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TEST. Descubre qué tipo de personalidad perfeccionista tienes

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Actualizado el domingo, 4 agosto, 2024

¿Eres un perfeccionista? ¿Te esfuerzas por ser el mejor en todo lo que haces? Si es así, es importante entender el tipo de personalidad perfeccionista que tienes. El perfeccionismo puede ser un gran motivador, pero también puede provocar agotamiento y frustración si no se maneja adecuadamente. En este artículo, exploraremos los diferentes tipos de perfeccionistas y cómo cada tipo afecta sus vidas. Al comprender sus propias tendencias, puede aprender a manejar mejor su perfeccionismo y encontrar el éxito sin sacrificar su salud mental.

La personalidad perfeccionista es un rasgo común en muchas personas, pero hay diferentes tipos de perfeccionismo que pueden manifestarse de distintas maneras. En este artículo, exploraremos los diferentes tipos de personalidades perfeccionistas que existen y cómo afectan a la vida diaria de quienes las tienen.

  1. Perfeccionismo autoexigente: Las personas con este tipo de perfeccionismo tienden a establecer altas expectativas para sí mismas y se sienten mal si no las cumplen. Son muy críticas consigo mismas y se juzgan con dureza. El perfeccionismo autoexigente puede llevar a la procrastinación y la evitación de situaciones que puedan generar fracaso o críticas.
  2. Perfeccionismo orientado hacia los demás: Las personas con este tipo de perfeccionismo buscan cumplir con las expectativas de los demás en lugar de las propias. Quieren ser vistos como perfectos por los demás y temen la desaprobación o crítica. El perfeccionismo orientado hacia los demás puede llevar a la sobreexigencia en el trabajo o en las relaciones interpersonales.
  3. Perfeccionismo obsesivo: Las personas con este tipo de perfeccionismo tienen pensamientos obsesivos sobre detalles y errores. Pueden pasar mucho tiempo corrigiendo y revisando su trabajo, lo que puede llevar a la procrastinación y la falta de productividad.
  4. Perfeccionismo de orden: Las personas con este tipo de perfeccionismo necesitan tener todo en su lugar y organizado. Les molesta el desorden y pueden pasar mucho tiempo organizando su entorno. El perfeccionismo de orden puede llevar a la rigidez y la inflexibilidad.
  5. Perfeccionismo insatisfecho: Las personas con este tipo de perfeccionismo nunca están satisfechas con su trabajo o con lo que han logrado. Siempre buscan la perfección y se sienten insatisfechas aunque hayan logrado algo importante. El perfeccionismo insatisfecho puede llevar a la insatisfacción crónica y la depresión.
  6. Perfeccionismo paralizante: Las personas con este tipo de perfeccionismo no empiezan nada si no están seguras de poder hacerlo perfectamente. Se sienten paralizadas ante la idea de cometer errores y pueden pasar mucho tiempo planeando y preparándose para empezar algo. El perfeccionismo paralizante puede llevar a la inactividad y la falta de logros.

En conclusión, la personalidad perfeccionista se manifiesta de diferentes formas y puede afectar la vida diaria de quienes la tienen de manera negativa. Es importante identificar el tipo de perfeccionismo que se tiene para poder manejarlo de manera efectiva y tener una vida más plena y satisfactoria.

Test para descubrir si eres perfeccionista

¡Bienvenido al test para descubrir qué tipo de perfeccionista eres! Responde a las siguientes preguntas con sinceridad para obtener una idea más clara de tu estilo de perfeccionismo.

