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En tiempos de odios, amar es militancia: Amplía tu capacidad para dar y recibir amor

19/08/2020 by muhimu

Mere­ce ser compartido:

Actua­li­za­do el Thurs­day, 17 February, 2022

✅ Para saber más sobre cómo el amor, la com­pa­sión y la empa­tía nos pue­den ayu­dar a apor­tar un poco de luz en este caos social, te reco­men­da­mos los retos for­ma­ti­vos de Comu­ni­ca­ción Social EN+


Pue­de pare­cer un cli­ché, pero el amor es un mis­te­rio. No impor­ta cuán­to ame­mos o duran­te cuán­to tiem­po, el amor es algo que siem­pre elu­di­rá nues­tra comprensión. 

Ama y haz lo que quie­ras, decía San Agus­tín de Hipo­na. Muchos de noso­tros defi­ni­mos el amor como un inten­so sen­ti­mien­to de afec­to. Pero David Richo lo ve de otra mane­ra (Su libro Cuan­do el amor se encuen­tra con el mie­do es mara­vi­llo­so). Para él, el amor es una for­ma de estar pre­sen­te. A tra­vés del amor, logra­mos una com­pren­sión más pro­fun­da de los demás y del mun­do que habitamos.

En tiempos de odios, amar es militancia: Amplía tu capacidad para dar y recibir amor 1
Grá­fi­ca de PICTOLINE para expli­car el fenó­meno de los trolls

Todos nace­mos con la capa­ci­dad de dar y reci­bir amor. Pero aque­llos que han sufri­do negli­gen­cia o abu­so en su infan­cia o en rela­cio­nes pasa­das pue­den tener difi­cul­ta­des para rela­cio­nar­se y com­pro­me­ter­se con otra persona.

En este post explo­ra­re­mos cómo pue­de ser más amo­ro­so con los demás y más abier­to a reci­bir amor.

Uti­li­zan­do el con­cep­to budis­ta de aten­ción ple­na, ana­li­za­re­mos las prác­ti­cas para resol­ver pro­ble­mas de la infan­cia, renun­ciar a los mie­dos a la inti­mi­dad y crear rela­cio­nes más felices.

Tam­bién aprenderás:

  • los cin­co con­cep­tos del amor consciente;
  • cómo empe­zar a curar sus cica­tri­ces emo­cio­na­les; y
  • estra­te­gias para ter­mi­nar una rela­ción pacíficamente.
En tiempos de odios, amar es militancia: Amplía tu capacidad para dar y recibir amor 2
En tiem­pos de odios, amar es mili­tan­cia: Amplía tu capa­ci­dad para dar y reci­bir amor 13

__ ¿Qué des­cu­bri­rás en este post? __

  • Cin­co aspec­tos del amor consciente
    • Aten­ción
    • Acep­ta­ción
    • Apre­cio
    • Afec­to
    • Per­mi­tir
  • Cica­tri­ces emo­cio­na­les de la infancia
    • Pres­tar aten­ción y dejar­se llevar
  • Cui­dar­nos y respetarnos
  • Tres fases para alcan­zar el máxi­mo potencial
  • Dejar ir los mie­dos para crear un víncu­lo duradero
  • Enfo­que Triple‑A: Admi­tir, Per­mi­tir y Actuar como si
  • Apren­der a rom­per relaciones
  • Amar a una per­so­na nos ense­ña a amar al res­to del mundo

Cinco aspectos del amor consciente

¿Cuál es tu pri­mer recuer­do de la infan­cia? Qui­zás sean tus padres leyén­do­te un cuen­to o ven­dán­do­te la rodi­lla des­pués de que te caigas.

De niños, con­fia­mos en nues­tros padres para satis­fa­cer nues­tras nece­si­da­des emo­cio­na­les y hacer­nos sen­tir segu­ros y deseados.

El apo­yo emo­cio­nal que bus­ca­mos cuan­do somos jóve­nes se pue­de divi­dir en lo que el autor lla­ma las cin­co A. Son aten­ción, acep­ta­ción, apre­cio, afec­to y per­mi­tir que los demás sean quie­nes son.

