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En Guerra con Nosotros Mismos: Un Año de Caos y Desafío

Merece ser compartido:


En su libro En guerra con nosotros mismos, H.R. McMaster describe cómo su año como Asesor de Seguridad Nacional se resume en una palabra: caos. Su misión de establecer una estrategia de seguridad a largo plazo para Estados Unidos se desarrolló en una administración marcada por la imprevisibilidad y egos desmesurados. A pesar de estos obstáculos, McMaster mantuvo una postura firme y profesional, haciendo todo lo posible por promover los intereses de EE.UU. tanto dentro como fuera de sus fronteras.


Este libro nos invita a descubrir cómo fue para McMaster navegar por una administración cargada de conflictos internos, al mismo tiempo que intentaba influir en una política de seguridad coherente. Con cada página, se revela la ardua tarea de un hombre que, como veterano de guerra, enfrentó uno de sus desafíos más duros: sobrevivir en el «infierno político» de la Casa Blanca de Trump.

imagen que representa el simbolismo del caos político y la estabilidad en el contexto del servicio de H.R. McMaster.
imagen que representa el simbolismo del caos político y la estabilidad en el contexto del servicio de H.R. McMaster.

Un General en Territorio Político: Entre el Caos y el Servicio Nacional

McMaster ofrece una visión única de cómo es trabajar en una Casa Blanca donde las luchas de poder y la falta de coherencia en la toma de decisiones son el pan de cada día. Sin embargo, su enfoque inquebrantable y pragmático le permitió navegar este entorno volátil mientras trabajaba para mantener la estabilidad y seguridad nacional en tiempos de incertidumbre.

Un Vistazo Desde Dentro: La Casa Blanca de Trump

En su libro En guerra con nosotros mismos (2024), el General H.R. McMaster ofrece una visión detallada y sin precedentes de su experiencia como asesor de seguridad nacional durante el caótico año que sirvió en la administración Trump. Este relato único revela cómo las luchas de poder y el caos en la Casa Blanca influyeron en sus esfuerzos por promover los intereses estratégicos y la estabilidad de la nación a largo plazo.

McMaster y su Misión de Seguridad Nacional

H.R. McMaster llegó al cargo con una misión clara: fortalecer la estabilidad y seguridad nacional de Estados Unidos a través de una visión estratégica de largo plazo. Sin embargo, pronto se encontró atrapado en un entorno de intensas rivalidades, egoísmos y desconfianza. Este clima, más que desafiante, puso en riesgo la efectividad de su rol como asesor en la toma de decisiones de política exterior.

Detrás del Telón: El Caos en la Casa Blanca

El trabajo dentro de la Casa Blanca rara vez es revelado en su totalidad, especialmente en administraciones conocidas por su volatilidad y falta de previsibilidad. Sin relatos internos, este mundo de decisiones trascendentales podría permanecer para siempre oculto. McMaster, sin embargo, tiene una perspectiva única y la autoridad de quien ha estado al centro de las decisiones clave de seguridad. Su relato destaca lo que implica realmente asesorar al Presidente de Estados Unidos en momentos críticos y en un entorno de tensiones constantes.

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Una Casa Blanca en Caos: El Desafío de Asumir el Rol de Asesor de Seguridad Nacional

En febrero de 2017, la Casa Blanca enfrentaba una de sus primeras crisis internas. Tras solo 24 días en el cargo, Michael Flynn renunciaba como asesor de seguridad nacional, dejando al presidente Trump en busca urgente de una figura sólida que proyectara estabilidad y dirigiera la administración hacia un rumbo seguro. H.R. McMaster, un general condecorado conocido por su integridad y su estilo directo, es convocado para una entrevista que marcará el comienzo de una etapa trascendental en su vida.

