Actualizado el Monday, 20 October, 2014
Hoy 16 de Octubre se celebra #DíaMundialDeLaAlimentación y el tema de este año: “Alimentar al mundo, Cuidar al Planeta”. Pero no vamos ha hablar de las comunidades donde la gente tiene dificultad para el acceso de alimentos, os vamos a hablar de qué cosas estamos permitiendo los que sí tenemos acceso.
¿Donde están los límites de la responsabilidad moral de nuestras prácticas comerciales? Hoy os presentamos el caso de unos chefs británicos han desatado un escándalo a partir de su original y atrevida propuesta. Han deconstruido el espárrago, y tras someterlo a distintos procesos han obtenido unos polvos parecidos a la cocaína.
Y no contentos con ello, han decidido ofrecerlos en forma de rayas, cuidadosamente alineadas sobre cómodos espejos rectangulares para ser esnifadas (sí, habéis leido bien, esnifadas) con un tubo que imita un billete enrollado.
El gramo del producto, cuya fórmula no ha querido ser revelada, cuesta 50 libras (unos 58 euros), más o menos lo que cuesta la misma cantidad de cocaína. Absolutamente explícito.
Detrás de esta idea Bubble Foods, una empresa de Londres que ofrece cáterings de alta cocina para eventos. La rayita en cuestión se sirve con todos los sacramentos: tarjeta, espejo y tubito hecho con billete (falso) de 100 dólares.
Lo sé, no pecaré de ingenua. Debe ser una experiencia sensorial interesante el “hacerte el malote” esnifando esparragos pero… y si en lugar de eso te “haces el buenote” y por 40€ salvas de la desnutrición a un niño. Quién sabe, en una noche loca incluso en lugar de tomarte dos rallitas puedes salvar a tres niños. ¿No sería un “subidón” más razonable?
Pero ni salvar niños debería ser un “subidón”. Debería ser una responsabilidad ética mínima a exigir a nuestros gobiernos dentro del programa internacional de cooperación y en especial, de imposiciones y sanciones internacionales a las empresas que explotan esos países. Pero hoy no toca ponerse serios. Hoy toca hablar de espárragos y de una sociedad occidental que quizás no esté desnutrida, pero sin duda está estructuralmente enferma.
Los “espárragos blancos colombianos” (no es broma, así se llama el aperitivo) no son más que una peligrosa maniobra promocional de una empresa que sin duda ha logrado su objetivo. La noticia ha saltado a los tabloides británicos, y las críticas de las asociaciones anti-droga no se han hecho esperar. Seguramente lo que la empresa buscaba: publicidad gratuita (y por eso no hemos querido enlazar este post a su web pero sí a la noticia original que difundió lo sucedido).
Se trate de una experiencia culinaria, un juego burlesco o una desafortunada banalización del consumo de drogas, esperamos que el polvo de espárragos al menos nos sirva para reflexionar y ver hasta dónde pueden llegar algunas iniciativas empresariales y su carencia de responsabilidad social corporativa.
Ni siquiera podemos darle el beneficio de la duda sobre que si es una propuesta creativa única pues la idea de la comida esnifable/aspirable no es nueva. El creador fue un profesor de la Universidad de Harvard, David Edwards, que desarrolló distintos dispositivos que convierten las comidas en bocanadas de aire y a partir de ahí, el esnifar no tardó en llegar.
Sin duda, de todos los alimentos, el más “aspirado y esnifado” es el chocolate. Por ejemplo, “Le Whif” es un tubo transportable del tamaño de un pintalabios con el que puedes aspirar chocolate puro, chocolate y frambuesa, o chocolate y menta.
Y a Dominique Persoone el chocolatero más famoso de Bélgica curiosamente se le ocurrió como postre para el cumpleaños de Ron Wood, guitarrista de los Rolling Stones, la idea de inspirar chocolate y desde entonces parece ser que ha sido un éxito de ventas en su tienda “The Chocolate Line” donde además de vender todo tipo de chocolates vende su máquina de metacrilato la cual se encarga de disparar el polvo hacia la nariz.
Esnifar espárragos imitando una ralla de cocaína a 60€ el gramo…
¿qué será lo próximo?