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Cómo la ciencia fue usada de excusa para justificar eugenesias, esclavitud y racismo

03/08/2020 by María Hidalgo

Mere­ce ser compartido:

Actua­li­za­do el Wed­nes­day, 7 July, 2021

✅ Para saber más sobre cómo nues­tros ses­gos cog­ni­ti­vos del endo­gru­po y el exogru­po afec­tan al desa­rro­llo de ideas como el racis­mo o la xeno­fo­bia, te reco­men­da­mos los retos for­ma­ti­vos de Dise­ño Social EN+


Cuan­do entras en un gran museo de his­to­ria como el Met en Nue­va York o el Museo Bri­tá­ni­co en Lon­dres, ¿a qué sec­ción te diri­ges primero?

Si eres como Ange­la Sai­ni, pro­ba­ble­men­te vayas direc­ta­men­te al área don­de pue­des encon­trar a tus ante­pa­sa­dos ​​repre­sen­ta­dos, así que, para ella, las gale­rías indias. Si eres chino, qui­zás corras a ver los arte­fac­tos de la dinas­tía Tang. Y si eres grie­go, podrías dar­te pri­sa para mirar las esta­tuas de már­mol atenienses.

Para muchos, los museos son luga­res a los que vamos para encon­trar­nos, para sen­tir­nos conec­ta­dos con el lugar de don­de veni­mos noso­tros o nues­tros ante­pa­sa­dos. Pero, ¿por qué, exac­ta­men­te, siem­pre esta­mos bus­can­do nues­tros orí­ge­nes? ¿Y por qué nues­tros orí­ge­nes pare­cen estar tan ínti­ma­men­te rela­cio­na­dos con nues­tra raza?

La cien­cia más pre­ci­sa y actua­li­za­da nos dice que la raza no es más que una cons­truc­ción social; es len­gua­je y cul­tu­ra, no bio­lo­gía. Pero eso no nos ha impe­di­do, ni a los cien­tí­fi­cos, tra­tar de encon­trar una base bio­ló­gi­ca para ello a lo lar­go de los años. 

Cómo la ciencia fue usada de excusa para justificar eugenesias, esclavitud y racismo 1
Cómo la cien­cia fue usa­da de excu­sa para jus­ti­fi­car euge­ne­sias, escla­vi­tud y racis­mo 5

DESCARGA GRATIS EL LIBRO PDF : R. Lewon­tin, L. Kamin & S. Rose — No está en los genes: racis­mo, gené­ti­ca e ideología

Resu­men: “El pre­mio Nobel de Medi­ci­na Fra­nçois Jacob dijo que este libro «ana­li­za minu­cio­sa­men­te el papel de la ideo­lo­gía en las cien­cias». En efec­to, en él se encuen­tran la crí­ti­ca más demo­le­do­ra que se haya hecho al deter­mi­nis­mo bio­ló­gi­co y a la socio­bio­lo­gía y la refu­ta­ción más con­vin­cen­te de las teo­rías sobre la deter­mi­na­ción gené­ti­ca de la inte­li­gen­cia. En unos tiem­pos en que la inmi­gra­ción en nues­tras socie­da­des del bien­es­tar renue­va odio­sas ideas de que la des­igual­dad entre las per­so­nas es natu­ral e inevi­ta­ble, por lo que no hay que des­pil­fa­rrar tiem­po y recur­sos con los menos dota­dos inte­lec­tual­men­te, la lec­tu­ra de este libro pio­ne­ro pone al des­cu­bier­to cómo las teo­rías racis­tas y sexis­tas se basan en frau­des cla­mo­ro­sos que no resis­ten el menor aná­li­sis científico.”

__ ¿Qué des­cu­bri­rás en este post? __

    • Cómo la arqueo­lo­gía pue­de jugar con las creen­cias racistas
    • El racis­mo siem­pre estu­vo dis­fra­za­do de ciencia
      • Dra­pe­to­ma­nía: o enfer­mos de libertad
      • Euge­ne­sia: fecun­da­ción selectiva
  • Rea­lis­mo Racial
    • El voca­bu­la­rio de la cien­cia racial evoluciona
  • Los fac­to­res ambien­ta­les influ­yen más que la genética
    • El deter­mi­nis­mo gené­ti­co toda­vía jue­ga un papel exa­ge­ra­do en la aten­ción médi­ca y la biología
  • Con­clu­sio­nes

Cómo la arqueología puede jugar con las creencias racistas

Hace cua­ren­ta mil años, el Homo sapiens no era la úni­ca cria­tu­ra huma­na que deam­bu­la­ba por el pla­ne­ta. Tam­bién esta­ban los nean­der­ta­les, los deni­so­va­nos y el Homo erec­tus. Pero solo noso­tros, el Homo sapiens, final­men­te sobre­vi­vi­mos. ¿Eso sig­ni­fi­ca que debía­mos tener algo especial?