El Encuentro en Mar-a-Lago: Un Giro Inesperado para McMaster

La primera señal de su nuevo destino llega con una llamada del vicejefe de gabinete de la Casa Blanca. El mensaje es claro: McMaster debe acudir a una entrevista con Trump en su residencia de Mar-a-Lago. En menos de 24 horas, el general se encuentra cara a cara con el presidente en un entorno fastuoso. La reunión inicia con un toque distintivamente «trumpiano»: Trump señala una pila de periódicos y comenta en tono jocoso cómo McMaster ha logrado lo que pocos: una cobertura de prensa elogiosa. La charla, sin embargo, pronto se torna seria.

Una Estrategia Integral: La Propuesta de McMaster

Trump dirige la conversación hacia los temas más apremiantes: Corea del Norte, China e ISIS. Fiel a su estilo directo, McMaster responde con precisión. Subraya la importancia de una estrategia militar amplia, que no dependa solo del poderío militar, sino que integre la presión diplomática y económica. Esta visión parece resonar con el presidente, quien muestra interés en la perspectiva del general.

Una Nueva Etapa en la Casa Blanca

Antes de finalizar, Trump pregunta: “¿Cuándo puedes comenzar?” McMaster, sorprendido, mantiene la compostura y responde: “De inmediato”. Así, en cuestión de horas, McMaster se convierte en el nuevo asesor de seguridad nacional. Sin embargo, esta posición le exigirá enfrentarse a un entorno de poder conflictivo y, en última instancia, le llevará a su salida poco más de un año después.

Un Choque de Personalidades: La Batalla de McMaster en el Consejo de Seguridad Nacional

McMaster tuvo que navegar una Casa Blanca marcada por tensiones internas y luchas de poder. Aunque su perspectiva pragmática y su insistencia en una estrategia multidimensional le granjearon respeto, también generaron fricciones que acabarían por costarle su posición. Su paso por la administración es un reflejo de los retos de trabajar en uno de los cargos más importantes y, a menudo, más polémicos del gobierno estadounidense.

An image of a 16:9 size of the idea "My service in the White House of Trump. In war with ourselves (2024) takes you on a backstage tour of the Trump White House." The image is a shot of the White House with the US flag flying high. There's a person in a suit walking on the grass near the White House. The background contains the Washington Monument and other buildings.
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Un Intento de Orden en Medio del Caos

Tras aceptar el cargo, H.R. McMaster comenzó inmediatamente a establecer el orden en el Consejo de Seguridad Nacional (NSC). No obstante, esta tarea era más complicada de lo que parecía. Entre los desafíos que enfrentaría, uno de los más arduos fue su conflicto con Steve Bannon, quien había sido una figura clave en la campaña de Trump y ocupaba el cargo de estratega jefe. La presencia de Bannon en el NSC, un cuerpo que tradicionalmente evitaba la influencia partidista, había sorprendido y alarmado a muchos en Washington.

La Confrontación con Bannon: Un Punto de Inflexión

McMaster pronto identificó a Bannon como una fuente de caos y de las constantes filtraciones que minaban tanto al NSC como a la administración en general. Decidido a restablecer la autoridad del consejo, McMaster argumentó ante Trump que la presencia de Bannon resultaba contraproducente. La tensión entre ambos creció hasta que, en abril, McMaster confrontó al presidente y pidió la remoción de Bannon. En una concesión poco habitual, Trump accedió a la solicitud de McMaster, retirando a Bannon del NSC y reduciendo su influencia directa en cuestiones de seguridad nacional. Sin embargo, este triunfo fue en muchos sentidos una victoria pírrica para McMaster.

La Sombra de Bannon: Una Influencia Persistente

Aunque había perdido su posición en el NSC, la influencia de Bannon en la administración se mantenía. Como asesor principal, Bannon aún tenía la capacidad de influir sobre Trump, quien a menudo se mostraba susceptible a las manipulaciones de aquellos que conocían sus puntos débiles. Para McMaster, era evidente que Bannon sabía cómo manipular el ego del presidente, alimentando constantemente la percepción de que estaba bajo ataque. McMaster llegó a ver a Bannon y sus aliados como una especie de «brujas» modernas, susurrando veneno en los oídos de Trump, al estilo de los personajes oscuros en Macbeth.

