Actualizado el miércoles, 7 junio, 2023
El sexo no siempre es como parece, de cara a la galería, todo es como en las películas: tu pelo no se despeina nunca, sabes hacer todas las posturas con facilidad, los baños relajantes a dos son de lo más cómodo y siempre cabéis perfectamente. Pero esas expectativas se frustan rápidamente porque nuestras relaciones íntimas están lejos de presentarse así. Pero ahí está la gracia, en desmontar esos mitos. Y eso es lo que ha hecho la ilustradora Loryn Brantz, capturando a la perfección la esencia de nuestros encuentros íntimos.
Prepárate para reirte a carcajadas, porque no podrás evitar sentirte identificado/a.
1. El sexo en la ducha nunca es como esperabas
El sexo en la ducha… Ah, esa fantasía que siempre parece tan tentadora, tan llena de promesas y emociones intensas. Pero la realidad, querido amigo, es que nunca es como uno espera. La idea de un encuentro apasionado bajo el agua caliente es tan seductora, pero la ducha es un escenario complicado y lleno de desafíos.
Imaginamos momentos de pasión desenfrenada, cuerpos entrelazados, agua que cae suavemente sobre nuestra piel, creando un ambiente sensual y ardiente. Pero, en lugar de eso, nos encontramos con una lucha constante por encontrar una postura cómoda, evitando resbalones peligrosos y manteniendo el equilibrio precario.
El vapor nubla el aire, dificultando la visibilidad y generando esa sensación de claustrofobia. El espacio limitado de la ducha no permite los movimientos libres y espontáneos que soñamos. La falta de tracción hace que sea difícil mantener la estabilidad y el ritmo, y esa sensación resbaladiza nos distrae constantemente.
Además, están los obstáculos inesperados que aparecen en el camino. La alcachofa de la ducha golpeando incómodamente contra nuestras cabezas, el agua que se enfría rápidamente o quema demasiado, los resbalones inoportunos y los golpes accidentales contra los azulejos fríos.
Y luego está la cuestión de la altura. Uno siempre tiene que hacer acrobacias para ajustarse a la diferencia de estaturas, tratando de mantener la pasión mientras evita que el agua se salga por todos lados. Intentamos sincronizarnos, pero nuestros cuerpos parecen tener mentes propias en medio de este caos húmedo.
En resumen, el sexo en la ducha rara vez cumple con las expectativas románticas y eróticas que imaginamos. Es más un desafío atlético y un ejercicio de paciencia que una experiencia placentera. Aunque el agua y el erotismo pueden combinarse de manera mágica en otras situaciones, la ducha no siempre es el escenario perfecto para ello.
Así que, querido amigo, tal vez sea mejor dejar nuestras fantasías de ducha en el mundo de la imaginación y buscar otros lugares más cómodos y propicios para disfrutar de la intimidad y la pasión que tanto anhelamos.
2. El cabello largo siempre es un problema
El cabello largo… una belleza en sí misma, una expresión de feminidad y seducción. Pero cuando se trata de sexo, se convierte en un desafío inesperado. ¿Quién podría haber imaginado que algo tan hermoso podría ser tan problemático?
Las hebras suaves y sedosas que caen en cascada por la espalda, de repente se convierten en enredos molestos. El cabello se enreda con cada movimiento, atrapado entre los cuerpos y obstaculizando la conexión íntima que anhelamos. En lugar de sentirnos libres y despreocupados, nos encontramos luchando por liberar nuestro cabello de su prisión de pasión.
La pasión ardiente, los susurros de deseo y los besos apasionados se ven interrumpidos una y otra vez. Nuestras melenas se enredan en las manos de nuestra pareja, arrancándonos momentáneamente de la sensualidad del momento. Intentamos liberar nuestro cabello, desesperados por mantener la conexión y el ritmo, pero cada movimiento solo parece empeorar las cosas.
Y no olvidemos las veces en que el cabello largo decide tomar el control por sí mismo. Se enreda en la boca de nuestra pareja, interrumpiendo un beso apasionado y dejando un regusto amargo en nuestros labios. Nos encontramos tratando de deshacer el nudo, mientras nuestros corazones se aceleran y la excitación se mezcla con la frustración.
Las posturas también se vuelven complicadas. Nos esforzamos por encontrar una posición cómoda, donde nuestro cabello no se interponga en el camino, pero parece que siempre está allí, recordándonos su presencia. Nuestras melenas caen sobre nuestros rostros, obstruyendo la visión, y nos vemos obligados a apartarlas constantemente.
El cabello largo, una bendición en muchos aspectos de nuestra vida cotidiana, se convierte en un desafío en el ámbito sexual. Aunque intentamos disfrutar del momento y dejarnos llevar por la pasión, no podemos evitar que esa pequeña molestia nos distraiga y nos haga sentir incómodos.
Pero a pesar de todo, seguimos amando nuestro cabello largo. Es parte de nuestra identidad, una manifestación de nuestra belleza única. Así que, querido amigo, tal vez debamos buscar soluciones creativas. Recoger el cabello en un elegante moño o una coleta alta, encontrar accesorios que lo mantengan en su lugar o incluso considerar cortes de pelo que nos permitan disfrutar de la pasión sin obstáculos.
El cabello largo puede ser un desafío en el sexo, pero no debemos permitir que nos robe el placer y la conexión íntima que buscamos. Adaptémonos, exploremos nuevas opciones y sigamos abrazando nuestra hermosa melena, encontrando la manera de disfrutar del sexo sin renunciar a nuestra esencia.
3. La difícil tarea de bañarse juntos
La difícil tarea de bañarse juntos… Un acto que promete intimidad, complicidad y momentos de placer compartidos. Pero la realidad es que bañarse juntos puede convertirse en una experiencia complicada y desafiante, donde las expectativas chocan con la realidad.
