Actualizado el domingo, 13 noviembre, 2022
«Tenemos que hablar…» es una frase terrorífica en el ámbito de pareja. Algo que no se desea escuchar y, ni mucho menos, ejecutar. Siempre se ha defendido ese ideal de amor romántico que dice que por tu pareja debes hacer lo que sea. Debes de optar por cualquier sacrificio por tal de salvar la relación. Pero la realidad es bien distinta de los cuentos de hadas y a veces nos empeñamos en seguir acompañados de una pareja que ya no nos corresponde o en la que el amor hace tiempo que ya se fue.
Una relación se mantiene fuerte si los vértices de la confianza, el respeto y el cariño se mantienen firmes.
¿Cómo saber si una relación ha terminado?
6 señales que nos indica que la relación, aunque perdure a día de hoy, ya hace tiempo que se rompió:
1. Se rompe el «triángulo del amor»
Una relación se mantiene fuerte si los vértices de la confianza, el respeto y el cariño se mantienen firmes.
Una canción de Mägo de Oz reza así: «El tiempo me enseñó que el alimento del amor es la confianza, el respeto y un colchón». No va mal encaminada la poesía. Una relación se mantiene fuerte si los vértices de la confianza, el respeto y el cariño se mantienen firmes. Si sientes que ya no puedes confiar enteramente en tu pareja; no la respetas o sientes que te falta al respeto sistemáticamente; o ya no percibes gestos de cariño como los percibías antes, entonces tienes un problema muy grave.
A pesar de ello, siempre hay una posibilidad de poder encauzar la vida en pareja a través de ayuda profesional, y hablando las diferencias que tenéis en el momento presente. Sin embargo, una perpetuación de esta situación solo os llevará a una relación de amargura.
2. Siempre eres el o la culpable (o siempre lo es el otro)
La comunicación es un pilar básico de la relación. Cuando esta falla, una de las consecuencias es la acumulación de tensiones, las cuales se descargan poco a poco a base de reproches, de hacer hincapié solo en defectos o en indirectas y sarcasmos sobre hábitos y hobbies. Cuando parece que la causa de los problemas de pareja siempre es el otro o la otra, o parece que siempre eres el núcleo de todas las discusiones, es que algo malo pasa.
La comunicación es el pilar básico de cualquier tipo de relación, es especial las de pareja.
Siempre hay una oportunidad de volver a establecer la comunicación y solventar esos problemas uno por uno, pero si la situación ha avanzado hasta el punto de que no sois capaces de sentaros a hablar y a expresaros con normalidad, entonces la mejor solución es dejar la relación. Así evitareis más daño hacia el otro y hacia uno mismo.
3. No encontráis tiempo para la otra persona
Hace poco hablábamos en otro artículo que un buen hábito para tener una relación de pareja saludable es encontrar siempre huecos propios para disfrutar en pareja exclusivamente. Pues bien, las consecuencias de no encontrar tiempo para ambos de manera exclusiva es el empeoramiento de la relación debido a un estrés diario mal llevado, el hastío de la rutina y la sensación de soledad o incomprensión en tu propia casa.
La situación se vuelve especialmente grave no cuando no se encuentra hueco para el otro, sino cuando no se quiere encontrar hueco. Alargamos la jornada laboral, nos encerramos en las redes sociales o internet, buscamos cualquier excusa para pasar más tiempo fuera de casa sin nuestra pareja…
4. La relación se estanca
No me refiero solamente a la imposición de la rutina. También me refiero a los planes de futuro o al propio proyecto de pareja. Si al preguntar a tu pareja sobre qué desea de su futuro o cuáles son sus objetivos, no sabe responder, entonces tenemos un primer indicio.
Sin embargo, no debe de cundir el pánico, puesto que en estos casos nosotros mismos podemos ser un orientador que ayude a encontrarle sentido a un proyecto de pareja conjunto, o incluso a un proyecto de vida particular. Sin embargo, es más grave cuando, a pesar de los intentos por hacer que la otra persona evolucione, esta prefiere conformarse con sus hábitos actuales, sin intención de cambiar nada.
5. Las prioridades han cambiado
Hay parejas que se unieron muy jóvenes y que unos años después descubren que en realidad “nunca conocieron al otro”. Suele pasar cuando saltamos del ámbito escolar al universitario.
Por experiencia propia, no he conocido a una sola persona que entrase en la universidad con pareja previa y que esa relación haya sobrevivido a los años de carrera. Sin embargo, sí he visto relaciones formarse en el ámbito universitario y perdurar hasta el día de hoy. ¿El secreto? Fácil. La clave está en las prioridades.
