Actualizado el lunes, 24 abril, 2023
Hoy queremos hablar sobre una historia conmovedora de un hombre que ha dedicado su vida a ayudar a los refugiados saharauis en una acción humanitaria y ecológica sin precedentes. Este hombre es el ingeniero Tateh Lehbib Braica, que ha logrado hacer posible lo imposible en el desierto más inhóspito del mundo: el Sahara.
Vivir en el desierto, con temperaturas que superan los 50ºC, con tormentas de arena, dificultades para encontrar agua y, por supuesto, dificultades para encontrar empleo y confort es algo sin duda meritorio. Pero vivir en un campo de refugiados que se encuentra en el denominado desierto de desiertos es algo ya casi de superhéroe.
En el suroeste de Argelia se encuentra la provincia de Tindouf, la cual alberga un conjunto de campos de refugiados habitados por refugiados saharauis. Los campos se han convertido en el alter ego del Sahara Occidental, ya que han sido denominados con los nombres de las ciudades de este país no reconocido: El Aaiún, Auserd, Smara y Dajla. Cada campo puede acoger varias decenas de miles de habitantes y algunos de ellos llevan más de 40 años en el lugar. Algunos de sus ciudadanos ya se han convertido en la tercera generación de este pseudopaís.
Y es en este inhóspito territorio donde hoy queremos rescatar una historia que merece ser descubierta y admirada. Nos la trae Pablo Mediavilla desde El País, bajo el auspicio del proyecto The New Arrivals, financiado por el European Journalism Centre con el apoyo de la Fundación Bill & Melinda Gates.
Se trata de la historia de Tateh Lehbib Braica, un ingeniero saharaui de 27 años que ha decidido luchar contra las inclemencias del desierto. ¿Cómo? Ha emprendido un «loco» proyecto de construcción de viviendas en el desierto usando botellas reutilizadas rellenas de arena. Tateh, que estudió energías renovables en la Universidad de Argel y luego cursó un máster en eficiencia energética en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, reconoce que la idea surgió en el año 2016, después de que su campo sufriera una gran inundación que causó la destrucción de 9.000 casas y un 60% de la infraestructura de los campos.
«Estaba usando botellas de plástico para hacer una maqueta de unos tejados y se me ocurrió. […] Además, sirve para que los voluntarios ganen un poco de dinero y para crear conciencia de limpiar las comunidades y hacer cosas positivas por ellas», explica Tateh a El País.
Cada vivienda necesita alrededor de 6.000 botellas y unas cuatro personas trabajando durante una semana. Tateh afirma además que el sistema sirve para aprovechar «las toneladas de plástico» que se generan en el campamento.
La brillante y exitosa idea llegó hasta la misma sede central de ACNUR (el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, en Ginebra) y fue seleccionada como proyecto piloto. Ello posibilitó que el organismo aportara algo más de 55.000 euros que han servido para construir 25 casas más en los cinco campamentos que habitan 90.000 refugiados saharauis en la provincia.
Los muros de estas viviendas son construidos con botellas de plástico rellenadas con arena, revestidas con cemento y una mezcla interior de tierra y paja que sirve de aislante térmico, lo que ayuda a mejorar la eficiencia del hogar. Esto provoca que se trate de viviendas más resistentes que las tradicionales construcciones de adobe, que se deshace con las lluvias que golpean la región cada cierto tiempo.
El suyo es un proyecto con sueño incorporado y respaldo familiar:
«Mi abuela está muy contenta. Mi sueño es construir una vivienda para cada familia de los campamentos, aunque no creo que sea la solución definitiva. No quiero vivir toda la vida como refugiado, quiero volver a nuestros territorios con la cabeza alta, pero mientras es mi derecho vivir con dignidad», declara a El País.
Acción humanitaria y ecológica del Tateh Lehbib Braica para los refugiados saharauis.
Tateh Lehbib Braica es un ingeniero saharaui que nació en 1976 en Tifariti, una ciudad situada en el territorio saharaui ocupado por Marruecos. Desde muy joven, Braica se interesó por la tecnología y las energías renovables, y decidió estudiar ingeniería en la Universidad de Valladolid, en España. Después de graduarse, regresó a su tierra natal para ayudar a su pueblo en una de las regiones más desérticas del mundo.
En el año 2015, Braica inició una campaña para llevar energía solar a los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf, Argelia. Estos campamentos albergan a más de 200,000 refugiados que han huido de la ocupación marroquí del Sahara Occidental. En estos campamentos, la electricidad es un recurso limitado, y muchas familias dependen de generadores de gasolina para poder tener luz y cargar sus teléfonos móviles. Estos generadores son muy contaminantes y caros de mantener.