Nos gus­ta­ría creer que sí. Tam­bién los cien­tí­fi­cos a menu­do no pue­den resis­tir una refe­ren­cia al Homo sapiens como “el mejor”, “más rápi­do” o “supe­rior” en com­pa­ra­ción con otras espe­cies similares.

La creen­cia de que el Homo sapiens es una espe­cie supe­rior pre­pa­ró el esce­na­rio para una tesis más sinies­tra: que den­tro del Homo sapiens hay razas supe­rio­res e infe­rio­res. ¿Son algu­nas razas mejo­res o más “huma­nas” que otras? A lo lar­go de la his­to­ria, innu­me­ra­bles civi­li­za­cio­nes, des­de los anti­guos egip­cios has­ta los colo­ni­za­do­res euro­peos del siglo XVI, han creí­do que la res­pues­ta es sí. Y los arqueó­lo­gos han son­dea­do los orí­ge­nes de la huma­ni­dad como prueba.

En Occi­den­te y en Áfri­ca, la teo­ría del ori­gen más acep­ta­da para el Homo sapiens es la hipó­te­sis que afir­ma que todos los huma­nos pue­den ras­trear su ascen­den­cia has­ta Áfri­ca, y que algu­nas per­so­nas pudie­ron empe­zar a migrar a otras par­tes del mun­do hace unos 100.000 años.

Por supues­to, no todos los aca­dé­mi­cos están de acuer­do con esta teo­ría. En Chi­na, por ejem­plo, la hipó­te­sis mul­ti­rre­gio­nal es cri­ti­ca­da tan­to por los cien­tí­fi­cos como por el público.

Las per­so­nas que res­pal­dan esta teo­ría no creen que todos los huma­nos emi­gra­ron ori­gi­nal­men­te de Áfri­ca, sino que creen que des­cen­die­ron de ante­pa­sa­dos ​​que evo­lu­cio­na­ron en dife­ren­tes par­tes del mundo.

Toda esta teo­ría podría tomar­se como una inves­ti­ga­ción ino­cen­te sobre el pasa­do de la huma­ni­dad, pero no lo es.

Duran­te la Ilus­tra­ción, los euro­peos blan­cos esta­ble­cie­ron el pri­mer están­dar de lo que sig­ni­fi­ca ser miem­bro del Homo sapiens. Los filó­so­fos refuer­zan la idea de que los huma­nos eran las espe­cies supe­rio­res, y los pri­me­ros arqueó­lo­gos cen­tra­dos en sus estu­dios prin­ci­pal­men­te en los fósi­les europeos.

A medi­da que los euro­peos colo­ni­za­ron el mun­do, se encon­tra­ron con pobla­cio­nes indí­ge­nas que no coin­ci­dían exac­ta­men­te con la apa­rien­cia físi­ca que los euro­peos aso­cia­ban a un “humano desa­rro­lla­do”. Los colo­ni­za­do­res usa­ron esto para jus­ti­fi­car la bru­tal sub­yu­ga­ción de esas poblaciones.

Teo­rías como la hipó­te­sis mul­ti­rre­gio­nal se remon­tan a la cien­cia de la Ilus­tra­ción y desa­rro­llan la idea de que algu­nos “tipos” de huma­nos son supe­rio­res a otros. 

Pro­ba­ble­men­te nun­ca deter­mi­na­re­mos la his­to­ria exac­ta del ori­gen de la huma­ni­dad. Jun­tos, como socie­dad, hemos deci­di­do que todos somos huma­nos y mere­ce­do­res de los dere­chos indi­vi­dua­les. Y sin embar­go, ¿por qué pare­ce que esta res­pues­ta no es suficiente?

Cómo la ciencia fue usada de excusa para justificar eugenesias, esclavitud y racismo 2

El racismo siempre estuvo disfrazado de ciencia

Nos gus­ta pen­sar que la cien­cia impli­ca una bús­que­da impar­cial de ver­da­des obje­ti­vas sobre el mun­do. Pero las per­so­nas que hacen cien­cia, es decir, los cien­tí­fi­cos, son seres huma­nos nor­ma­les. Y eso sig­ni­fi­ca que ellos, como todos noso­tros, están influen­cia­dos por sus pre­jui­cios preexistentes. 

