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Las ciudades están diseñadas por y para hombres blancos que van en coche

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Actualizado el jueves, 18 mayo, 2023

¿Quién diseña las ciudades? ¿Cuántas mujeres trabajan en el Área de Obras y Servicios? Os dejamos una breve perspectiva de género que nos ayudará a comprobar lo mal que se diseñan los espacios públicos y lo poco inclusivos que son para los ciudadanos.Habitualmente no nos solemos hacer preguntas de índole urbanística, así que, muchos de los obstáculos que sorteamos a diario en las ciudades pasan totalmente inadvertidos. Sin embargo si hay muchas personas que los sufren (y sufrimos) a diario.

Las ciudades, como casi todo, están echas bajo una orden vigente patriarcal y unos intereses económicos que hacen muy difícil una buena relación entre la mayoría de ciudadanos y un entorno urbano muy hostil.

Planificar las ciudades en base a una neutralidad que se presupone al patrón masculino es uno de los principales errores.

Cuanto más pluralidad haya en los equipos de diagnóstico y procesos participativos de las ciudades, más resultados positivos obtendremos de los colectivos sociales y su bienestar dentro del entorno urbano. Dentro de esta pluralidad debemos destacar la figura de la mujer, hablamos de urbanismo feminista, como destaca Maribel Eguizabal.

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Ha día de hoy todo lo relacionado con la mejora del entorno en las ciudades esta muy tecnificado y dejando de ser accesible para la ciudadanía.  El urbanismo es un posicionamiento y para entenderlo hay que partir de la base de que existe una desigualdad. La voz de la mujer dentro de los equipos de diagnóstico mejoraría considerablemente esta situación, ofreciendo un punto de vista diferente.Cuestiones como la seguridad para personas mayores o para la infancia, pasan habitualmente inadvertidas, si por el contrario tuvieran más relevancia fomentaría la autonomía para estos colectivos.

Debemos de dejar de lado el boom de las grandes obras arquitectónicas y el ver a las ciudades desde un punto de vista elitista, vinculado a la economía. Que provoca aún más desigualdad entre los barrios y apostar por un urbanismo inclusivo.

El urbanismo debería primar siempre el interés general y el bienestar social.

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Todo esta planificado con una falsa neutralidad, siguiendo un claro patrón masculino que se olvida de visibilizar las situaciones de desigualdad. De esta forma estas privilegiando al sustentador de los privilegios, el sujeto que tiene empleo, recursos económicos y autonomía.Un ejemplo de ello son los parques, donde el centro es el niño y todo las madres se sientan alrededor, en lugar de abrir los espacios para hacer la ciudad inclusiva se cierran para que ciertos colectivos no la ocupen.

No hay una red peatonal que conecte lugares. Nos encontramos siempre con ciudades diseñadas para solucionar los problemas de tráfico, donde la prioridad es el vehículo privado. El peatón queda relegado a un segundo plano, e incluso las peatonalizaciones ocurren en sitios concretos. Si lo analizas te das cuenta de que se están configurando centros comerciales a cielo abierto más que espacios pensados para que sean conectores.

Tenemos que unirnos y luchar para que el urbanismo pase a ser una disciplina que asegure la calidad de vida de las personas. Es esencial para poder recuperar los barrios y con ellos, las comunidades.

El problema radica en el machismo urbanístico, pensamiento que solo se reconoce a sí mismo. El hombre es la medida del universo. Hombre blanco, heterosexual, en edad productiva, con coche… esa es la medida de la ciudad para expertas como Maribel Eguizabal.No nos olvidemos que ante una situación de desigual, si se opta por la neutralidad, estás a favor de dicha la desigualdad.

Un mundo diseñado para hombres
Un mundo diseñado para hombres

Desde una perspectiva feminista y de justicia social, es evidente que las ciudades han sido históricamente diseñadas para satisfacer las necesidades y preferencias de hombres blancos que se desplazan en automóvil. Esta realidad refleja la falta de consideración hacia otras identidades de género, etnias y modos de transporte.

En primer lugar, el diseño urbano tradicional ha privilegiado la movilidad automovilística, lo que implica un enfoque centrado en la comodidad y eficiencia del tráfico vehicular. Esto se traduce en la construcción de amplias avenidas, intersecciones y autopistas, mientras que los espacios para peatones y ciclistas suelen ser insuficientes o poco seguros. Esta infraestructura favorece a quienes tienen acceso a automóviles, generalmente hombres blancos con mayores recursos económicos, dejando en desventaja a aquellos que dependen del transporte público o modos de transporte no motorizados.

Además, los espacios públicos urbanos, como parques, plazas y calles, suelen ser diseñados desde una perspectiva masculina, con poca atención a las necesidades específicas de las mujeres y otras identidades de género. La iluminación inadecuada, la falta de áreas seguras y la ausencia de instalaciones sanitarias adecuadas pueden contribuir a que las mujeres se sientan inseguras y limitadas en su capacidad de disfrutar plenamente de la ciudad. Esto perpetúa desigualdades de género y restringe la libertad y el bienestar de las mujeres, que merecen un entorno urbano inclusivo y seguro.

