Actualizado el viernes, 16 agosto, 2024
La catarata de críticas se desató el año pasado en las redes. La acusaban de ser la cara de una campaña de marketing del capitalismo verde, que busca vender «productos eco-friendly» como cepillos de dientes de bambú.
Otras versiones más audaces se animaron a inventarle un parentesco con el magnate George Soros y hubo memes en las redes en los que se la señaló como «la encarnación del anticristo, versión ideología de género».
Por qué se critica a Greta Thunberg
La niñas acaparan los titulares de prensa pero detrás de ellas, hay millones de activistas, científicos, educadores, pacifistas… que luchan por hacer un mundo mejor PARA TODOS Y TODAS. 💪🏻🌎 Ellas dan la cara y por ello son objeto de admiración pero también, objeto de burlas, odios y ataques. SIN ESCUCHAR SUS MENSAJES.
¿Estás a favor de la educación pública, el pacifismo, la ecología y la paz mundial…? Entonces estas a favor de estas chicas. APOYA SUS LUCHAS porque necesitan todo nuestro apoyo. No las dejemos solas luchando por nuestros derechos mientras otros intentan quitarnos la esperanza de un futuro mejor /
🇿🇦 Zulaikha Patel de Sudáfrica a los 13 años inició una protesta contra el racismo de un colegio de secundaria en Pretoria en el que se obligaba a las alumnas negras a alisarse el cabello.
🇵🇰 Malala Yousafzai de Pakistán desde los 10 años se movilizó en favor de la educación y los derechos de las mujeres contra el régimen de opresión talibán del norte de Pakistán.
🇸🇪 Greta Thunberg es de Suecia con 15 años comenzó su protesta por la falta de acciones de los gobiernos para hacer frente al calentamiento global, ha inspirado a casi 4 millones de personas a unirse a este movimiento.
🇵🇸 Ahed Tamimi de Palestina a los 11 años fue retratada enfrentándose a los soldados de las FDI israelíes, más tarde fue condenada a ocho meses de cárcel.
¿Por qué tantas críticas a Greta?
«Resulta ilusionante ver que en este mundo tan convulso la juventud se organiza y se moviliza por el bien común. Sin embargo, asistimos a una virulenta reacción que pone el foco en Greta Thunberg e ignora deliberadamente el espacio Fridays for Future. Les resulta más fácil criticar a una niña, que asumir el reto de escuchar a todo un movimiento de jóvenes y dejar de negar la crisis climática»
Ecofeminismo «El Tambor»
Recuerdas la niña de 12 años llamada Severn Suzuki
Conocida como “la chica que silenciado el mundo durante seis minutos”. Imagina si el mundo había escuchado en lugar de juzgado y burlado de ella. Incontables vidas podrían haber sido salvados de los desastres naturales inducidos por el clima.
Podría haber salvado a algunas de las especies que han desaparecido desde la década de 1970 (+ del 50%). Los jóvenes nunca habrían tenido que tomar a las calles para pedir una oportunidad en un futuro habitables, con consignas como “Vas a morir de la vejez pero yo voy a morir de cambio climático.
Tuvimos una oportunidad relativamente fácil y alcanzable de abordar el calentamiento global y la crisis ecológica Y NOS BURLAMOS DE ELLA.
El compromiso activista
Con un fuerte discurso la activista sueca Greta Thumberg, le ha recriminado a los líderes mundiales por la situación actual del medio ambiente con un discurso en las Naciones Unidas. «Hay gente sufriendo, muriendo, hay ecosistemas enteros colapsando. Estamos al borde de la extinción masiva y de lo único que ustedes hablan es de dinero», dice la joven de 16 años. Sin embargo, Greta es sólo la punta del iceberg de el activismo medioambiental. De la lucha de unos pocos por mejorar la vida de todos. Por dar una oportunidad a las generaciones futuras. Por salvar a los hijos de todos.
Cada vez es más común que activistas ambientales sufran persecuciones y hasta sean asesinados con una frecuencia cada vez mayor, particularmente en países semicoloniales. A continuación se presentan las historias de ocho personas que enfrentaron compañías poderosas e intereses imperialistas y pagaron con sus vidas.
Cuatro personas son asesinadas cada semana por disputas climáticas y de tierras a manos de las fuerzas estatales y sicarios que defienden los intereses de las grandes corporaciones, terratenientes y gobiernos. Según el Global Witness Report de 2019 que rastrea persecuciones, desapariciones forzadas y asesinatos de activistas en todo el mundo, 164 activistas ambientales fueron asesinados en 2018.