A veces tam­bién suce­de, que pode­mos per­ver­tir estos resul­ta­dos apos­tan­do o finan­cian­do un tipo de estu­dios cien­tí­fi­cos en lugar de otros. Por ejem­plo, con­si­de­re al botá­ni­co sue­co Carl Lin­naeus, famo­so por crear el popu­lar sis­te­ma de cate­go­ri­za­ción de orga­nis­mos vivos. Lin­neo creía que, al igual que las flo­res y los ani­ma­les, los huma­nos tam­bién podían divi­dir­se en cate­go­rías de acuer­do con su apa­rien­cia física.

Sin embar­go, Lin­neo no solo cla­si­fi­có a las per­so­nas según su tono de piel. Su sis­te­ma rápi­da­men­te se con­vir­tió en una jerar­quía, con la cla­si­fi­ca­ción de dife­ren­tes “tipos” huma­nos basa­dos ​​en nocio­nes pre­exis­ten­tes de superioridad. 

Por ejem­plo, Lin­neo des­cri­bió a los indí­ge­nas esta­dou­ni­den­ses no solo como “rojos”, sino tam­bién “sub­yu­ga­dos”, como si fue­ra una carac­te­rís­ti­ca defi­ni­to­ria e intrín­se­ca. De esta mane­ra, a lo lar­go de la his­to­ria, la cien­cia ha sido mani­pu­la­da para jus­ti­fi­car el racis­mo y el prejuicio.

No es nin­gún secre­to que duran­te el perío­do de colo­ni­za­ción euro­pea, la gen­te tenía fuer­tes creen­cias sobre qué razas eran supe­rio­res y cuá­les infe­rio­res. Para jus­ti­fi­car y pro­bar sus teo­rías, muchas per­so­nas recu­rrie­ron a la bio­lo­gía. Si algu­nas razas fue­ran, de hecho, bio­ló­gi­ca­men­te infe­rio­res, eso sig­ni­fi­ca­ría que los colo­ni­za­do­res tenían todo el dere­cho de subyugarlas.

Drapetomanía: o enfermos de libertad

En el siglo XIX, por ejem­plo, un médi­co esta­dou­ni­den­se lla­ma­do Samuel Cartw­right escri­bió sobre una con­di­ción que lla­mó “dra­pe­to­ma­nía”. Esta “enfer­me­dad” supues­ta­men­te dio a las per­so­nas negras escla­vi­za­das el deseo de esca­par. Su natu­ra­le­za debía ser escla­vi­za­da, pen­só, por lo tan­to, su deseo de esca­par debe ser una enfer­me­dad. Esta pseu­do­cien­cia se usó para jus­ti­fi­car la con­ti­nua opre­sión y escla­vi­tud de los negros.

Eugenesia: fecundación selectiva

A medi­da que sur­gie­ron nue­vas teo­rías cien­tí­fi­cas, el racis­mo se adap­tó. Tomó pres­ta­das ideas malin­ter­pre­ta­das de la teo­ría de la evo­lu­ción de Dar­win y dio lugar a una nue­va “cien­cia”: la euge­ne­sia, o la idea de que los huma­nos pue­den ser cria­dos selec­ti­va­men­te para mos­trar ras­gos par­ti­cu­lar­men­te desea­bles como el atrac­ti­vo o la inteligencia.

Lejos de haber­se con­si­de­ra­do siem­pre una pseu­do­cien­cia abo­rre­ci­ble, la euge­ne­sia pasó mucho tiem­po en el cen­tro de aten­ción. Comen­zan­do en Lon­dres, final­men­te se abrió paso en varios rin­co­nes del mun­do, inclui­da la Ale­ma­nia nazi, don­de los judíos y otras mino­rías fue­ron sis­te­má­ti­ca­men­te dete­ni­dos y ase­si­na­dos en nom­bre de per­pe­tuar una raza aria “pura”. Y en los Esta­dos Uni­dos, la euge­ne­sia ins­pi­ró leyes que per­mi­tían la este­ri­li­za­ción invo­lun­ta­ria de delin­cuen­tes, per­so­nas con enfer­me­da­des men­ta­les y per­so­nas de bajo nivel socioeconómico.

