Actualizado el martes, 21 julio, 2020
Protagonistas fuertes, con personalidad, que persiguen sus sueños, desafían a la autoridad, piensan por sí mismas y, sobre todo, son mujeres. No todos los personajes femeninos del cine y la televisión necesitan ser salvados. Las princesas Disney y los personajes tradicionales de damiselas en apuros han hecho muchos estragos en la forma en que hombres y mujeres percibimos la realidad femenina. Sin embargo, las niñas y mujeres reales —fuertes y autosuficientes— no son algo nuevo del siglo XXI.
Vamos a hacer un pequeño repaso de algunas de las mujeres que marcaron la infancia, adolescencia e, incluso, parte de la edad adulta de los millenials —aquellas personas nacidas entre 1981 y 1995—.
La princesa Mononoke
Hayao Miyazaki dio vida en el 97 a la princesa de los espíritus vengadores o la princesa lobo, una adolescente misteriosa y luchadora que no buscaba ser rescatada, sino acabar con una guerra que se estaba llevando por delante tanto a humanos como animales y espíritus del bosque. Mononoke se convirtió en un icono que sorprendió y llegó al corazón de muchos niños y niñas de toda una generación.
Buffy cazavampiros
Para muchas, Buffy Summers fue todo un símbolo: una chica aparentemente normal que, en realidad, es la elegida, la única, la responsable de cargar con la seguridad del mundo —en este caso de Sunnydale— sobre sus hombros. Buffy, Willow, Faith, Cordelia, la señorita Calendar, Joyce, Anya… todas ellas personajes más o menos reales, con poderes o sin ellos, pero todas mujeres que inspiraron a muchas niñas a ser todo lo que quisiesen ser. La serie tiene de todo: procesos de aprendizaje, relaciones homosexuales, violencia machista, lucha contra el acoso escolar, empoderamiento y, además, un argumento que engancha y unos personajes muy carismáticos.
El viaje de Chihiro
Chihiro es una niña de diez años que se muda a una nueva ciudad con sus padres. Al cruzar el túnel que les llevará a su nuevo hogar, algo ocurre: entra en un mundo de fantasía y espíritus en el que no hay cabida para los humanos; además, sus padres se han transformado en cerdos gigantes. Durante la película, Chihiro se enfrenta a sus miedos y a la soledad, pasa de ser una niña egoísta a preocuparse por los demás.
Xena, la princesa guerrera
A pesar de que estéticamente no ha envejecido del todo bien, Xena es una de esas series míticas que todos hemos visto alguna vez. La verdad es que para los noventa eso de que la protagonista fuera una princesa guerrera que viajaba con su amiga Gabrielle —en realidad su pareja, aunque en la serie nunca se hablase del tema abiertamente— ajusticiando a los malos parece sorprender cuando pensamos en la época. Además, Xena representa un icono feminista de la televisión de los noventa e, incluso, ha sido estudiada por teóricas norteamericanas.
Verónica Mars
Verónica decide trabajar como investigadora en la agencia de detectives de su padre después de que su mejor amiga sea asesinada. Una joven adolescente acaba siendo detective en una ciudad ficticia, Neptune, donde no existe clase media: solo ricos y los que trabajan para ellos. Una serie que critica, en tono de humor negro, la discriminación de género y de clase y abarca los retos a los que muchas mujeres se enfrentan en su día a día.
Pepper Ann
Hija de padres divorciados, Pepper Ann es una niña de doce años que se comporta como tal y tiene los mismos problemas que todas las adolescentes del mundo. Pepper Ann tan pronto se enamora como se pone a jugar al fútbol o se pelea; vamos, que es una niña normal y eso fue lo que más enganchó a los niños y niñas de finales de los 90. Nada de cursilerías ni mundos de algodón sino una chica como cualquier otra en una serie llena de humor, sarcasmo y modernidad.
Mi vecino Totoro
La historia de dos hermanas y su vecino, un ser mágico llamado Totoro. La película de Miyazaki es una oda a la inocencia y a la infancia que nos traslada a un mundo mágico de la mano de dos niñas que tienen que enfrentarse a la enfermedad de su madre, creciendo así demasiado pronto. La cinta trata temas como las relaciones entre hermanos, la familia, la paternidad, la enfermedad y una serie de tramas cotidianas que nos adentran, sin darnos cuenta, en una historia inolvidable junto a las dos valientes protagonistas.
Daria
«No me gusta sonreír si no tengo una razón para ello» le espeta Daria a su madre cuando le pregunta por qué no sonríe cuando le sacan fotos. A lo que su madre replica que «la gente te juzga por tu expresión». Daria no se corta ni un pelo y le suela: «lo sé y creo que hay algo intrínsecamente erróneo en ese sistema, por eso lucho con todas mis fuerzas para cambiarlo».
Una pequeña conversación, a primera vista insignificante, nos presenta a un icono feminista televisivo moderno. Daria es una adolescente norteamericana, cínica e inadaptada, que observa el mundo que le rodea de forma crítica. La serie comenzó como un spin-off de Beavis y Butthead y acabó marcando a una generación entera de mujeres.
Mulán
Con todos sus fallos y tópicos, Mulán cambió la línea elegida por Disney hasta el momento. Una chica que decide mandar a hacer puñetas al machismo imperante en la China de la época y se alista en el ejército. Para ello, se disfraza de hombre y comprueba que, como tal, dispone de una serie de privilegios que no tenía como mujer. Sobran las palabras para decir que al menos Mulán sale de los clichés de princesa Disney que espera a ser rescatada por su príncipe azul, porque sí, las mujeres pueden hacer lo mismo que los hombres sin rasgarse las vestiduras.
Quiero ser como Beckham
¿Cuántas habremos crecido con nuestros padres y madres diciéndonos que no podemos apuntarnos a fútbol porque eso es «algo de niños»? Quiero ser como Beckham desafía esa idea patriarcal de que las chicas no pueden ser buenas futbolistas y nos cuenta la vida de dos amigas británicas que quieren ser como el deportista más famoso de su país. Además, una de las protagonistas, Jess, se enfrenta a vivir en el seno de una familia muy tradicional y tiene que romper, una y otra vez, estereotipos y enfrentarse a sus seres queridos para vivir la vida que ella quiere.