Si el deseo desaparece y el deseo se convierte en una rutina, entonces hay un problema grave.
Cuando tu pareja toma un rumbo diferente al tuyo, se nota. La comunicación cambia. De repente, hay cosas más importantes en las que pensar, no hay tanto apoyo para ciertas actividades… en definitiva, sientes que te vas desconectando de tu pareja cada vez más. En estos casos, a veces es mejor que cada uno tome su camino. Aunque suene triste, pensad que, en realidad, os habéis convertido en dos personas diferentes. Porque sí, las personas cambian y evolucionan con el tiempo.
6. Ya no hay deseo
La vida íntima en pareja es algo que se debe alimentar, de la misma forma que se alimenta el sentimiento de amor. El querer probar cosas nuevas siempre es señal de que el deseo perdura. Sin embargo, cuando el deseo desaparece y el sexo se vuelve una tarea rutinaria más, o incluso tediosa, entonces es tiempo de reflexionar.
Y no solamente me refiero al sexo, sino al propio deseo que nos incita la otra persona. Si empiezas a sentir mucho interés por otras personas, hasta el punto de sentirnos especialmente tentados a emprender una aventura, quizás tengas que replantearte tu relación.
Siempre queda una última esperanza
La presencia de cualquiera de los signos anteriores no es señal de que esté todo perdido. Todo lo anterior se puede arreglar a través de la comunicación, la paciencia y la dedicación. Sentarse a hablar regularmente de los problemas de cada uno es una forma de mantener un canal adicional abierto. Y la voluntad de ambos partícipes en arreglar los problemas de la mejor forma posible es el principal motor de cualquier conflicto.
Si hay voluntad de solucionar los problemas, siempre quedará esperanza.
De hecho, en muchas ocasiones, estas situaciones se pueden resolver en una consulta de terapia de parejas, donde un profesional especializado se encargue de mediar entre las partes para solucionar los problemas. Pero hago mención a algo muy importante: debe de haber voluntad. Es fundamental que ambas partes quieran resolver sus diferencias, porque en el momento en el que solo una quiera plantarse, entonces no hay nada que hacer.
La maestría del amor
The Mastery of Love utiliza anécdotas y ejemplos para ilustrar las suposiciones erróneas y las mentiras que caracterizan las relaciones de la mayoría de las personas. Es una guía para superar las heridas emocionales y transformar las relaciones de guerras de control en conexiones armónicas basadas en el amor, la alegría y la libertad.
Todos en el mundo están cubiertos de heridas emocionales que están infectadas con veneno emocional. Estas heridas hacen que nos relacionemos entre nosotros de manera dolorosa y hacen que nuestras relaciones se caractericen por la necesidad, los celos y la posesividad. Somos responsables de sanar nuestras heridas emocionales utilizando una combinación de verdad, perdón y amor propio. Cuando hacemos eso, podemos formar relaciones en las que nos aceptamos y amamos incondicionalmente.
Orientación espiritual para relaciones
Los toltecas eran un antiguo pueblo mesoamericano que creía que el mundo entero es un sueño.
Cada uno de nosotros, creían, tiene su propio sueño personal. Y la mayoría de la gente vive en lo que los toltecas llaman el sueño del infierno , caracterizado por el miedo, el sufrimiento, la violencia y la injusticia.
Este sueño nos enseña a convertirnos en maestros de las emociones negativas. De niños, es posible que aprendamos que la ira nos ayuda a conseguir lo que queremos. Luego, practicamos la ira una y otra vez hasta que nos convertimos en dueños de ella.
De la misma manera, nos convertimos en maestros de los celos, la tristeza, etc., y estos sentimientos llegan a controlar nuestras vidas y relaciones.
Pero este no es el mejor sueño. En cambio, debemos convertirnos en maestros del amor.
Cómo las heridas emocionales en la infancia afectan a tu relación de pareja
Imagina que vives en un planeta donde todas las personas se ven afectadas por la misma enfermedad. Su piel está cubierta de heridas abiertas, dolorosas e infectadas. La enfermedad comienza cuando las personas tienen alrededor de tres o cuatro años y todos creen que tenerla es completamente normal.
¿Suena horrible? Bueno, esta situación es en realidad el estado actual de la humanidad. La piel de la mayoría de las personas no está cubierta de heridas, por supuesto. Pero la mente humana, a la que Don Miguel llama cuerpo emocional , está llena de heridas. Y esas heridas están infectadas por un veneno emocional que llamamos miedo. Todas las demás emociones negativas (ira, tristeza, envidia, etc.) provienen del miedo.
