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La vida no es un juego de azar. No es un casino donde invertir tus días. Es una obra de arte para contemplar y crear. Siente, ama, crea.

Verdades incómodas (pero liberadoras) sobre la vida

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Actualizado el jueves, 26 enero, 2023

Vivir es difícil a todos los niveles. Demasiadas influencias, demasiados cambios… Aunque dos individuos se hayan criado en el mismo techo, y bajo las mismas influencias, cada vida tendrá un rumbo completamente diferente.

Como dice el refrán: cada maestrillo, tiene su librillo. No habrá un solo veterano de esta vida que no tenga sus propios trucos y lecciones para aprovecharla mejor. Y aunque reuniésemos todas estas lecciones de vida en una biblioteca especializada, seguiría siendo un conocimiento insuficiente para comprender todo lo que abarca la vida en sí.

Sin embargo, para aquellos lectores impacientes, existen algunas realidades inherentes a la vida. Algunas nos sonarán de perogrullo o, dicho de otra forma, serán lecciones tan básicas de la vida que parecerá mentira que se las tengamos que recordar a alguien. Pero hacedme caso: siempre hay alguien que ese día se quedó dormido en clase y no se enteró de nada.

¿Qué es una verdad incómoda?

Las verdades incómodas son aquellas que son difíciles de aceptar y, a menudo, no se dicen. Pueden ser cualquier cosa, desde las consecuencias de nuestras acciones hasta las realidades de la vida. Estas verdades pueden ser difíciles de enfrentar, pero son esenciales para que podamos crecer y convertirnos en mejores personas. Al enfrentar estas verdades incómodas, podemos aprender a tomar mejores decisiones y vivir vidas más satisfactorias. En este artículo, exploraremos algunas de las verdades incómodas más comunes y cómo pueden ayudarnos a ser mejores personas.

Aquí os presento las 7 ideas sobre la vida que, aunque incómodas, son tremendamente liberadoras cuando las aceptamos

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Verdades incómodas (pero liberadoras) sobre la vida 3

Cuando aceptes estas 7 ideas te sentirás completamente liberado.

1. La gente viene y va

Cada persona es un mundo y cada vida sigue un camino diferente. Nos cruzaremos con mucha gente a lo largo de la vida; muchas personas se marcharán, otras se quedarán. A veces, es difícil decidir quién se marcha o quién se queda. Otras veces, será un elemento que no podamos controlar.

A esta realidad se le une una acción psíquica y conductual tan amarga como necesaria, casi imposible para muchos. Me refiero a dejar ir. Aceptar esta realidad de que las personas pueden irse, puede vivirse al principio con ansiedad. No queremos perder el contacto con nadie; pero en el momento en que lo asumimos, dejamos de querer poseer a las personas y empezamos a valorar de verdad las compañías.  Y sí, a algunas personas hay que despedirlas si queremos seguir avanzando en nuestra vida.

2. Aprende a cuidarte

Aunque dos personas se críen bajo el mismo techo y bajo las mismas influencias, cada una tendrá una vida completamente al otro.

¿Cuál fue el primer gesto de cuidado que tuviste para contigo mismo? ¿Peinarte, lavarte los dientes, bañarte…? Sí. Estos pequeños rituales de limpieza que nos inculcan desde niños, aparte de tener un fin sanitario, también tienen un mensaje: aprende a cuidar de ti mismo. Puedes creer en la idea de que estamos solos en este mundo o, por el contrario, que siempre hay alguien y todos velamos por todos. Pero si hay una realidad que sobresale por encima de todas es que, a la hora de la verdad, tendrás que cuidar de ti mismo, tanto a nivel físico como psicológico. Tanto en el presente como de cara al futuro.

Posiblemente, el mayor acto de responsabilidad que tendrás no es será ni con tu familia, ni con tu trabajo, sino contigo mismo. Acepta esta idea y verás cómo a medida que ganas autonomía también ganarás en calidad de vida. Y sí, también en autorrealización y felicidad.

3. Sin esfuerzo, no hay recompensa

Una idea que nos han repetido desde niños, pero aceptemos la realidad: la sociedad actual te anima a que recurras al refuerzo inmediato, a tener el mayor número de cosas con el mínimo esfuerzo. Los más pesimistas defenderán la postura de que nos volvemos más narcisistas y egoístas. Y lo peor es que puede que tengan razón si la tendencia sigue así.

