Actualizado el viernes, 28 junio, 2024
¿Qué siente una persona presa cuando piensa en su salida de la cárcel? ¿Cuáles son sus temores, sus sueños? ¿Qué pequeñas alegrías experimenta en su día a día sin libertad? Un proyecto colaborativo realizado en Cataluña ha puesto en común todas estas emociones y les ha dado una salida artística.
Printing Freedom es una iniciativa del Proyecto David de la Fundación Marianao, en colaboración con el estudio de diseño Antídot Gràfic y Print Workers. Con la idea de ofrecer a personas presas y expresas la posibilidad de establecer un diálogo con la sociedad, se organizaron una serie de talleres en distintos centros penitenciarios catalanes. Allí, los participantes pudieron compartir sus reflexiones sobre la libertad, la reinserción o el futuro y dar voz a todas sus inquietudes. De esta experiencia, se extrajeron seis ideas y seis frases, que varios artistas han acabado convirtiendo en ilustraciones. Finalmente, los diseños han sido serigrafiados en bolsas de tela, los beneficios de cuya venta serán destinados a acompañar a los integrantes del Proyecto David.
Printing Freedom from FMarianao on Vimeo.
Soledad, rechazo, falta de recursos, prejuicios… son parte de la realidad con la que habitualmente se encuentra una persona al salir de la prisión. “La prisión aleja y estigmatiza”, afirman desde Printing Freedom. Con proyectos como éste, se pretende precisamente eso: luchar contra el estigma, dando visibilidad a la realidad de estas personas e interpelando al resto de ciudadanos para que entre todos consigamos construir una sociedad más abierta y comprensiva.
“La vida es una suma de buenas y malas decisiones, y cada uno de nosotros se ha visto en circunstancias que podrían haber cambiado el rumbo de nuestras vidas. Todo depende de las herramientas que cada uno tiene, y al final, todos somos iguales y merecemos un nuevo comienzo.”
Desde muhimu nos pusimos en contacto con la gente de Antídot Gràfic para preguntarles un poco más acerca de esta interesante iniciativa:
¿Cómo y cuándo surgió la idea?
A finales del año pasado decidimos abrir una convocatoria para realizar un proyecto de comunicación de manera voluntaria para ONG’s, entidades del tercer sector y movimientos sociales de forma gratuita. A esta convocatoria la llamamos Reactiu. Recibimos un total de 25 propuestas, de las que sacamos 5 finalistas a través de unos parámetros que establecimos, tales como el impacto de la campaña, los recursos de la entidad y nuestra motivación personal. Finalmente escogimos al Proyecto David de la Fundación Marianao porque trataban un tema con una fuerte estigmatización y teníamos una visión similar a la suya de lo que queríamos hacer.
¿Qué hace a vuestro proyecto diferente?
En primer lugar, decir que Printing Freedom es un proyecto interdisciplinar, entre personas de ámbitos distintos pero con sensibilidades parecidas. Otra cosa que lo hace particular es su origen, con una convocatoria abierta y hecho integramente de forma voluntaria por todos los participantes, desde los ilustradores, al taller de serigrafía que impartió el curso etc… Es un proyecto dónde el diseño y la comunicación son entendidos como una herramienta de transformación social y en el cual las personas sobre las que va a recaer el beneficio de la campaña participan activamente de él: no sólo sacan los mensajes sino que los estampan a través del taller de serigrafía.
¿Cuál es vuestra fuente de inspiración?
Nuestras fuentes de inspiración son varias. Nos han inspirado las conversaciones que hemos tenido con las personas que están en la cárcel, así como nuestra concepción del diseño como herramienta de transformación social. A la hora de trabajar hemos analizado y tomado como referentes distintas campañas de comunicación social, tanto nacionales como internacionales.
¿Qué procesos creativos utilizasteis?
Para realizar la campaña Printing Freedom, primero de todo trabajamos en el análisis de los que se nos pedía, a quién nos dirigíamos y que es lo queríamos explicar. Nos tuvimos que preguntar qué era lo que tenían en común las personas que se encuentran en la cárcel y llegamos a la conclusión de que estaban pasando un momento duro de sus vidas y que por lo tanto podían trasladarnos reflexiones interesantes y útiles al resto de la sociedad. A partir de aquí, surgió la idea de usar sus reflexiones para crear un producto comercializable que ellos mismos pudieran realizar. De esta forma empoderábamos a los participantes a la vez que dotábamos de recursos a la Fundación.
En este punto, empezamos con la documentación, buscamos referentes de campañas parecidas, miramos muchas cápsulas audiovisuales y leímos. Todo este proceso nos permitió generar los conceptos e ideas que apuntamos sin descartar nada.
Por último, tuvimos que seleccionar. Como el equipo lo conformábamos personas de terrenos profesionales distintos fue muy enriquecedor. Había algunas divergencias a la hora de abordar problemas, por lo que se tuvo que llegar a consensos. Precisamente por esto la campaña ganó en solidez.
¿Qué es lo mejor que os ha pasado desde que habéis comenzado?
Podríamos decir que cuando empezamos el proyecto, partíamos de la idea de que la sociedad tiene muchos prejuicios hacia las personas privadas de libertad. Nos hemos dado cuenta de que cuando pedíamos colaboraciones desinteresadas nos fue relativamente fácil encontrarlas. Todo el mundo nos recibía encantado y nos cedía parte de su tiempo porque creía que el fin lo merecía. A lo mejor no todas las personas son malas.
¿Cuáles son vuestros planes de futuro?
Nuestros planes de futuro son poder continuar adelante con el estudio y trabajar en proyectos que sirvan para mejorar la vida de las personas. En la medida de lo posible, nos gustaría poder seguir regalando una campaña, una vez al año, a organizaciones y colectivos que no tengan los recursos para llevarla a cabo.
Las bolsas Printing Freedom se pueden comprar a través de la página web www.printingfreedom.org y en las tiendas colaboradoras La Ciudad Invisible (Sants), Fatbottom y Voces con Voz (Raval) y Sardinuka y Printworkers (Gràcia). Los beneficios conseguidos a través de la venta de las bolsas se destinarán a acompañar a las 90 personas que participan en el Proyecto David de la Fundación Marianao.
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