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Al finalizar su conferencia, todos estaban tan avergonzados que no pudieron ni aplaudir 1

Al finalizar su conferencia, todos estaban tan avergonzados que no pudieron ni aplaudir

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Actualizado el miércoles, 19 julio, 2023

Mentiras de la Industria Alimentaria

Es una breve charla de 6 minutos que convocó a un grupo de profesionales con la promesa de exponer los trucos y curiosidades que usa la industria alimentaria para incrementar sus ventas.

Conforme avanza el vídeo, la vergüenza asoma en nuestras mejillas a la vez que lo hace en las de los asistentes. Merece la pena ver el vídeo y las caras de sorpresa y rechazo de los espectadores ante la sinceridad y el cinismo de la conferenciante que ofreció a los asistentes una charla que no esperaban oir.

Imitando el formato de las charlas de TED, Kate Cooper, que en realidad es una actriz, comienza metiéndose al público en el bolsillo, pero conforme va desvelando la verdad sobre el marketing en los alimentos el público se va sorprendiendo hasta el punto de no querer aplaudirla al final de la charla.

Quien está detrás de la charla es la organización Compassion in World Farming. Y Kate Cooper era realmente una actriz actuando en el papel de experta en marketing para poder exponerles con frialdad y claridad cómo nos engañan para que compremos lo que no necesitamos y cómo nos manipulan para hacernos creer una producción idílica de alimentos que no se corresponde con la realidad. Nos lo advierte claro: MIENTEN.

En el escenario, Kate Cooper cautiva a la audiencia con su carisma y elocuencia, como si fuera una verdadera experta en marketing de alimentos. Sin embargo, detrás de esta fachada se esconde una realidad sorprendente. Kate Cooper es en realidad una actriz, y la charla es una estrategia bien planeada por la organización Compassion in World Farming. Su objetivo es desvelar cómo somos engañados y manipulados en el mundo del marketing alimentario, llevándonos a creer en una producción idílica que dista mucho de la realidad. En este artículo, revelaremos los detalles detrás de esta charla y cómo podemos aprender de ella para tomar decisiones más conscientes al comprar alimentos.

La Actriz con una Misión

Kate Cooper es una actriz talentosa que ha sido cuidadosamente seleccionada por Compassion in World Farming para representar el papel de una experta en marketing de alimentos. La elección de una actriz para este papel es ingeniosa, ya que asegura que el mensaje se transmita con fuerza y convicción, capturando la atención del público desde el principio.

Compassion in World Farming: Una Voz para los Animales

Detrás de esta charla se encuentra la organización Compassion in World Farming, una entidad dedicada a promover prácticas agrícolas sostenibles y respetuosas con los animales. Su misión es clara: proteger el bienestar animal y crear conciencia sobre los problemas asociados con la producción industrial de alimentos.

Revelando los Engaños del Marketing Alimentario

El propósito principal de la charla de Kate Cooper es arrojar luz sobre los engaños que acechan en el mundo del marketing alimentario. Nos invita a cuestionar la veracidad de las estrategias publicitarias y cómo nos manipulan para consumir productos que realmente no necesitamos. A través de ejemplos concretos y datos impactantes, demuestra cómo se nos vende una imagen idealizada de la producción de alimentos que difiere considerablemente de la realidad.

El Poder de la Manipulación Emocional

El marketing alimentario es un maestro de la manipulación emocional. Kate Cooper revela cómo las técnicas publicitarias apelan a nuestras emociones y valores para impulsarnos a comprar determinados productos. Desde la nostalgia hasta el deseo de pertenencia, estas estrategias explotan nuestras vulnerabilidades para maximizar sus ventas.

La Realidad Oculta detrás de los Alimentos

Una de las revelaciones más sorprendentes de la charla es cómo se oculta la realidad detrás de la producción de alimentos. Los anuncios muestran granjas idílicas y animales felices pastando libremente, pero la realidad de la producción industrial es mucho más sombría. Kate Cooper nos muestra imágenes impactantes de la cruda realidad que se esconde tras los alimentos que llegan a nuestros supermercados.

El Consumidor Consciente: Tomando Decisiones Informadas

A pesar de las tácticas manipuladoras del marketing alimentario, Kate Cooper nos insta a convertirnos en consumidores conscientes. Nos alienta a investigar y cuestionar la procedencia de los alimentos que compramos, a considerar opciones más éticas y sostenibles, y a ser más conscientes de las consecuencias de nuestras elecciones.

Nuestra Responsabilidad como Consumidores

La charla de Kate Cooper es un recordatorio de que como consumidores tenemos un papel fundamental en el cambio hacia prácticas alimentarias más sostenibles. Al tomar decisiones informadas y respaldar a empresas comprometidas con el bienestar animal y la sostenibilidad, podemos ejercer una influencia positiva en la industria alimentaria.