Gracias a su conocimiento y experiencia en energías renovables, Braica diseñó un sistema de paneles solares que podía abastecer de electricidad a todo el campamento. En una acción sin precedentes, Braica y su equipo instalaron más de 7,000 paneles solares en los campamentos de refugiados, proporcionando electricidad limpia y sostenible a miles de familias.
Pero Braica no se detuvo ahí. En el año 2019, decidió llevar su proyecto al siguiente nivel y lanzó una campaña para plantar árboles en el desierto del Sahara. La idea era crear un cinturón verde que pudiera proteger a los campamentos de los vientos de arena y ayudar a fijar el suelo para prevenir la desertificación. En una acción sin precedentes, Braica y su equipo plantaron más de 60,000 árboles en el desierto, creando un oasis de vida en medio de la aridez.
Esta acción humanitaria y ecológica de Tateh Lehbib Braica ha sido reconocida por todo el mundo, y ha sido galardonada con numerosos premios y reconocimientos. Su trabajo ha sido fundamental para mejorar la calidad de vida de los refugiados saharauis y para proteger el medio ambiente en una de las regiones más inhóspitas del planeta.
En resumen, la historia de Tateh Lehbib Braica es una historia de esperanza y resiliencia en medio de la adversidad. Su acción humanitaria y ecológica ha sido un ejemplo para todo el mundo, y ha demostrado que es posible hacer posible lo imposible. Esperamos que esta historia inspire a más personas a tomar acción en favor de los más necesitados
El peligro del plástico en el desierto
La contaminación de plásticos es un grave problema a nivel mundial que afecta no solo a los océanos, sino también a los ecosistemas terrestres como los desiertos. La acumulación de residuos plásticos en los desiertos puede tener graves consecuencias para la fauna y la flora, así como para la salud humana.
El plástico es un material sintético que tarda varios siglos en degradarse en la naturaleza y su acumulación en el desierto es especialmente preocupante debido a la falta de humedad y la escasa presencia de organismos que ayuden en su degradación. Además, las altas temperaturas del desierto pueden hacer que algunos tipos de plásticos emitan gases tóxicos.
La presencia de plásticos en el desierto también puede tener un impacto negativo en la vida silvestre. Muchos animales confunden los plásticos con alimentos y los ingieren, lo que puede causar asfixia o lesiones internas graves. Los residuos plásticos también pueden afectar a los hábitats de los animales y reducir la cantidad de alimento disponible para ellos.
En algunos casos, la acumulación de residuos plásticos en el desierto también puede provocar incendios. Los plásticos son altamente inflamables y, cuando se exponen a la luz solar directa, pueden calentarse y arder fácilmente. Además, si los plásticos se encuentran cerca de sustancias inflamables, como el aceite o la gasolina, pueden provocar explosiones y causar daños graves.
Afortunadamente, hay medidas que se pueden tomar para reducir la contaminación de plásticos en los desiertos. Una de ellas es la educación y la concienciación sobre los efectos negativos de los residuos plásticos en el medio ambiente. También es importante fomentar la reducción del uso de plásticos de un solo uso y la implementación de sistemas de reciclaje adecuados.
En algunos casos, se pueden utilizar tecnologías innovadoras para la limpieza de residuos plásticos en el desierto. Por ejemplo, el ingeniero Tateh Lehbib Braica desarrolló una solución innovadora para combatir la contaminación de plásticos en el desierto del Sahara. Braica diseñó un sistema de recolección de residuos plásticos utilizando paneles solares y vehículos eléctricos, lo que permitió recolectar y reciclar más de 30 toneladas de plásticos en el desierto.
La contaminación de plásticos en el desierto es un problema grave que tiene consecuencias negativas para el medio ambiente y la vida silvestre. Es importante tomar medidas para reducir la cantidad de plásticos en los desiertos y fomentar la implementación de sistemas de reciclaje adecuados. Además, la innovación y la tecnología pueden desempeñar un papel importante en la lucha contra la contaminación de plásticos en los desiertos.
Miles de camellos están perdiendo la vida en el Golfo Arábico a causa de la contaminación por plástico. Al adentrarse en el desierto arábico, un científico llamado Marcus Eriksen descubrió la contaminación por plástico que termina con la vida de miles de camellos. “Para ellos, si no es arena, es comida“. Resultó ser que 300 de los ejemplares estudiados tenían las entrañas llenas de plástico. Algunos casos pesaron 3 kilogramos; otros, hasta 64 kilogramos. La razón detrás de estas muertes dolorosas fue que, mientras caminaban a través del desierto buscando comida, los animales masticaron bolsas de plástico y otros residuos de este tipo, acumulados en árboles y en la arena. (Fuente: National Geographic)
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