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La vida no es un juego de azar. No es un casino donde invertir tus días. Es una obra de arte para contemplar y crear. Siente, ama, crea.

La culpa es de quien graba (sin tu consentimiento), pero también de todos los que lo comparten

Merece ser compartido:

Actualizado el sábado, 23 julio, 2022

¿Viste el vídeo porno de dos futbolistas del Eibar manteniendo relaciones con una chica? En los grupos de WhatsApp vuela como si tal cosa. ¿Quién te lo ha enviado? ¿A quién se lo has enviado?

Te llega así, sin preguntar. Ni si quiera sabes si es un bulo. Puede proceder de quien menos te lo esperas. Un ingeniero, un profesor, un médico… con hijos, casado, soltero, viudo… Simplemente, llega. Lo ven, se ríen y comparten. Como en el caso de Amanda Todd, en España, se confunde la violación con el acoso y parece que a nadie le importe. O al menos, sólo si a la que acosan es a tu hija.

Acosos que llegan incluso al suicidio

La policía ha abierto una investigación tras el suicidio de una mujer tras difundirse un vídeo sexual suyo entre sus compañeros de trabajo. Tenía 32 años, era madre de dos niños pequeños y se quitó la vida cuando el vídeo, de antes de casarse, llegó a su marido. Sin embargo, la culpa, siguen echándosela a ella.

Se quitó la vida con 32 años, un hijo de cuatro y otro de nueve meses. Se quitó la vida días después de que un vídeo íntimo grabado por ella misma cinco años antes corriera por los móviles de los trabajadores, 2.500, de la fábrica de Iveco en Madrid en la que estaba empleada. Se quitó la vida tras reunirse con la empresa y contar lo que ocurría. Iba acompañada de la representación de Comisiones Obreras, que explica que “la compañía alegó que se trataba de un asunto personal y no de ámbito laboral”. Se quitó la vida cuando el vídeo llegó a su marido.

Verónica se suicidó, contamos los medios. Pero a Verónica la llevamos a la muerte entre todos. Somos cómplices. Los trabajadores y las trabajadoras, sus compañeras y compañeros, que compartieron el vídeo. Los y las que hablaron de ella, que se rieron de frente y de espaldas; los y las que condenaron de alguna forma su conducta.

Iveco, la empresa en la que trabajaba. Y, por encima de todo, nosotros, la sociedad en la que vivimos, en la que un vídeo íntimo de una mujer se considera una falta, una indecencia, una obscenidad, un motivo de burla. ¿Se imaginan el mismo vídeo protagonizado por un hombre? ¿Cuántos hombres mandan fotos de sus penes sin ningún pudor ni escarnio? 

No se trata de de suicidios, sino de asesinatos inducidos.

No tengas la menor duda. Si lo has compartido, eres cómplice.

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El negocio viral del acoso

A los que más les interesa es a los que hacen negocio enseñando a los chicos cómo acosar y forzar a una chica si ella no quiere tener relaciones sexuales con ello. No, no es broma, hay cursos de acoso que no están penalizados y ciudadanas que son denunciadas por criticar públicamente sus prácticas e interferir en sus negocios.

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En las redes sociales y la prensa, todos hablan del daño que podría haberle hecho al equipo de fútbol al que pertenecen. Piden disculpas a la afición. Y casi de refilón, también a la chica. Así que nos encontramos dos aspectos importantes en dos frentes distintos: a ellos la dignidad de la chica les importan bien poco, y a los que comparten el vídeo, también.

La chica que aparece practicando sexo junto a ellos les ha denunciado porque al parecer, incluso en el vídeo se puede apreciar que ella en ningún caso quería ser grabada y mucho menos, que su vídeo se hiciera público. Ha denunciado a los dos futbolistas del Eibar pero todos los que han compartido el vídeo deberían avergonzarse también de ser cómplices de lo sucedido.

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La mayoría de los que han visto y compartido el vídeo dirán: «no es para tanto, es sólo por curiosidad, es sólo para reírnos un rato». Y puede que tengan razón. Puede… pero NO. Sí es para tanto. Está en juego la dignidad de una chica, la dignidad de todos aquellos que en su privacidad, hombre o mujer, deciden grabar un vídeo personal. Y no es sólo la dignidad, también es la vida. Hace un año, el exnovio de Tiziana Cantone, de 31 años, colgó varios clips en los que se la veía manteniendo relaciones sexuales. La presión social llevó a esta joven a quitarse la vida.

Reenviar puede matar
Redes sociales, suicidios – PEDRIPOL

Y en España, mientras se juzga a un grupo de acosadores de la violación de una mujer en las fiestas de San Fermín y otra chica en Córdoba, la policía ha descubierto que cuando subían vídeos de sus acosos, sus amigos del grupo de whatsapp «la manada», les reían las gracias y bromeaban sobre las violaciones y agresiones a las chicas.

El Juzgado de Instrucción Número 30 de Madrid investiga la difusión en Internet de datos personales y publicaciones ofensivas contra la víctima de ‘La Manada’ La jueza está pendiente de recibir un informe de la Unidad de Ciberdelincuencia de la Policía con las publicaciones detectadas en foros, Webs y perfiles de redes . La Policía investiga a los autores y a quienes difunden los enlaces ya que la propia sentencia lo prohibe

Primero fue Scarlett Johanson, antes la modelo Cara Delevingne, y antes que ambas muchas más mujeres pertenecientes a distintos círculos como Jennifer Lawrence denuncian cómo las redes sociales pueden convertir en virales imágenes privadas obtenidas ilegalmente.

“Esto no es un escándalo. Es un crimen sexual. Es una violación”. Jennifer Lawrence dejó claro cómo hay que actuar frente a los hackers que robaron sus fotos desnuda y que dieron pie al Celebgate.

razones por las que los medios no debieron difundir las fotos de Jennifer Lawrence

La actriz dejó atrás conductas en las que se culpabiliza a la víctima y dio un paso al frente para reclamar justicia legal y que se endurezcan las penas en estos casos y ante todo, la impunidad social de estas prácticas. Algo así no sería posible si miles de personas no decidieran compartir el vídeo.

Si te llega un video que expone la intimidad de las personas, las humilla o las vulnera; no lo compartas. No seas cómplice. Corta la cadena.

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2 respuestas a «La culpa es de quien graba (sin tu consentimiento), pero también de todos los que lo comparten»