  1. ¿Te cuesta delegar tareas a otras personas?
    a) Sí, me cuesta mucho delegar tareas porque creo que nadie puede hacerlas tan bien como yo.
    b) Depende de la tarea y de la persona que me ayude.
    c) No, delego tareas con facilidad y confío en las habilidades de otras personas.
  2. ¿Te tomas mucho tiempo para tomar decisiones?
    a) Sí, analizo todos los aspectos de la situación y considero todas las posibles consecuencias antes de tomar una decisión.
    b) Depende de la situación, algunas decisiones requieren más tiempo y análisis que otras.
    c) No, tomo decisiones rápidamente y confío en mi instinto.
  3. ¿Te sientes ansioso si no puedes completar una tarea a tiempo?
    a) Sí, me siento muy ansioso y estresado si no puedo completar una tarea a tiempo.
    b) Depende de la importancia de la tarea y del plazo establecido.
    c) No, trato de ser realista sobre lo que puedo lograr y si no puedo completar algo a tiempo, busco una solución.
  4. ¿Te enfocas en los errores en lugar de en los logros?
    a) Sí, me enfoco mucho en los errores y siento que nunca es suficiente.
    b) Depende de la situación, a veces me enfoco en los errores pero trato de equilibrarlos con los logros.
    c) No, trato de enfocarme en los logros y en las cosas que puedo mejorar para seguir creciendo.
  5. ¿Te sientes incómodo si alguien te critica?
    a) Sí, me siento muy incómodo y a menudo me defiendo o justifico mis acciones.
    b) Depende de la situación y de cómo se me critique.
    c) No, trato de tomar la crítica como una oportunidad para aprender y mejorar.

Resultados del test sobre tipologías perfeccionistas

Si la mayoría de tus respuestas fueron A: eres un perfeccionista autoexigente.

Si la mayoría de tus respuestas fueron B: eres un perfeccionista orientado hacia los demás.

Si la mayoría de tus respuestas fueron C: eres un perfeccionista equilibrado.

Recuerda que todos tenemos un poco de perfeccionismo en nosotros, pero lo importante es encontrar un equilibrio saludable y aprender a manejar nuestro perfeccionismo de manera efectiva. ¡Gracias por hacer el test!

Evolución de la personalidades perfeccionistas y su tipología

El perfeccionismo es un rasgo de personalidad que ha existido durante siglos, pero ha evolucionado significativamente con el tiempo. A medida que nuestra sociedad se vuelve cada vez más competitiva y exigente, el perfeccionismo se vuelve más frecuente. Ya no se trata solo de lograr los más altos estándares de excelencia; también se trata de tener una versión idealizada de ti mismo y esforzarte por convertirte en esa persona.

Este artículo explorará la evolución de las personalidades perfeccionistas y su tipología. Veremos cómo han cambiado los perfeccionistas con el tiempo, qué los motiva y cómo se pueden clasificar en diferentes tipos según sus objetivos y comportamiento. También discutiremos los riesgos potenciales asociados con el perfeccionismo y cómo manejarlos de manera efectiva.

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Katherine Morgan Shafler, autora y psicóloga especializada en temas de bienestar y liderazgo, ha identificado cinco tipos de perfeccionistas en su libro «The New Alpha: Join the Rising Movement of Influencers and Changemakers Who Are Redefining Leadership». A continuación, te presentamos una breve descripción de cada uno de ellos:

  1. Perfeccionistas intensos: Son aquellos que tienen una fuerte necesidad de lograr resultados perfectos y buscan la excelencia en todo lo que hacen. Suelen ser muy autocríticos y exigentes consigo mismos, lo que a veces puede llevarlos a sentirse frustrados o ansiosos si no cumplen con sus propias expectativas.
  2. Perfeccionistas clásicos: Son aquellos que se enfocan en las reglas y las normas, y se esfuerzan por cumplir con estándares preestablecidos de perfección. Suelen ser muy ordenados y meticulosos, y les gusta hacer las cosas de manera sistemática y eficiente.
  3. Perfeccionistas parisinos: Son aquellos que se enfocan en la imagen y el aspecto exterior, y buscan la perfección en su apariencia y estilo de vida. Suelen ser muy influenciados por las tendencias de la moda y la cultura popular, y pueden sentirse ansiosos si no cumplen con ciertos estándares de belleza o sofisticación.
  4. Perfeccionistas procrastinadores: Son aquellos que tienen una tendencia a postergar las tareas o proyectos hasta el último momento, pero luego se esfuerzan por lograr un resultado perfecto en poco tiempo. Suelen ser muy creativos y espontáneos, pero también pueden sentirse estresados o abrumados si no tienen suficiente tiempo para completar una tarea.
  5. Perfeccionistas desordenados: Son aquellos que tienen una tendencia a ser desorganizados o descuidados en su enfoque, pero que buscan la perfección en su resultado final. Suelen ser muy creativos y flexibles, pero también pueden sentirse frustrados o ansiosos si no logran alcanzar sus objetivos.