Las atro­ci­da­des de la euge­ne­sia pare­cen impen­sa­bles aho­ra, par­te de un pasa­do lejano y ver­gon­zo­so. Pero la cien­cia racial no solo des­apa­re­ció a raíz del Holo­caus­to. El esta­do esta­dou­ni­den­se de India­na solo dero­gó su ley de este­ri­li­za­ción invo­lun­ta­ria en 1974. Una ley simi­lar fue dero­ga­da en Japón en 1996. Para los tran­se­xua­les, entre los años 2004 y 2012, el 20% de las 15.000 per­so­nas que con­sul­ta­ron al comi­té de exper­tos han cam­bia­do su sexo legal­men­te fue­ron some­ti­das a una este­ri­li­za­ción. Pero esto no solo suce­de en Japón. En Sue­cia, por ejem­plo, dejó de prac­ti­car­se esta medi­da en 2013 y en Fin­lan­dia aún se exi­ge pasar por este pro­ce­so discriminatorio.

A pesar de los lega­dos per­du­ra­bles de la euge­ne­sia, amplia mayo­ría de los cien­tí­fi­cos die­ron la espal­da a la cien­cia racial inme­dia­ta­men­te des­pués de la Segun­da Gue­rra Mun­dial. Los cien­tí­fi­cos de la raza des­cu­brie­ron que sus artícu­los eran recha­za­dos por las prin­ci­pa­les revis­tas cien­tí­fi­cas. Los antro­pó­lo­gos tuvie­ron que reexa­mi­nar y des­acre­di­tar la anti­gua cien­cia de la raza. Y en 1949, un gru­po de cien­tí­fi­cos y polí­ti­cos for­ma­ron la orga­ni­za­ción UNESCO para luchar con­tra el racis­mo y enfa­ti­zar la uni­dad entre todos los humanos.

A media­dos del siglo XX, los cien­tí­fi­cos fue­ron des­car­tan­do los vie­jos mitos sobre la raza. En 1942, el antro­pó­lo­go Ash­ley Mon­ta­gu argu­men­tó que todos los huma­nos eran, de hecho, en su mayo­ría gené­ti­ca­men­te idénticos.

Final­men­te se demos­tró que tenía razón en 1972, cuan­do un estu­dio his­tó­ri­co del bió­lo­go evo­lu­ti­vo Richard Lewon­tin esta­ble­ció que en reali­dad hay más diver­si­dad gené­ti­ca den­tro de los gru­pos que entre ellos. Un estu­dio más recien­te en 2002, tam­bién con­fir­mó las deduc­cio­nes de Lewontin.

Según el pro­fe­sor de gené­ti­ca Mark Jobling, el 85 por cien­to de la diver­si­dad gené­ti­ca huma­na se man­ten­dría inclu­so si una catás­tro­fe glo­bal des­tru­ye­ra a toda la pobla­ción de la Tie­rra, ade­más de las per­so­nas de un país en par­ti­cu­lar. Esto se debe a que el Homo sapiens es una espe­cie rela­ti­va­men­te nue­va, por lo que todos esta­mos estre­cha­men­te rela­cio­na­dos, gené­ti­ca­men­te hablando.

Ade­más, las pobla­cio­nes se ven dife­ren­tes entre sí debi­do a las adap­ta­cio­nes ambien­ta­les com­bi­na­das con el efec­to fun­da­dor, lo que sig­ni­fi­ca que nues­tros ante­pa­sa­dos ​​toma­rán carac­te­rís­ti­cas espe­cí­fi­cas con ellos a medi­da que migraban.

Aun así, había, y toda­vía hay, aque­llos que no han acep­ta­do la idea de que no exis­ten gran­des dife­ren­cias bio­ló­gi­cas entre los gru­pos racia­les. Des­pués de la Segun­da Gue­rra Mun­dial, los cien­tí­fi­cos de la raza tuvie­ron que iden­ti­fi­car su inves­ti­ga­ción en tér­mi­nos nue­vos, por ejem­plo, el estu­dio de los tipos de san­gre y su dis­tri­bu­ción geo­grá­fi­ca fue un tema can­den­te en la déca­da de 1960. No todos los cien­tí­fi­cos que estu­dia­ban el tipo de san­gre eran racis­tas, por supues­to, pero sí muchos de los que usa­ban la cien­cia para demos­trar una base bio­ló­gi­ca para las dife­ren­cias de raza.

Era 1960, y el cien­tí­fi­co de la carre­ra Regi­nald Rug­gles Gates esta­ba har­to de que sus estu­dios fue­ran recha­za­dos por las prin­ci­pa­les revis­tas cien­tí­fi­cas. Enton­ces pen­só, ¿por qué no solo publi­car­los él mismo?

