Actualizado el martes, 24 enero, 2023
Lita Cabellut nació en uno de los barrios marginales de Barcelona. Pasó su infancia pidiendo limosna entre la Boqueria y el Port Vell. Sus primeras pinturas eran retratos de proxenetas y prostitutas que había visto cuando era tan sólo una niña.
Abandonada por su madre, vivió ocho años en las calles y sobrevivía a base de pedir limosna. Lita Cabellut es la única española en la lista de los artistas más cotizados del mundo y sin embargo, en nuestro país nadie la conoce. Nadie habla de ella. Pero solo hay dos españoles que vendan más que Lita Cabellut en subastas de todo el mundo: Juan Muñoz y Miquel Barceló.
Después está ella, en el puesto 333, como la única mujer de nuestro país en ese ‘top 500’ de los artistas contemporáneos más cotizados del planeta. Los famosísimos Antonio López o Jaume Plensa ni siquiera aparecen en la lista que publica cada año Artprice, referencia en el mercado de subastas.
En el imaginario tradicional gitano, la mano izquierda era aquello con lo que nacemos y la derecha lo que hacemos con ello. A la pintora Lita Cabellut (Barcelona, 1961) le habría resultado difícil mirarse a las palmas de las manos antes de cumplir los trece años de edad y creer en el destino que le aguardaba a esta niña de la calle oriunda del barrio barcelonés de El Rabal, abandonada por su madre prostituta a los tres meses de su nacimiento.
La familia a la que la niña fue dada en adopción la llevó de viaje a Madrid, y en el Museo del Prado Lita tuvo una de esas epifanías vocacionales tan frecuentes en temperamentos artísticos como el suyo. La pintora no ha parado de pintar desde entonces a los desarrapados de la sociedad hasta convertir sus obras en alegatos de humanidad, retratos de una fuerza desgarradora que dejan de una pieza. Rescatada de su particular Nilo, gracias a sus padres adoptivos Lita pudo estudiar en la prestigiosa Rietveld Academy de Amsterdam y cumplir aquello con lo que soñó cuando plantada ante un cuadro de Rubens exclamó: “Mamá, yo quiero pintar”.
Cabellut reivindica la universalidad del arte, a través del cual describe la realidad de la condición humana. Visiblemente influida por artistas como Francisco de Goya o Francis Bacon (pintor), su universo creativo se aferra al compromiso y la preocupación por el ser humano, al que toma como objeto e introduce en la obra mediante una técnica en la que la importancia recae en captar la vivacidad de la piel, el órgano más externo que revela el paso del tiempo y las experiencias, aquel que desnuda la crudeza, la fuerza, el carácter y la angustia de los instantes más emotivos de su existencia
Actualización 2020: ¿Qué hay de real en la vida y obra de Lita?
Según Nacho Ruiz en Huffington Post, la historia de la vida de Lita ha sido desmentida siempre por sus hermanas y es complicado saber qué hay de cierto en ella. También su cotización y valoración. Sus cotizaciones-récord se anuncian en ArtPrice. Los expertos en arte y en mercado del arte saben que no es una fuente fiable para considerar algo así, ya que la lista es manipulable por adición de datos no contrastados desde una casa de subastas o una galería y además, las listas de cotizaciones son bastante opacas y arbitrarias. Por tanto, el periodista concluye sus sospechas con una reflexión que compartimos:
«La cotización de una artista no puede ser lo que defina su grandeza. Su triste infancia tampoco. Su oficio para trabajar efectos anticuados mucho menos. Una artista verdaderamente grande viene definida por la calidad de su trabajo. Fenómenos, productos de mercado televisivo como es Cabellut, lo único que pueden hacer es entorpecer el trabajo de las artistas verdaderamente grandes, esas que no nos vienen vendidas como cajas bombones en Navidad, aunque esta comparación no es afortunada porque las cajas de bombones tienen algo verdadero dentro»
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