Actualizado el Sunday, 29 January, 2023
Esta es una de las posibilidades del género de la ciencia ficción: ayudar a las personas a imaginar diferentes formas de ser y a dar forma a sus ideas sobre el tipo de futuro que quieren construir.
– Dr. Kara Kennedy en Filling Space
La cita de Aldous Huxley, “Amaremos la esclavitud”, es una advertencia de los peligros potenciales de una sociedad demasiado controlada. Habla de la idea de que en un mundo donde las personas están privadas de libertad personal, pueden acostumbrarse tanto a su estilo de vida restringido que incluso pueden llegar a encontrar consuelo en él. La cita también sirve como un recordatorio de que debemos estar atentos a cualquier intento de controlar nuestras vidas y nuestros pensamientos. Es importante que recordemos que nunca debemos renunciar a nuestra libertad por la ilusión de seguridad o conveniencia.
Aldous Huxley y George Orwell fueron dos de los grandes pensadores que temían la tiranía de un futuro distópico. En la novela distópica Un mundo feliz de Huxley, los ciudadanos son controlados mediante el condicionamiento psicológico como parte de un sistema inmutable de castas. Un mundo sin rejas donde el esclavo prefiere vivir en su cómoda “celda”.
“Nuestro Ford hizo por su propia cuenta una enormidad para modificar el énfasis de la verdad y la belleza hacia la comodidad y la felicidad. La producción masiva exigía ese cambio. La felicidad universal mantiene las ruedas girando constantemente; la belleza y la verdad no pueden. Y, por supuesto, cuando llegó a ocurrir que las masas tomaban poder político, entonces era la felicidad lo que contaba y no lo la belleza y la verdad.”
“Un mundo feliz” Aldous Huxley
¿Lavado de cerebro a través de fármacos?
Adolf Huxley dijo una vez que “en la próxima generación habrá un método farmacológico para hacer a las personas adorar su esclavitud y producir la ‘dictadura sin lágrimas’, por así decirlo. Producir una clase de campo de concentración sin dolor para sociedades enteras. Las personas no tendrán libertad, pero disfrutarán bastante porque estarán distraídas de cualquier deseo de rebelarse por la propaganda, o el lavado de cerebro, o el lavado de cerebro reforzado por métodos farmacológicos. Y esto parece ser la revolución final”.
Podría parecer sensata la idea de la manipulación a través de la propaganda, pero demasiado exagerado lo de control a través de “métodos farmatológicos“. Sin embargo, os dejamos un dato curioso para invitaros a la reflexión: en países como España, el consumo de somníferos y ansiolíticos ha aumentado un 57% en 12 años. El consumo de benzodiazepinas, familia de medicamentos de los somníferos y los ansiolíticos, es de los más elevados de Europa.
Y puede parecer que el hecho de que un ciudadano, de forma particular, opte por tomarlos no nos afecta como sociedad. Sin embargo, están asociados a una peligrosa adicción con efectos adversos, que se multiplican si además se mezclan con alcohol, como el deterioro cognitivo y los comportamientos desinhibidos o impulsivos. Estos, sí que podrían afectarnos como sociedad, ¿no crees?
¿Esclavos del consumo desinformado?
Huxley se mueve en la misma línea ideológica que Noam Chomsky en relación al poder “educador” que ejerce la publicidad en nuestra forma de tomar decisiones. El objetivo es crear consumidores desinformados que se acostumbren a tomar decisiones irracionales y, según ellos, por ello la publicidad no se basa en datos, sino en frases emocionales pero poco objetivas o racionales. Después, consiguen que el ciudadano, a través del sistema de representación democrático, lleve a cabo sus elecciones de voto de la misma manera. El objetivo, en este caso, es crear un electorado desinformado y acostumbra a la “desinformación” que ve normal tomar decisiones irracionales aunque, a menudo, estas vayan contra de sus propios intereses.
Por último, una pregunta para que reflexiones: ¿hemos creado una sociedad que prefiere estar ocupada, estar distraída y estar desinformada?
La distopía de Samuel Butler en Erewhon
“Y sin embargo, quizá sea mejor para un país que sus instituciones de enseñanza trabajen más en suprimir el crecimiento intelectual que en estimularlo. De no ser por cierta ñoñería que infunden a tantos de sus alumnos, las obras genuinas podrían convertirse en algo peligrosamente común. Es fundamental que la gran mayoría de lo que se dice o hace en el mundo sea tan efímero que desaparezca rápidamente. Las cosas deben pervivir unas veinticuatro horas o quizá incluso el doble, pero no deberían ser válidas tras una semana, a fin de impedir que la gente se dedique a algo distinto. Sin duda alguna el fantástico desarrollo del periodismo en Inglaterra, así como el hecho de que nuestras instituciones de enseñanza pretendan fomentar la mediocridad en vez de la excelencia, se debe a nuestra admisión subconsciente de que es más necesario restringir la exuberancia intelectual que estimularla. No cabe duda alguna de que a esto se dedican nuestros organismos académicos y que su éxito radica en que se dedican a ello de forma subconsciente. Piensan que están promoviendo una saludable asimilación y digestión mental, mientras que en realidad son poco mejores que un cáncer de estómago.”
Samuel Butler, Erewhon. O al otro lado de las montañas (Akal)