Cuando los niños nacen, están libres de veneno emocional, pero no se tarda mucho en empezar a acumular.
Nuestras heridas emocionales comienzan a aparecer cuando tenemos alrededor de tres o cuatro años. Antes de eso, estamos completamente sanos. Los niños de dos y tres años no tienen miedo de expresar su amor: la mayor parte del tiempo lo pasan riendo y jugando. Por supuesto, cuando experimentan dolor o les sucede algo malo, reaccionan. Pero normalmente no pasa mucho tiempo antes de que vuelvan a jugar.
Esta forma de ser es en realidad el estado normal y saludable de la mente humana. Pero a medida que los niños crecen, comienzan a aprender de los adultos que durante mucho tiempo han sido infectados por el veneno emocional. Aprenden a temer el castigo y buscar recompensa. Temen no ser aceptados, o temen que quienes son no sean lo suficientemente buenos. Todos estos miedos son veneno emocional.
Como resultado de estos sentimientos, los niños comienzan a crear imágenes de sí mismos que se ajustan a lo que creen que quieren otras personas. Crean imágenes para proyectar en la escuela, en casa y, finalmente, en el trabajo. Entonces, cuando una de estas imágenes es inevitablemente desafiada, sienten un dolor inmenso.
Por ejemplo, imagine a un adolescente cuya imagen de sí mismo incluye la noción de que es muy inteligente. Un día, participa en un debate, pero otro estudiante lo supera. De repente, el niño comienza a sentirse estúpido e inútil. Siente dolor porque ahora hay una discrepancia entre su imagen interna de sí mismo y la imagen que está tratando de proyectar.
Cada uno de nosotros desarrolla estas relaciones entre nosotros y el mundo en la niñez – y luego el resto de nuestras vidas son gobernadas por ellas, lo que nos hace sufrir.
El veneno emocional que hace que las personas tengan relaciones pobres y abusivas
Piense en su infancia por un momento. Tienes dos o tres años, jugando en tu sala de estar. Ves la guitarra de tu papá, así que la tomas y comienzas a tocar con ella.
Entonces tu papá llega a casa y te ve. Ha tenido un mal día en el trabajo y se enoja contigo por tocar la guitarra. Incluso te pega.
Desde tu perspectiva, la guitarra era solo un juguete y tu papá te ha hecho una gran injusticia. Era alguien en quien confiabas y esperabas que te protegiera, pero ahora ves que puede lastimarte. Sin darte cuenta, empiezas a temer un poco a tu padre. Con el tiempo, aprende que no es seguro expresarse plenamente a sí mismo y a sus deseos y se vuelve tímido.
A medida que envejecemos, continuamos acumulando veneno emocional en respuesta a cosas que consideramos injusticias. Luego, una vez que estamos llenos de ese veneno emocional, sentimos la necesidad de liberarlo. ¿Y cómo hacemos eso? Por lo general, tratando de transmitir nuestro veneno a otra persona.
Piense en un marido y una mujer. La esposa se aferra a una gran cantidad de veneno emocional de una injusticia que siente que su esposo le ha cometido. La próxima vez que se enfrenta a su marido, inmediatamente comienza a atacarlo. Ella grita que es terrible, estúpido, injusto. Él se enoja y ella comienza a sentirse mejor porque le ha pasado su veneno. Pero ahora el marido tiene el veneno de su esposa además del suyo. Los dos siguen transfiriéndolo de un lado a otro y, con el tiempo, la cantidad de veneno emocional aumenta.
A veces, este deseo de transferir veneno emocional resulta en relaciones abusivas. Quizás una persona ha recibido su veneno emocional de alguien mucho más poderoso que él, por lo que no puede transferirlo fácilmente. Luego busca a alguien a quien pueda transferirlo, alguien más débil o más indefenso.
Los cuerpos emocionales de las personas abusivas están enfermos, infectados con veneno emocional, lo que hace que se desaten. No podemos librar a otras personas de su veneno emocional, pero podemos empezar a superar el nuestro si somos conscientes del problema. Reconoce el veneno dentro de ti y todo lo que te rodea. Eso es todo lo que se necesita.
Tu felicidad no puede depender de otras personas
Había una vez un hombre que no creía en el amor. Él andaba predicando su idea de que el amor es poco más que una droga – puede hacerte sentir increíble, pero también es adictivo. Para asegurar sus dosis diarias, se vuelve controlador y posesivo con la persona que las proporciona.
