Actualizado el viernes, 17 febrero, 2023
Hoy os traemos una historia de reflexión sobre la paz y el poder social para conseguirla.
Este día tan especial llega mientras la guerra en Ucrania lanza al mundo a una nueva crisis. Las imágenes de mujeres dando a luz en refugios antiaéreos para ponerse a salvo de los bombardeos, mujeres huyendo con niños y niñas en brazos, hacen hincapié precisamente en cómo el conflicto y la crisis humanitaria es especialmente dura para las mujeres y los niños y niñas.
Y se suman ahora a las miles de mujeres que sufren el coste humano de otros conflictos armados como el de Siria, Yemen o Afganistán.
Este 8 de marzo, salimos a la calle para dar voz a todas las mujeres que sufren estos conflictos. Y también a las defensoras de los derechos humanos que impulsan la resistencia y el cambio positivo, aún poniendo en riesgo, en muchas ocasiones, su libertad e incluso su vida y la de sus familias.
A través del movimiento femenino por la paz, Women of Liberia Mass Action for Peace se puso fin a una guerra civil que se saldó con más de 200.000 vidas y que desplazó a dos tercios de la población. Miles de mujeres, cristianas y musulmanas, se manifestaron pacíficamente una y otra vez hasta que los varones se dieron cuenta. Una lección democrática y pacifista difícil de olvidar.
Cómo estas mujeres frenaron la guerra civil
La segunda guerra civil arrasaba todo el país, los soldados de ambos frentes destruían pueblos, reclutaban a jóvenes para sus frentes y violaban a las mujeres a su paso. Estas acciones provocaron que miles de personas huyeran de sus casa hacia la capital del país Monrovia, allí se instalaron en campamentos de refugiados, intentando sobrevivir en condiciones pésimas, sin comida ni agua potable.
Cansada de esta situación tan devastadora, la trabajadora social Leymah Gbowee (ganadora del Premio Nobel de la Paz en 2011) se puso manos a la obra. Para ello, convocó una reunión de mujeres que pertenecían a su iglesia, iniciando de esta forma unas manifestaciones contra la guerra. Varios centenares de mujeres de la iglesia luterana se congregaron para rezar por la paz. En una de sus protestas, se acercó una musulmana, Asatu Bah Kenneth, se dispuso a hablar ante la multitud comunicando que traería a la comunidad de mujeres musulmanas para unirlas junto a las cristianas y luchar juntas para exigir la paz al gobierno y a los señores de la guerra.
La primera manifestación se llevó a cabo el 1 de abril, el grupo de mujeres cristianas y musulmanas usaron la radio para difundir su discurso, donde animaron a las mujeres de Monrovia a unirse a la lucha en favor de la paz. El discurso de Gbowee y Janet Johnson Bryant, tuvo muy buena acogida y muchas mujeres se desplazaron para unirse a las manifestaciones. Desde entonces las mujeres se reunían en el mercado de pescado, todas vestidas de blanco, los siete dás de la semana. Junto a pancartas que sentenciaban “Las mujeres de Liberia quieren la paz ahora”, se sentaban, bailaban y cantaban por la paz.
El punto de encuentro de las mujeres era estratégico, ya que era observable desde la residencia del Presidente Taylor. Además cada vez que este entraba o salía de su residencia pasaba por delante de las mujeres. Según avanzaban los días aumentaba la congregación, hasta 2.500 mujeres se reunieron en el descampado del mercado. Pero los ataques no cesaron, incluso llegaron a los campos de refugiados de Monrovia, pero ellas no cesaron.
Siguieron secundado marchas por la ciudad hasta que el presidente Taylor accedió a reunirse con ellas. El 23 de abril las mujeres visitaron al presidente y Gbowee le presentó la Declaración de Paz que Taylor aceptó asistir a dichos acuerdos. Después se movilizaron para hablar con el grupo de los rebeldes a quienes les exigieron que también ellos asistieran a los acuerdos de paz. Su persistencia hizo que los convenciera de asistir a los acuerdos de paz que tendrían lugar en Accra, Ghana.
Justo cuando comenzaron a reunirse para los acuerdos, Taylor fue acusado de crímenes de guerra por una corte internacional en Sierra Leona, por lo que huyó de nuevo a Liberia. Tras esto los conflictos aumentaron de nuevo llegando a atentar contra los refugiados. Ante esta situación las mujeres se congregaron a las puertas del edificio donde se estaban llevando a cabo las negociaciones, rodearon el edificio uniendo los brazos, sentadas y con un claro mensaje: no se moverían de allí hasta que hubiera un acuerdo.
Durante los años siguientes, la Acción Masiva por la Paz de las Mujeres de Liberia ayudó al gobierno en la organización de elecciones democráticas. Registraron votantes e instalaron mesas electorales.
El 23 de noviembre de 2005, el pueblo de Liberia eligió a su primera mujer presidente, Ellen Johnson Sirleaf. En 2011, recibió el Premio Nobel de la Paz-compartido con su compatriota Leymah Gbowee y con la yemení Tawakel Karman- y revalidó su cargo para un segundo y último mandato presidencial, tal y como limita la Constitución.
Y tras las elecciones, las mujeres de Liberia por la paz concluyeron oficialmente su campaña de acción masiva y terminaron sus reuniones en el mercado de pescado. Triunfaron en su plan de terminar con la guerra civil de su país y trajeron la paz a su nación apoyando las elecciones, dando una lección democrática al mundo.
Necesitan de nuestro apoyo para luchar contra el machismo sistémico
Su principal carencia estuvo en la lucha contra la corrupción, en lo que admitió haber perdido la batalla. Sin embargo, uno de los principales cuestionamientos a la presidenta saliente son los pocos avances logrados -pese a sus esfuerzos- en materia de derechos de la mujer y, especialmente, en lograr una mayor actividad de ellas en la vida política.
Desgraciadamente, las mujeres finalizaron la guerra pero hoy no se benefician de la paz. A día de hoy las liberianas son ciudadanas de segunda, no tienen el derecho de custodia de sus propios hijos, y muchas son expulsadas de sus hogares sin derecho a la propiedad.
Liberia ocupa el puesto 181 de países en el Índice de Desigualdad de Género.Las mujeres están enormemente infrarrepresentadas en las estructuras políticas de toma de decisiones. La violencia contra mujeres y niñas es generalizada. Cerca del 40% de las mujeres afirma haber sufrido violencia por parte de su pareja al menos una vez en su vida.
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