Actualizado el lunes, 14 octubre, 2024
En 2015, durante un evento llamado «Diálogo Ciudadano» en Rostock, Alemania, una niña palestina llamada Reem Sahwil conmovió a muchos cuando se puso a llorar después de una interacción con la entonces canciller alemana, Angela Merkel.
Reem, una refugiada palestina que había huido con su familia de un campo de refugiados en el Líbano, explicó en alemán que llevaba varios años en el país y temía ser deportada debido a la estricta política migratoria de Alemania. Contó que quería estudiar y tener una vida estable en Alemania, pero que su familia estaba enfrentando la posibilidad de no recibir el asilo.
Merkel respondió de manera directa, explicando que Alemania no podría acoger a todos los refugiados y que algunos tendrían que regresar a sus países, aunque elogió el esfuerzo de la niña por integrarse. Su respuesta fue realista, pero careció de empatía, lo que llevó a Reem a llorar. Ante esto, Merkel, visiblemente incómoda, se acercó a consolarla, acariciando su hombro y diciendo: «Lo has hecho muy bien».
El intercambio generó una amplia cobertura mediática y discusión en redes sociales. Muchos criticaron a Merkel por lo que consideraron una falta de sensibilidad hacia una niña que expresaba su miedo y frustración, mientras que otros la defendieron, diciendo que había sido honesta sobre una situación compleja. A raíz de esta situación, se debatió mucho sobre las políticas migratorias y los desafíos que enfrentan los refugiados en Alemania y Europa en general.
El pasado jueves 14 de julio la canciller alemana Angela Merkel se encotraba en un foro de debate con varios jóvenes, entre los cuáles una niña palestina en risego de ser deportada. La joven palestina le confesó a Mekel que su sueño era estudiar pero que su situación era difícil porque ella y su familia llevaban cuatro años esperando recibir residencia permanente en Alemania. La respuesta de Merkel fue motivo de polémica pero luego hizo algo que conmovió a algunos…
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