Reci­bir estos cin­co sellos dis­tin­ti­vos del amor es cru­cial para cons­truir una iden­ti­dad y per­so­na­li­dad cohe­ren­tes y para desa­rro­llar la auto­es­ti­ma. Pero tam­bién son esen­cia­les para cons­truir víncu­los sóli­dos con nues­tros socios en la edad adulta.

Este es el men­sa­je cla­ve que que­re­mos com­par­tir con voso­tros: los cin­co aspec­tos del amor cons­cien­te son fun­da­men­ta­les para las rela­cio­nes amorosas.

En cada eta­pa de nues­tra vida, nece­si­ta­mos la crian­za de per­so­nas amo­ro­sas que estén en sin­to­nía con nues­tros sen­ti­mien­tos y res­pon­dan a nues­tras nece­si­da­des. Las cin­co A des­cri­ben todas las cosas que nece­si­ta­mos como indi­vi­duos para fomen­tar el poder per­so­nal, cul­ti­var la sere­ni­dad y mejo­rar nues­tra capa­ci­dad de amar y ser amados.

En tiempos de odios, amar es militancia: Amplía tu capacidad para dar y recibir amor 3
En tiem­pos de odios, amar es mili­tan­cia: Amplía tu capa­ci­dad para dar y reci­bir amor 14

Eche­mos un vis­ta­zo a estas cin­co claves:

Atención

Pri­me­ro, aten­ción. En las rela­cio­nes, estar aten­to a nues­tra pare­ja sig­ni­fi­ca escu­char sus pen­sa­mien­tos y emo­cio­nes. A menu­do, esto impli­ca ser lo que el autor lla­ma un “tes­ti­go cons­cien­te”. Nues­tros seres que­ri­dos pue­den haber sufri­do abu­sos, trai­cio­nes o heri­das en el pasa­do y, como sus socios, es nues­tro tra­ba­jo escu­char sus his­to­rias con respeto.

Aceptación

En segun­do lugar, está la acep­ta­ción, de noso­tros mis­mos y de los demás. La acep­ta­ción mutua es la base de una rela­ción sana. Cuan­do encon­tra­mos a alguien que nos ama, con todos nues­tros sen­ti­mien­tos y car­gas emo­cio­na­les, nos sen­ti­mos libe­ra­dos. No tene­mos que escon­der­nos detrás de una más­ca­ra por­que nues­tra pare­ja nos ama por todo lo que somos.

Aprecio

La ter­ce­ra cosa es el apre­cio. Esto impli­ca valo­rar los dones de nues­tros socios, cono­cer y com­pren­der sus limi­ta­cio­nes y apo­yar­los en la bús­que­da de sus sue­ños y deseos.

Afecto

El afec­to es la cuar­ta A en la lis­ta. Impli­ca abra­zar y tocar a nues­tros socios de mane­ra res­pe­tuo­sa. Reci­bir afec­to en for­ma de besos, abra­zos o inclu­so una sua­ve son­ri­sa a tra­vés de una habi­ta­ción nos ayu­da a sen­tir­nos ama­dos y desea­dos. Satis­fa­ce nues­tra nece­si­dad infan­til de sen­tir­nos segu­ros y protegidos.

Permitir

La quin­ta y últi­ma A es per­mi­tir que la vida y el amor sean lo que son, con todo su dolor, éxta­sis y angus­tia, sin tra­tar de tomar el con­trol. Esto es lo que se nece­si­ta para estar pre­sen­te en una rela­ción: amar y ser amado.

Cicatrices emocionales de la infancia

Cuan­do David Richo era un niño, pasa­ba varias sema­nas cada verano en la gran­ja de su tía Mar­ga­ret. Recuer­da cómo su neve­ra siem­pre esta­ba lle­na de comi­da, mien­tras que la de la casa de sus padres siem­pre esta­ba vacía.