Cada tipo de perfeccionista tiene sus propias fortalezas y debilidades, y es importante reconocer y manejar nuestro propio estilo de perfeccionismo para lograr un equilibrio saludable y efectivo en nuestras vidas.

Perfeccionista clásico
TEST. Tipo de personalidad perfeccionista: CLÁSICO
Perfeccionista Intenso
TEST. Tipo de personalidad perfeccionista: INTENSOS
Perfeccionista Parisino
TEST. Tipo de personalidad perfeccionista: PARISINOS
Perfeccionista procrastinadores
TEST. Tipo de personalidad perfeccionista: PROCRASTINADORES
Perfeccionista desordenado
TEST. Tipo de personalidad perfeccionista: DESORDENADOS

Test para descubrir qué clase de perfeccionista eres

Aquí te presentamos el test para descubrir qué tipo de perfeccionista eres según Katherine Morgan Shafler. Elige la respuesta que más se acerque a tu comportamiento en cada situación.

  1. ¿Cómo te sientes cuando alguien critica tu trabajo? a) Muy mal, me siento personalmente atacado/a. b) Me siento incómodo/a, pero trato de aceptar las críticas constructivas. c) No me afecta en absoluto.
  2. ¿Cómo organizas tus tareas diarias? a) Me gusta planificar todo con anticipación y seguir una lista de tareas rigurosamente. b) Tengo una lista de tareas, pero a veces la dejo de lado y hago otras cosas en su lugar. c) No tengo una lista de tareas, simplemente voy haciendo lo que me parece importante en cada momento.
  3. ¿Cómo te afecta el desorden en tu espacio de trabajo? a) Me siento muy incómodo/a y no puedo concentrarme hasta que ordeno todo. b) Me molesta, pero puedo trabajar en un ambiente desordenado si es necesario. c) No me afecta en absoluto.
  4. ¿Cómo reaccionas ante un error que cometiste en el trabajo? a) Me siento muy mal y me culpo por ello. b) Me siento mal, pero trato de aprender de mi error y no volver a cometerlo. c) No me afecta demasiado, simplemente lo corrijo y sigo adelante.
  5. ¿Cómo manejas los plazos de entrega de tus proyectos? a) Trato de terminar todo con mucha anticipación para asegurarme de que esté perfecto. b) Trato de cumplir con los plazos, pero a veces me toma más tiempo del previsto. c) A veces dejo todo para último momento y trabajo bajo presión.

Resultados: Si mayormente elegiste la opción a) eres un perfeccionista intenso. Si mayormente elegiste la opción b) eres un perfeccionista clásico. Si mayormente elegiste la opción c) eres un perfeccionista desordenado. Si tus respuestas fueron variadas, podrías ser un perfeccionista parisino, caracterizado por ser muy exigente en algunas áreas de su vida y no tanto en otras. Si tus respuestas fueron equilibradas, podrías ser un perfeccionista procrastinador, es decir, una persona que tiende a postergar tareas importantes por temor a no hacerlas de manera perfecta.

Esperamos que este test te haya ayudado a descubrir qué tipo de perfeccionista eres. Recuerda que no hay nada de malo en ser perfeccionista, siempre y cuando no te cause ansiedad o te impida avanzar en tu vida personal o profesional.

The Perfectionist’s Guide to Losing Control

La Guía del perfeccionista para perder el control  (por Katherine Morgan Schafler) se trata de comprender sus rasgos perfeccionistas y hacer que trabajen para usted, no en su contra. Detalla diferentes tipos de perfeccionistas y explica cómo todos ellos pueden adaptarse a su perfeccionismo

«The Perfectionist’s Guide to Losing Control» es un libro escrito por la autora británica Petra Kolber que ofrece consejos prácticos para ayudar a los perfeccionistas a liberarse de la necesidad de controlar todo en sus vidas. A continuación se presentan las lecciones más importantes del libro:

