Actualizado el jueves, 8 septiembre, 2016
El mundo de la comedia estadounidense ha sido dominado desde el inicio, con puntuales aunque notables excepciones, por los hombres. Pero desde hace unos años se abre paso una generación de mujeres cansadas de escuchar que ellas simplemente no son tan graciosas. Entre éstas destaca Amy Schumer, quien se ha ganado lenta pero seguramente su lugar dentro de las ligas mayores de la comedia, como escritora, actriz y stand up.
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— Amy Schumer (@amyschumer) 25 de abril de 2016
Amy Schumer nunca se anda con rodeos. Especialmente si hay una cámara cerca. La nueva reina de la comedia se presenta como una mujer sin límites e irreverente. Su humor ácido ha bañando el cine, la televisión y, sobre todo, las redes sociales. El público en la pantalla y en directo la reconoce por sus dotes de humorista, por hablar sin tapujos, y, ahora, por demostrar que sabe defenderse de quienes han querido faltarle al respeto, incluso en el escenario.
Os traemos hoy un video en el que podemos ver cómo no se trata sólo de «actuar». Al inicio de una actuación en Estocolmo, la cómica detuvo su espectáculo tras escuchar que uno de los asistentes le gritara: «Enséñanos tus tetas».
Schumer pidió al público que señalara quién había sido para después ponerlo en su lugar. «Señaladle todos, por favor», dijo a los asistentes. Y así lo hicieron. La actriz continuó en un tono sarcástico: «¿Qué tienes escrito en el polo? ¿Me gustan los coños?». Pero, el hombre sólo reía y parecía ignorar la gravedad de sus palabras.
Amy fue muy clara: «Eres muy mono, pero si vuelves a gritar, le tendrás que gritar ‘enséñanos las tetas’ a las personas que estén en el parking porque te vamos a echar, hijo de puta». En ese momento el teatro rompió en una ovación a la artista.
Pero el hombre gritó de nuevo «Enséñanos las tetas». Ante esto, Schumer pidió que el personal de seguridad que le sacaran del recinto.»¡Ya me iba a ir yo igualmente!», gritó el hombre intentando recuperar algo de dignidad. Y Amy le respondió: «Te vamos a echar tanto de menos. Ya te echo de menos». El aplauso del público fue unánime.
Si en algo ha basado Amy Schumer su éxito ha sido en su honestidad abrumadora, su falta de vergüenza, y su feminismo guerrero tanto en los escenarios como en su show de televisión en los que habla, sin tapujos, de su vida sexual y de su cuerpo.
De su feminismo y su carácter liberal considera oportuno destacar que “tengo esa necesidad innata de pensar que hay cosas importantes que la gente debe oír. No soporto la injusticia por lo que incluso aunque la gente se sienta mal no me asusta el crearme un problema y no mantengo mi boca cerrada”. Ha decidido llevar la historia de su vida y sus confesiones a unas memorias tituladas The Girl With The Lower Back Tattoo en un guiño a gran heroína literaria y feminista de la saga Millennium, Lisbeth Salander. Es un libro agridulce donde nos habla de su vida con normalidad, sinceridad y sin grandilocuencia ni cinismos.
Humaniza esos dolorosos episodios por los que muchas mujeres deben pasar.
Habla, por ejemplo, de los dos hombres que abusaron de ella. Su novio en el instituto con el que perdió la virginidad de manera no consentida una noche en la que después de haber bebido se lo encontró encima de su cuerpo. “Sin preguntarme primero, sin besarme, sin mirarme a los ojos, o siquiera confirmar si estaba despierta”.
Años después, también se vio inmersa en una relación violenta. Se mudó mudó por él a la Costa Oeste y alejó de sus amigos y familia. Relata la pesadilla que vivió en uno de los capítulos más duros del libro: “Cada vez la relación empeoraba más, empecé a escaparme del apartamento cuando podía, me iba al Starbucks, me encerraba en el baño y lloraba». Hasta que la historia se volvió violenta de verdad: “Él cogió un gran cuchillo de carnicero de un cajón. Y ahí fue desperté y tuve claro que iba a matarme”.
“En algún momento de la relación empecé a confundir su ira y agresividad por pasión y amor”.
La actriz confiesa que su biografía no “tiene información de autoayuda o consejos para ti”, sino que simplemente quiere compartir contigo su vida y recordar que: “puede pasarle a cualquiera. No estás solo si te pasa a ti, y no estás exento si aún no te ha pasado”.