La charla de Kate Cooper es un recordatorio impactante de cómo el marketing alimentario puede manipularnos para consumir productos que no son realmente lo que parecen. A través de su interpretación magistral, Compassion in World Farming busca despertar nuestra conciencia y fomentar una nueva forma de consumir alimentos. Al convertirnos en consumidores más informados y conscientes, podemos marcar la diferencia en el mundo de la producción de alimentos.

Cómo Combatir los Engaños del Marketing Alimentario

Para contrarrestar los engaños del marketing alimentario, es crucial educarnos sobre las estrategias utilizadas en la publicidad de alimentos. Algunos consejos para protegernos incluyen:

1. Investigar las Marcas

Investiga las marcas y empresas antes de realizar una compra. Asegúrate de que sus valores y prácticas se alineen con tus principios éticos.

2. Leer Etiquetas y Certificaciones

Lee las etiquetas de los alimentos y busca certificaciones que garanticen prácticas sostenibles y respetuosas con los animales.

3. Apoyar el Comercio Local

Prioriza el comercio local y los productos de temporada. Esto reduce la dependencia de grandes cadenas y fomenta prácticas más cercanas a la sostenibilidad.

4. Reducir el Desperdicio Alimentario

Consume de manera consciente y evita el desperdicio de alimentos. Compra solo lo que necesitas y considera la posibilidad de donar los excedentes.

5. Compartir el Conocimiento

Comparte la información que has aprendido con amigos y familiares. La conciencia colectiva es poderosa para impulsar cambios positivos.

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El ejemplo de las macrogranjas

La que ves en estas imágenes es la más contaminante de las macrogranjas de porcino en España, perteneciente al Grupo Fuertes —es decir, Cefusa, El Pozo y compañía— y tiene capacidad para producir hasta 651.000 lechones al año. Sí, lo has leído bien. No son granjas, son auténticas fábricas de carne. Se caracterizan por la presencia de un gran número de animales confinados en un área demasiado pequeña y en el cual, además, no se puede producir el alimento ni gestionar de manera segura los excrementos. Los animales no pueden expresar su comportamiento natural y son cebados con el único objetivo de producir mucho, rápido y barato.

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Imágenes de Greenpeace en su lucha contra el maltrato animal

Las consecuencias son terribles: contaminación de aguas subterráneas, emisiones de gases de efecto invernadero, uso de enormes extensiones de tierras, deforestación para pastos y para cultivo de alimento para ganado, daños a la salud y abusos a los animales. Además, son una falsa solución contra el despoblamiento rural.

Las macrogranjas son el máximo exponente de un modelo de ganadería industrial que se está extendiendo como un cáncer por todo el territorio en detrimento del modelo tradicional de ganadería extensiva —este último es un modelo mucho más sostenible, arraigado al territorio y generador de empleo, cuyo máximo exponente es la ganadería ecológica.

¡Basta de polémicas con intereses partidistas en favor de ciertos intereses económicos!

La industria alimentaria nos engaña

Esta es una campaña contra el maquillaje de productos de sistemas de producción alimentaria poco éticos e incluso salvajes con los animales. Kate Cooper es sólo una actriz, pero personas como ella existen en la realidad y, aunque las campañas de las marcas que representan están reguladas, en muchos casos consiguen engañarnos sorteando la legislación. Os mostramos algunos ejemplos.

“La producción de alimentos actual es crueldad sistematizada a una escala masiva y nosotros solo tenemos éxito porque todo el mundo está dispuesto a mirar hacia otro lado”

Estos son los 3 secretos del marketing de alimentos:

  1. Todo el mundo cree lo que pone la etiqueta pero conceptos como “natural”, “de granja”, «integral», “como lo hacía tu abuela” aunque sepamos que son engañosos.
  2. Se ha vinculado los procesos de industrialización a la comida y esto tiene un precio (el 50% de los antibióticos en el mundo se usan en animales de granja).
  3. La ignorancia voluntaria y protectora: los consumidores prefieren no saber de dónde vienen los alimentos

¿Pienas que no te han engañado aún?

Si te ha gustado el vídeo déjanos enseñarte otros casos algo más sencillos y que puedes encontrar en el supermercado. Por ejemplo, la legislación actual en España (para ajustarse a la normativa Europeaprohibe usar «Eco» o «Bio» si la producción no es realmente biológica.

Cuando hablamos de publicidad engañosa, no nos referimos a esto:

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Esto es publicidad «engañosa» pero divertida. Los ejemplos inferiores, ya no son tan divertidos. Es publicidad engañosa REAL y es muy peligrosa.

