Actualizado el lunes, 24 junio, 2024
¿Cómo simplificar conceptualmente todas las corrientes de arte moderno y hacerlo accesible a todo el mundo?
El inspirado ilustrador John Atkinson (alias Wrong Hands) decidió proveer al mundo con una sencilla guía que condensa el espíritu de las principales corrientes artísticas contemporáneas más relevantes en una sola imagen. Una sencilla composición que deja la comprensión más básica del arte moderno al alcance de la mano de cualquier persona.
Desde el Impresionismo al Postmodernismo, pasando por el Art Nouveau, , el Fauvismo, el Cubismo, el Dadaismo, el Puntillismo, el Futurismo, el Surrealismo, el Pop Art, el Expresionismo, el Constructivismo, De Stijl (El Estilo), el Minimalismo y el Arte Conceptual. Una chuleta indispensable para quedar bien delante de tus amigos cuando visites un museo.
Más allá de clasificar las corrientes artísticas, si podemos calificar el arte contemporáneo con una sola palabra, esta sería controvertido. Nunca está demás cuestionar el mal arte, el arte impostado, pero ¿qué es realmente buen y mal arte? O mejor dicho, ¿qué es arte y qué no lo es?
Es extremadamente complejo dar respuesta a esa pregunta, de la misma manera que apreciar el buen arte tampoco es una tarea sencilla. Sin embargo, distinguir el mal arte está al alcance de cualquiera: ¿has sentido alguna vez que te tomaban el pelo visitando un museo o una exposición? Ahí lo tienes, ya has dado con ello. Desgraciadamente, existen infinidad de ejemplos que pueden provocarte esta sensación en el mundo del arte contemporáneo. Evidentemente, hay que tener en cuenta el componente subjetivo: no a todo el mundo le gusta el mismo arte. Pero hay obras en las que fácilmente se llega a un consenso al respecto.
Avelina Lésper, crítica de arte mexicana, se muestra implacable con el arte impostado. A la pregunta de cómo definiría el arte contemporáneo en una palabra, su respuesta no admite lugar a equívocos: «un fraude«. De esta manera resume el que considera el principal problema con el arte contemporáneo y el mercado que genera a su alrededor, según manifestaba en un interesante artículo titulado «Brevísimo diccionario de una impostura» (y cuya lectura recomendamos):
«El artista contemporáneo vive en una burbuja, no tiene contacto con el público, niega la crítica que no es favorable y si el público no va a la sala es porque no entiende, nunca porque su obra deje insatisfecho al espectador o porque se perciba como una farsa. Este anti-arte no es para el público ni para el museo, es una práctica endogámica para sus curadores, críticos y artistas.»
Para Lésper, el arte contemporáneo carece de valores estéticos y se sustenta en irrealidades. Además, el componente especulativo del mismo hace que sea muy difícil encontrar obras que valgan realmente la pena.
No sabemos si todo el arte contemporáneo puede definirse por estos parámetros, pero sí sabemos que es sano criticar las creaciones artísticas y sus lagunas para avanzar, como en cualquier otra disciplina y faceta de la vida. Para acabar, en esta línea de parodia, no os perdáis este divertido sketch de los humoristas Porta dos Fundos sobre el arte moderno.
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