Actualizado el lunes, 8 marzo, 2021
Una habitante de Haines, Alaska, Hannah Bochart nos cuenta en reddit la historia de como adoptó a Mason, un perro cruzado con rottweiler, labrador y husky, nos cuenta que cuando lo recogió de entre sus hermanos él era el único tranquilo que se paró a oler las flores.
Este perro y su dueña se acabaron haciendo inseparables, siendo compañeros de cada viaje y excursión: » Mason siempre movía de una forma especial sus orejas que me animaba a seguir adelante, ya fuese hasta la cima de una montaña, o a salir de cuaquier angustia que me turbase.», explica su Bochart.
«Su mayor obsesión era morder todos los palos y destrozar cualquier cartón que pudiese encontrar.»
«Mason fue el mejor amigo y un compañero fiel para mi hermano mayor, además de un compañero de viaje como ningún otro. Cada vez que lo veía, aunque hubieran pasado cinco años, seguía saltando en sus brazos como un cachorro.»
Todo el que lo conoció dijo de él que era un perro adorable, y honestamente muchos podrán decir que fue el ser más agradable que jamás han conocido.
Pero con el tiempo, Mason, fue envejeciendo: «Durante los últimos dos años comenzó a notarse que envejecía. Empezó a perder vista, oído y sentido del equilibrio» .
El mayor temor de Hannah era que Mason enfermara y se viera obligada a sacrificarlo, era algo que no podía hacer. Llegó un invierno en el que se dio cuenta que sería el último junto a su compañero, por lo que decidió pasar el máximo de tiempo con él.
El 5 de marzo se Hannah y Mason se fueron con tres perros más a dar un paseo por unos terrenos de su propiedad. Hannah iba en raquetas de nieve y no se encontraban lejos de casa cuando se percataron de que alguien los seguía. «No había visto un lobo en el valle desde hacía unos quince años, pero los lobos son tímidos y suelen esconderse de los humanos, especialmente uno con cuatro perros. Tratando de ser respetuosa, dimos la vuelta hacia casa, pensando que le daría espacio al lobo para escapar y pensarlo mejor», sigue contando.
«Unos minutos más tarde, el perro más pequeño dio un ladrido y me volví para ver al lobo cinco metros detrás nuestro. Una loba enorme, su hombro casi me llegaba a la cadera. Parecía asustada pero decidida, y sobre todo parecía hambrienta. Teníamos un problema. Atacó y nos pasamos los siguientes veinte minutos tratando de luchar contra ella como fuera. Yo la golpeaba con mis bastones de esquí, mientras que los perros la mordieron y trataron de evitar sus dientes. Estaba débil, pero era una gran luchadora.»
Bochart sigue contando: «Mason y yo terminamos luchando codo a codo. La loba siguió mirándome a los ojos, pero estaba claro que a quien buscaba era a los perros. Finalmente capturó a mi perro más pequeño pero entonces Mason se abalanzó sobre ella. De repente, mi frágil anciano parecía enorme, más grande de lo que lo había visto nunca antes. Mi cachorro pudo escapar, pero la loba atrapó a Mason por la garganta… y en una fracción de segundo la vida de Mason terminó. Nunca había gritado tan fuerte. Cada fibra de mi ser me pidió lanzarme contra la loba, apuñalarla en el ojo, rasgarle la garganta y destrozarla. Pero seguramente eso sólo hubiese conseguido matarme a mí también y había otros tres perros que tenía que salvar. De todos modos ya era demasiado tarde, Mason estaba muerto y la loba se lo estaba comiendo.»
Esta es una fotografía de la loba, tomada al día siguiente por los guardias forestales. «Y ahora que ya ha pasado todo, no le tengo ningún odio», cuenta Bochart al hablar de la loba.
«Este es Steve Mason, el perro más increíble que he conocido y mi mejor amigo durante los últimos 16 años. Y esta es la historia de cómo murió salvando mi vida…». Termina este relato con la siguiente frase: «él murió como vivió: Siendo mi héroe. Te quiero, amigo. Adiós.»
Esta historia recuerda como adoptando a un perro no salvas solo la suya, son compañeros, amigos, o héroes.
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