Actualizado el jueves, 24 septiembre, 2020
Poco a poco, va caducándose un método educativo. Crecen las voces que reclaman una nueva perspectiva para abordar el aprendizaje de manera más atractiva y efectiva para el alumno. ¿Los niños hacen bien los deberes o son sometidos a una sobrecarga que acaba arruinando la comprensión de conocimientos?
Ahora, el estudio conjunto de las Universidades de Coruña, Oviedo y Minho, Predicting homework effort: Support for a domain-specific, multilevel homework model, analiza la forma en que las escuelas primarias estructuran las tareas.
Hay dos maneras de afrontar los deberes: una superficial y mecánica y otra profunda. El enfoque del niño a la hora de realizar las actividades diarias no depende exclusivamente de su motivación. Es fácil achacar a la voluntad de los pequeños sus errores académicos, y es cierto que no hay que perder de vista su disciplina; sin embargo, la forma de realizar los deberes depende también de los profesores, los padres y de las condiciones ambientales del hogar.
Un aspecto parece irrefutable: más carga de ejercicios no provoca un mejor aprendizaje. Al revés, el exceso de tarea obliga a optimizar el tiempo, a completar cada actividad con rapidez. El estudiante quiere acabar cuanto antes y desarrolla un método mecánico. Es necesario buscar una estructuración de los deberes que busque un enfoque profundo en el que lo esencial sea la comprensión de las ideas y los conocimientos.
Para eso, este grupo de investigación ha analizado la relevancia del factor familiar, personal y contextual a la hora de condicionar la actitud del niño. La clave está en fomentar la curiosidad y, en consecuencia, la disposición positiva hacia los deberes. El estudio incide en la importancia de una buena gestión del tiempo. El empleo de muchas horas tiende a dispersar la atención.
Según los investigadores, simplemente un mayor apoyo parental y un incremento del feedback de los maestros contribuye a espolear la motivación del estudiante. Así, el alumno deja de ver los deberes como una carga y encuentra en ellos algo enriquecedor y útil. Además, se indica que la implicación paterna puede estimular también a los profesores a adaptarse a una nueva perspectiva educativa.
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