El engaño de los productos BIO

Pero las marcas encuentran cualquier truco, por tonto que sea (o quizás porque nos toman por tontos) para engañarnos. Mira estos dos ejemplos:

Como no puede ser Biocentury ahora lo llaman «Bicentury» (igual que Biofrutas, que pasó a ser Bifrutas).

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Fotografía: Lavozdelmuro

La polémica por este y otros casos continúa en internet e invita al consumidor a mostrarse crítico con la descripción que las empresas hacen de sus productos.

El engaño de los productos artesanos

Aún más polémico es el caso de las Lays «Artesanas». Para algunos, un caso claro de intento de engaño tanto por su publicidad (que imita la elaboración artesanal) como la explicación de su envase:

“Para elaborar nuestras Lay’s Artesanas seguimos un cuidadoso método de elaboración en el que, sin ser artesanal, sólo usamos ingredientes de gran calidad”.

Las asociaciones de consumidores se muestran críticas y se plantean: ¿si no son «artesanales» porqué las llamáis «artesanales»?

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Fotografía: Lavozdelmuro

La polémica se disparó aún más cuando la marca cambió su tipografía para no aparecer como «artesanales» sino como «artesancis» o «artesanais», según se mire. Para algunos expertos, se trata tan sólo un intento de protección legal pero la Marca se defiende argumentando que:

«Lays Artesanas quería unificar su packaging nacional con el que distribuye en Portugal, por lo que se les encargó realizar un facing a dos idiomas, intentando que la marca del producto fuera única. De aquí el ejercicio de doble lectura Artesanas en castellano y Artesanais en Portugués». Fuente

El engaño de las bebidas para deportistas

También encontramos el caso de bebidas «para deportistas» cuyo precio es muy superior al de bebidas similares pero que no cuentan con ningún ingrediente o dato que científicamente demuestre las virtudes que publicita. Por ejemplo, esta Bebida Láctea Articular que Central Lechera Asturiana ha lanzando junto a la revista deportiva «Sport Life».

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Fotografía: Scientiablog

Te invitamos a ver este completísimo artículo en el que se recogen las conclusiones tras el análisis de esta bebida en el que a pesar de su precio (2,59€) no tiene nutrientes diferentes al de la leche normal de esa misma marca (0,88€) excentuando el «mobilee», un compuesto que:

  • NO cuenta con ningún estudio científico publicado riguroso (ni no riguroso) sobre su efectividad.
  • NO ha sido evaluado por el Panel de Expertos en Nutrición, Alergias y Dietéticos.
  • Sus ingredientes estrella tienen informes negativos de la EFSA sobre su capacidad para ayudar a las articulaciones.

¿No es increíble?

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Fotografía de. Carlos Rios sobre un etiquetado de Telepizza. Llaman a su “queso” como queso cuando en realidad es ACEITE DE PALMA. Solo lleva un 5% de queso. Lean los ingredientes. Imagino que en otras “pizzerías” (si es que se le puede llamar así a esto) de franquicias de “fast food” también venden la misma Todo sea para ahorrar unos céntimos, mientras le metemos los ingredientes más insanos posibles (en este caso aceite de palma refinado que además se calentará a altas temperaturas generando lípidos oxidados) en el cuerpo de la gente.

Hamburguesas de pollo que son solo 50% pollo, queso que es solo 5% queso, ¿entendéis por qué ocultan los ingredientes estas empresas?

¿Por qué permiten que el etiquetado de los alimentos sea engañoso?

Tratar de averiguar qué hay en la comida que compras es como tratar de leer un idioma que no entiendes por completo; puedes captar alguna palabra extraña aquí o allá, pero en su mayoría son tonterías. Eso tampoco es accidental. Toda esa jerga impronunciable oculta el hecho de que muchos productos están llenos de ingredientes francamente desagradables.

Peor aún, la organización encargada de prevenir esto, la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos, o FDA para abreviar, es prácticamente ineficaz. De hecho, a pesar de la existencia de la FDA, la industria alimentaria estadounidense todavía está autorregulada en gran medida.

Esto se debe a que la FDA en realidad no tiene voz sobre si los aditivos son seguros para el consumo; las empresas de alimentos deciden eso. Si los expertos de esas compañías designaron una sustancia como “generalmente reconocida como segura” o GRAS , la FDA sigue su ejemplo y agrega su sello de aprobación.

los resultados hablan por si mismos. Cuando se fundó la FDA en 1958, los alimentos vendidos en los supermercados y tiendas del país contenían alrededor de 800 aditivos. ¡Hoy son más de 10,000! Cuántos de estos son realmente seguros es una pregunta abierta. Según el Consejo de Defensa de los Recursos Nacionales, hay 1.000 productos químicos no examinados en los alimentos que los estadounidenses consumen todos los días.