Gates deci­dió for­mar una revis­ta lla­ma­da Man­kind Quar­terly, jun­to con un ex cien­tí­fi­co nazi y un euge­nis­ta bri­tá­ni­co. Aun­que el Man­kind Quar­terly pre­ten­dió pre­sen­tar una cien­cia genui­na, cual­quier “evi­den­cia” que inten­ta­ba apor­tar esta­ba des­ti­na­da a gene­rar argu­men­tos políticos.

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Cómo la cien­cia fue usa­da de excu­sa para jus­ti­fi­car euge­ne­sias, escla­vi­tud y racis­mo 6

Realismo Racial

La cien­cia cues­tio­na­ble en el Man­kind Quar­terly fue igno­ra­da por las revis­tas y los cien­tí­fi­cos más res­pe­ta­dos Sin embar­go, aque­llos que escri­ben para el Man­kind Quar­terly, que toda­vía se publi­ca hoy, y otros como ellos, se han cali­fi­ca­do a sí mis­mos como “rea­lis­tas de la raza”. Su obje­ti­vos es hacer creer a las per­so­nas racis­tas, que hay una jus­ti­fi­ca­ción cien­tí­fi­ca a su discriminación.

El Man­kind Quar­terly gene­ral­men­te solo cir­cu­la en foros ses­ga­dos de Inter­net, pero su reper­cu­sión social y polí­ti­ca sigue vigente.

Un ejem­plo es Jared Tay­lor, un cono­ci­do supre­ma­cis­ta blan­co cuya orga­ni­za­ción, la Ame­ri­can Renais­san­ce Foun­da­tion, es un lugar de reu­nión para racis­tas, neo­na­zis y euge­nis­tas. En sus con­fe­ren­cias, se refie­ren en repe­ti­das oca­sio­nes a sí mis­mos como “rea­lis­tas de la raza” para suge­rir que no son racis­tas, solo son apo­lí­ti­cos impar­cia­les que dicen la verdad.

Jared Tay­lor no es un nom­bre cono­ci­do solo en los círcu­los de supre­ma­cía blan­ca. Hillary Clin­ton lo lla­mó en un anun­cio de tele­vi­sión duran­te su cam­pa­ña pre­si­den­cial de 2016 como un ejem­plo del tipo de per­so­nas que apo­ya­ron a su rival, Donald Trump.

Como mues­tra el ejem­plo de Tay­lor, los nacio­na­lis­tas blan­cos se han sen­ti­do cada vez más enva­len­to­na­dos para salir de las som­bras en los últi­mos años. Hay un cre­cien­te sub­con­jun­to de per­so­nas que afir­man denun­ciar la “correc­ción polí­ti­ca” y, en 2017, una mani­fes­ta­ción neo­na­zi en Char­lot­tes­vi­lle, Vir­gi­nia, pro­vo­có la muer­te de una mujer y heri­das a varias otras personas.

Según el antro­pó­lo­go Jonathan Marks, la cien­cia racial toda­vía exis­te por­que algu­nas per­so­nas, en su mayo­ría per­so­nas del lado dere­cho del espec­tro polí­ti­co, toda­vía finan­cian inves­ti­ga­cio­nes sobre raza con el obje­ti­vo de esta­ble­cer polí­ti­cas que refuer­cen la des­igual­dad. Su obje­ti­vo es hacer que sus reco­men­da­cio­nes polí­ti­cas sue­nen razo­na­bles uti­li­zan­do la cien­cia como justificación. 

Y com­bi­nan las pala­bras “raza” y “cul­tu­ra”, por­que saben que la mayo­ría de las per­so­nas no acep­tan la raza bio­ló­gi­ca, pero sí acep­tan la exis­ten­cia de dife­ren­cias cul­tu­ra­les. En últi­ma ins­tan­cia, los “rea­lis­tas de la raza” están tra­tan­do de crear barre­ras a la jus­ti­cia social don­de, de hecho, no hay ninguna.

El vocabulario de la ciencia racial evoluciona

El antro­pó­lo­go Jonathan Marks ense­ña­ba en la Uni­ver­si­dad de Cali­for­nia, Ber­ke­ley, en 1998, cuan­do reci­bió un correo elec­tró­ni­co intere­san­te en su ban­de­ja de entra­da. El remi­ten­te fue Ste­ve Sai­ler, perio­dis­ta cien­tí­fi­co y escri­tor de la publi­ca­ción con­ser­va­do­ra Natio­nal Review. Esta­ba escri­bien­do para invi­tar a Marks a una lis­ta de correo elec­tró­ni­co para cien­tí­fi­cos y otros inte­lec­tua­les don­de podrían com­par­tir infor­ma­ción sobre las dife­ren­cias humanas.