Las historias de los luchadores ambientales a menudo son ignoradas, olvidadas y silenciadas por los principales medios de comunicación. Después de todo, estas personas muchas veces luchan contra las corporaciones estadounidenses. Mientras discutimos cómo resolver la crisis climática, es importante recordar que los lugares afectados por los desastres ambientales han sido y serán en primera medida los países semicoloniales, y que hay personas en esos países que luchan y mueren en la lucha contra catástrofe climática.
Sumándonos a su lucha, hoy también queremos honrar la memoria de:
✊💚 Berta Cáceres, 2016, Honduras
✊💚 Aysin y Ali Büyüknohutçu, 2017, Turkia
✊💚 Jorginho Guajajara, 2018, Brasil
✊💚 Gloria Capitan, 2017, Filipinas
✊💚 Chut Wutty, 2012, Camboya
✊💚 Isidro Perez y Melesio Ramirez, 2019, Guatemala
Y tantos otros héroes y heroínas anónimos.
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Desde España, en estas frases de Félix Rodríguez de la Fuente ya nos hablaba del poder ecologista de las nuevas generaciones. Mujeres jóvenes como Greta Thunberg e Isra Hirsi están en los titulares por liderar las protestas globales más recientes contra el cambio climático. Pero es importante recordar que las mujeres siempre han estado a la vanguardia de la justicia climática, porque se ven afectadas de manera desproporcionada por los problemas ambientales.
El ochenta por ciento de las personas (pdf) afectadas por el cambio climático son mujeres, por varias razones. Los desastres naturales afectan de manera desproporcionada a las comunidades pobres, y las mujeres constituyen el 70% (pdf) de las personas que viven en la pobreza. Las normas sociales exigen que las madres actúen como las principales proveedoras de alimentos para sus familias, lo que puede ser más difícil de hacer en condiciones como inundaciones y sequías. Además, la violencia contra las mujeres aumenta (pdf) después de un desastre natural debido al aumento del estrés traumático, la escasez de suministros básicos y la destrucción de los sistemas autorizados. Las mujeres estadounidenses son más propensas que los hombres a creer en la ciencia del clima, posiblemente porque las mujeres sienten que son las más afectadas por ella.
Desde 2014, las mujeres han sido la cara pública del movimiento climático. Lideraron la primera Marcha por el Clima de los Pueblos, que atrajo a más de 400.000 personas en todo el mundo, la mayoría mujeres (pdf). La participación en protestas climáticas ha aumentado en los últimos cinco años a medida que se involucran más jóvenes.
El 20 de septiembre marcó la huelga climática más grande del mundo hasta el momento, y la mayoría de las ciudades cuentan con más de 100,000 manifestantes. Enormemente dominada por las mujeres , especialmente las mujeres de color , que ng personas y grupos indígenas , el movimiento climático está ganando impulso.
El activismo es una parte importante de la concienciación sobre los efectos del cambio climático, pero las mujeres podrían hacer más para combatirlos si se las incluyera con más frecuencia en la toma de decisiones. Las mujeres solo representaron el 22% de los jefes de delegación climática nacional de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) en 2018, lo que sugiere que la paridad de género en las negociaciones no se alcanzará hasta 2042 .
A escala nacional, un estudio de 2005 encontró (pdf) que los países con una alta proporción de mujeres en el parlamento son más propensos a respaldar iniciativas ambientales globales, lo que sugiere que la participación de las mujeres en la toma de decisiones es importante para avanzar en el cambio climático. Además, cuando las mujeres participan en la planificación y respuesta a desastres, sus diferentes perspectivas y experiencias distintas pueden ofrecer soluciones y planes (pdf) que los hombres no siempre crean por sí mismos.
Para Emilie Slotine, activista de primera línea en Greenpeace USA , no tendríamos el cambio climático sin el capitalismo, un modelo que asume un crecimiento económico perpetuo de los recursos finitos del planeta. “ Es un modelo económico patriarcal que históricamente ha sido perpetuado por los hombres y siempre ha pasado por alto a las personas de color, las mujeres y los grupos marginados”, reconoce Slotine.
Las mujeres ya están contribuyendo a la forma en que el mundo está combatiendo el cambio climático, pero podrían hacer más si más de ellas fueran elegidas para el cargo o designadas para liderar comités internacionales relacionados con el clima.