Un día, el hombre que no creía en el amor estaba paseando por el parque. Se encontró con una mujer sentada y llorando. Ella le dijo que estaba molesta porque el amor no existía. El hombre entendió perfectamente sus problemas y comenzó a consolarla. Rápidamente se convirtieron en mejores amigos.
El hombre y la mujer estaban completamente felices cuando estaban juntos. Nunca se sintieron envidiosos ni celosos el uno del otro; no había posesividad, y ninguno se sentía responsable del otro.
Una noche, el hombre experimentó lo que pensó que era un milagro maravilloso. Estaba mirando las estrellas, cuando, de repente, la más hermosa bajó y cayó en sus manos. Mientras lo sostenía, la estrella se fusionó con su cuerpo.
Inmediatamente, se acercó a la mujer y le puso la estrella en las manos para demostrarle su amor. Pero la mujer sintió un momento de duda. Ella dejó caer la estrella; cayó y se hizo añicos. Ahora, tanto el hombre como la mujer están lejos el uno del otro. El hombre vuelve a jurar que el amor no existe y la mujer llora por la estrella que se le cayó de las manos.
Piense en lo que le pasó a la pareja. ¿Quién cometió realmente el error? No era la mujer, sino el hombre, que creía que podía darle a la mujer su estrella. La estrella representaba su felicidad y dársela significaba su intento de hacerla responsable de su felicidad.
En la vida real, no nos regalamos estrellas, pero sí intercambiamos anillos de boda. Al hacerlo, expresamos nuestra expectativa de que nuestra pareja nos hará felices y viceversa. Pero este es un sueño imposible porque nunca podemos conocer completamente la mente, las expectativas o los sueños de nuestra pareja. Y esto significa que, tarde o temprano, nuestra pareja nos decepcionará y romperá nuestra felicidad.
En realidad, solo tú puedes ser responsable de tu felicidad.
Toda relación sigue la vía del amor o la del miedo
Cada relación que tienes es entre tú y otra persona. Y cada uno de ustedes es responsable de la mitad de la relación.
Sin embargo, con demasiada frecuencia, las personas actúan como si fueran responsables de la mitad de la otra persona además de la suya propia. Intentan controlar el comportamiento de sus parejas, diciéndoles que hagan esto o no hagan aquello. Pero si estás participando en esta guerra de control, en realidad no amas a tu pareja. Estás siendo egoísta – y el miedo dicta tus acciones.
De hecho, podemos pensar que nuestras relaciones viajan por uno de dos caminos: el camino del amor o el camino del miedo. Las relaciones de la mayoría de las personas se basan en el miedo; en cambio, debemos elegir conscientemente el camino del amor .
¿Qué caracteriza a la huella del miedo? Dos cosas importantes son las obligaciones y las expectativas.
En la pista del miedo, todo se hace por obligación. Pero cada vez que sentimos que tenemos que hacer algo, comenzamos a resentirnos y a resistirnos a eso. Al final, esto nos hace sufrir – y luego tratamos de escapar.
Al mismo tiempo, también tenemos expectativas de otras personas cuando vamos por el camino del miedo. Entonces, cuando esas personas eluden sus obligaciones, sentimos dolor. Creemos que es injusto y comenzamos a culparlos. Entonces, como puede ver, las expectativas solo pueden conducir al sufrimiento.
Con la pista del amor, en cambio, no hay obligaciones ni expectativas en absoluto. Solo hacemos las cosas que queremos hacer, y lo mismo ocurre con otras personas. No ve las acciones de otra persona – o inacciones – como un ataque personal contra usted. Y, como resultado, no pueden causarle dolor.
Para dominar una relación, debes conocer estas dos pistas. Con esa conciencia, podrá darse cuenta de sí mismo cuando esté en la pista del miedo, y cambiar a la pista del amor.
Si practicas ese cambio una y otra vez, podrás dominar la mitad de cada relación. Ya no sentirás la necesidad de controlar a tu pareja porque entenderás que solo eres responsable de tu propia mitad. Serán libres de compartir, disfrutar y crear juntos.
Elije a quien no quieras cambiar
¿Tiene un perro, un gato o quizás alguna otra mascota? Si es así, considere su relación con él. Su mascota, digamos que es un perro, podría esperar a que regrese a casa todos los días. Cuando lo haces, ladra o menea la cola. Maneja la mitad de la relación, simplemente siendo un perro, a la perfección. Y amas a tu perro incondicionalmente. Crees que es el perro perfecto y no sientes la necesidad de transformarlo en un animal diferente.
