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Por qué no siempre tienes derecho a opinar 1

Por qué no siempre tienes derecho a opinar

Merece ser compartido:

Cada año, tengo la divertida costumbre de hacer un par de cosas con las personas que me rodean al menos una vez. Primero, me gusta llamarlos “filósofos”. Sí, suena un poco cursi, pero es una forma entretenida de motivarlos a que participen más activamente en cualquier discusión o proceso de aprendizaje. Imagínate, ¡todos somos filósofos en nuestras propias telenovelas mentales!

Además, suelo decir algo como: “Seguro has escuchado la frase ‘todos tienen derecho a opinar’. Quizás incluso la has usado para zafarte de una discusión incómoda. Pero aquí, no tienes derecho a opinar. Solo tienes derecho a lo que puedas defender”. ¡Boom! Así de directo.

¿Te parece un poco fuerte? Tal vez, pero aprender a construir y defender un argumento es crucial, y también lo es reconocer cuándo una creencia ya no tiene patas para sostenerse. Este proceso está vinculado a la metacognición, la capacidad de pensar sobre nuestro propio pensamiento, lo que nos permite evaluar la validez de nuestras creencias y opiniones.

El problema con «Tengo derecho a mi opinión» es que a menudo se usa como un escudo para proteger creencias que ya deberían haberse desechado. Es como decir «puedo pensar lo que quiera» y con eso evitar cualquier debate. Esta actitud fomenta una falsa equivalencia entre expertos y no expertos, algo que vemos cada vez más en nuestro discurso público.

Entonces, ¿qué es una opinión? Platón, nuestro amigo filósofo, distinguió entre opinión común (doxa) y conocimiento cierto. Una opinión tiene subjetividad e incertidumbre, a diferencia de hechos como «1 + 1 = 2». Las opiniones pueden ir desde gustos personales hasta puntos de vista sobre política o ciencia. Aquí es donde el sesgo de confirmación juega un papel importante; tendemos a buscar y valorar la información que confirma nuestras creencias preexistentes mientras ignoramos o desechamos evidencia que las contradice.

Discutir sobre gustos personales es una pérdida de tiempo. Sería ridículo decirle a alguien que está equivocado por preferir el helado de fresa sobre el de chocolate. Pero el problema surge cuando tratamos opiniones sobre política o ciencia como si fueran igualmente indiscutibles. Esto lleva a que personas sin conocimientos técnicos crean que sus opiniones deben ser respetadas al mismo nivel que las de los expertos.

Por ejemplo, Meryl Dorey, líder de la Red de Vacunación Australiana, se opone vehementemente a las vacunas sin tener calificaciones médicas. Argumenta que si Bob Brown puede opinar sobre energía nuclear sin ser científico, ella también puede hablar sobre vacunas. Pero nadie espera que Brown sea una autoridad en física nuclear; su papel es comentar sobre políticas, no sobre la ciencia en sí. Aquí es donde entra la falacia del argumento ad populum, creer que algo es verdadero porque muchas personas lo creen, sin importar la evidencia científica en contra.

Entonces, ¿qué significa tener «derecho» a una opinión? Si «Todos tienen derecho a opinar» significa que nadie puede impedir que pienses y digas lo que quieras, es cierto, pero trivial. Nadie puede evitar que alguien diga que las vacunas causan autismo, sin importar cuántas veces se haya refutado.

Pero si «derecho a una opinión» significa «derecho a que tus puntos de vista sean tratados como serios candidatos a la verdad», entonces es claramente falso. Esta distinción se desdibuja con demasiada frecuencia. Un buen ejemplo es el efecto Dunning-Kruger, donde individuos con bajos niveles de habilidad o conocimiento tienden a sobreestimar su competencia, mientras que los expertos subestiman su propia capacidad.

Un ejemplo es cuando WIN-TV Wollongong transmitió una historia sobre un brote de sarampión y presentó comentarios de Meryl Dorey. En respuesta a una queja, WIN defendió la historia como «precisa, justa y equilibrada, presentando las opiniones de médicos y de grupos de elección». Esto sugiere un derecho igual a ser escuchado en un tema donde solo una parte tiene la experiencia relevante. El debate aquí no es sobre respuestas políticas a la ciencia, sino sobre la ciencia misma, y los «grupos de elección» no tienen derecho a tiempo de emisión en este contexto.