Unos años antes, Marks había escri­to un libro de tex­to sobre raza, genes y cul­tu­ra. Se lla­ma­ba Bio­di­ver­si­dad huma­na. Para Marks, el tér­mino bio­di­ver­si­dad sig­ni­fi­ca­ba la cele­bra­ción de las dife­ren­cias den­tro del mun­do natu­ral, inclui­da la varia­ción cul­tu­ral entre las socie­da­des huma­nas. Pero para Sai­ler y muchas de las otras per­so­nas en la lis­ta de correo elec­tró­ni­co, la bio­di­ver­si­dad sig­ni­fi­ca­ba algo com­ple­ta­men­te dife­ren­te, y mucho más siniestro.

Los miem­bros de la lis­ta de correo de Sai­ler esta­ban usan­do el tér­mino bio­di­ver­si­dad para hacer refe­ren­cia a supues­tas dife­ren­cias inter­nas entre los gru­pos de pobla­ción huma­na. Para ellos, la bio­di­ver­si­dad huma­na era solo una nue­va for­ma de hablar sobre la cien­cia racial, y no era el úni­co tér­mino que se uti­li­za­ba de esta manera.

En 1991, se lan­zó el Pro­yec­to Geno­ma Humano en un inten­to de secuen­ciar toda la lon­gi­tud del ADN humano. Simul­tá­nea­men­te, un gene­tis­ta ita­liano lla­ma­do Lui­gi Luca Cava­lli-Sfor­za, un libe­ral y anti­rra­cis­ta decla­ra­do, lan­zó el Pro­yec­to de Diver­si­dad del Geno­ma Humano para iden­ti­fi­car la varia­ción gené­ti­ca entre los gru­pos de pobla­ción humana.

Cava­lli-Sfor­za no creía que hubie­ra lími­tes gené­ti­cos fir­mes entre los gru­pos huma­nos. Sin embar­go, esta­ba fas­ci­na­do por el hecho de que, esta­dís­ti­ca­men­te, cier­tos genes ocu­rren con mayor fre­cuen­cia en cier­tas pobla­cio­nes que en otras. Para ave­ri­guar por qué, Cava­lli-Sfor­za que­ría estu­diar per­so­nas en pobla­cio­nes geo­grá­fi­ca­men­te ais­la­das, pobla­cio­nes cuyos miem­bros no se habían mez­cla­do a menu­do con extraños.

El obje­ti­vo decla­ra­do de Cava­lli-Sfor­za para mapear estos patro­nes gené­ti­cos era con­tra­rres­tar los mitos racia­les, pero el pro­yec­to toda­vía tenía un toque de cien­cia racial del siglo XIX. La pala­bra “pobla­ción” había reem­pla­za­do “raza”. Y la “dife­ren­cia racial” se había con­ver­ti­do en “varia­ción huma­na”. Los tér­mi­nos habían cam­bia­do, pero la gen­te toda­vía se pre­gun­ta­ba cómo, exac­ta­men­te, este pro­yec­to iba a ins­pi­rar la uni­dad en lugar de alen­tar la división.

Para los racis­tas, no impor­ta cuá­les sean las dife­ren­cias entre las per­so­nas. Y no impor­ta qué tér­mi­nos se usen para des­cri­bir esas dife­ren­cias. Lo que impor­ta es que hay dife­ren­cias. Si que­re­mos moder­ni­zar la con­ver­sa­ción sobre la raza, debe­mos resis­tir el impul­so de cla­si­fi­car y sepa­rar a las per­so­nas en pri­mer lugar, inclu­so en nues­tro idioma.

El pue­blo de Bajau es una pobla­ción nóma­da del sudes­te asiá­ti­co que vive la mayor par­te de sus vidas en botes. Reco­gen comi­da bucean­do libre­men­te, por lo que nece­si­tan poder con­te­ner la res­pi­ra­ción bajo el agua duran­te lar­gos perío­dos. ¿Cómo lo hacen? Bueno, los estu­dios han demos­tra­do que Bajau pare­ce tener bazos mucho más gran­des que la mayo­ría de las per­so­nas, lo que les per­mi­te regu­lar mejor sus nive­les de oxí­geno en la sangre.