Entonces, cuando estás en una relación con otro humano, ¿por qué intentas convertirlo en alguien que no es? Al igual que su perro, todas las personas ya son perfectas. El único inconveniente es que algunas personas pueden no ser perfectas para ti, y eso está bien.
No siempre es fácil encontrar a alguien a quien no sientes la necesidad de cambiar. Pero es muy importante hacerlo.
Encontrar a la persona adecuada comienza con saber exactamente lo que quiere. Debe tener una gran conciencia de todas las necesidades de su cuerpo y mente, y debe ser perfectamente honesto consigo mismo acerca de esas necesidades.
Imagina que estás en un mercado y te vas a “vender” a ti mismo. Para hacer eso, necesitas mostrarle a otras personas tu verdadera naturaleza. Mientras esté en el mercado, también “comprará” a otra persona. Si la persona no es exactamente lo que quieres, no la comprarás. Tenga cuidado de no mentirse a sí mismo; mucha gente finge que alguna “mercancía” se adapta a sus necesidades cuando saben, en el fondo, que no es así.
Pero, ¿y si ya ha invertido en una relación? Bueno, si sus problemas no implican abuso, puede optar por mantenerlo. ¿Cómo? Primero aceptándote y amándote tal como eres, lo que a su vez te permitirá expresar tu verdadero yo. Después de eso, también puedes amar y aceptar a tu pareja tal como es.
Si la relación simplemente no funciona, marcharte les hará un favor a ti y a tu pareja. Permanecer en una relación disfuncional es, en última instancia, egoísta porque estás impidiendo que tu pareja encuentre lo que realmente quiere. Alguien más podrá amarlo exactamente como es, aunque tú no puedas.
Para tener relaciones saludables con los demás, debes amarte a ti mismo
Imagínese esto: está en una cita con la mujer de sus sueños y está lista para decirle que la ama. Finalmente reúnes el coraje para hacerlo. Pero ella responde de la peor manera posible: «Bueno, no te amo».
Su respuesta probablemente te cause mucho sufrimiento. Ella te ha rechazado, así que empiezas a rechazarte a ti mismo también. ¿Pero es realmente una respuesta lógica?
El hecho de que una persona no te ame no significa que otra no lo hará. ¡Y no debes basar tu autoestima en lo que los demás sienten por ti, de todos modos! En cambio, concéntrate en la relación más maravillosa e importante que puedas tener: tu relación contigo mismo.
Nuestras creencias a menudo se interponen en el camino del amor propio. Tomemos la belleza, por ejemplo. La belleza es una creencia sobre la calidad de algo. Pero no describe la naturaleza intrínseca de esa cosa, es solo un concepto que alguien te dio para hacerte pensar que ciertas cosas son buenas y otras malas. En realidad, todo lo que existe ya es bello y perfecto.
Probablemente tengas un conjunto de creencias sobre tu propia belleza, y estas creencias causan una cantidad incalculable de sufrimiento. Si usted cree que no es bella, por ejemplo, que aceptará cualquier cantidad de abusos por parte de alguien que te dice que eres hermosa. Dejarás que esa persona te controle a cambio de esas palabras porque crees erróneamente que necesitas esa opinión para ser feliz. Pero no lo haces, todo lo que necesitas es amor propio. ¡Ya eres hermosa!
Una excelente manera de fomentar el amor propio es con una puja o ritual diario . En la India, la gente realiza pujas para honrar a dioses y diosas poniendo flores cerca de un ídolo. Pero puedes realizar una puja para tu cuerpo. Cuando coma, por ejemplo, mastique muy lentamente. Da un mordisco, cierra los ojos e imagina la comida como una ofrenda al templo de tu cuerpo. Con la práctica diaria, su amor por su cuerpo se hará cada vez más fuerte.
El amor propio y la aceptación de uno mismo son muy importantes porque una vez que los tenga, comenzará a vivir su vida de una manera diferente. Ya no aceptará el abuso de los demás ni de usted mismo. Y atraerás a otros que se aceptan a sí mismos de la misma manera que tú.
Para aceptar nuestra sexualidad, necesitamos reconciliar nuestras necesidades corporales y mentales
El cuerpo humano es un organismo biológico y está diseñado para el sexo. Sin embargo, nuestras mentes han creado un conjunto masivo de creencias falsas y equivocadas a su alrededor. Tenemos pautas para el comportamiento sexual de hombres y mujeres, cómo deben verse sus cuerpos y qué deben hacer para ser considerados correctamente masculinos o femeninos.