Más ade­lan­te en la vida, el autor se dio cuen­ta de que había pasa­do la mayor par­te de su infan­cia con ham­bre, no solo físi­ca, sino tam­bién emo­cio­nal­men­te. Tra­tó de decir­se a sí mis­mo que sus padres “hicie­ron lo mejor que pudie­ron”. Pero no podía evi­tar la sen­sa­ción de haber sido pri­va­do de amor y apo­yo duran­te toda su vida.

La infan­cia pue­de dejar­nos cica­tri­ces emo­cio­na­les que afec­tan nues­tras rela­cio­nes adultas.

Nues­tras expe­rien­cias al cre­cer influ­yen en nues­tro com­por­ta­mien­to en rela­cio­nes pos­te­rio­res. Por ejem­plo, las per­so­nas con una infan­cia infe­liz pue­den ser más pro­pen­sas a tole­rar el abu­so de sus pare­jas en la edad adul­ta. Esto se debe a que sus nece­si­da­des pri­mor­dia­les, las cin­co A, no esta­ban cubier­tas cuan­do eran niños.

¿Cuál es la psi­co­lo­gía detrás de esto? Cuan­do los niños mal­tra­ta­dos no se sien­ten ama­dos, vuel­ven con sus padres para lle­nar el vacío, solo para ser recha­za­dos nue­va­men­te. Pien­san para sí mis­mos: “Sigues hacién­do­me daño, pero no pue­do dejarte”.

Es por eso que muchas per­so­nas per­ma­ne­cen en rela­cio­nes abu­si­vas en la edad adul­ta: en lugar de pen­sar que sus pare­jas se equi­vo­ca­ron al abu­sar de ellos, creen que ellos son los defec­tuo­sos. Siguen acu­dien­do a sus pare­jas por amor, solo para des­cu­brir que esas pare­jas no tie­nen nada para dar.

Muchos niños que han sido abu­sa­dos ​​no pue­den pedir ayu­da con estas heri­das. En cam­bio, pue­den recrear el pasa­do en sus rela­cio­nes. Por ejem­plo, los adul­tos que cre­cie­ron en hoga­res tor­men­to­sos pue­den ver el estrés como algo nor­mal. Enton­ces, cuan­do las cosas van bien con sus socios, encuen­tran la mane­ra de crear malestar.

¿Cómo se sale de este círcu­lo vicioso?

Bueno, pri­me­ro tie­nes que curar tus trau­mas pasa­dos. Eso sig­ni­fi­ca afli­gir los sen­ti­mien­tos de pér­di­da o aban­dono de su niñez.

Para comen­zar este pro­ce­so, debe com­par­tir sus recuer­dos dolo­ro­sos con una per­so­na en la que con­fíe, como un tera­peu­ta o un ami­go. Hablar en voz alta sobre abu­sos pasa­dos ​​pue­de lle­var a lo que el autor lla­ma “refle­jo”, lo que sig­ni­fi­ca que com­pren­de­mos, acep­ta­mos y per­mi­ti­mos nues­tros sentimientos.

Cuan­do un oyen­te aten­to nos refle­ja nues­tros sen­ti­mien­tos, ya no tene­mos que sen­tir­nos des­po­ja­dos emo­cio­nal­men­te. En cam­bio, pode­mos apren­der a dar y reci­bir amor y con­fian­za en abundancia.

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Prestar atención y dejarse llevar

¿Has hecho pan algu­na vez? Si es así, sabrás cómo va el pro­ce­so. Tie­nes que ama­sar la masa, y lue­go sen­tar­te y espe­rar a que suba. Solo enton­ces pue­des poner­lo en el horno para hornear.

Esto es simi­lar a la for­ma en que el autor resuel­ve los pro­ble­mas. Esta prác­ti­ca com­bi­na el esfuer­zo de erra­di­car los pen­sa­mien­tos y emo­cio­nes nega­ti­vos con la quie­tud de sen­tar­se y espe­rar. Solu­cio­nar nues­tros pro­ble­mas impli­ca pres­tar aten­ción y dejar­se llevar.

Cuan­do el autor tra­ba­ja con clien­tes, recu­rre a las herra­mien­tas de la tera­pia psi­co­ló­gi­ca occi­den­tal y la prác­ti­ca de la aten­ción ple­na. ¿Sue­na com­pli­ca­do? Vea­mos cómo fun­cio­na esto.