  1. Acepta que no puedes controlar todo: Los perfeccionistas a menudo tratan de controlar todo en sus vidas, lo que puede ser agotador y estresante. Es importante aceptar que hay algunas cosas que están fuera de nuestro control y aprender a dejarlas ir.
  2. Encuentra tus valores centrales: En lugar de enfocarte en la perfección, identifica cuáles son tus valores centrales y haz que esos sean tus objetivos principales. Esto puede ayudarte a sentirte más satisfecho y en control de tu vida.
  3. Aprende a decir no: Los perfeccionistas a menudo tienen dificultades para decir no, lo que puede llevar a una sobrecarga de trabajo y estrés. Aprender a establecer límites y decir no cuando sea necesario es importante para mantener un equilibrio saludable.
  4. Celebra el progreso, no solo el éxito: En lugar de enfocarte solo en el éxito final, celebra también los pequeños pasos que te llevan allí. Reconocer el progreso puede ayudarte a sentirte más motivado y en control.
  5. Practica la autocompasión: En lugar de ser duro contigo mismo cuando las cosas no salen como esperabas, aprende a ser amable y compasivo contigo mismo. La autocompasión puede ayudarte a superar los errores y las dificultades de manera más efectiva.
  6. Cultiva una mentalidad de aprendizaje: En lugar de temer los errores, ve cada uno como una oportunidad para aprender y crecer. Una mentalidad de aprendizaje puede ayudarte a sentirte más en control y confiado en tus habilidades.
  7. Encuentra actividades que te hagan feliz: Los perfeccionistas a menudo se enfocan tanto en el trabajo y el perfeccionismo que se olvidan de encontrar tiempo para hacer cosas que realmente les hagan felices. Encuentra actividades que disfrutes y haz tiempo para ellas regularmente.

En general, «The Perfectionist’s Guide to Losing Control» ofrece consejos prácticos y efectivos para ayudar a los perfeccionistas a liberarse de la necesidad de controlar todo en sus vidas y encontrar un equilibrio más saludable y satisfactorio.

El perfeccionismo no es un problema que haya que arreglar. Es un poder para ser aprovechado y utilizado.

Salir del ciclo de autocastigo y vergüenza puede ser difícil para los perfeccionistas. El camino es sinuoso y habrá errores que los perfeccionistas no perdonan fácilmente. Sin embargo, al mostrarte compasión y conectarte con los demás, el ciclo se puede romper. Puedes hacer las paces con tu perfeccionismo y hacer que funcione para ti.

Pero es importante recordar que este es un proceso continuo. Debes seguir adaptándote a tu perfeccionismo o de lo contrario se volverá contra ti. Es como comer: no puedes comer una vez a la semana y esperar estar lleno. Tienes que mantenerlo.

Aprovechando el poder de tu perfeccionismo

Algunos libros te aconsejarán que acabes con tu perfeccionismo. Se le dirá que es una enfermedad que necesita ser curada. Se le aconsejará que no cumpla con los plazos deliberadamente, se retrase y coloree fuera de las líneas.

Este resumen no hará ninguna de esas cosas.

En cambio, se le dirá que el perfeccionismo es poder . Aprenderá sobre las diferentes formas que toma el poder y cómo aprovecharlo. Se le aconsejará que se adapte a su perfeccionismo para que no mute en un monstruo. Cambiarás la búsqueda del control superficial que viene con el perfeccionismo mal entendido y maltratado por la fuerza que cambia la vida que es el perfeccionismo adaptativo.

La autora Katherine Morgan Schafler se describe a sí misma como una perfeccionista que se especializa en trabajar con perfeccionistas como psicoterapeuta de la ciudad de Nueva York. En The Perfectionist’s Guide to Losing Control , Schafler profundiza en capas de problemas de salud mental que ayudan a respaldar sus teorías sobre el perfeccionismo. Este consejo no irá tan profundo. Se centrará en los cinco tipos de perfeccionistas de Schafler, el problema número uno para todos los perfeccionistas y cómo adaptarse con éxito a su perfeccionismo.

El perfeccionismo es poder, no un problema

Imagina al típico perfeccionista. La mayoría ve a alguien que necesita que todo sea perfecto todo el tiempo y que se enfada cuando no lo es. La mayoría ve el perfeccionismo como un problema.