Restableciendo el NSC: Hacia una Estrategia a Largo Plazo

A pesar de los obstáculos, McMaster logró finalmente restaurar la estabilidad en el NSC. Las reuniones regulares se volvieron una norma, y el proceso de toma de decisiones pasó a ser deliberado y estructurado, dejando atrás el caos inicial. Con esta estabilidad, McMaster pudo promover un cambio de paradigma en la política de seguridad nacional, buscando una estrategia a largo plazo que no dependiera de reacciones inmediatas, sino que fomentara una cultura de previsión estratégica.

El Desafío de su Vida: McMaster y la Batalla por Mantener el Enfoque en los Intereses Nacionales

Sin embargo, a pesar de sus logros, el general enfrentaba una dificultad constante al trabajar bajo un líder tan impulsivo e impredecible. McMaster empezó a ver similitudes entre Trump y el expresidente Lyndon B. Johnson, especialmente en la manera en que ambos podían ser manipulados por aquellos que sabían cómo influir en su ego. Así, McMaster se encontraba en una batalla constante no solo contra fuerzas externas, sino también contra las «fuerzas oscuras» dentro de la propia administración. ¿Cómo podría seguir adelante y cumplir con su misión?


Un Líder Impredecible: La Estrategia de McMaster para Mantener el Curso

Trabajar bajo el mando de Donald Trump resultó ser un desafío monumental para H.R. McMaster. Rápidamente, el General comprendió que la mejor forma de asegurar un mínimo de estabilidad era mantener a Trump lo más centrado posible y enfocado en los intereses nacionales. Restringir los impulsos del presidente era casi imposible, así que McMaster recurrió a la preparación estratégica como su principal herramienta.

Estrategia Basada en la Preparación y el Impacto Visual

Antes de una importante reunión del Consejo de Seguridad Nacional (NSC) sobre Afganistán, McMaster tuvo una idea clave: organizar un encuentro entre Trump y soldados recién regresados de misión, con la esperanza de que sus testimonios directos pudieran contrarrestar las ideas preconcebidas del presidente. La estrategia funcionó, pues estas historias personales lograron conectar la estrategia militar con los sacrificios humanos.

McMaster también aprovechó el poder de las imágenes, un recurso valioso para un presidente con preferencia por el aprendizaje visual. Durante una presentación, mostró a Trump imágenes contrastantes de Kabul bajo el régimen talibán y de Kabul en 2017, destacando las mejoras logradas en la ciudad. Esta estrategia visual ayudó a que Trump comprendiera el impacto tangible de las decisiones estratégicas de EE.UU.

Control de Daños: El Papel de McMaster en Momentos Críticos

A pesar de sus esfuerzos, McMaster se enfrentaba a un líder que a menudo dudaba de sí mismo, lo que provocaba cambios de opinión en el último minuto. En un caso específico, Trump vaciló justo antes de dar un discurso sobre la estrategia de Afganistán. Reacio a la idea de reconstrucción nacional, el presidente necesitaba un recordatorio de la importancia estratégica de extender la misión en el país. McMaster intervino para recalcar el valor de esta decisión para la seguridad a largo plazo de Estados Unidos. Aunque Trump finalmente accedió a mantener su postura inicial, lo hizo, según sus palabras, “por McMaster.” A lo que el General respondió: “Nunca lo haga por mí; hágalo por el país.”

Sin embargo, hubo ocasiones en las que los impulsos del presidente se impusieron. Durante una visita a las Naciones Unidas, Trump decidió de último momento añadir la frase «Destruir totalmente a Corea del Norte» a su discurso, generando una crisis diplomática. En estas situaciones, McMaster asumió el rol de especialista en control de daños, redirigiendo el enfoque hacia los intereses a largo plazo de la nación y moderando el impacto de las declaraciones del presidente.

La Advertencia de Henry Kissinger: Un Equilibrio Precario

En una conversación posterior con Henry Kissinger, McMaster confesó que trabajar bajo Trump era como caminar sobre una cuerda floja en un terreno traicionero. Para él, elegir sus batallas era esencial para moderar, al menos en parte, las tendencias erráticas del presidente. Sin embargo, los desafíos parecían ir en aumento, y en el horizonte se gestaban nuevas tensiones que pondrían a prueba su capacidad de liderazgo.

