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La vida no es un juego de azar. No es un casino donde invertir tus días. Es una obra de arte para contemplar y crear. Siente, ama, crea.

A photo of a businessman reading an entrepreneurship newspaper. He is sitting in a chair. The background is a modern office space with a wooden desk and a green plant.

Es hora de que el periodismo empresarial rompa con su pasado conservador

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A mediados de 2020, el mundo enfrenta múltiples crisis: una nueva crisis económica mundial, la peor pandemia en un siglo, el auge del nacionalismo y el autoritarismo, el incremento de las desigualdades de riqueza e ingresos en muchos países, el fracaso continuo para abordar la inequidad de género y la injusticia racial, y, por supuesto, el cambio climático, un desafío existencial que nos afecta a todos. Cada vez es más evidente que estos problemas están conectados entre sí, en un ciclo de causa y efecto. En este contexto, los periodistas tienen un papel crucial: exponer esas conexiones, explicar los riesgos y dar sentido a eventos complejos. Sin embargo, los medios de comunicación, y en particular el periodismo empresarial, no han estado a la altura de este desafío.

Las publicaciones comerciales tienen el acceso y el deber de desentrañar las fuerzas financieras que sostienen estos problemas. Pero los medios formamos parte del mismo sistema sobre el que informamos, junto con las empresas que cubrimos, nuestras fuentes, los anunciantes y los líderes empresariales que leen y pagan por las noticias.

Nuestras perspectivas se han visto limitadas por las expectativas e incentivos que condicionan a todas las partes del sistema, así como por nuestras percepciones de esas limitaciones, que no siempre son correctas. Esto explica por qué tantos periodistas de negocios y profesionales de las finanzas no anticiparon la última crisis financiera. También explica por qué muchos líderes empresariales, inversores y periodistas hicieron propuestas cautelosas para aumentar la diversidad o reducir las emisiones de carbono, mucho después de que ya estaba claro que los motivos iban más allá de los beneficios financieros.

Un claro ejemplo de nuestras limitaciones es que, en Estados Unidos, la profesión periodística es desproporcionadamente blanca, al igual que las empresas que cubrimos, los inversores y los economistas que estudian los mercados. No es sorprendente que nuestro público también sea mayoritariamente blanco. Esta falta de diversidad afecta a todo el ciclo: los inversores tienden a no apoyar a startups dirigidas por personas de color, las empresas no contratan ni promueven suficientes personas de color y culpan a la falta de candidatos, y las publicaciones de negocios rara vez destacan a líderes empresariales que no son blancos, perpetuando la idea de que hay muy pocos.

No solo hemos fallado en exponer el alcance de estas desigualdades e injusticias en los negocios y la economía; en muchos casos, las hemos reforzado y perpetuado.

Una forma más exigente de periodismo empresarial

El capitalismo no es un sistema natural, los mercados no son fuerzas inmutables y las empresas no tienen mente propia. Todo esto son colecciones de decisiones humanas, reglas, incentivos y consecuencias no deseadas, que las personas pueden cambiar si así lo desean.

Si queremos una economía más inclusiva y justa, necesitamos una nueva forma de periodismo empresarial y económico. Este periodismo debe cuestionar los supuestos sobre los que se basan nuestras organizaciones, industrias y economías; investigar no solo cómo funcionan ahora los sistemas que las gobiernan, sino cómo podrían mejorarse; y preparar a los lectores para que tomen acción. En otras palabras, necesitamos un periodismo empresarial más progresista.

Este término, progresista, no se refiere a un sentido político, sino al interés por nuevas ideas y oportunidades, y a avanzar hacia mejores resultados. En términos más simples, se trata de ver claramente tanto el presente como el futuro y pensar en cómo avanzar.

En los últimos años, las teorías de gestión y los mensajes corporativos se han alejado de la ortodoxia del capitalismo de accionistas de Milton Friedman. Ahora se promueve una visión más equilibrada del propósito empresarial, en la que una empresa existe no solo para servir a sus propietarios, sino también a sus trabajadores, clientes, proveedores, la comunidad y el medio ambiente. Este enfoque refleja mejor a quienes se ven afectados por las decisiones de una empresa y, por lo tanto, cuyas necesidades deben tenerse en cuenta. Pero para hacerlo bien, necesitamos redacciones más diversas e inclusivas, lo que nos permitirá llegar a más lectores y contar historias más completas.

Además del análisis de mercados y la rendición de cuentas a los poderosos, el periodismo empresarial siempre ha buscado entender qué hace que algunas empresas o personas sean más exitosas que otras. Sin embargo, históricamente, esta cobertura ha ignorado las desigualdades raciales y sociales, dejando a muchas personas fuera de la conversación. Podemos cambiar eso.

Podemos asegurarnos de que los ejemplos y datos que ofrecemos a los lectores no solo ayuden a mejorar sus negocios, inversiones y carreras, sino que también revelen las fuerzas estructurales que moldean el éxito. Y para aquellos lectores que desean involucrarse en la solución de los problemas sistémicos del mundo, podemos ofrecer ejemplos y datos que señalen posibles soluciones.

¿Cuál es el propósito de la economía global?

Ser progresistas e inclusivos implica hacer preguntas más profundas sobre las empresas que analizamos. Antes de preguntarnos si una empresa tiene éxito, si es financieramente sostenible, si mejora con el tiempo, trata bien a sus empleados o equilibra adecuadamente los intereses de sus partes interesadas, debemos examinar su propósito real (que a menudo no se refleja en su misión oficial). ¿Qué objetivo útil se ha propuesto lograr? ¿A quién beneficia y a quién perjudica? Si tiene éxito, ¿cuál será su impacto neto en la sociedad y el medio ambiente?

También debemos plantearnos preguntas básicas sobre la economía. ¿A quién beneficia el capitalismo y a quién perjudica? ¿Cuál es su impacto real? ¿Qué puede lograr? ¿Y cuáles son las alternativas? Al igual que el dinero, cualquier economía debe ser solo un medio para alcanzar un fin. Como periodistas de negocios, tenemos la responsabilidad de hacer explícitos y debatibles los objetivos de las empresas y de la economía global. Debemos cuestionar constantemente: ¿cuál es el objetivo final?

Así como los negocios pueden ser más progresistas e inclusivos, el periodismo empresarial también puede orientarse hacia la solución de grandes problemas. Esto es posible porque la próxima generación de líderes empresariales e inversores quiere que así sea, y ellos son nuestros lectores más importantes.


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