Mientras los OG y los rostros consistentes que luchan contra los problemas ambientales, los mayores contribuyentes a los esfuerzos sostenibles (pdf) y el grupo más dispuesto a hacer sacrificios (pdf) para reducir las emisiones, las mujeres están tratando de salvar el planeta y todos deberíamos hacer más para apoyar ellos.
Activismo de Greta Thunberg durante la pandemia
Entre la fotografía de Greta Thunberg frente al parlamento de Estocolmo en 2018 y la misma imagen en octubre del 2020 hay dos diferencias visibles: una mascarilla y distanciamiento social. La famosa activista ambiental sueca sigue protestando junto a un grupo de jóvenes en un intento de revitalizar el movimiento Fridays for the Future (Skolstrejk för klimatet), aquel que comenzó hace dos años de la mano de Thunberg y que ha quedado relegado a un segundo plano por la pandemia de la COVID-19.
Greta Thunberg, la activista que lucha para combatir el cambio climático, donará US$ 120.000 a la ONU para la compra de vacunas contra el covid-19 mediante el mecanismo Covax. La contribución es posible debido a los premios que la fundación obtiene por el activismo de Thunberg. En un comunicado publicado por la Organización Mundial de la Salud, la activista dijo que la comunidad internacional debe hacer más para enfrentar la gran «tragedia» que representa la inequidad en la repartición de vacunas.
Después de las elecciones Trump tocaba fondo con un bochornoso tuit en el que pedía parar el recuento de votos («STOP THE COUNT!»). Miles de reacciones por todo el mundo criticaban a Trump y respondían a ese tuit con memes. Entre todas las respuestas, ha llamado especialmente la atención una: la de la famosa activista medioambiental Greta Thunberg . En su perfil de Twitter, Greta le respondía así: «Qué ridículo. Donald debe trabajar su problema de manejo de la ira, e ir a ver una buena película pasada de moda con un amigo. ¡Relájate Donald, relájate!». Su respuesta son exactamente las mismas que Trump le dedicó a ella en diciembre de 2019 uniéndose a los negacionistas del cambio climático que han atacado duramente a Thunberg.
¿Debería Greta centrarse en el colegio?
Los 16 años de Greta también suponen un choque generacional. La psicoterapeuta de la Universidad de Bath (Reino Unido) Caroline Hickman ha analizado por qué algunos adultos denostan a la juventud activista. Considera que es un ejemplo de niños que se comportan como adultos y adultos que lo hacen como niños:
“Estos ataques son rabietas infantiles de adultos que no tienen la madurez psicológica necesaria para contener sus respuestas emocionales. Le hacen bullying para intentar recuperar un poder que sienten que han perdido”.
Caroline Hickman, psicoterapeuta de la Universidad de Bath (Reino Unido)
Messi y Nadal dejaron el colegio sin acabar la ESO (a los 14). Cristiano Ronaldo a los 16. Nadie les critica por ello.
Greta Thunberg solo se ha tomado un año sabático para defender con intensidad algo en lo que realmente cree, y todo el mundo le ha saltado al cuello. ¿Por qué?
Greta padece Asperger, un tipo de autismo sin discapacidad intelectual y con tendencia a focalizar el interés en temas restringidos. La obsesión de Greta con 11 años fue el Cambio Climático tras ver un documental en el cole. Hasta tal punto que dejó de hablar y de comer. Perdió 10 kg.
Ella dice que antes no tenía energía: “Estaba sentada sola en casa, con un trastorno alimentario”. Todo cambió cuando focalizó su discurso y objetivos. Cuando las personas con Asperger encuentran una actividad que les interesa son muy capaces y perseverantes y hay que apoyarles.
El padre de Mozart le obligaba a dar conciertos por Europa con solo 12 años. Mozart cambió el mundo de la música.
Greta obligó a sus padres a no coger aviones antes de ser famosa, su madre dejó su carrera en la Ópera. Empezó SOLA su movimiento. Primero en casa y luego en la calle
El grado de exposición pública puede ser un problema aún sin Asperger. Yo no lo haría, pero defiendo el derecho a quien quiera hacerlo voluntariamente. Mejor eso que Got Talent o La Voz Kids.
Culpabilizar a la víctima por tener que soportar nuestras críticas es un despropósito
Explicación de Pepo Jiménez.