Asimismo, las disparidades socioeconómicas y raciales se ven reflejadas en el diseño urbano. Los barrios de bajos ingresos y las comunidades predominantemente habitadas por personas de color suelen carecer de una planificación y desarrollo adecuados. Estas áreas pueden estar mal conectadas con el transporte público, tener menor acceso a servicios básicos como educación y atención médica, y sufrir la presencia de infraestructuras dañinas, como fábricas o vías de alta velocidad. Esta segregación espacial perpetúa las desigualdades y afecta de manera desproporcionada a las mujeres y personas de color, quienes enfrentan mayores barreras para acceder a oportunidades y disfrutar de una calidad de vida adecuada.

En resumen, la afirmación de que las ciudades están diseñadas por y para hombres blancos que se desplazan en coche es una crítica válida y necesaria desde una perspectiva feminista y de justicia social. El diseño urbano debe evolucionar para abordar las necesidades de diversidad de género, etnia y movilidad, garantizando un acceso equitativo a espacios públicos seguros, transporte eficiente y servicios básicos para todas las personas, independientemente de su género, raza o situación socioeconómica. Solo a través de un enfoque inclusivo y consciente de la justicia social podremos construir ciudades verdaderamente igualitarias y habitables para todos.

Urbanismo machista de las ciudades

El concepto de «urbanismo machista» se refiere a cómo el diseño y la planificación de las ciudades refuerzan y perpetúan las desigualdades de género y limitan la libertad y la seguridad de las mujeres en el espacio público. Desde una perspectiva feminista y de justicia social, es fundamental analizar y abordar este problema para crear ciudades inclusivas y equitativas.

En primer lugar, el urbanismo machista se manifiesta en la falta de consideración hacia las necesidades y experiencias específicas de las mujeres en el diseño de las ciudades. Las calles, parques y espacios públicos suelen estar diseñados desde una perspectiva masculina, sin tener en cuenta las preocupaciones de seguridad de las mujeres. Esto puede resultar en una iluminación inadecuada, falta de áreas de descanso seguras o insuficientes, y falta de transporte público eficiente y seguro durante las horas nocturnas. Como resultado, las mujeres pueden sentirse inseguras y limitadas en su movilidad y participación en la vida urbana.

Además, la planificación urbana a menudo relega las necesidades de las mujeres al ámbito privado y doméstico, minimizando su participación en el espacio público. Por ejemplo, la falta de guarderías y servicios de atención infantil cerca de lugares de trabajo y espacios públicos puede dificultar la participación plena de las mujeres en la vida urbana. Esto perpetúa roles de género tradicionales y limita su acceso a oportunidades económicas, sociales y culturales.

El urbanismo machista también se manifiesta en la falta de acceso equitativo a servicios e infraestructuras básicas. Las mujeres, especialmente aquellas de comunidades marginadas, a menudo enfrentan mayores dificultades para acceder a servicios de salud, educación, transporte y vivienda adecuada. Esto puede deberse a la ubicación geográfica de estos servicios, la falta de transporte público accesible o la falta de recursos para satisfacer sus necesidades específicas. Estas barreras perpetúan la desigualdad de género y limitan la autonomía y el bienestar de las mujeres en las ciudades.

Para abordar el urbanismo machista, es esencial adoptar un enfoque feminista y de justicia social en la planificación y diseño urbano. Esto implica integrar la perspectiva de género en todas las etapas del proceso de planificación, incluyendo la recopilación de datos desagregados por género, la consulta y participación de las mujeres en la toma de decisiones y la implementación de medidas para garantizar la seguridad y accesibilidad de las mujeres en el espacio público. También es importante promover una distribución equitativa de los recursos y servicios básicos, teniendo en cuenta las necesidades específicas de las mujeres y las diversas identidades de género.

En conclusión, el concepto de urbanismo machista pone de relieve las desigualdades de género presentes en el diseño y la planificación de las ciudades. Desde una perspectiva feminista y de justicia social, es fundamental abordar estos problemas para crear ciudades inclusivas, seguras y equitativas para todas las personas. Solo a través de un enfoque consciente de género y la participación activa de las mujeres en el proceso de toma de decisiones podemos transformar nuestras ciudades en espacios donde las mujeres se sientan seguras, empoderadas y puedan participar plenamente en la vida urbana.


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3 respuestas a «Las ciudades están diseñadas por y para hombres blancos que van en coche»

  1. Avatar de Elvis Cocho
    Elvis Cocho

    ¿Tengo la duda de cómo sería una ciudad para negros?

  2. Avatar de Biciclista
    Biciclista

    Los hombres blancos que vamos en bici nos unimos a su petición.

  3. Avatar de anton
    anton

    teng la curiosida d como seria una ciudad para mujeres jajajaja

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