Los Bajau poseen una cla­ra carac­te­rís­ti­ca bio­ló­gi­ca que los ayu­da a sobre­vi­vir en su entorno par­ti­cu­lar. Si eso es cier­to, ¿quién pue­de decir que algu­nas pobla­cio­nes no han desa­rro­lla­do dife­ren­cias cog­ni­ti­vas simi­la­res, como una mayor inteligencia?

Los factores ambientales influyen más que la genética

El estu­dio de las dife­ren­cias racia­les en el coefi­cien­te inte­lec­tual es uno de los temas que más divi­sio­nes gene­ra en la psi­co­lo­gía actual. Tan­to a nivel mun­dial como den­tro de cual­quier país, pare­ce haber lagu­nas en el ren­di­mien­to de las prue­bas de coefi­cien­te inte­lec­tual entre dife­ren­tes pobla­cio­nes. Pero estas “bre­chas de inte­li­gen­cia” pue­den expli­car­se casi por com­ple­to por fac­to­res ambientales.

En el siglo XX, los cien­tí­fi­cos rea­li­za­ron algu­nos estu­dios que exa­mi­na­ron las dife­ren­cias de inte­li­gen­cia en el nivel de pobla­ción y si estas dife­ren­cias son here­da­bles o no.

En 1979, por ejem­plo, Tho­mas Bou­chard estu­dió geme­los que habían sido cria­dos por sepa­ra­do al nacer. Esti­mó que el 70 por cien­to de las dife­ren­cias de los geme­los en el cocien­te inte­lec­tual esta­ban gené­ti­ca­men­te pre­de­ter­mi­na­das, y solo el 30 por cien­to se debió a fac­to­res ambien­ta­les como las escue­las a las que asis­tie­ron los niños o la rique­za de sus familias.

Los racis­tas se han afe­rra­do a estu­dios como el de Bou­chard duran­te déca­das como prue­ba de que algu­nos gru­pos son natu­ral­men­te más inte­li­gen­tes que otros. Pero la cien­cia recien­te nos dice que los pun­ta­jes de IQ de los padres solo repre­sen­tan el 15 por cien­to de la varia­ción en los pun­ta­jes de IQ de sus hijos. Ade­más, el entorno de una per­so­na tam­bién tie­ne un impac­to masi­vo en la inteligencia.

En los Esta­dos Uni­dos espe­cí­fi­ca­men­te, los estu­dios mues­tran repe­ti­da­men­te que los esta­dou­ni­den­ses negros tie­nen una ven­ta­ja sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te menor que los esta­dou­ni­den­ses blan­cos, tan­to eco­nó­mi­ca como social­men­te. En 1986, un estu­dio exa­mi­nó a los niños negros que habían sido adop­ta­dos en fami­lias de cla­se media. Los que habían sido adop­ta­dos en fami­lias blan­cas tenían coefi­cien­tes inte­lec­tua­les 13 pun­tos más altos que los adop­ta­dos en fami­lias negras. Cla­ra­men­te, las ven­ta­jas socia­les y eco­nó­mi­cas que, en los Esta­dos Uni­dos, se otor­gan pre­do­mi­nan­te­men­te a los blan­cos, son sufi­cien­tes para afec­tar el coefi­cien­te intelectual.

En lugar de la raza, pare­ce que el esta­do socio­eco­nó­mi­co tie­ne una mayor influen­cia en el coefi­cien­te inte­lec­tual que cual­quier otra cosa. Esto es par­ti­cu­lar­men­te evi­den­te en el Rei­no Uni­do. Allí, ser blan­co no es en modo alguno una des­ven­ta­ja. Aún así, son los niños blan­cos de cla­se tra­ba­ja­do­ra los que obtie­nen los pun­ta­jes de coefi­cien­te inte­lec­tual más bajos.

Pro­ba­ble­men­te ya estés fami­lia­ri­za­do con el cien­tí­fi­co aus­tría­co Gre­gor Men­del, cuyos expe­ri­men­tos con plan­tas de gui­san­tes ini­cia­ron la cien­cia de la gené­ti­ca. Pero es posi­ble que no sepas que el tra­ba­jo de Men­del ha teni­do un impac­to enor­me, y en gran medi­da nega­ti­vo, en el estu­dio de la raza.