El problema del liderazgo ambiental de Greta
“[Vengo] a deciros que los adultos debéis cambiar vuestros modos. No tengo una agenda oculta. Estoy luchando por mi futuro. […] Todo esto está pasando delante de vuestros ojos y aun así actuamos como si tuviéramos todo el tiempo que quisiéramos. […] Los adultos decís que nos queréis, pero os reto, por favor, a que vuestras acciones reflejen vuestras palabras. Gracias”.
Severn Cullis-Suzuki
Este duro discurso fue pronunciado por la activista Severn Cullis-Suzuki, de entonces doce años, durante la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (Brasil) de 1992. La joven canadiense, sin embargo, no sufrió las críticas que hoy recibe Greta.
Cullis-Suzuki no sufrió las burbujas informativas, ni la polarización de debates que facilita internet. O sí, pero no fueron críticas públicas sino privadas. Aun así, Greta ha recibido críticas aún más duras que algunos políticos contra el cambio climático como por Al Gore.
La mayoría de las críticas van más allá de las evidencias científicas de su discurso discurso, llegan al terreno personal e incluso atacan su condición de asperger.
Las principales burbujas sociales que la atacan son los negacionistas, que rechazan que el cambio climático tenga lugar o que sea debido a la acción del ser humano. Se trata de una postura con poco apoyo entre los españoles, pero con bastantes adeptos en países como EE UU, Reino Unido y Noruega.
Cuál es el perfil del negacionista de quienes la insultan
Hay varios estudios que han intentado trazar un “perfil del negacionista climático” que han dado como resultado ser hombre heterosexual y de un perfil ideológico conservador, lo que incluso ha llevado a algunos investigadores, como el sueco Martin Hultman a analizar la relación entre negacionismo y misoginia. Un estudio de 2016 señaló que un motivo por el que muchos grupos de poder son menos respetuosos con el medioambiente es porque perciben su defensa como una actitud femenina.
“Hay tres grupos de negacionistas climáticos: CEO de industrias extractivas, políticos financiados por ellas y hombres conservadores”
Martin Hultman
Las encuestas muestran que esta forma de pensar es más frecuente en hombres conservadores, que aceptan los argumentos negacionistas con mayor frecuencia porque dan más importancia a la economía capitalista.
En defensa de la neurodiversidad
“Parece una niña muy feliz”, se burló el presidente de los EE UU Donald Trump a través de Twitter tras el discurso de Greta en la ONU. El político hacía caso omiso al hecho de que la joven activista se expresa de forma normal para una persona con síndrome de Asperger, quien respondió añadiendo dicha descripción a su perfil.
El neurobiólogo de la Universidad de Salamanca especializado en autismo José Ramón Alonso considera que uno de los motivos del rechazo a Greta puede ser nuestra falta de costumbre a ver pacientes con trastorno del espectro autista (TEA) en la esfera pública.
Hultman se refiere a un tipo de mentalidad que “no ve la naturaleza como algo vulnerable que puede ser destruido” sino como algo a explotar porque “el crecimiento económico es más importante que la supervivencia de la humanidad”.
Las encuestas muestran, explica Hultman, que esta forma de pensar es más frecuente en hombres conservadores, que aceptan los argumentos negacionistas con mayor frecuencia. De hecho, un estudio de 2016 señaló que un motivo por el que ellos son menos respetuosos con el medioambiente es porque perciben su defensa como una actitud femenina.
“Muchos ven a Greta como una evangelizadora que te dice cómo tienes que vivir tú, un señor de 40 años de un país desarrollado, y no habla de China o India, que tienen un crecimiento brutal en emisiones de CO2”, comenta Escrivà, que reflexiona: “¿De verdad pensamos que una adolescente tiene que dar todos los discursos para todas las cuestiones? Ya hace bastante con dar un toque de atención a los que vivimos en una sociedad occidental”.
¿Puede ser el síndrome de Asperger, tal y como Greta afirma, un “superpoder” en la lucha contra el cambio climático? “Es verdad que [las personas asperger] se centran en un tema que para ellos es de importancia suma y a veces no saben transmitirlo o sacarle partido. Su atención a los detalles es clave, aunque luego tengan mayores dificultades en la interacción social”.
A esto añade el hecho de que los demás adolescentes suelen estar “muy pendientes de las jerarquías”. “[Los asperger] eso lo entienden menos y dicen las cosas con una crudeza y sinceridad que en muchos casos es un valor positivo”.
