Actualizado el domingo, 1 agosto, 2021
El gigante electrónico estadounidense Apple presentaba el 9 de septiembre su último teléfono inteligente de la serie iPhone. A pesar de su precio y que sus modelos anteriores ya cubren suficientemente las necesidades de los usuarios, en los blogs especializados ya se comenta que el éxito de ventas está casi asegurado gracias a la obsolescencia aplicada a su modelo iPhone 4. En twitter los chistes y burlas no dejan de ser compartirse:
La obsolescencia percibida sería aquella que siente el consumidor por su propio capricho, por querer ir “a la última”. Se percibe en aquellos compradores que han comprado un vehículo y en poco tiempo, la propia marca saca el mismo vehículo con unas pequeñas modificaciones en el diseño o en el color y su propietario no puede aguantar más y decide comprarse este último, gastando dinero innecesariamente.
iDiots
RESCATAMOS UN VIDEO QUE OS EXPLICARÁ MUCHO MEJOR QUE NOSOTROS QUÉ ESTÁ SUCEDIENDO:
La compañía de Big Lazy Robot publicó un corto de animación que representa de forma fiel el funcionamiento de la obsolescencia programada, y el comportamiento borreguil al que estamos casi todos inmersos. Según sus autores:
«Es un video para reírnos de nosotros mismos“.
Pero la evidencia del vídeo está abriendo un debate sobre la obsolescencia, y como las marcas estafan a los consumidores obligando a comprar el siguiente modelo. Los avances tecnológicos nos han aportado muchos beneficios, pero también es conveniente reflexionar y darnos cuenta de si igual nos estamos volviendo un poco tontos.
¿Qué es lo que se critica? la obsolescencia planificada que las marcas de tecnología aplican a sus productos y llevan a sus consumidores a una cadena incesante de consumo de productos muy caros y contaminantes. Los más escépticos aseguran que tras el velo del progreso de la tecnología las empresas realizan prácticas que atenta contra el derecho de los consumidores en beneficio de la empresa que produce un bien, cuya vida útil se fija de forma anticipada e independiente del desgaste natural de los materiales.
Una de las técnicas más usadas: sus arreglos son más caros que la compra de uno nuevo. La empresa cuando planifica el producto ya tiene otro en sustitución, forzando a los compradores finales a adquirir este último, provocando un excesivo consumo. Esta gran crítica al marketing moderno la podemos encontrar fácilmente en el mundo de los ordenadores, de los teléfonos móviles, de los video-juegos, etc, donde un producto no llega ni a seis meses de vida.
Todos los años las principales empresas de tecnología, imitando a la industria de la moda, sacan nuevos modelos de sus aparatos electrónicos, con algún añadido que aparentemente los hace más novedoso. Las funcionalidades en muchos casos son las mismas o muy parecidas. Lo único que realmente parece importante es la apariencia de “diferente y novedoso”.
En definitiva, se trata de manipular al consumidor para que se sienta valorado socialmente por contar con lo último en tecnología y realmente lo consiguen ya que han conseguido generar en el usuario esa necesidad de “lo nuevo” más allá del valor real del producto y olvidando el peligro de contaminación que suponen:
¿Nos estaremos transformando en unos iDiots? Quizás sí, quizás no.
Pero sí es importante compartir esta reflexión y juzgar por nosotros mismos qué está pasando, en especial, con la explotación que sufren miles de familias en las minas del Coltán en África.
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