Titanes de la Seguridad: McMaster y el Conflicto en el Corazón de la Política Exterior

McMaster consiguió avanzar en su misión al combinar estrategia, control de daños y una notable adaptabilidad, pero su tiempo en el cargo demostró los límites y retos de asesorar a un líder impredecible.


Tensión Interna: El Conflicto con Tillerson y Mattis

Con el paso de los meses, la situación de H.R. McMaster en la Casa Blanca se complicó, especialmente en sus relaciones con dos de los principales miembros del gabinete de Trump: Rex Tillerson, Secretario de Estado, y Jim Mattis, Secretario de Defensa. En teoría, los tres deberían haber trabajado en conjunto para coordinar la política exterior de manera efectiva, pero la realidad fue una batalla de poder que erosionó la cohesión y la capacidad de respuesta de la administración.

Tillerson, desde el principio, mostró una fuerte reticencia hacia McMaster y lo que percibía como interferencias de la Casa Blanca en los asuntos del Departamento de Estado. Tillerson marginó al equipo del NSC, restringiendo su acceso a las discusiones de política en el Departamento de Estado y obstaculizando la coordinación entre ambos departamentos. Esto retrasaba la toma de decisiones y limitaba la capacidad de McMaster para brindar asesoramiento oportuno al Presidente.

Por otro lado, Mattis tomó un enfoque más calculado, pero igualmente restrictivo. Aunque ambos compartían una misión común de moderar los impulsos de Trump, Mattis prefería actuar directamente con el Presidente, saltándose los procesos del NSC siempre que era posible. Incluso limitó el acceso de McMaster a los generales de alto rango, complicando la colaboración en temas clave como Irán y Corea del Norte. Lo que pudo haber sido una colaboración estratégica pronto se convirtió en una relación marcada por la desconfianza y el conflicto.

McMaster y las Fuerzas Externas: Un Ataque Coordinado

No solo los conflictos internos dificultaban el trabajo de McMaster; también enfrentaba amenazas externas. En agosto, medios de la alt-right y activistas conservadores comenzaron a pedir su destitución, una campaña que se intensificó con rumores de que Steve Bannon y sus aliados estaban detrás de estos ataques. Las acusaciones eran tan variadas como imaginativas: se decía que McMaster era «globalista», «anti-Israel», y contrario a la agenda de “América Primero” de Trump. Estas acusaciones se amplificaron con el respaldo de bots y trolls rusos, lo que erosionó aún más su posición en la Casa Blanca.

Un Paso Adelante, Dos Atrás: La Volatilidad en la Política Exterior

Mientras McMaster trataba de mantener una presión constante sobre rivales de EE.UU. como Siria y Afganistán, cada cambio de postura de Trump complicaba la situación. La falta de coherencia en la política estadounidense se traducía en oportunidades para potencias regionales como Turquía y Rusia, mientras que los aliados de EE.UU. manifestaban frustración ante la imprevisibilidad de sus decisiones. La inconsistencia presidencial hacía que los avances fueran breves, y McMaster se sentía constantemente retrocediendo en su misión de promover la estabilidad.

El Foro Económico Mundial y el Fin de una Era

Con el inicio de 2018, los rumores sobre su inminente partida no cesaban, pero McMaster siguió adelante, centrado en el Foro Económico Mundial. Vio en este evento una oportunidad crucial para presentar la visión estratégica de la administración, especialmente sobre China y la transición de una postura de cooperación a una de competencia. Sin embargo, el trayecto hacia el foro fue complicado. McMaster intentó transmitir a Trump la importancia de enviar un mensaje claro sobre la expansión económica agresiva de China; no obstante, el Presidente parecía más interesado en el impacto mediático de su presencia en el evento.