En este sentido, parte de las críticas a Greta recaen en sus padres por permitir que una adolescente con síndrome de Asperger se convierta en activista. “Conozco a una madre que decía que su hijo iba a ser un ‘autista moderno’”, dice Alonso, “en vez de recortar sus posibilidades”.
Por todo ello defiende que debemos ser mejores con ellos y darles su espacio. “Hay personas diferentes y la solución no puede ser la talla única. Es responsabilidad nuestra hacerles un sitio, valorarlos y entenderlos.”.
Adultos vs. niños
Negacionistas y misóginos aparte, Escrivà considera que los 16 años de Greta suponen un choque generacional que puede ser contraproducente para transmitir su mensaje. “Me parece positivo revindicar el futuro, pero se les dice a los mayores que son culpables, cuando hay mucha gente que no lo es, y eso te galvaniza contra el mensaje. Una cosa es que dé lecciones a un rapero que va en avión privado y otra, que le diga qué hacer a gente cuya vida ya es difícil”.
La psicoterapeuta de la Universidad de Bath (Reino Unido) Caroline Hickman ha analizado por qué algunos adultos denostan a la juventud activista. “Muchos proyectan sus propios miedos y ansiedades en ella, y la rechazan de manera insconsciente como una forma de librarse de ellos”, dice.
Considera que es un ejemplo de niños que se comportan como adultos y adultos que lo hacen como niños: “Estos ataques son rabietas infantiles de adultos que no tienen la madurez psicológica necesaria para contener sus respuestas emocionales. En cuanto a los que insultan a Greta, cree que “hacen bullying para intentar recuperar un poder que sienten que han perdido”.
Una verdad incómoda
Por muchos factores que puedan contribuir al rechazo de Greta, solo sirven de excusa para repudiar su mensaje. Este aboga por cambios en nuestro modo de vida y en el propio sistema y, encima, con emergencia. “Dice que hay que ponerse las pilas y que cada uno debe hacer lo que pueda para frenar esto. Eso a mucha gente no le gusta porque nadie quiere cambiar sus hábitos”, explica el catedrático de Física Aplicada en la Universidad de Alcalá Antonio Ruiz de Elvira Serra.
“Cuando confrontas a la gente con decisiones reales que tiene al alcance de su mano para luchar contra el cambio climático, la incomodas muchísimo”, dice Escrivà. “Me impactó cuando Greta fue a The Daily Show, dijo una parrafada muy bien dicha y el público empezó a aplaudir”, recuerda. “Pensé que si fueran capaces de traducir sus palabras a un nivel de recorte de emisiones en su vida diaria no iban a aplaudir, y menos en EE UU, que es el país con una mayor huella ecológica por persona”.
Un estudio de 2017 exploró cómo las recomendaciones para reducir las emisiones suelen obviar las acciones más efectivas. “Reciclar, mantener la temperatura justa e instalar LED es lo que menos cuenta. Lo que más es la energía renovable, disminuir el consumo de carne y dejar el coche y el avión”, explica el divulgador. “Son cosas que pican mucho más y la gente, cuando entiende eso, alucina”.
“Aislar la casa y dejar el coche es complicado y no todos pueden, pero podemos demostrar a políticos y empresas que se han apuntado a patrocinar la COP25 que no les compramos sus productos si no cambian”, dice Ruiz de Elvira. “Esto es un mensaje que les llega… ¡no veas cómo!”, añade sobre los motivos por los que el mensaje de Greta “pincha” a tantos.
Cuidado con las soluciones mágicas
Escrivà tiene clara su principal crítica a Greta: “Perpetúa una cosmovisión en la que hay una solución mágica que los políticos no están aplicando, pero que podrían hacerlo si escucharan a los científicos”.
El divulgador considera que presuponer que la actuación contra el cambio climático no despega por culpa de la falta de información es “muy simplista” y defiende que los políticos “llevan mucho tiempo escuchando a los científicos”. Asegura que la inacción política “responde a intereses, cortoplacismo, inercias, miedo a asumir el coste político, dificultades para cambiar nuestro modo de vida y a que la ciudadanía no quiere”.
“Estamos con Greta, pero externalizamos nuestro activismo ambiental a base de likes a ella y pensamos que con eso ya somos verdes”. Esto “nos desapega de los cambios reales que debemos incorporar y promover, porque la acción debe ser colectiva, no solo de los políticos”.