Pero esta perspectiva es demasiado estrecha, y el juicio es rotundamente erróneo. Hay muchos matices de perfeccionismo, y ninguno de ellos es un problema a resolver. Todos son regalos.

Durante mucho tiempo, la sociedad ha tratado el perfeccionismo como un rasgo negativo, especialmente cuando se trata de mujeres. Se ve como algo que hay que curar o erradicar. Tratado de esa manera, o ignorado por completo, el perfeccionismo puede manifestarse de manera negativa: preocupación obsesiva, indecisión, ira, falta de compromiso, y la lista continúa. Pero si puedes canalizar tu perfeccionismo, si puedes adaptarte a sus demandas e impulsos, cambiará de una fuerza destructiva a un superpoder constructivo.

El campo de la salud mental no tiene una definición completa para el perfeccionismo. Sin embargo, se acepta que los perfeccionistas notan constantemente la brecha entre la realidad y algún ideal, y constantemente quieren asumir la responsabilidad de cerrar esa brecha. Muchos, aunque no todos, los profesionales de la salud mental también aceptan que el perfeccionismo se puede dividir en dos categorías: adaptativo y desadaptativo.

Los adaptativos movilizan su perfeccionismo para trabajar para ellos. Entienden que se supone que las visiones ideales inspiran, no que cobran vida hasta el último detalle. Disfrutan el proceso en lugar de obsesionarse con el resultado. Pueden manejar el fracaso porque aprenden de los errores. Tienden a tener una alta autoestima, relaciones sólidas y un sentido general de realización.

Los inadaptados son castigados por su perfeccionismo. Tienen miedo de fallar y se sienten impulsados ​​a evitar la vergüenza. Se sienten atrapados. Cuando logran una meta, a menudo es decepcionante porque no aceptaron el proceso. Pueden estar ansiosos, deprimidos y retraídos, y tienden a tener problemas en sus relaciones personales. Por lo general, están tratando de recuperarse de su perfeccionismo.

La pregunta obvia es, ¿cómo te adaptas al perfeccionismo? Llegaremos a esa respuesta, pero primero, conozcamos los 5 tipos de perfeccionistas: clásico, parisino, procrastinador, desordenado e intenso.

Los cinco tipos de perfeccionista

Abigail (no la llames Abby) llega puntual a su cita del martes, como de costumbre. Ella está esperando en la esquina izquierda del sofá, donde siempre espera. Cuando se abre la puerta de la oficina, toma con cuidado su teléfono y lo coloca en el bolsillo designado para el teléfono dentro de su bolso. Se alisa los pantalones planchados con precisión mientras se pone de pie, sonríe y entra tranquilamente en la oficina.

Abigail se ve bien en todos los sentidos, pero su vida personal es un desastre porque no se ha adaptado a su perfeccionismo. En eso trabaja durante sus sesiones de terapia de los martes.

Abigail es un ejemplo de perfeccionista clásica . Es organizada, confiable y eficiente. El clásico adaptativo puede abordar proyectos enormes y organizarlos con facilidad. Sus autos y casas están impecables y funcionando sin problemas. Los clásicos inadaptados no dejan espacio para la creatividad y el juego, incluso en lugares donde se necesita, como las relaciones personales. Pueden sentirse incomprendidos y dejados solo con conexiones superficiales con los demás.

El perfeccionista parisino no se preocupa por la estructura y el orden como el clásico. El parisino anhela relaciones ideales con todos los que lo rodean. Mientras los clásicos muestran con orgullo su perfeccionismo, los parisinos esconden el suyo. Trabajan duro para cultivar la conexión, pero quieren que parezca fácil. Esto es como las mujeres francesas que parecen hermosas sin esfuerzo pero se preocupan por su apariencia cuando nadie está mirando. El parisino adaptativo se enfoca solo en las relaciones recíprocas y crea fructíferas redes de amigos y apoyo. Los parisinos inadaptados sienten que necesitan constantemente ganarse la aprobación de todos, y descuidarán sus propias necesidades hasta que la obtengan.