Jonathan Holmes, presentador de Mediawatch, lo dijo claramente: “hay pruebas y hay tonterías”, y no es trabajo de un reportero darle a las tonterías el mismo tiempo que a la experiencia seria.

La respuesta de los anti-vacunas fue predecible. Meryl Dorey acusó a ABC de «pedir abiertamente la censura de un debate científico». Esta respuesta confunde no ser tomado en serio con no poder expresar esas opiniones, o como diría Andrew Brown, «confunde perder una discusión con perder el derecho a discutir». Aquí se mezclan dos sentidos de «derecho» a una opinión.

La próxima vez que escuches a alguien decir que tiene derecho a opinar, pregúntale por qué lo piensa. Probablemente termines teniendo una conversación más interesante y productiva. Además, ten en cuenta que muchas veces caemos en falacias argumentativas como el «argumento ad populum» (creer que algo es cierto porque muchas personas lo creen) o el «sesgo de confirmación» (buscar solo la información que confirma nuestras creencias). Reconocer estos sesgos y falacias puede ayudarnos a tener discusiones más racionales y constructivas.

A thought-provoking black and white sketch of two people engaged in deep conversation. The individuals are seated on a park bench, with a city skyline visible in the background. One person is wearing a red hat with a leaning posture, while the other is dressed casually with a focused expression. The atmosphere exudes a sense of contemplation and shared wisdom.
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Historia del derecho a opinar

La historia del derecho a opinar a nivel internacional es un reflejo de la evolución de los derechos humanos y de la lucha por la libertad de expresión. Este derecho ha sido reconocido y defendido a través de diversos tratados, declaraciones y movimientos a lo largo de los siglos. A continuación, se presenta un resumen de los hitos más significativos en esta historia:

Antigüedad y Edad Media

  1. Antigua Grecia y Roma: En la democracia ateniense, los ciudadanos tenían el derecho de participar en la Asamblea y expresar sus opiniones sobre asuntos públicos. Los filósofos como Sócrates y Platón discutieron la importancia del diálogo y la libertad de expresión. En Roma, aunque más restringido, el Senado era un lugar de debate.
  2. Edad Media: Durante este período, la libertad de expresión estuvo limitada por la autoridad de la Iglesia y la monarquía. Sin embargo, surgieron algunos movimientos y personajes que desafiaron estas restricciones, como los reformadores religiosos.

Renacimiento y Reforma

  1. Renacimiento: El resurgimiento del interés por el conocimiento y la cultura clásica trajo consigo una mayor valoración de la expresión individual y el pensamiento crítico.
  2. Reforma Protestante: Martín Lutero y otros reformadores utilizaron la imprenta para difundir sus ideas y desafiar la autoridad de la Iglesia Católica, lo que sentó precedentes para la libertad de expresión en cuestiones religiosas.

Siglo XVIII y XIX

  1. Ilustración: Filósofos como Voltaire, Rousseau y John Locke abogaron por la libertad de pensamiento y expresión como fundamentos de una sociedad justa y racional. Sus ideas influyeron en la creación de documentos fundamentales como la Declaración de Independencia de los Estados Unidos (1776) y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en Francia (1789).
  2. Revolución Americana y Francesa: Estos eventos fueron cruciales para establecer la libertad de expresión como un derecho fundamental. La Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos (1791) protegió explícitamente este derecho.

Siglo XX

  1. Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948): Adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el artículo 19 establece que «todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión».
  2. Convenio Europeo de Derechos Humanos (1950): En su artículo 10, este convenio garantiza la libertad de expresión y opinión.
  3. Movimientos de Derechos Civiles: En los años 60 y 70, movimientos en todo el mundo, como el Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos y las protestas estudiantiles en Europa y América Latina, resaltaron la importancia de la libertad de expresión en la lucha contra la opresión y la injusticia.