Escrivà lamenta que la joven activista no ejemplifique ese cambio de valores, ya que lleva a cabo acciones difícilmente imitables por el resto de la población, que no puede depender de que los Grimaldi le dejen un barco para ir desde Reino Unido a Nueva York, ni de que unos navegantes la lleven en catamarán desde Salt Ponds hasta Lisboa.
“El cambio real no es venir de cualquier forma a España. Es preguntarse: ¿necesito ir a Madrid? ¿No doy mejor ejemplo a mucha gente si voy a una reunión tan importante como la COP25 por videoconferencia?”.
Por eso, teme que esa hiperperfección lleve a mucha gente, incapaz de prescindir de los plásticos o el coche de la noche a la mañana, a tirar la toalla. “Me importa más que el 80 % de la población occidental reduzca un 50 % el uso de plásticos o los vuelos que una pequeña élite del 5 % lo haga todo bien, porque eso desmoraliza”.
También teme que gritar “que viene el lobo” cause rechazo contra la causa cuando, en diez años, “no se haya acabado” el mundo. “Habrá más sequías, huracanes y alguna especie invasora más, pero no será Mad Max. En cuarenta años ya veremos”.
El nuevo negacionismo es no hacer nada
“Chirría que una adolescente con una calidad de vida extraordinaria diga que le han robado el futuro. No nos han robado el futuro: nos han dejado un mundo destrozado, hay que reconstruirlo y exigir responsabilidades, pero a millones de niños les están robando el presente”, asegura Escrivà.
“No todo es cambio climático, el mundo es complejo y me parece peligroso cualquier mensaje que tienda a simplificarlo”, añade en referencia a las empresas que se “suben al carro” de la sostenibilidad pero “no al de los derechos de los trabajadores”.
La consecuencia de dichas soluciones mágicas y de, en palabras de Escrivà, pensar que las empresas son malas per se, es caer en el nuevo negacionismo: el negacionismo de soluciones. En otras palabras, no hacer nada hasta que lo hagan los gobiernos y las corporaciones.
“Las cien empresas que producen el 70 % de los gases de efecto invernadero del mundo no lo hacen porque tengan un botón que emite CO2, sino porque fabrican el cemento y acero de tu casa y el petróleo de tu coche”.
El problema, según el divulgador, es que “si todo el mundo espera a que alguien haga algo, entonces nadie hace nada”. Considera que “siempre vamos a encontrar vías para autojustificarnos y no bajar nuestro consumo”, y por eso “debemos darnos el menor número de excusas” para mantener la inacción. “Si en tu esquema mental tú eres el bueno y los otros los malos, para qué vas a hacer algo”.
Por todo ello, Escrivà ve a Greta como un “ariete” que abre las puertas, pero que debe ir acompañado del resto del ejército para que sirva de algo. “Es un activador de la conversación, pero creo que ya ha jugado su papel”.
Su mejor legado, afirma, “sería que dejáramos de hablar de lo que hace y hubiera una conversación más allá, de cómo nos afecta el cambio de paisaje, de si estamos dispuestos a dejar el avión y el coche”. Todo eso, mientras apoyamos a las Gretas de nuestro alrededor.
Conflictos de intereses
En Mercaderes de la duda, los historiadores de la ciencia Naomi Oreskes y Erik M. Conway cuentan cómo un lado oscuro de la comunidad científica, apoyado por políticos y empresarios, ocultó al público hechos como la relación entre tabaco y cáncer… y el calentamiento global causado por la actividad humana.
“Hay petroleras que han asesinado, corrompido gobiernos, sobornado, destrozado países y ocultado datos. Algunas empresas han sido extremadamente nocivas para la civilización”, asegura Escrivà. Por eso resulta casi irónico que, desde el principio, Greta haya sido acusada de bailar al son de intereses ocultos.
“Es evidente que una niña de 16 años no se va sola a EE UU ni habla en la ONU, pero detrás de cualquier movimiento organizado hay dinero, intereses, gente buena y mala”, dice Escrivà. “Me hace gracia que digan que es una marioneta, como si tanta gente no hubiera estado a sueldo de las petroleras, tantas investigaciones se hubieran hecho como se han hecho y tantos opinólogos tuvieran sesgos e intereses”.
Por eso mismo pide no caer en la “disonancia cognitiva” de pensar que estas empresas “van a cambiar porque una joven sueca les diga que les han robado su futuro”. La investigadora Katharine Hayhoe defiende que la mejor forma de combatir el cambio climático es hablando de él. Eso es algo que, de momento, Greta sí ha conseguido.