Imaginamos un escenario romántico, con agua cálida y burbujeante, risas juguetonas y caricias sensuales. Pero en la práctica, nos encontramos luchando por encontrar espacio en la bañera o la ducha, como si estuviéramos compitiendo por cada centímetro cuadrado.
El agua salpica, las manos se deslizan y el equilibrio se pone a prueba en cada paso. Nos encontramos tratando de evitar resbalones peligrosos, mientras nos aferramos a las barras y nos apoyamos en las paredes resbaladizas. En lugar de la pasión desenfrenada que imaginamos, nos vemos obligados a concentrarnos en evitar accidentes y lesiones.
Y luego está la cuestión de la temperatura del agua. Uno de nosotros puede preferir el agua más caliente, mientras que el otro se siente más cómodo con agua tibia. Tratamos de encontrar un compromiso, ajustando el grifo y buscando una temperatura que sea aceptable para ambos. Pero a veces, incluso eso puede generar desacuerdos y frustración.
Además, hay una lucha constante por el espacio y la comodidad. Nos apretujamos en una bañera diseñada para una sola persona, tratando de encontrar una postura que nos permita estar cerca sin sentirnos incómodos o entumecidos. El agua que debería ser relajante se convierte en un obstáculo, limitando nuestros movimientos y dificultando la exploración mutua.
Y no olvidemos los objetos que se interponen en nuestro camino. Champú, jabón, esponjas… todo parece conspirar para interrumpir nuestra intimidad. Nos encontramos pasando objetos de un lado a otro, tratando de evitar que se nos caigan al suelo o se conviertan en una distracción no deseada.
La realidad es que bañarse juntos puede ser todo menos romántico. Requiere habilidades de malabarismo, equilibrio y paciencia. Pero a pesar de las dificultades, no podemos evitar desear esos momentos de cercanía y conexión en el agua.
Así que, querido amigo, a pesar de los obstáculos, sigamos intentándolo. Aprendamos a reírnos de los accidentes y a disfrutar de los momentos de complicidad que sí podemos encontrar en medio de esta difícil tarea. Porque aunque bañarse juntos pueda ser un desafío, también puede ser una oportunidad para fortalecer nuestro vínculo y crear recuerdos únicos.
4. Lo que nadie dice…
Lo que nadie dice… en el sexo. Ah, esa faceta oculta, esos secretos guardados bajo llave que pocas veces salen a la luz. El sexo, esa dimensión íntima de la vida, está llena de verdades incómodas que a menudo preferimos mantener en silencio.
Nadie dice que a veces nos sentimos inseguros, temerosos de no estar a la altura de las expectativas. Nos preocupamos por nuestro cuerpo, por nuestras habilidades, por si estamos satisfaciendo a nuestra pareja como deberíamos. La presión del rendimiento nos invade y nos hace dudar de nosotros mismos, aunque sepamos que el sexo es mucho más que eso.
Nadie dice que a veces no siempre estamos en el mismo estado de ánimo. Hay días en los que la pasión se desvanece, en los que el cansancio o el estrés nos agobian y nos impiden entregarnos por completo. La realidad es que el deseo no siempre está presente en cada momento, y eso está bien. Necesitamos comprender y respetar nuestras propias necesidades y límites emocionales.
Nadie dice que a veces cometemos errores. Nos tropezamos con la comunicación, nos confundimos con las señales o simplemente nos equivocamos en el camino. Nos sentimos torpes y avergonzados, pero es importante recordar que el sexo es un aprendizaje constante. La verdadera intimidad se encuentra en la honestidad y la aceptación de nuestras imperfecciones.
Nadie dice que a veces tenemos fantasías «prohibidas» o «inadecuadas». Nos avergonzamos de nuestros deseos más profundos y nos guardamos para nosotros mismos nuestras fantasías más atrevidas. Tememos el juicio o la desaprobación, olvidando que nuestras fantasías son solo eso: productos de nuestra imaginación y nuestros anhelos.
Nadie dice que a veces el sexo puede no ser espectacular. En un mundo obsesionado con el placer instantáneo y los orgasmos apoteósicos, olvidamos que el sexo es mucho más que eso. La conexión emocional, la complicidad y el amor son los ingredientes que verdaderamente enriquecen la experiencia. No debemos medir el éxito sexual únicamente por los momentos de éxtasis físico.
Nadie dice que a veces el sexo puede ser un desafío en las relaciones a largo plazo. La rutina, las responsabilidades y el paso del tiempo pueden afectar nuestra vida sexual. Es necesario recordar que el deseo se alimenta de la dedicación y la creatividad. Debemos estar dispuestos a explorar, comunicarnos abiertamente y reinventar nuestra intimidad juntos.
En fin, hay tantas verdades ocultas en el mundo del sexo, tantas experiencias compartidas que rara vez se mencionan. Pero es importante recordar que el sexo es una expresión única y personal de nuestra humanidad. Debemos permitirnos ser auténticos, aceptar nuestras imperfecciones y aprender a disfrutar y crecer en este aspecto tan íntimo de nuestras vidas.
5. Cuando probamos nuevas posturas
6. La realidad cuando usamos comida
7. El gran despertar
8. Tu cara durante el orgasmo
9. Lo que pasa cuando ojeas el Kamasutra
Nota: ilustraciones creadas para buzzfeed y traducidas al español por Upsocl.
“Al sexo le pasa como a la memoria: si no se utiliza, desaparece”, –
Eduardo Punset (escritor y científico español)
Si quieres ver más ilustraciones, puedes visitar su página de Facebook.
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