En su tra­ba­jo de psi­co­lo­gía, el autor ani­ma a los clien­tes a iden­ti­fi­car sus pro­ble­mas y pres­tar aten­ción a los sen­ti­mien­tos que se les atri­bu­yen. Lue­go les pide a sus clien­tes que reten­gan estos sen­ti­mien­tos has­ta que cam­bien o reve­len algo más pro­fun­do den­tro de ellos.

Des­pués de esto, intro­du­ce la aten­ción ple­na, una anti­gua prác­ti­ca budis­ta que lla­ma nues­tra aten­ción sobre lo que está suce­dien­do en el pre­sen­te. A tra­vés de téc­ni­cas de aten­ción ple­na, los clien­tes apren­den a notar los pen­sa­mien­tos o sen­ti­mien­tos que sur­gen den­tro de ellos, pero, en lugar de afe­rrar­se a ellos, apren­den a dejar­los ir.

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La aten­ción ple­na con­sis­te en apli­car las cin­co A a las reali­da­des y limi­ta­cio­nes de tu vida: las atien­des, las acep­tas, las apre­cias, sien­tes afec­to por ellas y las per­mi­tes tal como son.

Enton­ces, ¿cómo pue­des apli­car la aten­ción ple­na a tu vida dia­ria? Bueno, una for­ma es a tra­vés de la medi­ta­ción. Pue­de comen­zar medi­tan­do duran­te unos minu­tos al día y lue­go aumen­tar la dura­ción con el tiempo.

Para comen­zar, sién­te­se en un espa­cio tran­qui­lo con los ojos abier­tos o cerra­dos, la espal­da rec­ta y las manos en el rega­zo. Pres­ta aten­ción a tu res­pi­ra­ción. Cuan­do los pen­sa­mien­tos o ansie­da­des entren en su men­te, fíje­se en ellos, eti­qué­te­los como “pen­sa­mien­tos” y lue­go vuel­va a su res­pi­ra­ción. Por supues­to, esto requie­re prác­ti­ca. Even­tual­men­te, tu res­pi­ra­ción aho­ga­rá cual­quier pen­sa­mien­to que te dis­trai­ga en el fon­do de tu mente.

Enton­ces, al igual que el tra­ba­jo de hor­near pan, man­te­ner­se emo­cio­nal y espi­ri­tual­men­te salu­da­ble requie­re dis­ci­pli­na, tra­ba­jo y pacien­cia. Para solu­cio­nar pro­ble­mas pasa­dos, debe sen­tir­se cómo­do tra­ba­jan­do acti­va­men­te en sus pro­ble­mas y lue­go dejar que se desvanezcan.

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Cuidarnos y respetarnos

En las pelí­cu­las, el amor a menu­do se pre­sen­ta como un feliz acci­den­te. Una esce­na típi­ca podría ser así: una mujer cami­na por la calle y se encuen­tra con un hom­bre. Su café sale volan­do. Mien­tras ella inten­ta ayu­dar­lo a lim­piar su abri­go sucio, la pare­ja mira a los ojos y son­ríe. Des­pués de char­lar un rato, el chi­co gara­ba­tea su núme­ro en el rever­so de un reci­bo y acuer­dan vol­ver a ver­se. Al final de la pelí­cu­la, las cam­pa­nas de la igle­sia están sonando.

Este esce­na­rio pue­de pare­cer dema­sia­do bueno para ser ver­dad. Pero no está lejos de lo que pue­de suce­der en la vida real. De hecho, cuan­do no bus­ca­mos acti­va­men­te el amor, y esta­mos con­ten­tos con noso­tros mis­mos, abri­mos un espa­cio para que entre la per­so­na ade­cua­da. Una vez que sabe­mos cómo cui­dar­nos y res­pe­tar­nos, pode­mos enta­blar rela­cio­nes gratificantes.

Cono­cer a alguien pue­de dar mie­do, espe­cial­men­te para aque­llos que han sido heri­dos en el pasa­do. Por eso es esen­cial cui­dar­se en el jue­go de las citas. ¿Enton­ces, cómo pue­des hacer eso?