Este problema se ve agravado por el hecho de que el etiquetado de los alimentos no es una guía fiable del verdadero valor nutricional o del origen de los productos. Tome el llamado Chai Tea Latte «ligeramente endulzado» de Starbucks: esta bebida de 473 mililitros contiene la friolera de 31 gramos de azúcar, el equivalente a 28 galletas Oreo. Starbucks tampoco es la única empresa que hace esto. Cualquier producto que contenga hasta 100 gramos de azúcar puede, según la ley estadounidense, describirse como «ligeramente endulzado».

Luego está el adjetivo «natural». Suena saludable, ¿verdad? Bueno, todo lo que realmente significa es que lo que estás comiendo o bebiendo proviene originalmente de una planta o un animal, no que esté libre de aditivos artificiales. “Sabor natural a manzana”, por ejemplo, no significa necesariamente que se haya agregado jugo de manzana puro a un producto. Legalmente, podría contener 100 o más productos químicos diferentes derivados de esta manera, dejando los verdaderos ingredientes del producto como un misterio total para los consumidores.

Como puede imaginar, esta situación regulatoria permite a las empresas ocultar todo tipo de verdades desagradables. Tome Castoreum, un producto que se usa para dar a los alimentos un sabor artificial a vainilla. ¿Su origen? ¡Una sustancia secretada cerca de la glándula anal de un castor!

Y recuerda: Agregar nutrientes a los alimentos no saludables no los hace más saludables

La práctica de agregar nutrientes a los alimentos que naturalmente no los contienen comenzó en los Estados Unidos en 1924, el año en que los productores comenzaron a agregar yodo a la sal para abordar una deficiencia nacional.

En estos días, sin embargo, lo que se incluye en los alimentos que comemos tiene menos que ver con las preocupaciones de salud pública y más con el marketing. Las afirmaciones como «libre del ingrediente X» suelen ocupar un lugar destacado en los envases de alimentos, pero rara vez son más que un juego de manos; en la práctica, omitir los ingredientes activamente dañinos no hace que un producto sea más saludable.

Uno de los ejemplos más comunes de este tipo de marketing proviene de la industria de la dieta, que promociona sus productos como «bajos en calorías» o «sin grasas». Sin embargo, la verdad es que tanto las dietas bajas en calorías como las libres de grasas pueden ser tan poco saludables como las dietas grasas ricas en calorías e incluso conducir a un aumento de peso adicional .

Esto se debe a que muchos alimentos dietéticos contienen edulcorantes bajos en calorías o nulos como el aspartame, que se ha demostrado que aumenta el riesgo de síndrome metabólico, una de las causas de la diabetes y los accidentes cerebrovasculares, en un 34 por ciento. Otros alimentos bajos en calorías o con cero calorías están repletos de azúcares refinados artificiales como el jarabe de maíz, que contienen celulosa, una sustancia no digerible relacionada con problemas digestivos y aumento de peso.

Comer estos alimentos atrapa a las personas que hacen dieta en un círculo vicioso. En un intento por perder peso, se sienten atraídos por los “alimentos dietéticos” que realmente aumentan su peso y esto, a su vez, los lleva a comprar y consumir estos productos en cantidades aún mayores. Al final, ambos fracasan en perder peso y dañan su salud. 

Otro truco que utiliza Big Food para engañar a los consumidores desprevenidos es ocultar lo poco saludables que son sus productos mediante la publicidad de la adición de vitaminas y minerales «fortificantes». Los cereales para el desayuno, especialmente los destinados a los niños, como Lucky Charms o Cocoa Puffs, hacen todo tipo de afirmaciones extravagantes sobre su contribución a las dosis diarias recomendadas de vitaminas y minerales. A menudo, esto es suficiente para persuadir a los padres de que compren cereales, pero los beneficios de estas contribuciones no superan el daño causado por el azúcar y los aditivos.

Sin embargo, este tipo de marketing no se limita solo al pasillo de los niños. Un producto como Vitaminwater puede parecer saludable, pero esas vitaminas vienen con 32 gramos de azúcar. Irónicamente, las vitaminas de origen natural se pueden absorber dos veces más rápido que las sintéticas, lo que significa que todo ese azúcar ni siquiera cumple el propósito anunciado.

Ahí lo tiene: una idea de las maquinaciones de Big Food y su búsqueda para convencerlo de que compre productos dañinos. Ahora que se ha armado con una buena dosis de escepticismo, ¡está listo para comenzar a comprar y comer de una manera que realmente aumente su bienestar!

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