Actualizado el Friday, 3 February, 2023
¿Perteneces realmente a la clase media?
Casi cualquier persona a la que le preguntes se considerará clase media, pero casi nadie sabría decirte qué significa eso. Para saber lo que significa la clase media podríamos recurrir a la respuesta fácil: aquellos que tienen un nivel socioeconómico medio situado entre la clase obrera y la clase alta. Pero francamente, no es suficiente.
Para afinar un poco más la definición, hoy os traemos una serie de imágenes con las que el experto en etiqueta y protocolo William Hanson te invita a averiguar si realmente perteneces a esta clase.
Test para saber si pertences a la clase media
Revisa todas las imágenes y enumera cuántas de ellas tienes en casa. Si realmente no posees ninguno de estos objetos, puedes considerarte clase baja pero también, alguien fuera de lo común, lejos de las masas. En el caso de tener de 2 a 4 objetos estás entre lo práctico y la abundancia; superando los 5 y hasta los 12, tengo que decirte que eres “muy clase media” y si en tu caso tienes en tu domicilio 13 o más, estás en lo alto de este rango social, disfrutando de los lujos.
Televisión inteligente
Una Aspiradora
Una barbacoa
Discos de vinilo
Un ordenador Mac
Una licuadora
Maletas estilo “Samsonite”
Chimenea
Cortador de verduras
Más de un bolso
Colección de posavasos
Grifo de agua caliente
¿Grifo con filtro?
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Bañera de hidromasaje
Horno de gas
Frigoríficos de diseño
Bicicleta plegable
¿Por qué la gente consume?
En libro «El mundo de los bienes» de la gran antropóloga Mary Douglas de 1979, vemos una aproximación a nuestros hábitos de consumo desde la antropología. El libro comienza con la pregunta fundamental: ¿por qué consume la gente?. Explica desde una visión científica, que el consumo se trata en economía como una caja negra en la teoría de la demanda. A los economistas no les suele importar qué es lo que se consume, si no cuánto representa en términos monetarios. También existen los moralizadores que promueven los males de la sociedad de consumo y que tampoco hacen mucho hincapié en qué se consume y por qué.
También realiza una crítica a la teoría de las necesidades básicas, que implica una teoría de la pobreza vinculada a ellas. Su visión crítica parte del un problema conceptual que puede surgir si los indicadores de pobreza no van vinculados a los de desigualdad. En todas las sociedades, como bien enseñó Ortega, las necesidades son un constructo. Arturo Escobar, en su libro «La invención del Tercer Mundo», desarrolla también esta idea y explica cómo se generó la convicción de que había estados «subdesarrollados» que había que «desarrollar».
También trata, de forma crítica, la economía política clásica y su teoría de la envidia: las clases sociales no sufren por su bajo consumo a menos que una parte de ellos accedan a un mayor acceso a bienes. Es decir, no es el consumo en sí el que indigna, sino la comparativa con el otro. Platea que el fallo de esta teoría es que considera la envidia una emoción negativa y también, la que la considera esencial en el desarrollo de la economía. Otro gran problema que surge a partir de esta propuesta es que se fija en aspectos subjetivos y no datos objetivos, qué se considera una sociedad injusta, desigualdad o con mala distribución de los bienes.
Entre todas estas críticas, Douglas también plantea algunas interesantes conclusiones. Para ella, el espejo del valor y del significado de una sociedad, son la mejor ventana a los proyectos y deseos que una comunidad considera parte de una vida decente.
Por ejemplo, quienes viven en la pobreza también consumen por encima de sus posibilidades, como todos, la diferencia, explica Douglas, y por eso es tan disruptiva su mirada, es que no tienen capacidades para tomar el control de su consumo.
En el espejo del valor, ciertamente, se consume el tiempo de trabajo social congelado, como nos enseñó Marx, pero tampoco Marx desarrolló una teoría del consumo. La inflación, la ruptura de las cadenas de suministros, la ansiedad por el futuro y en general la desglobalización puede que hagan irreversible el declive de la sociedad de consumo. Solo que este declive, como siempre, dependerá de tu contexto socioeconómico.