El perfeccionista procrastinador tiene un millón de planes, pero no puede apretar el gatillo de ninguno de ellos. Temen que iniciar proyectos y llevarlos al mundo real les haga perder el brillo de la perfección que tenían en la mente de los procrastinadores. Evitan ese dolor potencial al no comenzar nada, nunca. El procrastinador adaptativo ha aceptado que el cambio es natural, incluido el cambio que tendrá una visión ideal una vez que entre en la realidad. Son de mente abierta, pueden ver múltiples opciones en cada escenario y son excelentes planificadores. El procrastinador inadaptado está atrapado en un lugar de indecisión y autodesprecio.

El perfeccionista desordenado ama la emoción de comenzar, pero se aburre con la rutina que se necesita para terminar, y puede terminar rodeado de montones desordenados de proyectos descartados, carreras y relaciones. El desordenado adaptativo es un campeón de lluvia de ideas que puede convertir los sueños en realidad con entusiasmo y optimismo. El desordenado inadaptado está disperso y no cumple con ninguna tarea o promesa.

Los perfeccionistas intensos anhelan el resultado ideal. Ignoran el proceso y se fijan en la meta más que otros tipos de perfeccionistas. El perfeccionista intenso adaptativo es un líder inspirador con un impulso implacable para tener éxito, pero también aprecia el viaje y entiende que los errores ocurren. Los perfeccionistas intensos desadaptativos tienen estándares imposibles y alejan a las personas con sus demandas y críticas.

Del autocastigo a la autocompasión

Tenga en cuenta que los cinco tipos son solo arquetipos. Puede identificarse con uno o varios de ellos. O tal vez te parezcas a un tipo en el trabajo y a otro tipo en casa. Todas estas etiquetas y definiciones están abiertas a su interpretación. La clave es adaptarse conectándote a la fortaleza de tu perfeccionismo, no a su debilidad.

Entonces, ¿cómo te adaptas al perfeccionismo? Para empezar, debes reemplazar el autocastigo por la autocompasión.

El campo de la salud mental puede carecer de perfeccionismo, pero todos los expertos parecen estar de acuerdo en que los perfeccionistas son maestros en castigarse a sí mismos. Este autocastigo es la parte verdaderamente peligrosa del perfeccionismo, no el esfuerzo interminable.

Algunos perfeccionistas confunden su autocastigo con responsabilidad personal. La diferencia es que el castigo se centra únicamente en la culpa, mientras que la responsabilidad personal cambia el enfoque de la culpa a asumir la responsabilidad de la solución.

Hay muchas formas de autocastigo, como negarse a sí mismo placeres simples, autosabotaje y reflexionar sobre problemas pasados. Pero la forma más común para los perfeccionistas es el diálogo interno negativo: castigarse por todos y cada uno de los errores que comete, sin importar cuán inocentes o comprensibles sean.

El diálogo interno negativo te hace sentir deprimido y mal contigo mismo. En este estado, no tienes la energía para resolver tus problemas ni hacer nada para mejorar tu situación. En lugar de eso, evitas el dolor adormeciéndote con la bebida, las drogas, comiendo en exceso o viendo demasiada televisión, o te deshaces del dolor culpando a los demás.

Para escapar de esta mentalidad negativa, los perfeccionistas deben practicar la autocompasión. Deben recordar que todos cometemos errores y que nada es perfecto. Tienen que cambiar su enfoque de lo que está mal a todo lo que está bien, y todas las posibilidades futuras que harán que las cosas se sientan aún más bien.

La autocompasión no es fácil para los perfeccionistas porque tienen una tolerancia muy baja para cualquier cosa que vean como un error o menos que ideal. También es difícil para ellos porque la autocompasión puede ser un proceso lento y no lineal, y los perfeccionistas tienden a preferir avanzar a toda velocidad. Pero hay algunas pautas para ayudar a los perfeccionistas a encontrar compasión por sí mismos.

Primero, debes enfocarte en el proceso, no en la meta. Tienes que dejar de pensar: «Seré feliz cuando finalmente tenga esto». Nuevamente, esto no es fácil para los perfeccionistas, pero cuando te enfocas en el proceso, puedes celebrar las pequeñas victorias en el camino. Esto ayudará a crear la positividad, la energía y la confianza que necesita para examinar sus problemas con honestidad y realmente hacer algo al respecto.