Pri­me­ro, te haces una pro­me­sa incon­di­cio­nal de que no te cam­bia­rás para hacer que alguien te quie­ra. Hacer esto solo cau­sa­rá estra­gos en tu autoestima.

Antes de ir a su pró­xi­ma cita, inten­te decir lo siguien­te: “Quie­ro una pare­ja, y me estoy cui­dan­do a mí mis­mo como pri­mer paso”. Y “sigo sien­do el cen­ti­ne­la de mi vul­ne­ra­ble yo inte­rior duran­te este proceso”.

En cuan­to a la elec­ción de una pare­ja, es impor­tan­te ele­gir a alguien que quie­ra el mis­mo esti­lo de rela­ción que tú.

Por ejem­plo, no todo el mun­do está hecho para una rela­ción total­men­te com­pro­me­ti­da; algu­nos son feli­ces con rela­cio­nes lige­ras o amis­ta­des, y solo dis­fru­tan de inti­mi­dad oca­sio­nal. Por otro lado, algu­nas per­so­nas quie­ren sen­tir una cone­xión pro­fun­da con su pare­ja y dis­fru­tar de la cer­ca­nía que pue­de traer el compromiso.

Antes de ini­ciar una rela­ción, haga una lis­ta de sus nece­si­da­des, valo­res y deseos para su aso­cia­ción, y el nivel de com­pro­mi­so que desea. Lue­go, com­pár­te­lo con tu socio poten­cial. ¿El esce­na­rio ideal? Ambos están en la mis­ma pági­na y dis­pues­tos a satis­fa­cer las nece­si­da­des del otro.

Encon­trar la pare­ja ade­cua­da impli­ca estar abier­to a las per­so­nas que entran en tu vida. Pero tam­bién tie­nes que amar­te a ti mis­mo lo sufi­cien­te como para poner tus nece­si­da­des y deseos sobre la mesa.

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Tres fases para alcanzar el máximo potencial

Albert Eins­tein dijo una vez que obser­var la natu­ra­le­za pue­de ayu­dar­nos a com­pren­der nues­tra his­to­ria huma­na. ¿Qué qui­so decir con eso? Bueno, la natu­ra­le­za tra­ba­ja en ciclos. Una rosa comien­za como un capu­llo; flo­re­ce, mue­re y lue­go regre­sa como un brote.

Así es como tam­bién pode­mos pen­sar en las rela­cio­nes: comien­zan con el roman­ce, pro­gre­san hacia el con­flic­to y lue­go des­can­san en el com­pro­mi­so. Y estos ciclos pue­den repe­tir­se una y otra vez. Sabe­mos que el amor es autén­ti­co cuan­do per­ma­ne­ce intac­to en todas estas fases. Exa­mi­ne­mos cada una de estas etapas.

Pri­me­ro está el roman­ce, que pue­de des­cri­bir­se como una expe­rien­cia de ale­gría pro­fun­da­men­te con­mo­ve­do­ra. En esta eta­pa de una rela­ción, nos vemos envuel­tos en la otra per­so­na. Esta­mos abso­lu­ta­men­te encan­ta­dos con todo lo que son.

La cues­tión es que el roman­ce es fugaz. La natu­ra­le­za dise­ñó el roman­ce para unir a las pare­jas para apa­rear­se y pro­pa­gar la espe­cie, pero nun­ca estu­vo des­ti­na­do a durar. 

Es por eso que algu­nas pare­jas se sepa­ran des­pués de la eta­pa de roman­ce: que­dan tan atra­pa­dos en la emo­ción de estar ena­mo­ra­dos que se decep­cio­nan cuan­do la emo­ción se desvanece.

Des­pués del roman­ce, las pare­jas entran natu­ral­men­te en con­flic­to. En esta fase, la ima­gen román­ti­ca que tú y tu pare­ja tie­nen el uno del otro se con­vier­te en la ima­gen real. Comien­zas a ver los lados más oscu­ros del carác­ter del otro, que qui­zás no hayas vis­to antes.