Siglo XXI

  1. Internet y redes sociales: La expansión de internet ha transformado la manera en que se ejerce la libertad de expresión. Aunque ha democratizado la capacidad de opinar, también ha planteado nuevos desafíos en términos de censura, desinformación y privacidad.
  2. Legislación y tratados contemporáneos: Muchos países han adoptado leyes y políticas para proteger la libertad de expresión, aunque con variaciones significativas en su implementación y respeto. Organismos internacionales y ONGs continúan trabajando para defender este derecho en contextos donde es amenazado.

Situación Actual del Derecho a Opinar por Países y Continentes

El derecho a opinar enfrenta hoy desafíos como la censura en regímenes autoritarios, el control de información por corporaciones, y la necesidad de equilibrar la libertad de expresión con la lucha contra el discurso de odio y la desinformación.

El derecho a opinar, vinculado estrechamente con la libertad de expresión, varía significativamente en diferentes regiones del mundo. A continuación, se presenta un resumen de la situación actual por continentes, destacando los principales retos y avances.

América

En América del Norte, Estados Unidos y Canadá tienen altos niveles de libertad de expresión y prensa, aunque enfrentan desafíos como la polarización política, la concentración de medios y la desinformación​ (OHCHR)​​ (Global Investigative Journalism Network)​. En América Latina, la situación es más variada: mientras que algunos países como Uruguay y Costa Rica mantienen altos estándares de libertad, otros como Venezuela y Nicaragua enfrentan graves restricciones y persecuciones contra periodistas y opositores​ (OHCHR)​​ (Global Investigative Journalism Network)​.

Europa

Europa es la región con mejores índices de libertad de expresión. Países nórdicos como Noruega y Finlandia encabezan los rankings de libertad de prensa​ (Global Investigative Journalism Network)​. La Unión Europea ha adoptado medidas para fortalecer la libertad de medios, como la Ley de Libertad de Medios (EMFA). Sin embargo, en países como Hungría y Polonia, se han reportado preocupaciones sobre la creciente influencia gubernamental en los medios de comunicación​ (Global Investigative Journalism Network)​.

Asia-Pacífico

La región de Asia-Pacífico muestra una amplia gama de situaciones. Países como Nueva Zelanda y Australia gozan de altos niveles de libertad de expresión. En contraste, China, Vietnam y Corea del Norte figuran entre los peores en términos de restricciones a la libertad de prensa y opresión de voces disidentes​ (Global Investigative Journalism Network)​. En India, se han reportado aumentos en la censura y la violencia contra periodistas y activistas​ (OHCHR)​.

África

En África, la situación es igualmente diversa. Sudáfrica y Ghana se destacan por sus entornos relativamente libres para la prensa. Sin embargo, en Eritrea, Somalia y otras naciones, las restricciones y amenazas contra los medios son severas. Mauritania es el país mejor clasificado del continente, aunque enfrenta desafíos significativos​ (Global Investigative Journalism Network)​.

Medio Oriente y Norte de África

Esta región es una de las más restrictivas del mundo en términos de libertad de expresión. Siria, Yemen y Arabia Saudita presentan condiciones extremadamente difíciles para la prensa y la libertad de opinión debido a conflictos armados y regímenes autoritarios​ (Global Investigative Journalism Network)​. En Israel y Palestina, las tensiones políticas y el conflicto continuo afectan gravemente a los derechos de los periodistas​ (Global Investigative Journalism Network)​.

Retos Comunes

A nivel global, la libertad de opinión enfrenta varios desafíos:

  1. Censura y Represión: Muchos gobiernos continúan utilizando leyes contra el extremismo y la difamación para silenciar críticas y opositores.
  2. Conflictos Armados: Países en guerra, como Siria y Afganistán, presentan los peores escenarios para la libertad de expresión.
  3. Desinformación y Control de Medios: La proliferación de noticias falsas y la concentración de medios bajo control estatal o corporativo amenazan la diversidad y la veracidad de la información​ (OHCHR)​​ (Global Investigative Journalism Network)​.

Mientras que algunas regiones del mundo muestran avances y protecciones robustas para la libertad de opinión, otras enfrentan serias restricciones y amenazas que limitan este derecho fundamental.


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