Debido a todas estas mentiras, no podemos disfrutar del sexo, podemos sentir que es malvado o un pecado, o nos avergonzamos de nuestros deseos sexuales. Para comprender cómo ninguna de estas creencias es cierta, debemos reconocer y aceptar la diferencia entre nuestras necesidades corporales y nuestras necesidades mentales; cuando no coinciden, surgen conflictos internos sobre el sexo.
Digamos que te criaron como católico. Como parte de tu educación, te enseñaron que debes estar casada antes de que esté bien tener relaciones sexuales con alguien. Entonces te casas, pero un día estás caminando por la calle y ves a un hombre atractivo. Sientes deseo sexual por él e inmediatamente comienzas a juzgarte por esos sentimientos. Sientes que te hacen una persona terrible, así que tratas de reprimirlos, pero eso solo los hace crecer cada vez más fuertes. Eventualmente, engañas a tu cónyuge.
Ahora bien, ¿qué hubiera pasado si nunca te hubieras juzgado por esos sentimientos? Si acabara de dejar de lado el juicio y entendiera que su cuerpo simplemente tiene una necesidad, es posible que haya olvidado su atracción por ese extraño muy rápidamente.
Y ese es el problema: tu cuerpo tiene necesidades, pero tu mente tiene el control de cómo piensas en ellas.
Considere otro ejemplo: la necesidad de cubrir su cuerpo. Su cuerpo necesita estar protegido del calor, el viento y el frío. Pero puedes tener un armario lleno de ropa en casa y aún pensar, no tengo nada que ponerme . Tu mente crea estas necesidades que nunca podrás satisfacer.
Entonces, ¿qué puedes hacer al respecto? Deja de confundir las necesidades de tu cuerpo con las necesidades de tu mente. Reconozca, por ejemplo, que su cuerpo quiere sexo y que ese deseo no es malo, es completamente normal. Con el tiempo, empezarás a comprender que no eres ni tu cuerpo ni tu mente. En cambio, eres la vida misma, una fuerza que compartes con todo lo demás en el universo.
Sana tus heridas emocionales usando la verdad, el perdón y el amor propio
¿Cómo trata un médico una herida infectada? Lo más probable es que comience usando un bisturí para abrirlo. Luego la limpia, aplica algún tipo de medicación y nos pide que mantengamos la herida limpia mientras sana.
Cuando se trata de curar nuestras heridas emocionales, el proceso no es muy diferente. En este caso, el bisturí es la verdad y podemos usarlo para abrir nuestras heridas y revelar mentiras. Luego, limpiamos el veneno con perdón. Y, finalmente, mantenemos la herida limpia hasta que esté completamente curada, usando amor.
El mundo está lleno de mentiras e ilusiones, lo que puede hacer que la verdad sea bastante difícil de conseguir. Además, la verdad suele ser incómoda. Considere el siguiente ejemplo.
Di que, hace diez años, alguien te violó. Es perfectamente cierto que fuiste violada. Pero ya no es cierto en este momento . Potencialmente, todavía estás sufriendo debido a eso, y ese sufrimiento puede tomar años de terapia para superarlo. Sin embargo, la injusticia que actualmente te hace sufrir ya no es cierta.
Así es como usas la verdad como un bisturí para abrir tus heridas emocionales y verlas desde una perspectiva diferente. Una vez que haya hecho eso, puede comenzar a eliminar el veneno, usando el perdón.
El perdón no es fácil, pero es necesario. Necesitas extenderlo a todos los que te han lastimado alguna vez, no porque esa persona merezca ser perdonada, sino porque tú no mereces seguir sufriendo por el recuerdo de las cosas que hizo esa persona.
Entonces, primero, haga una lista de todas las personas a las que siente que debe pedir perdón. Llámalos y pídelo. Si no puede hacer eso, pídale perdón en una oración. Luego, haz una lista de todos aquellos que te han lastimado – y luego perdónalos. Esto llevará tiempo y no será fácil, pero recuerde que todo lo que hicieron esas personas no fue culpa suya. Fue una reacción a su veneno emocional.
Finalmente, mantén limpias tus heridas emocionales usando el amor. Practica mirar todo en el mundo con ojos de amor, viendo la belleza en todo. Esto te convertirá en un maestro del amor. Eso, a su vez, inspirará a otros a convertirse en maestros del amor, hasta que el mundo entero esté libre de veneno emocional.
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