Actualizado el domingo, 22 septiembre, 2024
Los niños son como una esponja.
Los niños son como una esponja, absorben todo lo que ven y oyen a su alrededor. Esta afirmación es conocida por todos, pero a menudo pasamos por alto las implicaciones profundas de este proceso. Los niños, al aprender principalmente a través de la imitación, absorben tanto lo bueno como lo malo del entorno en el que crecen. En este artículo, exploraremos por qué es crucial prestar atención a los modelos a los que se exponen, centrándonos en un tema candente: ¿son los superhéroes modernos un mal ejemplo para los niños?
Lo sabemos y no nos cansamos de repetirlo, pero quizá no somos plenamente conscientes de las implicaciones de esa frase. El hecho de que aprendan muchas cosas por imitación significa que captarán tanto lo bueno como lo malo del medio en que crezcan. Por eso, es fundamental tener cuidado con los ídolos con los que se identifican.
Un mundo donde los superhéroes luchan contra el mal
Batman, Spiderman, Superman, los X-Men, Ironman, el Capitán América, Wonder Woman y toda la saga de superhéroes modernos se han convertido en los ídolos de millones de niños en todo el mundo. Entran prácticamente todos los días en el salón de nuestras casas, de la mano del televisor o los cómics.
Todos estos superhéroes tienen algo en común: luchan por el bien en defensa de los inocentes. Siempre les vemos combatiendo crímenes, catástrofes, invasiones y cualquier otro tipo de amenaza que ponga en riesgo al mundo. Sin duda, estos superhéroes son un ejemplo de sacrificio, desinterés y servicio a la comunidad.
O, al menos, eso pensamos los padres; sin embargo, todo no es tan fantástico.
La violencia impresiona más que los buenos valores
Sarah M. Coyne, una investigadora de la Universidad Brigham Young, nos alerta de que los mejores valores que representan los superhéroes no suelen calar muy profundo en sus pequeños admiradores. Sin embargo, otras lecciones menos favorables sí dejan marcas.
Esta psicóloga analizó a 240 niños en edad preescolar y descubrió que, al cabo de tan solo un año, aquellos que más se habían expuesto a las aventuras de los superhéroes adoptaban rápidamente los aspectos más agresivos de su comportamiento, haciendo caso omiso de los valores altruistas. En el estudio, publicado en el Journal of Abnormal Child Psychology, también se aprecia que esas historias violentas ejercen un efecto desensibilizador, lo cual hace que los niños sean menos empáticos con las víctimas del acoso escolar y se conviertan en testigos mudos de este o incluso lo alienten.
“Muchos padres creen que la cultura de los superhéroes contribuirá a que sus hijos defiendan a otros y sean más agradables con sus coetáneos, pero nuestro estudio demuestra que ocurre exactamente lo contrario. Los niños adoptan los comportamientos agresivos, no los valores de defensa”, explica Coyne.
¿Por qué los superhéroes mal educan a los niños?
Coyne explica que, en muchas ocasiones, la complejidad de las películas, las series o los cómics que protagonizan los superhéroes impide que los niños saquen un mensaje constructivo. En otras palabras: muchos de esos programas no están hechos para niños en edad preescolar, por lo que les resulta difícil comprender que las peleas en las que se involucran sus ídolos están “justificadas” por principios morales.
A esa edad, algunos niños todavía no tienen la capacidad cognitiva necesaria para captar los valores positivos desligándolos del contexto negativo. Su pensamiento es eminentemente concreto, por lo que se centran en las cosas más evidentes, como los comportamientos violentos.
De hecho, en el estudio se aprecia que el 20% de los niños asociaron los superhéroes con alguna habilidad violenta. Cuando les preguntaron quién era su superhéroe preferido y por qué, algunos respondieron: “Es muy grande y golpea muy bien”, “porque puede aplastar y destruirlo todo” o “porque puede matar”.
Otra psicóloga que también estudia el tema, Sharon Lamb, añadie que: “Existe una gran diferencia entre las películas de superhéroes de la actualidad y los cómics del pasado. Los superhéroes de hoy son básicamente personajes de acción que se involucran en continuas escenas de violencia, son agresivos, sarcásticos y casi nunca hablan de la necesidad de hacer el bien por la humanidad”.
¿Debemos prohibir los superhéroes a los niños?
No es necesario eliminar los programas de superhéroes de la dieta visual de los niños. Los superhéroes forman parte de la magia de la infancia y alimentan la fantasía. El secreto radica en el equilibrio, en lograr que los niños también se identifiquen con otros personajes.
También es fundamental que resaltemos los valores positivos de los superhéroes y expliquemos los matices más sutiles que los niños no llegan a captar, de manera que comprendan que la violencia nunca es la solución a los problemas.
¿Pueden ser los superhéroes un buen modelo educativo?
Un Mundo donde los Superhéroes Luchan contra el Mal
Batman, Spiderman, Superman, los X-Men, Ironman, el Capitán América, Wonder Woman y toda la saga de superhéroes modernos se han convertido en ídolos de millones de niños en todo el mundo. Cada día, estos personajes entran en nuestros hogares a través de la televisión y los cómics.
Todos estos superhéroes comparten un objetivo común: luchar por el bien y defender a los inocentes. Siempre los vemos combatiendo crímenes, catástrofes, invasiones y cualquier amenaza que ponga en peligro al mundo. A simple vista, parecen un ejemplo de sacrificio, desinterés y servicio a la comunidad. Sin embargo, las apariencias pueden ser engañosas.
La Violencia Impacta Más que los Valores Positivos
Sarah M. Coyne, una investigadora de la Universidad Brigham Young, alerta sobre un fenómeno preocupante. A pesar de los valores positivos que representan los superhéroes, estos rara vez influyen de manera significativa en sus jóvenes admiradores. En cambio, las lecciones menos favorables de las historias de superhéroes dejan una marca profunda.
Coyne realizó un estudio con 240 niños en edad preescolar y descubrió que aquellos que se expusieron intensamente a las aventuras de los superhéroes adoptaron rápidamente aspectos agresivos de comportamiento, descuidando los valores altruistas. Además, estas historias violentas desensibilizaron a los niños, haciéndolos menos empáticos con las víctimas de acoso escolar e incluso alentándolos a permanecer en silencio frente a este problema.
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