Esta fase es total­men­te nor­mal. Y es una par­te nece­sa­ria para cons­truir un víncu­lo dura­de­ro. Sin la lucha del con­flic­to, podría­mos per­der­nos el uno en el otro y per­der­nos en el camino.

Si las pare­jas pue­den tra­ba­jar de mane­ra coope­ra­ti­va para resol­ver sus pro­ble­mas en la eta­pa de con­flic­to, enton­ces pue­den pasar a la eta­pa de com­pro­mi­so. Pero, ¿cómo es el compromiso?

En una rela­ción com­pro­me­ti­da, las pare­jas pue­den dar y reci­bir las cin­co A. Dejan de lado su deseo de tener razón en las dis­cu­sio­nes y, en cam­bio, bus­can un com­pro­mi­so. Toda­vía pue­den tener dife­ren­cias, pero no dejan de amar­se. Ser capaz de dejar ir una eta­pa y pasar a otra crea rela­cio­nes salu­da­bles que resis­ten la prue­ba del tiempo.

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Dejar ir los miedos para crear un vínculo duradero

Cuan­do esta­mos atra­pa­dos en la ago­nía del roman­ce, es difí­cil ima­gi­nar­nos algu­na vez sin­tien­do mie­do de estar con la per­so­na que ama­mos. Pero, a medi­da que las rela­cio­nes pro­gre­san y las pare­jas se acer­can, pue­den sur­gir temo­res de trai­ción e inti­mi­dad, así como otras cosas.

No se preo­cu­pe, esto es total­men­te nor­mal. De hecho, los mie­dos pue­den inclu­so ayu­dar­nos a for­ta­le­cer nues­tras rela­cio­nes, siem­pre que no deje­mos que esos mie­dos nos con­tro­len. Dejar ir los mie­dos pue­de crear un víncu­lo dura­de­ro entre usted y su pareja.

Según el autor, el hun­di­mien­to y el aban­dono son los mie­dos cen­tra­les de la rela­ción que las pare­jas tie­nen que supe­rar. Enton­ces, ¿a qué se refieren?

Bueno, el hun­di­mien­to es el mie­do de que, si alguien se acer­ca dema­sia­do a noso­tros físi­ca o emo­cio­nal­men­te, per­da­mos nues­tra liber­tad. En este esce­na­rio, las cin­co A están des­equi­li­bra­das: cuan­do nos sen­ti­mos envuel­tos, nues­tros socios nos pres­tan dema­sia­da aten­ción o afec­to, y no nos acep­tan ni nos per­mi­ten lo suficiente.

Lue­go está el aban­dono: el temor de que si alguien nos deja, no poda­mos sobre­vi­vir emo­cio­nal­men­te. Si pen­sa­mos nue­va­men­te en las cin­co A, el aban­dono sig­ni­fi­ca una pér­di­da de aten­ción, apre­cio o afecto.

En ambos casos, nues­tro mie­do pro­vie­ne de sen­tir­nos impo­ten­tes. Nos sen­ti­mos atra­pa­dos, con­tro­la­dos y a mer­ced de los demás. Enton­ces, ¿cómo pode­mos apren­der a mane­jar estos miedos?

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Enfoque Triple‑A: Admitir, Permitir y Actuar como si

Pri­me­ro, tie­nes que admi­tir tus mie­dos a ti mis­mo y a los demás. Esto impli­ca nom­brar sus mie­dos sin cul­par a nadie. Por ejem­plo, podrías decir­le a tu pare­ja: “Ten­go mie­do de acer­car­me a ti por­que… , ”O“ mi mie­do a la trai­ción vie­ne de.… ”

Lue­go, debes per­mi­tir­te sen­tir tus mie­dos, sin juz­gar­los. Esto se ali­nea con nues­tra prác­ti­ca de la aten­ción ple­na: per­mi­ti­mos que emer­jan nues­tros sen­ti­mien­tos, los reco­no­ce­mos por lo que son y lue­go los deja­mos ir.