Por eso, recordar que ningún objetivo se consigue sin trabajo nunca está de más. Aunque más valioso que decir que el esfuerzo trae recompensa es decir que el propio esfuerzo (en sí) trae recompensa. Claro que, a veces, no se trata de la recompensa que esperamos. Por eso, también es inteligente saber gestionar adecuadamente ese esfuerzo.

4. El dolor es parte de la vida

El dolor es inevitable y, a veces, necesario. No lo olvides nunca: es un sentimiento esencial en la vida.

Y volvemos a recibir otra lección moderna: la vida actual es hedonista. Buscamos placer y mínimo de dolor. Aunque sea un principio básico de la supervivencia, el acercarnos a lo que nos da placer y alejarnos de lo que nos hace daño, la realidad está ahí: siempre nos harán daño. Habrá cosas que duelan y cometeremos errores que nos harán sufrir. Y todo lo anterior forma parte de la vida tanto como el placer.

Tenemos la capacidad de sentir dolor para aprender a valorar las situaciones desde otro prisma. El dolor es inevitable. A veces, necesario. El sufrimiento también se requiere para superar ciertas pruebas. Todo ello te endurece y te hace tener mayor resiliencia. Eso sí, un sufrimiento prolongado voluntario no aporta absolutamente nada. Ahí queda dicho para los sufridores voluntarios.

5. Estabilidad vs. cambio

Es interesante revisar los discursos de las personas cuando definen la felicidad. Al poco que investigues te darás cuenta de que muchos asocian su felicidad con estabilidad y posesión: «Estoy feliz, porque estoy casado, tengo un hijo, tengo un trabajo estable, tengo una casa…». El ser humano tiende a tener un sentido de continuidad en su percepción de las cosas. Está claro. Si no, no seríamos capaces ni de reconocernos en cada mañana. Pero este sentido de continuidad también lo buscamos en la realidad. Corresponde a una necesidad de control. Pero, desgraciadamente, la vida es un cambio constante.

No estamos aquí para “estabilizar” la vida, sino para adaptarnos a ella. También nosotros somos agentes de cambio.

6. La incontrolable sensación de control

Esta lección de vida está muy ligada a la anterior. Independientemente de que seamos unos obsesivos del control o no, siempre buscamos la posibilidad de querer controlar el máximo número de variables posibles. La expresión «controlo la situación! engaña mucho. En realidad, nunca la vamos a controlar. Como mucho, tendremos tan vividas ciertas situaciones que simplemente reaccionamos al instante ante cualquier imprevisto. No controlamos la situación, nos “adaptamos” a ella con más agilidad.

En el momento en el que somos conscientes de que el control absoluto es una ilusión, entonces empezaremos a confiar y perfeccionar más nuestras habilidades. A mayor sensación de control interno, menos importancia tiene encontrar control afuera.

7. Sobrevalorar los valores

El amor, la amistad, la justicia, la libertad… son constructos que no tienen una representación física o psíquica per se, pero no por ello dejan de ser reales. El problema de abrazar estos valores universales no está en los valores en sí, sino en el significado que le queramos dar o en la mala definición que tengamos.

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Sé flexible. Aprende constantemente. Añade nuevos detalles a la definición de tus valores personales.

Es por ese motivo por el que tenemos parejas desgastadas en nombre de un amor ideal de cuento de hadas que no llega a ninguna parte. O a jóvenes abogando por una justicia social mal interpretada. O las infinitas definiciones que hace cada liberador de la libertad.

Ningún principio es tan regio como para no admitir revisiones. Y la realidad es demasiado compleja como para entenderlo todo a través de una sola definición. Sé flexible. Aprende constantemente. Añade nuevos detalles a la definición de tus valores personales. Porque cada detalle nuevo perfila un mejor valor como persona.

Estos son solo 7 realidades que nos acompañan en la vida. Por supuesto, existen muchas más. La vida y la existencia son demasiado complejas y extensas como para resumirlas todas en un solo post o, incluso, en un solo libro. Pero nada puede sustituir a las propias experiencias.

¿Y tú? ¿Qué otra verdad añadirías a esta lista?


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