Actualizado el lunes, 5 agosto, 2019
Todos conocemos en nuestras ciudades una de esas calles que al caer la noche se transforma en un improvisado «urinario público». Si vas a Hamburgo esta calle se llama Reeperbahn y está en el céntrico barrio de Sant Pauli. Esta calle recibe unos 20 millones de visitantes al año y ello significa que, después de la fiesta nocturna, muchísimos borrachos acaban orinando en la calle (tantos que la policía no da abasto).
La situación se ha hecho tan insostenible que los vecinos se han organizado para contratacar. Por todo el barrio hay carteles que advierten: «No hagas pis aquí o te lo devolveremos». Y no es una amenaza en vano.
La solución alemana a los «Wildpinklers», orinadores salvajes, es una pintura que hace que el líquido rebote con tanta fuerza como golpea la pared. Es decir, cuando a alguien se le ocurre mear distraídamente contra una pared, es fácil que acabe poniéndose perdido.
Lo mejor de todo es que pese a que muchos de los muros «hackeados» tienen su correspondiente aviso, los hay que no lo tienen. Eso obliga a andarse aún con más cuidado. Es una ingeniosa manera de luchar contra un problema contra el que las multas (de hasta 200 euros en Hamburgo) no estaban consiguiendo hacer nada.
En este vídeo te muestran cómo funciona:
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