A con­ti­nua­ción, actúa como si no tuvie­ras mie­do. Por ejem­plo, si temes el aban­dono, tra­ta de sen­tir­te cómo­do estan­do lejos de tu pare­ja un minu­to más cada día. Y, si le teme a la inges­tión, tra­te de man­te­ner­se ale­ja­do de su pare­ja un minu­to menos.

Tra­ba­jar con nues­tros mie­dos impli­ca per­mi­tir­nos sen­tir­los. Solo pode­mos domi­nar el mie­do si apren­de­mos a tole­rar su incomodidad.

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Aprender a romper relaciones

Cuan­do las rela­cio­nes ter­mi­nen, resuel­ve tus pro­ble­mas y vete en paz.
Si algu­na vez ha deja­do una rela­ción, sabrá lo dolo­ro­so que pue­de ser. Al dejar ir a una pare­ja, no solo está renun­cian­do al víncu­lo que tenían los dos, sino que tam­bién está renun­cian­do a la espe­ran­za y el tra­ba­jo que invir­tió para man­te­ner la relación.

La cues­tión es que luchar por man­te­ner vivo algo que ya ha expi­ra­do es, en últi­ma ins­tan­cia, más dolo­ro­so que dejar morir la rela­ción. Si sien­te que el víncu­lo entre usted y su pare­ja se está des­va­ne­cien­do, podría ser mejor a lar­go pla­zo ter­mi­nar la rela­ción y seguir adelante.

Cuan­do ter­mi­nen las rela­cio­nes, resuel­va sus pro­ble­mas y váya­se en paz. Aquí hay algu­nas seña­les de que su rela­ción pue­de estar lle­gan­do a su fin.

Un gran indi­ca­dor de que una rela­ción está por ter­mi­nar es si ya no se sien­ten feli­ces y segu­ros en la com­pa­ñía del otro. Si no se dedi­can tiem­po el uno al otro con regu­la­ri­dad y si han per­di­do el deseo, estos podrían ser sig­nos de que su víncu­lo emo­cio­nal se está disipando.

Otro indi­ca­dor es si ya no con­fías en tu pare­ja. Tal vez estés revi­san­do cons­tan­te­men­te el telé­fono de la otra per­so­na, asus­ta­do por la idea de que es infiel. O tal vez te encuen­tres preo­cu­pán­do­te de que tu pare­ja pue­da aban­do­nar­te. Estas accio­nes mues­tran que sus nece­si­da­des emo­cio­na­les, las cin­co A, no se satisfacen.

En últi­ma ins­tan­cia, si sien­te que no pue­de amar, res­pe­tar y apo­yar a su pare­ja, y él o ella no pue­de hacer lo mis­mo por usted, enton­ces podría ser el momen­to de con­si­de­rar ter­mi­nar la rela­ción pací­fi­ca­men­te. A con­ti­nua­ción te mos­tra­mos algu­nas estra­te­gias sobre cómo hacerlo.

Pri­me­ro, ase­gú­re­se de dis­cu­tir con su pare­ja las razo­nes por las que desea ter­mi­nar su rela­ción. Es impor­tan­te que ambos hablen de todo para que pue­dan abor­dar, pro­ce­sar y resol­ver sus inquie­tu­des juntos.

A con­ti­nua­ción, date el espa­cio para llo­rar solo y dejar­te ir. No sir­ve de nada sal­tar a una nue­va rela­ción con la espe­ran­za de que sane las heri­das; nece­si­ta dar­se el tiem­po para lamen­tar la rela­ción y apren­der de ella.

¿La cosa más impor­tan­te? Tra­te de no ver el aban­dono de una rela­ción como algo total­men­te nega­ti­vo. En cam­bio, véa­lo como un nue­vo comien­zo. Una vez que hayas deja­do que las fichas cai­gan don­de pue­dan, pue­des usar las pie­zas que te que­dan como herra­mien­tas para cons­truir lo que ven­ga después.

