Actualizado el jueves, 18 julio, 2024
En 2012, una frase de Pablo Lipnisky, argentino fundador del Colegio Montessori de Bogotá, se hizo famosa a través del documental ‘La educación prohibida’. ¿Qué significa que los colegios están educando a los niños para la guerra? Hoy analizamos qué filosofía esconde esta reflexión.
«Todo el mundo habla de paz, pero nadie educa para la paz. La gente educa para la competencia, y la competencia es el principio de cualquier guerra”, dijo Lipnisky.
Para Lipnisky, el modelo de educación que clasifica a los estudiantes de acuerdo a su rendimiento está equivocado. Cuando se destaca a los mejores por sus buenas notas, y se los premia, publicamente se está rechazando, dejando en un peor nivel, a los que no tienen tan buen desempeño. Esta lucha de quién es mejor que el otro es competencia pura, y eso es el principio del conflicto.
A la hora de explicar por qué estos métodos son más eficaces, dice que le tienen sin cuidado las pruebas del gobierno y asegura que los mismos colegios han sido generadores de violencia. “Nos han inducido a pensar de forma fragmentada”.
Lipnisky explica que la educación actual estimula en el estudiante la necesidad de ser mejor que los demás, cuando lo correcto sería estimular la mejor de las competencias: la que se tiene con uno mismo. “No tienes que ser mejor que otros, sé tu mismo”, afirma Lipnisky.
En una entrevista que le realizaron desde El Espectador Lipnisky formula algunas interesantes reflexiones acerca de la educación.
«Tenemos una pésima interpretación de la educación. La palabra “educación” viene del latín educare o educere, que significa sacar lo que está adentro. Pero eso no pasa en los colegios. Dentro de la palabra educación aparece “formación”, que es moldear a alguien como se cree que ese alguien debe ser. En el país no tenemos educación, sino formación.»
«Competir no tiene ningún sentido. Algo que se incentiva en los colegios es ranquear a los humanos: el mejor, el número uno. Los colegios que premian y castigan son generadores de violencia.»
«Me atrevo a decir es que los colegios están formando gente incompetente para la realidad social porque les enseñan a ser individualistas, competitivos y tramposos.»
Las reflexiones de Pablo Lipnisky nos instan a repensar el propósito de la educación. En lugar de criar competidores implacables, deberíamos fomentar una educación que promueva la paz, la colaboración y el crecimiento personal. Este llamado a la acción nos invita a considerar una visión más humanista de la educación, donde se valore la singularidad de cada individuo y se nutra su desarrollo interno.
La Educación para la Paz: Reflexiones de Pablo Lipnisky en 2012
En el año 2012, una frase pronunciada por Pablo Lipnisky, el fundador argentino del Colegio Montessori de Bogotá, cobró notoriedad a través del documental ‘La educación prohibida’. La frase, «Todo el mundo habla de paz, pero nadie educa para la paz. La gente educa para la competencia, y la competencia es el principio de cualquier guerra», se convirtió en un punto de reflexión importante en el mundo de la educación. En este artículo, exploraremos las ideas de Lipnisky y el profundo significado que encierra esta afirmación.
El Modelo Educativo Actual
El sistema educativo actual tiende a clasificar a los estudiantes en función de su rendimiento académico. Los mejores estudiantes, aquellos con calificaciones destacadas, reciben recompensas y reconocimiento público, mientras que los que no alcanzan ese nivel se ven relegados a un segundo plano. Este énfasis en destacar a los mejores crea una competencia feroz entre los estudiantes, y según Lipnisky, esto es el germen de los conflictos.
Lipnisky argumenta que estos métodos, lejos de ser eficaces, han generado un clima de violencia en las escuelas. En lugar de fomentar la colaboración y el apoyo mutuo, se ha inculcado la necesidad de ser mejor que los demás. En palabras de Lipnisky, la educación actual estimula a los estudiantes a competir entre sí en lugar de enfocarse en desarrollar la mejor competencia de todas: la que tienen consigo mismos. El mensaje es claro: «No tienes que ser mejor que otros, sé tú mismo».
