Actualizado el Tuesday, 25 October, 2022
Este día tan especial llega mientras la guerra en Ucrania lanza al mundo a una nueva crisis. Las imágenes de mujeres dando a luz en refugios antiaéreos para ponerse a salvo de los bombardeos, mujeres huyendo con niños y niñas en brazos, hacen hincapié precisamente en cómo el conflicto y la crisis humanitaria es especialmente dura para las mujeres y los niños y niñas.
Y se suman ahora a las miles de mujeres que sufren el coste humano de otros conflictos armados como el de Siria, Yemen o Afganistán.
Este 8 de marzo, salimos a la calle para dar voz a todas las mujeres que sufren estos conflictos. Y también a las defensoras de los derechos humanos que impulsan la resistencia y el cambio positivo, aún poniendo en riesgo, en muchas ocasiones, su libertad e incluso su vida y la de sus familias.
Al llegar la fecha del 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, hay muchos ignorantes, en su mayoría en plan graciosillo, que sueltan la preguntita de marras: “¿Y por qué no un día internacional del hombre?”.
¿Realmente no hay un Día del Hombre?
El argumento mas usado suele ser el de “actualmente tienen los mismos derechos”. Una afirmación correcta pero una falacia argumentativa si lo que queremos decir con ella es que no es necesario el feminismo porque ya se ha alcanzado la igualdad. Veamos un ejemplo sencillo de porqué no es un argumento válido la igualdad de derechos. Un niño que nace pobre tiene derecho a una vivienda digna. Igual que uno rico. ¿Cuál es el problema? Que si no combatimos las estructuras de injusticia social, da igual que tengas ese derecho, estructuralmente no podrás ejercerlo. Que un niño o niña nacido en la pobreza tenga el derecho a una vivienda digna, no significa que no haya que luchar contra la pobreza. Todo lo contrario.
¿Y por qué no hay un Día de los Hombres?
Sí, si existe un Día de los Hombres.
El Día Internacional del Hombre se celebra el 19 de noviembre cada año, aunque en algunos países se celebra el 19 de marzo coincidiendo con el Día del Padre.. Se considera que fue Thomas Oaster, profesor de la Universidad de Missouri-Kansas, el que estableció el Día Internacional del Hombre. Se celebra desde 1992 pero no se popularizó hasta 1999, año en que empezó a ser observado a nivel mundial. Es decir, el Día del Hombre lleva con nosotros muchos años ya!
De hecho, incluso Ingeborg Breines, directora del Programa Mujeres y Cultura de Paz de la Unesco, apoyó dicha iniciativa. También organismos dependientes de la ONU como la Organización Panamericana de la Salud (OPS) lo observan y organizan actividades en torno a él, como por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud. La OMS reconoce que es una buena iniciativa hablar sobre nuevas masculinidades y de la salud específica del hombre en la agenda internacional.
¿Por qué el Día de los Hombres no es tan popular como el Día de la Mujer?
La fecha del Día Internacional del Hombre aún no está reconocida oficialmente, ni es un evento masivo en el calendario, al nivel del Día Internacional de la Mujer. ¿Por qué?
Sin duda, una pregunta que ya ni asombra pero que es muy peligrosa. Lo más curioso, sinceramente, es que haya que estar año tras años explicándolo cuando hay muchas fuentes de fácil acceso si se tiene interés. Y quizás ahí resida el problema: no se tiene interés por los derechos de la mujer o bien porque se crean superados o bien porque se crea que hombres y mujeres no merecen igualdad de trato.
La tradición de conmemorar un día para reivindicar la igualdad de derechos de la mujer es centenaria. Hoy, 8 de marzo, se celebra el Día Internacional de la Mujer en la mayoría de los países.
Sin embargo, hasta llegar a esta fecha se ha transitado mucho. Por el camino, la efeméride ha evolucionado, ha cambiado de fecha y ha perdido la palabra ‘trabajadora’ de su cabecera, que surgió con su espíritu y concepción sindicalista. El 8 de marzo -declarado oficialmente por la ONU en 1975- se reivindica a todas las mujeres y la igualdad completa de derechos.
Y este 2016 todavía hay poco que celebrar, pero mucho que reclamar: el fin de la discriminación, que se erradiquen las violencias machistas, que se alcance la igualdad salarial, la universalización de los cuidados, la libre elección…
¿Acaso te has preguntado alguna vez la razón de que haya un Día Internacional del Trabajo y no un Día del Capital? ¿Por qué hay un Día Internacional de las Personas con Discapacidad y no para las Personas (aparentemente) sin Discapacidad? ¿A qué viene que haya un Día Universal del Niño y no del Adulto? ¿Qué clase de extravagancia es que haya un Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza y no lo haya para erradicar la Riqueza? ¿Y a cuento de qué un Día Internacional de la Paz y no de la Guerra o, por ser políticamente correcta, del Conflicto Armado?
Quienes frivolizan y cuestionan la existencia del Día Internacional de las Mujeres comprenden muy bien las razones de que no haya días dedicados a quienes ocupan posiciones de privilegio desde las que es posible ejercer explotación y dominación ni tampoco días dedicados a hechos repugnantes a los derechos humanos. Lo comprenden todo, excepto que esas mismas posiciones de privilegio las siguen ocupando los hombres respecto de las mujeres. Se empecinan en enarbolar el principio formal de igualdad y no discriminación por razón de sexo y se niegan a ver las desigualdades existentes en la realidad que son constatables y contrastables estadísticamente.
Por eso no es extraño que sea esta misma gente la que pretenda desactivar los conceptos que desde el feminismo se han acuñado para superar estas desigualdades. Es la gente que afirma, por ejemplo, que la violencia de género no es sólo la que ejercen los hombres sobre las mujeres, sino también la ejercida por las mujeres sobre los hombres. Es la misma gente que critica la paridad pero reclama su aplicación cuando la mayor cuota de presencia en algún sector (que sea valorado socialmente, claro está) resulta ser femenina, pervirtiendo así el sentido de esta medida.
¿Todavía te preguntas la razón de que no exista un “Día Internacional de los Hombres”? Si es así, lo tuyo no es ignorancia: se llama micromachismo.