En tiempos de odios, amar es militancia: Amplía tu capacidad para dar y recibir amor 11
En tiem­pos de odios, amar es mili­tan­cia: Amplía tu capa­ci­dad para dar y reci­bir amor 22

Amar a una persona nos enseña a amar al resto del mundo


Uno de los pri­me­ros recuer­dos del autor es sen­tir­se ama­do por su abue­la. Cuan­do su madre esta­ba ausen­te, su abue­la se sen­ta­ba a su lado mien­tras él tra­ba­ja­ba en un rom­pe­ca­be­zas o escu­cha­ba su pro­gra­ma de radio favorito.

Aho­ra, como adul­to, el autor siem­pre recuer­da el con­sue­lo y la segu­ri­dad que obtu­vo de esta pre­sen­cia feme­ni­na mayor. Fue el amor que reci­bió de su abue­la lo que le ense­ñó a amar también.

Amar a una per­so­na nos ense­ña cómo amar al res­to del mun­do. Cuan­do cre­ce­mos y entra­mos en rela­cio­nes adul­tas, apren­de­mos a amar a otra per­so­na ínti­ma­men­te. El autor cree que esto lue­go nos ense­ña a amar al mun­do entero.

¿Cómo? A tra­vés del com­pro­mi­so. Al dar y reci­bir las cin­co A, resol­ver pro­ble­mas y man­te­ner nues­tros acuer­dos y pro­me­sas con una per­so­na, apren­de­mos cómo hacer­lo con otras personas.

Nues­tras rela­cio­nes con nues­tros socios inme­dia­tos tam­bién pue­den ense­ñar­nos a ser com­pa­si­vos. Cuan­do entra­mos en una socie­dad adul­ta, acep­ta­mos que nues­tra pare­ja es imper­fec­ta, pero nos com­pro­me­te­mos a acep­tar y amar a esa per­so­na de todos modos, siem­pre que no haya abu­sos o aco­so psicológico. 

Vea­mos cómo se desa­rro­llan el amor y la com­pa­sión en la vida real. Con­si­de­re la siguien­te situa­ción: usted es geren­te de una gran cor­po­ra­ción y desea fomen­tar la coope­ra­ción y los bue­nos sen­ti­mien­tos entre su per­so­nal. ¿Cómo haces eso?

Bueno, pue­de usar las cin­co A como mode­lo para apo­yar emo­cio­nal­men­te a su per­so­nal, tal como lo haría con su socio. Pres­te aten­ción a los sen­ti­mien­tos y preo­cu­pa­cio­nes de sus emplea­dos. Acep­te sus dones y limi­ta­cio­nes y apre­cie sus logros y difi­cul­ta­des. Tam­bién pue­de mos­trar afec­to per­so­nal, a tra­vés de la con­fian­za y el alien­to, y per­mi­tir­les el poder de tomar decisiones.

¿Y la com­pa­sión? Bueno, ser com­pa­si­vo bási­ca­men­te sig­ni­fi­ca res­pe­tar el poder y el poten­cial que los demás tie­nen den­tro de ellos.

Si es geren­te, brin­de a sus emplea­dos las herra­mien­tas para apren­der una nue­va habi­li­dad, y lue­go dé un paso atrás y per­mí­ta­les resol­ver las cosas por sí mis­mos. Esté dis­po­ni­ble cuan­do pidan apoyo.

Enton­ces, cuan­do nos com­pro­me­te­mos con un socio al dar­le las cin­co A, pode­mos entre­gar estos cin­co aspec­tos del amor al mun­do. Todos nace­mos con la abun­dan­te posi­bi­li­dad de lle­var amor al mun­do, y pode­mos ense­ñar­nos a noso­tros mis­mos y a los demás cómo hacerlo.

Hay cin­co aspec­tos del amor que hacen que las rela­cio­nes sean feli­ces. Nos sen­ti­mos ama­dos cuan­do reci­bi­mos aten­ción, acep­ta­ción, apre­cio, afec­to y cuan­do se nos per­mi­te ser quie­nes somos. Al dar y reci­bir estas cin­co A, nues­tras rela­cio­nes pue­den vol­ver­se más pro­fun­das y sig­ni­fi­ca­ti­vas, e inclu­so pue­den cam­biar el mundo.

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