar un optimismo ingenuo, pero no olvides que la negatividad no te llevará a ninguna parte.
“No dejes que lo que no puedes hacer interfiera con lo que puedes hacer”.
John Wooden
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