La Necesidad de una Educación Distinta
La filosofía de Lipnisky se centra en la idea de educar para la paz en lugar de promover la competencia. Argumenta que en lugar de forjar un deseo de superar a otros, las escuelas deberían cultivar la competencia interna, la mejora personal y el crecimiento individual. En un mundo que habla constantemente de paz, es paradójico que nuestras instituciones educativas estén formando a futuras generaciones para competir, en lugar de aprender a vivir en armonía.
Las Reflexiones de Pablo Lipnisky
En una entrevista con El Espectador, Lipnisky ofrece reflexiones adicionales sobre el sistema educativo. Sostiene que hay una mala interpretación de la educación en sí. La palabra «educación» se origina en el latín «educare» o «educere», que significa sacar lo que está dentro de una persona. Sin embargo, este proceso de «sacar» no se produce en las escuelas, en su lugar, se enfoca en «formar» a los estudiantes según una idea preconcebida de lo que deben ser.
Lipnisky también critica el énfasis en la competencia y el ranqueo de individuos, lo que, según él, fomenta la violencia. Los colegios que premian y castigan perpetúan una cultura de competitividad y egoísmo que no se ajusta a las necesidades de una sociedad en constante cambio.
«Me atrevo a decir es que los colegios están formando gente incompetente para la realidad social porque les enseñan a ser individualistas, competitivos y tramposos», afirma Lipnisky.
Desvelando la Educación: ¿Preparados para la Guerra o la Paz?
En el año 2012, una frase pronunciada por el argentino Pablo Lipnisky, fundador del Colegio Montessori de Bogotá, resonó a nivel mundial a través del documental ‘La Educación Prohibida’. ¿Qué significa que los colegios estén educando a los niños para la guerra? En esta ocasión, adentrémonos en la filosofía que subyace tras esta reflexión tan profunda.
Educación para la Competencia, no para la Paz
«Todo el mundo habla de paz, pero nadie educa para la paz. La gente educa para la competencia, y la competencia es el principio de cualquier guerra», afirmó Lipnisky con determinación.
Para Lipnisky, el modelo educativo que clasifica a los estudiantes en función de su rendimiento es erróneo. Premiar públicamente a los estudiantes con mejores calificaciones es, en realidad, relegar y desvalorizar a quienes no tienen un desempeño tan brillante. Esta lucha constante por demostrar quién es el mejor solo fomenta la competencia, que a su vez es el génesis de los conflictos.
La Necesidad de Reconectar con Uno Mismo
Según Lipnisky, la educación actual motiva a los estudiantes a superar a los demás en lugar de motivarlos a superarse a sí mismos. La verdadera competencia que debería fomentarse es la que se tiene consigo mismo. «No tienes que ser mejor que otros, sé tú mismo», afirma Lipnisky con pasión.
En una entrevista con El Espectador, Lipnisky desvela algunas reflexiones fascinantes sobre el sistema educativo actual.
Educación vs. Formación
«Tenemos una pésima interpretación de la educación. La palabra ‘educación’ proviene del latín educare o educere, que significa sacar lo que está adentro. Sin embargo, en las escuelas, esto no ocurre. Dentro de la palabra educación se encuentra la palabra ‘formación’, que implica moldear a alguien de acuerdo a una idea preconcebida. En nuestro país, no tenemos educación, sino formación.»
Rankear a los Humanos: ¿Una Competencia Despiadada?
«Competir carece de sentido. Lo que se incentiva en las escuelas es la clasificación de los individuos: el mejor, el número uno. Las instituciones que premian y castigan son, en realidad, generadoras de violencia.»
«Me atrevo a decir que las escuelas están formando individuos incompetentes para afrontar la realidad social, ya que les enseñan a ser individualistas, competitivos y, en ocasiones, deshonestos.»
Estas palabras de Pablo Lipnisky resuenan con fuerza y nos instan a repensar el propósito de la educación en nuestras vidas. ¿Estamos preparando a nuestros niños para la competencia despiadada o para una convivencia armoniosa en un mundo en busca de paz? La respuesta, en última instancia, recae en cómo reformulamos nuestro sistema educativo y qué valores queremos inculcar en las generaciones futuras.
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