Trump finalmente pronunció un discurso centrado en la economía estadounidense y el enfoque de “América Primero”, diluyendo los mensajes estratégicos que McMaster consideraba esenciales. McMaster presenció cómo su influencia se desvanecía, con la seguridad de que el mensaje clave no estaba llegando a los adversarios de Estados Unidos.


Despedidas y Reflexiones: El Adiós de McMaster a la Casa Blanca

A medida que sus esfuerzos se veían obstaculizados tanto por fuerzas internas como externas, McMaster concluyó su tiempo en la Casa Blanca sintiendo que su papel y su influencia se estaban desvaneciendo. La lucha por guiar la política exterior en un entorno de volatilidad y poder fragmentado había sido, sin duda, el desafío de su vida.


La Crisis del Envenenamiento de Skripal: Un Último Intento por Influir

Al regresar a Washington, H.R. McMaster enfrentó una nueva crisis que probó nuevamente su influencia dentro de la Casa Blanca: el envenenamiento del espía ruso Sergei Skripal y su hija en suelo británico. Este acto flagrante de agresión exigía una respuesta contundente de EE.UU., y McMaster sabía que la manera en que Trump reaccionara al incidente proyectaría el poder y la determinación de Estados Unidos frente a sus adversarios. Propuso de inmediato expulsar a diplomáticos rusos e imponer sanciones severas a los funcionarios del Kremlin. Sin embargo, Trump dudaba, y parecía no creer plenamente en la inteligencia que apuntaba a la implicación de Rusia.

McMaster insistió, argumentando que una falta de respuesta solo fortalecería a los enemigos de Estados Unidos y debilitaría la posición de Washington ante el uso de armas químicas, ampliamente condenado en la comunidad internacional. Pero Trump decidió posponer cualquier respuesta. Aunque semanas después el presidente finalmente expulsó a 60 diplomáticos rusos en una de las mayores acciones de este tipo desde la Guerra Fría, McMaster se sentía cada vez más frustrado y aislado.

El Desplazamiento de McMaster: Un Final Anunciado

Con el tiempo, colegas que antes parecían ser sus aliados comenzaron a darle la espalda. El jefe de gabinete John Kelly, por ejemplo, empezó a reunirse con Tillerson y Mattis sin informarle. McMaster estaba siendo relegado y excluido de decisiones clave, y el final de su tiempo en la Casa Blanca parecía inminente. Con la llegada de la primavera, la prensa de Washington se llenaba de rumores sobre su reemplazo, rumores que parecían confirmarse con los susurros en los pasillos del Ala Oeste.

Finalmente, el 22 de marzo, Trump llamó a McMaster para informarle de su decisión de sustituirlo por John Bolton, conocido por su postura agresiva en política exterior. Esta elección dejaba claro que la aproximación de consenso de McMaster había sido desplazada en favor de una estrategia más beligerante. McMaster aceptó la decisión con profesionalismo y se ofreció a ayudar en la transición, incluso ofreciendo una reunión informativa a Bolton sobre los asuntos clave en los que había trabajado durante su mandato.

Una Salida Emotiva: Gratitud y Reflexión

El último día de McMaster en la Casa Blanca fue una mezcla de gratitud y emoción. Agradeció al equipo del NSC que lo había apoyado durante un año tan desafiante y, con dignidad, se despidió de su rol como Asesor de Seguridad Nacional. Mientras se alejaba en su auto, pasando junto al Monumento a Jefferson, notó los primeros indicios de la primavera: los cerezos, que durante todo el invierno habían permanecido desnudos y esqueléticos, comenzaban a florecer. Pronto, esos árboles se cubrirían de flores, un símbolo de renovación que parecía coincidir con el final de su capítulo en la Casa Blanca.

La partida de McMaster marcó el fin de un periodo tumultuoso, donde intentó traer estabilidad y previsión estratégica en medio de una administración volátil. Su tiempo en la Casa Blanca quedaría como un testamento de servicio y de perseverancia en tiempos difíciles, donde cada esfuerzo reflejaba su compromiso con los intereses nacionales y su visión de una seguridad a largo plazo.


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