Según los expe­ri­men­tos de Men­del, el entorno en el que una per­so­na, o una plan­ta de gui­san­tes, cre­ce, ape­nas impor­ta. En cam­bio, cada orga­nis­mo es solo un pro­duc­to de sus genes. Pero hay un dile­ma aquí, por­que Men­del crió sus gui­san­tes en un ambien­te per­fec­to, eli­gien­do solo los mejo­res espe­cí­me­nes con los que lle­var a cabo su tra­ba­jo. La vida real, por supues­to, está lejos de ser per­fec­ta, y los cria­do­res de gui­san­tes regu­la­res nun­ca podrían crear híbri­dos men­de­lia­nos perfectos.

El determinismo genético todavía juega un papel exagerado en la atención médica y la biología

Aun­que los cien­tí­fi­cos aho­ra se dan cuen­ta de las fallas en los expe­ri­men­tos y deduc­cio­nes de Men­del, muchos aún con­ser­van una débil creen­cia en el deter­mi­nis­mo gené­ti­co: la idea de que, esen­cial­men­te, somos nues­tros genes.

Todos los hechos nos dicen que la raza no tie­ne base en la bio­lo­gía, sin embar­go, las per­so­nas aún se afe­rran al deter­mi­nis­mo gené­ti­co. Esto es par­ti­cu­lar­men­te cier­to cuan­do se tra­ta de aten­ción médica.

Tome el tras­torno men­tal de esqui­zo­fre­nia. En el Rei­no Uni­do, la esqui­zo­fre­nia se ha des­cri­to como una “enfer­me­dad negra”, ya que las per­so­nas de ascen­den­cia cari­be­ña negra reci­ben diag­nós­ti­cos des­pro­por­cio­na­da­men­te más que otras. En 2014, un estu­dio de más de 37,000 casos de esqui­zo­fre­nia reve­ló algu­nas regio­nes gené­ti­cas que podrían aumen­tar el ries­go de una per­so­na de desa­rro­llar el tras­torno, pero solo en un cuar­to del uno por ciento.

Otras enfer­me­da­des tam­bién se per­ci­ben erró­nea­men­te como “per­te­ne­cien­tes” a una raza u otra, cuan­do la cau­sa real son los fac­to­res ambien­ta­les aso­cia­dos con esa raza.

Un ejem­plo es la hiper­ten­sión, una con­di­ción que, en los Esta­dos Uni­dos, es dos veces más común entre los afro­ame­ri­ca­nos que entre todos los demás. Pero eso no se debe a que la hiper­ten­sión es una enfer­me­dad “negra”; de hecho, las per­so­nas que viven en Áfri­ca tie­nen las tasas más bajas de hiper­ten­sión en el mun­do. En cam­bio, la hiper­ten­sión en los esta­dou­ni­den­ses negros pro­ba­ble­men­te esté rela­cio­na­da con la die­ta, o tal vez con el estrés úni­co de ser negro en los Esta­dos Unidos.

Hoy en día, las per­so­nas son rea­cias a renun­ciar a la idea de que la salud está deter­mi­na­da bio­ló­gi­ca­men­te. Es una teo­ría atrac­ti­va, ya que sig­ni­fi­ca­ría que la socie­dad no tie­ne la cul­pa de la con­di­ción de cier­tos gru­pos: todo es solo la gené­ti­ca de las personas. 

Pero como socie­dad, nece­si­ta­mos diag­nos­ti­car y tra­tar el pro­ble­ma real: el racis­mo, el pre­jui­cio y nues­tra insa­cia­ble nece­si­dad de cla­si­fi­car a las personas.

Cómo la ciencia fue usada de excusa para justificar eugenesias, esclavitud y racismo 4
Cómo la cien­cia fue usa­da de excu­sa para jus­ti­fi­car euge­ne­sias, escla­vi­tud y racis­mo 7

Conclusiones

La cien­cia de la raza comen­zó con toda su fuer­za en la épo­ca de la Ilus­tra­ción y se man­tu­vo den­tro de la corrien­te prin­ci­pal has­ta des­pués de la Segun­da Gue­rra Mun­dial, cuan­do la euge­ne­sia, en par­te, ali­men­tó el Holo­caus­to. A pesar de todas las prue­bas de que la cien­cia racial se basa en gran medi­da en evi­den­cia de mala cali­dad e igno­ra las teo­rías amplia­men­te acep­ta­das, ha segui­do vivien­do de mane­ra sutil. La raza pue­de dar­nos una iden­ti­dad o ayu­dar­nos a sen­tir­nos conec­ta­dos con el lugar de ori­gen de nues­tros ante­pa­sa­dos, pero no es una cate­go­ría bio­ló­gi­ca, y haría­mos bien en recor­dar eso.



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Filed Under: Diversidad Y Estilos de vida, Pensamiento Crítico

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