Aprender de tus fracasos, en lugar de castigarte por ellos, también fomentará la autocompasión. Los perfeccionistas adaptativos “fallan adelante”. Ellos ven las lecciones en sus errores. Entienden que pueden crecer a partir de estas experiencias y que el crecimiento, eventualmente, los ayudará a lograr sus metas perfeccionistas.

Recordar que todos sufren puede ayudar a los perfeccionistas a ser compasivos con su propio dolor. Recordar que nuestros sentimientos, sin importar cuán fuertemente los sintamos, no son hechos, también puede ayudar a los perfeccionistas a cambiar su autocastigo por autocompasión.

Conexión y Restauración

Puede haber días en los que la autocompasión no esté presente. Simplemente no puedes hacerlo. Esta bien. Cuando lleguen esos días, podrás conectarte con otras personas como suplente.

Conectarse con otros no siempre brinda un alivio inmediato a la ansiedad, la depresión o la vergüenza. A veces el impacto se siente en el futuro, pero siempre se siente. Y conectarse no significa solo hablar y procesar sus sentimientos. Puede ser eso, pero el soporte viene en muchas formas y tamaños.

Hay momentos en los que el apoyo tangible debe ser la primera prioridad, como cuando alguien necesita alojamiento, comida o sueño. Este tipo de ayuda práctica también es valiosa en una situación que no es de crisis. Si alguien pregunta: “¿Qué puedo hacer por ti?” darles algo que hacer, incluso si pedir ayuda no es fácil. Tal vez puedan llevar la cena, cuidar niños o pasear al perro. Pagar por un apoyo tangible, como contratar finalmente al plomero para que arregle el fregadero que gotea o pagar a los niños del vecindario para que rastrillen las hojas, también es una forma positiva de conexión.

Puede encontrar apoyo físico conectándose consigo mismo y con los demás a través del movimiento y el ejercicio. Andar en bicicleta, practicar Tai Chi, dar un paseo con amigos o unirse a una liga deportiva son excelentes opciones.

Ir a una clase regular de yoga puede producir dos tipos de apoyo: físico y comunitario. El movimiento y el estiramiento no solo ayudan a su bienestar físico y conducen a emociones positivas, sino que ser parte de un grupo de manera regular también crea un sentido de pertenencia que es fundamental para el bienestar mental. Las comunidades tradicionales como una iglesia, un grupo de padres o una reunión de recuperación fomentarán ese sentido de pertenencia, pero incluso un chat grupal, un boletín informativo o una página de Facebook activa e inclusiva pueden funcionar como apoyo comunitario.

Reemplazar los términos “mejor o peor” por “diferente” es otra forma en la que puedes adaptarte a tu perfeccionismo. En lugar de juzgarte a ti mismo y tus logros contra los demás, solo recuerda que son diferentes. Recuerde, todos somos individuos únicos, por lo que nunca reproducirá la vida o la carrera de esa otra persona que considera «perfecta».

También es importante recordar que incluso pequeñas cantidades de autocompasión y cambios sutiles en su forma de pensar pueden marcar una gran diferencia. A veces solo tienes que dejar de regañarte por un momento y darte unos minutos de perdón para despejar la duda y la depresión. Es como encender una pequeña luz en una habitación oscura.

Finalmente, los perfeccionistas necesitan relajación y restauración (como todos los demás) para tener suficiente energía para aprovechar su perfeccionismo. Esto es difícil para los perfeccionistas porque la relajación puede sentirse como no hacer nada, y eso se siente horrible para un perfeccionista. Si ese es su caso, participe en la relajación activa como cocinar, escribir, bailar o sumergirse en la parte favorita de su trabajo.

Para restaurarte por completo, eventualmente también necesitarás un poco de relajación pasiva, pero eso no tiene que ser tomar el sol con los ojos cerrados o tomar una siesta. Leer algo simple, ver películas ligeras o tomarse su tiempo para comer puede funcionar como una relajación pasiva para el perfeccionista.


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