Actualizado el lunes, 22 abril, 2024
La noticia de discriminación nos sorprende especialmente porque se trata de Japón, país líder en la tecnología que parece olvidarse del desarrollo de la sociedad. Cuando piensas en un país como este, en el que se respetan los derechos básicos, te puedes llevar la terrible sorpresa de descubrir que aún existen caso de esterilizaciones forzosas. Y no, no se producen a violadores, pederastas, asesinos… sino a personas transgénero.
Si eres una persona transgénero en este país tendrás que esterilizarte si quieres legalmente cambiar de género.
Así lo dicta la Ley 111 que regula el reconocimiento de género dentro del país. Una ley muy esperada en Japón y que llegó en 2003 como un paso hacia la igualdad del colectivo LGTBIQ. Lo que parecía ser una paso hacia delante en esta sociedad se ha convertido en una ley con muchos puntos conflictivos.
Una persona transgénero que quiera cambiar y obtener los reconocimientos legales tiene que pasar por un diagnóstico médico que la acredite con un trastorno de identidad. Después pasará por un tribunal de familia donde debe de cumplir otros requisitos como el hecho de ser soltera, no tener hijos menores de 20 años y estar esterilizada.
Estas medidas suponen una violación de los derechos humanos y así han sido condenadas por las Naciones Unidas y por la Organización Mundial de la Salud. A estas protestas se ha unido la organización humanitaria Human Rights Watch, que además ha instado al gobierno japonés a que revise esta polémica ley. En su comunicado explican:
“La ley obliga a muchos aspirantes potenciales, incluidos aquellos que de otra manera no elegirían seguir estos pasos, a someterse a intervenciones quirúrgicas transformadoras físicamente, someterse a la esterilización y contemplar la ruptura de los matrimonios existentes. Estas condiciones, y en particular el maltrato que muchas personas transgénero deben aceptar para cumplirlas, también constituyen un trato cruel e inhumano y una violación del derecho a la salud de las personas transgénero”
Su idea de someter a cirugías forzosas a personas para obtener una documentación legal rompe totalmente la reputación que tenía Japón como como gran defensor de los derechos LGBTI. Una ley con muchas sombras que esperemos que no tarde mucho tiempo en cambiar.
Desde que salió adelante, y entre los años 2004 y 2012, el 20% de las 15.000 personas que consultaron al comité de expertos han cambiado su sexo legalmente. Todo ello tras someterse a una esterilización. Pero esto no solo sucede en Japón. En Suecia, por ejemplo, dejó de practicarse esta medida en 2013 y en Finlandia aún se exige pasar por este proceso discriminatorio.
¿Cuánto tiempo necesitan estos países para dejar de violar los derechos humanos?
«A nadie preocupaba que las compañeras trans fueran parte de las asambleas. Era así, simplemente. Siempre lo había sido. No me cabe ni remotamente en la cabeza que alguien les diga ahora que no pueden estar» nos cuenta Laura Casielles en Las compañeras trans ya estaban ahí.
En este boletín apoyamos el transfeminismo como corriente que amplía los sujetos del mismo a otras personas que no son mujeres cisgénero. Junto al activismo LGBTI+, la teoría queer y las tendencias antirracistas y postcoloniales, su misión es la abolición de la segregación social y la liberación de la mujer, así como del propio concepto de género como una construcción que se utiliza como herramienta de opresión: movimiento de resistencia que entiende el género como sistema de poder que produce, controla y limita los cuerpos, para adaptarlos al orden social establecido, pretendiendo modificar, ampliar, alterar y transformar los códigos que rigen todas estas construcciones sociales.
Puedes echarle un vistazo a nuestro artículo: Transfeminismo es Equidad y a las tres campañas de las que os hablamos hoy representan una “ampliación del campo de batalla” de las fronteras impuestas, los algoritmos discriminanadores y las estrategias publicitarias falaces.
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